CAPÍTULO 1.- •La rutina del Sexto

Tic, tac, tic, tac... El habitual sonido que producía el segundero del reloj se hacía más notorio cuando la tarde comenzaba a caer. Kakashi sólo miraba ansioso esperando que se llegara la hora de su salida aunque realmente no tuviera un fuerte motivo por llegar a casa: nadie le esperaba allí.

Pero eso no era pretexto para no desear unos momentos de libertad lejos de la responsabilidad y el papeleo; Kakashi tenía la costumbre de descansar en una banca bajo la sombra de un árbol mientras observaba el cielo o disfrutaba de su típica lectura erótica, que para ser más precisos, de tanto leer la trilogía de Icha Icha ya se sabía casi todo el texto de memoria.

Hubiera deseado que Jiraiya publicara un ejemplar más.

Sin embargo, cuando los días eran fríos, lluviosos o demasiado calurosos, el Hokage no tenía más opción que estar en casa aburriéndose. Rodeado de todos aquellos pensamientos de su juventud, las personas que conoció y los errores que cometió.

Durante sus días en la oficina solía ser visitado por Sakura, pero luego de que ésta se fuera un año completo de misión con Sasuke y al volver trajera una pequeña sorpresa en sus brazos, su rol de madre no le dejaba tanto espacio para pasarse tan diariamente por la Torre pues, Sasuke sólo pudo permanecer a su lado un par de meses antes de marcharse de la aldea para cumplir una misión.

Ese día fue una tremenda sorpresa para todos, nadie se imaginó que Sasuke al final le daría más que miradas gélidas a Sakura. Naruto estuvo como loco riéndose en su cara y dándole palmaditas en la espalda con frases de motivación; Sasuke simplemente lo ignoró. La pequeña niña Uchiha llevaba por nombre Sarada, y Kakashi al verla sintió que su corazón no era tan duro después de todo.

Pero allí estaban todos haciendo sus vidas: Naruto y Hinata con su pequeño Boruto; Ino y Sai también tenían un hijo al igual que Shikamaru y Temari. Chōji se casó con una kunoichi de Kumogakure y engendraron a una pequeña; sorprendentemente Rock Lee se convirtió en padre y finalmente Sakura y Sasuke que cuando en la aldea se enteraron de que por fin eran una pareja y del fruto de su amor nació una niña, fueron el boom por un largo periodo en Konoha.

Cada vez que lo recordaba Kakashi se reía, parecía que había sido temporada de apareamiento o simplemente toda la generación ninja quería que sus hijos fueran futuros compañeros.

«¡Por fin las siete!»

Kakashi guardó su túnica y su sombrero en el armario de su oficina, no le gustaba mucho salir vistiendo ese atuendo cuando regresaba a casa. La gente le reconocía fácilmente de todos modos.

Bajó las escaleras y se encontró con algunos subordinados, todos hicieron una reverencia para despedirlo. Eso tampoco le hacía muy feliz, era mera cortesía.

—Descanse bien, gracias por su arduo trabajo.

Shikamaru tenía un aura distinta, desde que nació su hijo ya no parecía odiar a todo el mundo.

Sin pretender profundizar de más en el asunto, salió de la Torre rumbo a la librería para buscar alguna nueva adquisición que lo ayudara a llenar los ratos de ocio.

El antiguo dueño del local lo conocía bien. El Hokage tenía fama de ser amante de los libros sin embargo, las nuevas generaciones no sabían qué clase de lectura era su preferida. Algunos apostaban a que le encantaban los relatos históricos, otros se inclinaban por la ciencia.

—Romance prohibido —habló entre dientes mientras observaba la tapa de un libro en la sección de novedades.

—Ah, ése lo acabo de recibir, venía dentro de una caja de novelas juveniles. No tengo idea de por qué sólo hay una copia —indicó el encargado tras el mostrador.

—Hmm... Parece interesante —Kakashi se sobó la barbilla—. Bien, lo llevaré.

