Los personajes pertenecen a Masashi Kishimoto

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Kimmy Akasuna no.

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~I'm obsessed with you~

No era una mañana distinta a las demás. Solo era una mañana común y corriente, aunque un poco fría.

El cielo es muy gris hoy – pensé mientras observaba todo a mí alrededor dentro de mi auto color negro.

El semáforo estaba en rojo y no había mucho que hacer mientras esperaba a que cambiara de color. Suspiré repetidas veces tratando de empañar mi ventanilla. Siempre me había gustado dibujar en las ventanillas de mis vecinos cuando estas se empañaban y no estaban dentro de sus autos, claro.

Sólo cuando escuché el rugir de una moto a mi lado, fue que supe que el semáforo había cambiado de color.

-Eso fue rápido – murmuré arrancando mi coche tranquilamente.

Después de todo, no llevaba prisa alguna.

Simple y sencillamente era una mañana común y corriente y no quería llegar temprano a casa de mi madre.

Tokio había cambiado mucho desde la última vez que le vi. Habían pasado 8 largos meses desde la última vez que vine desde Corea del Sur.

Me daba la impresión de que me había perdido mucho.

Los arboles ya estaban rosas por la próxima llegada de la primavera y aun así se sentía frio el ambiente.

Así que, transitaba tranquilamente por las calles que me habían visto crecer. Respetaba cada señalamiento vial y de vez en cuando cedía el paso a algún niño que quería desesperadamente cruzar la calle.

Había tenido que llamarle a un amigo una semana antes para que se encargara de revisar mi auto y desempolvarlo. 8 meses en Corea no eran fáciles, menos para mi pobre coche que había quedado abandonado en el estacionamiento de mi pequeña casa rosa.

-Soy Sakura Haruno. Vengo a ver a la señorita Yamanaka. – le dije al guardia que cuidaba la entrada a la zona residencial en la que vivía mi mejor amiga, Ino.

-Un momento, por favor – respondió sonriente.

2 minutos después estaba abriendo el gran portón y yo ya estaba sacando un brazo por la ventanilla para darle las gracias.

Me estacioné frente a la enorme casa color rosa pastel, con un gran jardín y enormes ventanales. Era una hermosa casa con el número 13 y 2 coches estacionados en un enorme garaje. Aunque, suponía, no era lo suficientemente grande. Si fuera así podría cerrar su garaje y no exhibirían sus autos último modelo.

O tal vez a Ino sólo le gusta presumir… un poco.

Bajé del coche y saqué mi bolso y mi abrigo que había aventado a la parte trasera. Me acomodé el vestido verde que llevaba y me puse el abrigo de piel blanca que llevaba enrollado en el brazo.

Traté inútilmente de acomodar mi revuelto cabello y resignada decidí al fin caminar rumbo a la puerta de madera que se presentaba frente a mí.

Fijé mí vista en el timbre que cada vez veía más y más cerca como gritándome: ¿Qué esperas? ¡Tócame, tócame!

Y lo hice. Al primer ruido provocado por el timbre, supe que sólo era cuestión de tiempo para que las puertas se abrieran.

En mi cabeza conté los segundos impaciente.

Uno, dos, tres, cuatro, ci…nco, s…eis…

Lo siguiente que supe fue que tenía unos blancos y largos brazos enrollados alrededor de mi cuello.

-¡Sakura! – escuché un chillido que mezclaba una risa y un quejido de sorpresa.

-Hola, Ino – sonreí llevando mis brazos a su espalda, abrazándola.

-Te extrañé, frentona – si no la conociera, pensaría que estaba llorando. Pero la conocía muy bien y sabía que no lloraba por temor a arruinar su maquillaje. Prefería morderse la lengua antes de dejar que una lágrima manchara su perfecta obra de arte que tenia por rostro.

-Y yo a ti… cerda.

Ino se separó de mí y tomándome de la muñeca me adentro en su casa. Una "pequeña" casa.

