No fumar!
Capítulo 1
Hacia tiempo que no había una reunión, hacía ya bastante tiempo que no se comunicaban; mientras no traspasaran cada uno sus límites, a nadie le importaba. Estaban convocadas las mafias locales, los grandes magnates, no estaban claros los puntos a tratar, pero era un negocio, uno grande., el lugar seria, el recién inaugurado salón de juegos de un afamado hotel cinco estrellas.
El tráfico conflictivo de la tarde retrasó su automóvil, odiaba tener el tiempo justo, odiaba llegar tarde, era inadmisible el retraso, menos cuando seria un evento con el jefe. Su bolsillo comenzó a vibrar con un ringtone monofónico.
–Alo... - Un silencio –Si... ¿quiere hablar conmigo?... Muy bien, espero...- Aclaro la garganta, el auto no avanzaba, el chofer miro hacia donde estaba sentado
– Ha ocurrido un accidente no podremos avanzar-
Unos segundos quedo al teléfono hasta que del otro lado contestaron.
- ...Si jefe,- un silencio corto y pasado- ...de inmediato- Colgó el teléfono. Sacó sus cosas de la limusina y comenzó a avanzar rápidamente, estaba a unos dos kilómetros, corriendo no tardaría mucho, pero su tiempo estaba reducido. El transito estaba cortado, un edificio estaba en llamas los bomberos hacían todo su esfuerzo por apagarlo corrió derecho por la avenida, doblo a la derecha en una calle luego a la izquierda para llegar a un largo y oscuro callejón, salto varias murallas de un poco mas de tres metros apoyándose e impulsándose en su vara, al salir del callejón una calle donde podía ver el sol poniéndose , a esas alturas ya podía a lo lejos divisar perfectamente el lugar, una alfombra azul cubría toda la entrada y unas barras sostenían unos cordones del mismo color impedían el paso lateral, por fin estaba ahí y al parecer en el tiempo justo, aun le quedaba algo para vestirse de una manera apropiada. Al poner sus pies en la alfombra dos guardias mucho más altos y corpulentos que él le detuvieron.
- Señor podría darnos su nombre- Pregunto uno
- De aquí en mas es un área exclusiva- Afirmo el otro, ambos cerrándole el paso, Billy se detuvo en seco, levanto verticalmente su palo y lo golpeo con fuerza en el piso manteniendo la posición riendo a carcajadas.
-No les daré mi nombre, y será mejor que me dejen pasar si no quieren problemas!- Aquella situación con el trafico, haber tenido que correr y mas encima esto lo tenían enfadado.
Suena el teléfono
- Recepción, buenas noches, ¿en que le puedo ayudar?- El hombre estaba en el vestíbulo del hotel atrás de un gran mesón, podía ver la calle perfectamente y la escena que se desarrollaba, siempre había un tonto ebrio que intentaría burlar los guardias, se decía para si
- ¡Que no estorben esos guardias!- Ordenaron por el auricular.
– Si como usted mande, yo los comunicare de INMEDIATO- Dijo recalcando la ultima palabra. Rápidamente se dirigió a la entrada pero no pudo hacer nada, ya tenia de frente al rubio con un semblante agresivo y no dispuesto al dialogo.
- ¿Tu también te interpondrás en mi camino?- Anuncio con una mano en un bolsillo y con la cabeza en ángulo hacia atrás.
- Por supuesto que no caballero, ¿En que le pudo ayudar?- Se apresuro en decir mientras observaba los cuerpos caídos de los dos guardias en la entrada, noqueados, no le había tardado ni un segundo.
- Necesito conseguir un traje-
- En el primer piso hay una sastrería...-
- RAPIDO- Lo interrumpió. Ya no podía seguir perdiendo el tiempo solo le quedaban 15 minutos y debía tomar una ducha.