—¡Oh! Muchas gracias señor Hokage.

El encargado estaba demasiado feliz, había concretado una venta sin mucho esfuerzo y además recibiría un bono extra por tratarse del líder de Konoha.

Tras unas cuantas compras más en el mercado, Kakashi fue camino a su casa. No era el departamento que habitó alguna vez y que le fue asignado por el Gobierno tras quedar huérfano. Por el contrario, con sus ahorros de toda la vida gracias a la buena paga que recibió por todas sus misiones y actual trabajo como Hokage, adquirió una propiedad para pasar el resto de su vida. Nada ostentoso, sólo algo propio y sencillo para vivir.

Tenía una nota mental sobre sus días venideros: Una vez que pase el cargo a Naruto, me iré a las aguas termales por lo menos dos veces a la semana por lo que me queda de vida.

Sí. No tenía muchas opciones ni sueños para el futuro.

—Ya llegué.

Siempre decía aquella frase aunque estaba consciente que realmente no había nadie que lo esperara al regresar a casa. Como era su misma costumbre despedirse antes de salir.

Dejó sus compras sobre la mesa, se quitó el chaleco táctico y lo colgó en el mueble del recibidor. Abrió la nevera y tomó algunos cubitos de hielo para echarlos en un vaso y después se sirvió un poco de té de limón. Sacó un pescado empaquetado y lo puso en el fregadero, mientras éste se descongelaba Kakashi fue a recoger su correspondencia del buzón. Nada novedoso, simples recibos próximos a vencer y promociones de nuevas tiendas que abrían en Konoha. Luego fue a tomar una ducha y al volver, se dedicó a picar verduras para acompañar su cena.

El reloj marcaba las nueve con quince minutos.

Sentado a la mesa con su cena lista, lucía como un exquisito manjar preparado en el mejor restaurante de la ciudad. Kakashi tenía grandes dotes culinarios que solamente sus antiguos y fallecidos compañeros Rin y Obito conocían.

«Qué vacío»

Kakashi terminó, se levantó y fue a lavar los trastes que ensució. Una vez que dejó todo en orden, se cepilló los dientes y se dedicó a intentar entender el nuevo equipo tecnológico que Shikamaru le entregó en días anteriores.

Habían tenido una junta con un grupo de inventores los cuales les plantearon el novedoso aparato inalámbrico que tenía más alcance que un radio convencional. El proyecto era bastante bueno y tenía muchas ventajas, por lo que finalmente fue aprobado, sin embargo antes de permitir su distribución y venta al país, sería probado por los ninjas y médicos.

—¿Cómo dijo Shikamaru que se llama?

Kakashi miró el instructivo.

—Ah, teléfono inalámbrico. Bien, veamos... este botón es para encender.

La diminuta pantalla del dispositivo se iluminó y con ella apareció la fecha, hora y un mensaje de bienvenida al usuario.

Kakashi buscó entre las hojas los números para contactarse con otros teléfonos, para su desgracia sólo anotó los dígitos mas no los nombres a quienes pertenecían.

—Elijamos uno al azar —expresó con calma mientras su dedo índice se paseaba por una lista—. ¡Éste! —Apretó los botones del aparato— Se marca así y luego esperamos pacientemente a que respondan, sí, suena fácil.

Se colocó el teléfono cerca del oído esperando a que la persona del otro lado de la línea respondiera. El tono de llamada sonaba una y otra vez pero no hubo respuesta. Intentó marcando otro número y el resultado fue el mismo; al final se dio por vencido y guardó todo.

—Mañana hablaré con todos, no se toman su trabajo con seriedad —bufó.

Diez quince de la noche, acostado en su cama mientras sus ojos negros observaban el techo, tenía el mal presentimiento que esa noche no podría dormir como era debido. Suspiró y se puso de costado encontrándose con el libro que compró esa tarde: Romance prohibido.

Lo tomó y comenzó a leerlo.