-Entonces, ¿tu madre te dio mi dirección como le pedí?

-Me llamo a penas la tuvo.

-Que linda – sonrió nostálgica – ¿Cómo estás?

-¿De qué? – aparente desinterés.

-Sakura, sabes que puedes decirme…

-Lo sé – suspiré apretando fuertemente el bolso negro que tenia entre mis dedos. – es sólo que preferiría no hacerlo…

-Entiendo – suspiró – ¿quisieras té? – preguntó haciéndome una seña con la cabeza para que le siguiera a la cocina.

-¿Tienes con limón? – dije sentándome en una silla de su desayunador.

-Tu favorito – dijo sacando una caja verde de su alacena.

-Perfecto – sonreí impaciente.

-Te vez… delgada ¿estás comiendo bien? – preguntó sacando su fino juego de té.

-Lo hago, soy doctora. Yo sé de alimentación mejor de lo que crees.

-Soy nutrióloga, sé más de alimentación de lo que tu aprendiste con tus libros de anatomía – prendió su estufa para calentar el agua en la tetera.

-No te burles – pero no pude evitar reír con ella.

-Entonces… ¿Qué comiste estos días? – preguntó volviendo a la calma.

-Supongo que comida – dije irónica.

-Muy graciosa – sonrió de nuevo.

Después de eso, un cómodo silencio invadió la cocina. Observé distraídamente por una ventanilla el enorme jardín que tenía. Para tener 2 semanas viviendo en esa enorme casa, estaba perfecto su jardín. Y no pude evitar pensar en lo hermosas que se veían sus rosas.

Quería estar ahí afuera. Tomar una rosa y olerla como solía hacerlo antes. Quería sentir cada pétalo y ¿por qué no? Quizás hasta perderme en ella como cuando recibía una de regalo.

Como antes.

El chillido de la tetera nos recordó que estábamos ahí las dos.

Me exalté cuando la vi ofreciéndome una taza caliente con la bolsita de té a un lado.

-¿Qué pasa? – Sonrió – así tendrás la conciencia.

-No es nada – le devolví la sonrisa – sólo estaba distraída pensando.

-¿Qué pensabas? – preguntó mirándome fijamente.

-Tengo… tengo muchas cosas que empacar cuando me mude de nuevo aquí.

-¿Es eso? – dijo desconfiando.

-Y… ¿alguna novedad de la que deba enterarme? – quise cambiar de tema.

-Ya lo sabes todo – dijo sin poder ocultar una pequeña sonrisa de sus delgados labios.

Y fue entonces que observé como su vista la desviaba a su mano izquierda. Más específicamente a su dedo anular en donde posaba un hermoso anillo de oro con una fina y pequeña piedra color blanco.

-No lo puedo creer aun. La última vez que hablamos por teléfono, hace 3 semanas, dijiste que estabas dudando.

-No hay más dudas – suspiró – estoy completamente segura de que amo a ese hombre.

-Llevas 7 meses saliendo con él, ¿Cómo puedes decir eso con tanta seguridad? – dije tratando de no sonar muy fría. Era un mal hábito que había agarrado desde hacía 2 meses.

-Simplemente lo sé – dijo sin quitar esa hermosa curva de sus labios.

-Y… ¿realmente quieres casarte?

-Sakura, estoy completamente segura de que quiero casarme… con él – dijo recalcando cada palabra.

-Es que…

-¿Por qué no simplemente te levantas de la silla y me das un abrazo, frentona? – me interrumpió.

Y a pesar de que había perdido el gusto por los abrazos, me levanté con cuidado para no derramar ninguna gota de té en su fino mantel, y le abracé con fuerza.

-Felicidades, amiga – mordí mi labio para no sollozar – desde de todo corazón que te haga feliz.

-Sakura – suspiró cerca de mi oído izquierdo – realmente le amo.

-Lo sé, te conozco muy bien y sé que es así.

Una cálida gota cayó en mi hombro y se deslizó por mi brazo hasta llegar a mi codo.