- Si arrienda una suite, el armario posee incluido un juego de trajes en distintas tallas, esto se ha incorporado recientemente, debido a la inauguración del piso de juegos, aunque este piso hoy esta reservado para privados-
- Ja-ja la tomo- Rió secamente
-Habitación 206 –
Se apresura al ascensor, como todo un desastre arrasa con la habitación deja todo tirado y su ropa por el camino, se bañó rápido, salio casi al trote en toalla, del armario saco un traje de su talla, una camisa blanca, una corbata a rayas y unos zapatos, recogió toda su ropa la envolvió en su chaqueta de mezclilla y la dejo en el recipiente para la ropa del lavado, tomo su pañuelo y se lo hecho al bolsillo, agarro su palo, y salio de la pieza. Aún a medio vestirse se embarco en el ascensor de vuelta al vestíbulo, llevaba la chaqueta del traje al hombro mientras se terminaba de abotonar la camisa, de ponerla debidamente dentro de su pantalón, y subir y acomodar su corbata. Extrañadas le miraban las demás personas, mientras Billy con normalidad utilizaba el espejo del fondo para situar bien la corbata arreglar un poco su pelo y las solapas del traje.
Para cuando ya estuvo en posición, estaba retrasado con cinco minutos, pero el jefe no llegaba aún, otra vez lo logro, y en su cuenta jamás ha llegado tarde a nada. Se ubico en uno de los costados de la entrada principal apoyándose en el muro, mientras se colocaba su característico pañuelo, a su derecha estaba todo el bullicio de unos empleados que a regañadientes limpiaban el desorden que el mismo había provocado al enfrentar a los guardias. Esa sensación extraña que había sentido mientras se desquitaba con los guardias se repetía en ese momento, no le dio importancia entonces, pero ahora era lo suficientemente notoria, le hacia estar en guardia. Un frío viento le golpeo el rostro obligándolo a entrecerrar los ojos, por el rabillo vio una figura alta y corpulenta caminar erguida hasta el borde donde terminaba la alfombra, llevaba unos pantalones y una camiseta negra arremangada hasta la altura de los codos estaba de espaldas, metió una mano al bolsillo saco un encendedor y prendió un cigarro que ya estaba en su boca, regreso con el encendedor al bolsillo y dejo su mano dentro, lleva el cabello a dos colores, dio una bocanada de humo y rápidamente se giro para mirar con una gran sonrisa y ojos casi desorbitados el lugar donde se hallaba Billy.
- Que diablos tiene ese sujeto- Pensó, la visión le pareció grotesca.
No paraba de mirarle y esa sensación de peligro lo embargaba aun mas, si quería pelea, que se acercara, ya estaba listo. Aquel tipo no dejo de mirarlo con esa profunda y sicótica mirada, aunque solo estaba ahí de pie, fumando lentamente, su actitud era completamente pacifica, pero no bajaría la guardia por nada del mundo, y mucho menos le perdería de vista. Llego la limusina, seguido de un automóvil negro del que bajaron tres sujetos, que parecían salidos de de una película de gángsters, rápido se acercaron a la limusina para uno abrió la puerta. No podía seguir ahí atontado por un tipo que por suposición propia, tal vez le tenía bronca, y cual era su misión, hasta se había apurado y ahora por un cualquiera ahí, estaba echando todo el plan al bolsillo, no se lo perdonaría que se ha creído ese sujeto con su mirada psicópata ¿A quién se le ocurre venir a molestar?
Se separó de la muralla, caminó, sin perder de vista a su inquisidor, en su rostro tenia una gran sonrisa burlona cuando paso junto al sujeto, ya ignorándolo.
-Jefe-
Un hombre en traje negro, cabello rubio hacia atrás y una presencia abrumadora descendía de la limusina.
¿Qué había sido todo eso? Ese tipo que lo miraba extraño, no es el tipo de persona al que le extrañan las miradas de la gente, en realidad suele atraer la atención, ese tipo parecía un gato callejero ahí en la esquina, lanzo la colilla a la calle y miró la situación.
Los tipos de negro se adelantaron a abrir la puerta inspeccionando el lugar, solo el sujeto del pañuelo en la cabeza quedo a su espalda, de seguro seria muy fuerte. Fue lo que se le paso a Yamazaki por la cabeza. – Solo un hombre a su espalda-
Las instrucciones del jefe fueron claras, hoy solo seria guardaespaldas, nada mas ni nada menos, no había una misión especial para él, nada de infiltrarse, ni buscar gente, nadie a quien cazar, nada de espionaje, simplemente guardaespaldas, se sentía un poco desilusionado, de seguro seria una larga, tediosa y aburrida velada. Ya había comprobado la seguridad del hotel y era bastante buena a partir del décimo piso, a menos que toda esa reunión fuera una farsa no habría gran peligro.