«La suave brisa del mar le recorría el cuerpo centímetro a centímetro haciéndola estremecer y trayendo a su mente las memorias de aquellas fuertes manos que la tocaron con intensidad y pasión.»

—Me gusta, me gusta como empieza esto.

Una luz brilló en sus ojos y se enderezó para leer más cómodamente. Después de todo había en él una diminuta esperanza de que aquel escrito llenara el vacío que las novelas de Jiraiya habían cavado en su alma. Sin darse cuenta, se leyó la mitad de la novela en esa noche y sólo pudo dormir tres horas.

Las oscuras ojeras adornando su rostro eran visibles para cualquiera, todos lo notaron pero nadie habló al respecto. Kakashi llegó a su oficina casi arrastrando los pies, apenas se sentó cuando la puerta fue abierta por Shikamaru, los ojos de Kakashi pesaban más que el concreto y su subordinado se dio cuenta casi al momento.

—No quería interrumpirlo pero llega tarde —dijo y al instante se arrepintió—, en fin, no vine a eso.

—Ayer nadie me respondió el teléfono —soltó con amargura y sin quitar la vista de Shikamaru—, ¿no se supone que estamos tratando de entender esta nueva tecnología?

—Yo no recibí ninguna llamada —se rascó la cabeza—, siempre tengo el teléfono conmigo.

—Bueno, cítalos a todos a una reunión en una hora, voy a reprenderlos —se recargó en su silla y echó la cabeza hacia atrás—. Ahora dime ¿a qué vienes?

—Traje la lista que me pidió ayer, ¿recuerda que hablamos de un nuevo asistente? Estos son los candidatos más prometedores para el puesto.

Shikamaru colocó sobre el escritorio el registro con los nombres y fotografías de cada elemento. Kakashi hojeó aquellos papeles sin mucho interés; estaba cansado y no había desayunado nada.

—Todas son mujeres —expresó.

—Sí, bueno... Son las nuevas jounin, han ascendido en los pasados exámenes junto a Naruto. Pero todos sabemos que Naruto será el Séptimo Hokage por lo que no puede ser su asistente.

—Y aunque no tuviera la posibilidad de ser Hokage, Naruto no podría ser mi asistente —se relajó al imaginarlo—. En fin, quiero que sea soltera y sin hijos.

—¿Disculpe?

—He visto a Sakura sufrir haciéndose cargo de Sarada, se pone irritante y a veces hasta llora. Una mujer con compromisos no podría ayudarme.

—Lo siento señor, pero todas son casadas.

Kakashi rodó los ojos.

—Bueno, entonces escoge a la más guapa.

Shikamaru contuvo el aliento, jamás esperó esa respuesta por lo que no tenía idea de qué decir o hacer hasta que su superior rompió la tensión entre ambos.

—Es broma, déjame la lista voy a revisar sus cualidades y después te indicaré quién ocupará el puesto. Ya puedes irte, no olvides avisar que habrá reunión en una hora.

—S-sí señor, con su permiso.

El pelinegro salió de la oficina, Kakashi suspiró y estiró sus brazos, su estómago hacía ruido y se sentía fatal, pero la novela le estaba resultando demasiado fantástica.

—Qué ganas de continuar —bostezó—, ah... Necesito un café —apoyó su cara en su mano— ¿por qué Sasuke? ¿Por qué tuviste que preñar a Sakura? Ahora me siento muy solo. Oh, es verdad, todo fue mi plan.

(...)

La sala de juntas estaba llena, Shikamaru había reunido a los elementos principales y todos esperaban al Hokage. Los murmullos de las conversaciones hacían estruendo en aquella habitación, todos se preguntaban por qué repentinamente habían sido llamados a una reunión.

El silencio hizo acto de presencia cuando Kakashi ingresó en la sala con un vaso con café en su mano derecha y en la otra, un portapapeles de plástico.