-Ino, no llores – traté de consolarle.

-No sabes cómo te extrañé – noté cómo trató de sonreír.

-Escucha – dije soltándome de su abrazo – yo debería llorar, después de todo me reemplazaras por ese tipejo – hice un vago intento por sonar como antes de que me fuera a Corea.

Así como éramos antes ella y yo. Un par de locas inmaduras que estaban juntas y siempre decían cosas sin sentido para molestar a la otra.

-Sabes que no es así – esbozó una pequeña sonrisa.

-Lo sé – suspiré.

-Oye – dijo secándose una escurridiza lagrima que estaba cerca de su mejilla derecha – ¿Vienes a cenar con nosotros esta noche?

-¿Con nosotros?

-Mi prometido y yo, tonta – se burló.

-No sé, sería…

-Perfecto – me interrumpió – sería perfecto. Él debe conocer a mi dama de honor.

-Pero… sería un mal tercio y…

-Vamos, no te preocupes.

-Bueno, pero debo ir a ver a mi madre antes.

-Entiendo, entonces te vería en el restaurante.

-¿"The petite fleur"?

-Frentona, que buena memoria.

-Tu restaurante favorito – murmuré.

-Y donde le conocí – suspiró.

-Pero, aun no me has dicho, ¿Cómo se llama el afortunado?

-Si te dije – dijo haciendo una mueca.

-No recuerdo – dije mordiéndome el labio.

-Bueno, le conocerás esta noche. Trata de recordarlo para entonces – dijo mostrándome la lengua y sentándose en su silla a tomar su té.

-No seas así, Ino. Dime como se llama – rogué.

-Bueno… ¿y si mejor te lo enseño?

-¿Qué? Lo conoceré en unas horas y…

Sin escucharme se levantó de la silla y cuando volvió traía un marco dorado. No pude ver la foto porque la maldita traía volteada el cuadro.

-¡Cha chaaaaaaaaan! – exclamó.

Tomé el cuadro entre mis manos y lo vi.

-Sasuke Uchiha – dijo sonando satisfecha – mi futuro esposo.

Pero yo no escuchaba del todo bien. Yo ya no estaba en esa cocina.

Yo estaba perdida en ese par de ojos negros como la noche. Estaba perdida en esa pequeña y perfecta nariz y en esos labios pequeños y pálidos, y claro, en ese cabello negro como sus ojos y algo revuelto.

-Hey, ¿qué sucede? – preguntó Ino agitando una mano frente a mis ojos.

-Na… nada – tartamudee – sólo le observaba bien. No dejaré que mi amiga se case con cualquier sujeto – mentí.

Realmente conocía a Ino y esperaba de ella cualquier cosa, cualquier clase de tipo. Cuando Ino se encaprichaba con algo, era peligrosa.

Pero ¡Carajos! El tipo era perfecto.

-Sasuke Uchiha – repetí, casi para mí misma.

-Es él – Ino suspiró – Mi futuro esposo.

Entonces esas palabras me golpearon con fuerza. Abrí los ojos sorprendida, ¿qué estaba haciendo?

Esa pequeña parte de mí al que llamaba "conciencia" me estaba gritando: ¡Sal de ahí, ahora! Suelta ese marco y corre… huye, Sakura, huye.

Pero mis pies no me obedecieron.

Y el hecho de seguir sosteniendo su retrato no me ayudaba del todo.

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Hola! Me llama kimberly – Sí, yo tampoco sé en qué pensaba mi mamá cuando me puso ese nombre. Y mi papá en dejarla. – Kim o Kimmy para mis amigos… en realidad, todos me llaman Kim

Estoy empezando esta historia.

Tengan paciencia si tardo en subirlo, porfitas. Solía escribir con mi bff Angii, pero ambas entramos a medicina :) No parece, pero no nos queda mucho tiempo libre y pues, hoy decidí no hacer tarea y aquí estoy (:

Actualizaré tan pronto tenga tiempo :3

Arigato~