Un ángel rebelde
Capítulo 1
Era un día como todos en la tierra del Nilo. Los rayos de Ra estaban altos en el cielo despejado. Todo estaba tranquilo, o por lo menos eso aparentaba ya que de seguro en algún lugar las cosas serían diferentes.
Y por supuesto, este imperio conocido como el egipcio tenía un líder, el cual recibía el nombre de "Faraón", el hijo de Ra. Y al parecer el actual Faraón había hecho un buen trabajo, ya que la ciudad era próspera y Egipto ya había llegado a ser conocido como el imperio más grande, en todos los aspectos. Y lo más curioso era que el soberano de estas tierras era apenas un joven de corta edad. No fue hace mucho que el pueblo egipcio celebró junto a su Faraón su décimo octavo cumpleaños.
Por supuesto, hubieron faraones más jóvenes antes que él, pero ninguno había hecho tan buen trabajo. En realidad, a pesar de ser apenas un adolescente, el actual gobernante ya había cumplido sus diez años de reinado. El nombre del joven era Atemu, y sin duda ese nombre sería recordado por mucho tiempo. Había sido coronado como Faraón a los 8 años, conviertiéndolo en uno de los soberanos más jóvenes que ha visto Egipto.
Pero la inteligencia y agilidad del chico eran sorprendentes. Su abilidad para argumentar era simplemente impresionante. Ya había dejado a los miembros del consejo con la boca abierta, completamente sorprendidos por ver a un adolescente usar las numerosas abilidades que ni aun ellos poseían.
Aun así, eso estaba por cambiar. Y la causa de todo... un simple esclavo. Pero esto no se trataba de economía o política; era algo mucho más complicado. Y claro, algo que Atemu no conocía aun. No sería fácil para el joven gobernante descifrar el gran enigma que se le presentaría... ese mismo día.
En el palacio todo avanzaba normalmente. Nada nuevo se había presentado aun. Y esto aburría a Atemu como nunca. Estaba sentado en su trono, mientras los guardias le traían esclavos que se negaban a obedecer. Lo único que tenía que hacer era asignarles un castigo. Para él, esto no era nada divertido. No le gustaba asignar castigos, le gustaba ver los castigos. Oír a los esclavos gritar y suplicar, ver la sangre cubrir sus cuerpos al ser azotados; eso era lo que le gustaba.
A pesar de ser un buen líder, su personalidad no era la más agradable. Desde niño le habían enseñado a no mostrar sentimientos hacia nada ni nadie, y al parecer había aprendido la lección muy bien. Le complacía ver el sufrimiento de los demás, pero por supuesto, solo el de los rebeldes. Esclavos que se negaban a cooperar, ladrones y violadores, todo ese tipo de personas. Y por qué no? A veces algunos inocentes.
-50 azotes y dos semanas sin comer- pronunció las palabras con la firmeza de un faraón, a pesar de estar casi durmiéndose del aburrimiento. Claro, eso fue hasta que llegó el siguiente esclavo, quien de inmediato se ganó la atención del soberano. Por alguna razón este joven tenía un curioso parecido a... él. La única diferencia estaba en su piel, la cual era más pálida, y los ojos. Sus ojos marcaban una gran diferencia, eran de un color amatista, pero de un tono un poco más oscuro. Solo había una palabra para describirlos... hermosos.
-Este esclavo se niega a obedecer- habló el guardia. Atemu no dijo nada. El joven en realidad se veía como un rebelde, ya que ni aun a él parecía tenerle respeto. Ningún esclavo podía mirarlo a los ojos, pero él, no solo lo miraba fijamente, sino que tenía una mueca de asco impresa en su rostro. El faraón sonrió en sus adentros, sabiendo perfectamente cuál sería el castigo para este.
Se levantó de su trono, algo que no hacía muy seguido, y caminó hasta estar frente al joven.
-Así que te niegas a obedecer?- preguntó con sarcasmo. -Al parecer aun no entiendes cuál es tu lugar. Si fuera así, ya te hubieras arrodillado- agregó.
-No voy a arrodillarme ante nadie. Y menos ante alguien como tú. Crees que lo tienes todo pero en realidad no tienes nada- habló el joven. Su voz llena de odio. Sin embargo, Atemu solo rió al escuchar esto.
-Eso crees... que tal si lo probamos?- preguntó. No hubo respuesta. El faraón rió de nuevo. -Llévenlo a mis aposentos... me divertiré con este- El hombre asintió, en su rostro estaba dibujada una sádica sonrisa al entender lo que había querido decir el soberano. Empujó al joven con fuerza, haciéndolo caer. De inmediato lo levantó, jalándolo del brazo y empujándolo de nuevo, forzando al joven a caminar.
Atemu, mientras tanto, miraba la escena con una sonrisa. Le parecía gracioso lo que estaba viendo. En verdad se divertiría con ese chico. Entre más rebelde sea, mejor el resultado.
Sin embargo, antes de salir del lugar, el esclavo miró al faraón, y habló con firmeza.
-A eso me refería cuando dije que no tenías nada- Simples palabras fueron dichas de una forma tan fuerte que hicieron que la sonrisa en el rostro del gobernante desapareciera para dar paso al enojo, y a la confusión.
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Magi Girl: ehhh... que puedo decir? Otro nuevo fic supongo, de una pareja nueva. En realidad, creo que soy la primera en publicar una historia Atemu/Yami. Me siento abandonada T-T He visto historias Atemu/Yami/Yugi, pero de esta pareja no he visto ni una. Pero bueno, una breve explicación: en este fic Atemu y Yami son dos personas completamente diferentes, tienen su propia personalidad y sus propios pensamientos. No es que Yami volvió del futuro o algo así. Solo necesitaba un personaje rebelde y Yugi... pues no era el indicado n.n
Y sí, ya sé que no debería estar publicando fics cuando ni siquiera he terminado los otros. Pero me gustó la idea y simplemente tenía que publicarlo. Pero no he abandonado ninguno de mis otros fics, ni pienso hacerlo.
Pero por supuesto, son ustedes los que deciden si continúo esta historia o la dejo en el olvido. Y pues, por ser esta nueva pareja no estoy segura si será de su agrado. Aun así espero que lo haya sido n.n
Bueno, creo que eso es todo por ahora
Nos vemos hasta el próximo capítulo (si es que hay por supuesto n.n)
Matta ne!