—¡Buenos días Señor Hokage! —Saludaron todos al unísono, Kakashi pasó de largo y se sentó.

—Me alegra ver que todos están aquí. ¡Ah! Yamato, también has venido —movió su cabeza en aprobación—, muy bien, muy bien. ¿Cómo van las cosas con Orochimaru?

—Está tranquilo, no ha hecho ningún movimiento sospechoso. Regresaré a mi base tan rápido como termine con los pendientes en Konoha.

—Estupendo.

Elevó el vaso hasta su boca, todos estaban expectantes de ver el momento que bajara su máscara pero entonces Kakashi se detuvo y los miró a todos.

—Eh... ¿Alguien sabe por qué hace tanto calor aquí? ¿No tenemos aire acondicionado o qué pasa?

—Ya me encargué de eso —manifestó Shikamaru—, pero está tardando en refrescar la habitación más de lo normal.

—Llamas al técnico y le pides que lo revise.

Kakashi abandonó su acción de beber café y puso el vaso sobre la mesa. El resto de los presentes se miraban entre sí, nunca entendían las acciones del Sexto Hokage.

—Bien ¿alguien tiene idea del porqué los cité a junta?

—Bueno, usted quiere hablarnos sobre los dispositivos —respondió Shikamaru.

—Efectivamente —Kakashi tomó su bolígrafo y anotó algo en su portapapeles—, los dispositivos para mantenernos en contacto. ¿Ya saben utilizarlos? Por favor levanten la mano los que ya entienden el dichoso aparato.

Varias manos se elevaron con timidez, Kakashi continuó anotando en su hoja y después los miró.

—¿De quién es el número asignado 25-07-00-22? —Preguntó.

—Es el mío, señor —dijo Kotetsu, quien estaba en representación de los vigilantes del puesto de control.

—Perfecto. ¿Y el número 25-07-00-28?

Se escuchó que alguien tosió, luego alzó la mano Ebisu.

—Es mi número.

—Ah Ebisu pero qué alegría verte ¿cómo estás?

Ebisu se acomodó las gafas y después carraspeó.

—Estoy bien, gracias Señor Hokage.

—Bueno, tengo más números anotados pero quiero enfocarme en estos dos. Resulta que anoche llegué a mi casa y quise aprender más sobre este maravilloso aparato. Acordamos que todos nos mantendríamos en un riguroso aprendizaje para nuestro trabajo ¿verdad?

Todos asintieron.

—Marqué estos dos números para verificar que las líneas están en funcionamiento ¿y saben qué pasó? —Extendió su mano hacia su subordinado— Shikamaru dinos qué pasó.

Shikamaru se puso pálido y sus cejas temblaron. Odiaba que Kakashi hiciera ese tipo de cosas que lo ponían bajo presión.

—Ah, pues... Nadie respondió.

—¡Correcto! —Kakashi se levantó— ¡Co-rrec-to! ¡Nadie respondió! Kotetsu, Ebisu —les dedicó una poderosa mirada— ¿qué pasa con obedecer?

—Se-señor —Ebisu se levantó y se inclinó—, ¡lo siento! ¡Ha sido un error de mi parte pero juro por mi sangre que esto no volverá a ocurrir!

—¡Yo también me disculpo! —Kotetsu imitó a su compañero— Creo que me quedé dormido y no escuché nada.

—Bien, bien... Ya los tengo registrados y espero que la próxima vez estén al pendiente de mis llamadas. Uno no sabe cuándo se suscite una emergencia.

—¡Sí señor! —Contestaron todos.

La reunión continuó con otros temas, Kakashi estaba tratando de lidiar con todos los asuntos y constantemente se masajeaba las sienes por el estrés que le generaba. Y en su mente persistían pensamientos de que todavía tenía que revisar unos planos y los registros para la nueva asistente.

—Bien, si ya es todo entonces damos por concluida esta reunión.

—¡Ah Señor Hokage! —Habló un hombre— Pido autorización para suspender la Clínica de Salud Mental de Infantes.

—¿Qué motivo puedes tener para querer algo como eso? Sakura está encargada de ese lugar.

—Señor, ella últimamente no está asistiendo debido a su rol como madre y ama de casa, dejó al frente a otra persona, pero no nos sirve esa clínica, sólo son pérdidas cuantiosas de recursos económicos que podrían utilizarse para abastecer los medicamentos y equipo que el Hospital de Konoha requiere.

—Escucha, voy a analizar esa situación y hablaré con Sakura. Ella ha sido la fundadora y no podemos cancelar un proyecto sin pruebas sólidas. Estoy seguro que para todo hay una explicación así que dejemos esta conversación hasta este punto. Pueden retirarse.

Casi todos abandonaron la sala, Kakashi se recargó en el respaldo de su silla y tomó una bocanada de aire. Shikamaru permanecía allí esperando una indicación, al ver a su superior con ese gesto de preocupación decidió acercarse.

—¿Por qué no se toma una hora y va a comer? No nos gustaría verlo hospitalizado.

—No sé cuánto tiempo más vaya a soportarlo.

—Sobre la clínica...

—¿Es mucha la pérdida? —Preguntó Kakashi, no deseaba hacerle algo así a Sakura.

—No tengo los datos necesarios, usted debería hablar con Sakura lo antes posible. He estado escuchando muchos rumores y creo que se extienden gracias a este individuo. No debe ser fácil para Sakura ser madre y tener a cargo toda una clínica; es un arduo trabajo y más para ella que está sola, entiendo bien lo que siente, yo trato de ayudar a Temari en todo lo que puedo.

—Sí, es cierto lo que dices —Kakashi estiró sus brazos—. Hablaré con ella después del trabajo.

—Ehm...

—¿Hay algo más?

—Bueno —Shikamaru se cruzó de brazos y apretó la boca—... Usted debería relajarse y no presionarse tanto.

—¿Por qué lo dices?

—En realidad no sólo Sakura está en boca de todos, dicen que usted está amargado y debería conseguirse una esposa.

(...)

Kakashi salió de la Torre después de su jornada, todavía estaba incrédulo por la semejante tontería que hablaban de él.

—¿Amargado? ¿Yo? ¡Para nada!

Se repitió mentalmente que su vida en solitario siempre había estado bien y una esposa no era buena idea, era absurdo, descabellado ¡era ridículo!

Tocó el timbre de la casa de doble planta con el símbolo del clan Uchiha en uno de sus muros. Sasuke fue muy específico en sus indicaciones cuando decidió construir el hogar que quería para su hija.

La puerta se abrió dejando ver a una Sakura más delgada, con ojeras y ligeramente despeinada. Dentro de la vivienda podía escucharse el llanto de un bebé.

—¡Kakashi sensei! —Dijo más como un grito de auxilio que de bienvenida.

—Ah... Perdona ¿es un mal momento?

Sakura lo tomó del brazo para que entrara, apenas le dio tiempo de quitarse los zapatos y lo llevó hasta la sala donde tenía a Sarada sentada en una silla periquera. La niña lloraba con sentimiento y eso le dolió a Kakashi en el corazón.

—No sé por qué no quiere comer, ya la he revisado y no tiene nada —Sakura cargó a Sarada tratando de calmarla—. Soy una madre terrible.

—Tranquila, quizás sólo extraña a su papá.

—Es posible, yo también lo extraño —el labio inferior de Sakura empezó a temblar, eso desconcertó a Kakashi y tomó a Sarada antes de que ella también rompiera en llanto.

—Ven con el tío Kakashi, tranquila Sarada ya no llores. ¡Mira! —Kakashi la elevó alzando sus brazos y la bebé empezó a sonreír— ¡Vuela Sarada, vuela!

La niña se calmó y se entretuvo observando y tocando el chaleco táctico de Kakashi.

—Ay sensei, discúlpeme por favor.

—Sakura, no debería decirlo pero te ves terrible. ¿Tus padres no te ayudan a cuidar a la niña?

—Está bien, yo sola puedo hacerme cargo —se recogió el cabello con una pinza y comenzó a limpiar la mesa de la periquera—. En realidad no quiero ser una carga para mis padres, mamá viene de vez en cuando pero ya soy una mujer adulta y Sarada es mi responsabilidad. ¿Puede cuidarla mientras preparo té?

—Sí, ve y hazlo.

Kakashi se sentó en un sofá con Sarada en su regazo mientras observaba a su ex alumna en la cocina caminando de un lado a otro, moviendo algo en la estufa y lavando unos trastes. Pronto regresó con una tetera y dos tazas.

—Le serviré té, usted también se ve cansado. ¿Ha tenido un buen día?

—Sí... Supongo.

—¿Comió? ¿Quiere que le prepare algo?

—No, no Sakura, no te molestes. Sólo vengo de pasada para hablar contigo de un asunto importante.

Sakura se sentó frente a él, Kakashi observó que Sarada se estaba quedando dormida en sus brazos. Verla le causaba mucha ternura, algo inexplicable y aunque no estaban relacionados por sangre, una parte de él se sentía responsable del cuidado y protección de la pequeña. Sasuke no necesitó decírselo, estaba más que claro que confiaba que Kakashi velaría por su hija mientras él no estaba.

—¿Kakashi sensei?

Kakashi reaccionó.

—Sakura necesitamos hablar sobre la clínica. Me han informado cosas negativas y antes de tomar una decisión para callar bocas, requiero que me digas la situación real. ¿Qué tan rentable es para Konoha?

—¿Rentable? ¿Alguien ha dicho algo malo de la clínica? —Sakura frunció el ceño.

—Me pidieron que la clausure, dicen que los fondos que se utilizan sólo son pérdida monetaria.

—¡Eso es una reverenda mentira! —Llevó una mano a su pecho— ¿Sabe cuántos niños visitan la clínica de salud mental? Tenemos registros de casi trescientos niños en menos de un mes, y no asisten sólo niños de Konoha, son infantes de otras aldeas vecinas e incluso del país del Viento.

—¿Tienes los registros en papel? Me gustaría verificarlos.

—No los tengo aquí, están en la clínica pero puedo pedir que se los hagan llegar. Kakashi sensei, por favor no cierre ese centro, es muy importante. Usted sabe lo que Sasuke vivió, no queremos que más niños tengan esos traumas de por vida.

Los ojos de Kakashi se desviaron a Sarada quien ya estaba profundamente dormida.

—Usted tiene brazos de ángel —Sakura se levantó para cargar a su hija.

—Voy a darle una solución a esto pero tu presencia es necesaria.

—Supongo que también se quejan porque no estoy reportándome en la clínica ¿no es así?

Kakashi asintió.

—Tienes que conseguir a alguien que cuide a Sarada, no quiero ser frío y poco humano en este aspecto. Entiendo que estás estresada y llena de tareas porque debes hacerte cargo de tu hija, pero al menos un mes o dos déjala al cuidado de alguien más mientras las cosas se calman.

—Sí sensei, lo sé.

La triste expresión en el rostro de su ex alumna le hizo un hueco en el corazón.

Esa noche en casa no pudo disfrutar de su lectura por más que lo intentó. Colocó el separador para no perder el hilo de la historia, cerró el libro y lo puso sobre el buró.

Ser el líder de una aldea, tener tantas cosas por las cuales preocuparse, tomar las decisiones más difíciles y lastimar algunos sentimientos en el camino eran parte de su trabajo y no se sentía muy orgulloso de eso.


Ésta es una nueva historia, ahora es el turno de Kakashi sensei. Quiero aclarar que no es KakaSaku .

Espero que este primer capítulo haya sido de su agrado.

Gracias por leer, no olviden que pueden dejar un comentario haciéndome saber su opinión.