-Rayos- Pensó. Billy apenas en la recepción y ya sintió venir su aburrimiento. No podía creer sus pensamientos, estaba deseando una redada un disturbio o algo, llevaba un largo tiempo sin involucrarse en nada interesante.
Apenas traspasaron las puertas, un grupo de muchachos se inclinaron, vestían de percherones. "El maldito protocolo" apareció un sujeto tal vez un gerente o el infeliz mas importante que se encontraba en esos momentos en el recinto saludo a su jefe con todas las glorias y pompas respectivas a las que nunca puso atención, allí se tardarían unos seis a diez minutos. Obviamente los guiarían a un salón donde habría un banquete, toda la gente presente se les quedaría viendo, el jefe tomaría asiento en una de las mesas reservadas que debían estar para los poderosos invitados, luego solo aceptaría una cosa; Zake. Por supuesto todo pasó como Billy ya había previsto la única diferencia fue que el salón era privado y allí solo estaban ellos. Unos minutos después por la gran puerta adornada en rococós clásicos del salón al que los llevaron entro otro grupo, tenia una complexión similar a ellos mismos un hombre en el centro y otros cinco rodeándolo dos adelantando sus pasos y tres a su espalda, ya faltaban solo cuarenta minutos para la hora acordada, que aburrido estaba, ni Hopper ni Ripper estaban allí, con ellos podía mantener una charla mas o menos decente. Estuvo sumido en sus pensamientos bastante tiempo hasta que se percato de la mirada de su jefe descuartizándolo, no se había dado cuenta pero aun mantenía su habitual pañuelo en la cabeza, Geese al comienzo de sus servicios se había permitido retarlo por lo informal de su presencia, Billy luego de eso opto por presentarse en traje y sin pañuelo a las reuniones, sin levantar la vista del piso lo jalo por un costado y lo guardo en su bolsillo derecho
El elevador se dejo abrir en el piso veinticuatro, el lugar iluminado pobremente brillaba en las maquinas de juegos, al igual que las mesas y ruletas, caminando hacia el fondo cargado a la izquierda se encontraba una escalera, subieron a un piso escondido entre el ultimo y la azotea, un ambiente pequeño una gran mesa con una lámpara colgando sobre ella al centro. Quien parecía ser el anfitrión levanto la voz y saludó, hizo un gesto y los grandes jefes ordenaron, Geese solo miro a Billy sin decir nada, este ya se encontraba vuelto en dirección a la escalera, sin reverencia ni muestra de subordinación alguna, se retiró, fue el primero en salir, mientras los otros al mismo tiempo se inclinaban y excusaban de sus amos.
-Interesante- Exclamo inaudible mientras se quitaba su abrigo y alguien lo recibía.
-Maldita sea- Se repetía mentalmente una y otra vez, pero daba gracias a que no debía quedarse de pie a la espalda de su jefe mientras los viejos hablaban.
Ahí estaba aquel estresante tipo con su mirada de psicópata calándole en ganas de hundir su puño en esa sádica sonrisa. Se contuvo. Al llegar al fin de los peldaños lo primero que hizo fue sacar su pañuelo y amarrarlo en su cabeza nuevamente. El lugar estaba vació exceptuando por los "chaperones" El rubio no se explicaba porque estaban en sus puestos si el lugar estaba reservado para aquella reunión. No era el lugar más lujoso en el que hubiese estado en su vida, pero no estaba mal. Al fondo podía ver una especie de bar y una terraza fuera, tras un gran ventanal, los juegos típicos de un casino, ruletas, cartas, maquinas de monedas, recorrió el lugar siendo fríamente observado por el resto de los guardaespaldas. No podía ponerse en el supuesto de que en esos momentos estaba al mismo nivel de esos perros que esperaban con la colita entre las piernas a que sus amos salieran del salón, era una imagen patética. Caminó exaltando a cada uno de los encargados de los juegos.; que le ofrecían jugar, sin responder ni mirarlos continuó. Llego a las mesas del fondo y se sentó, exigiendo de una de las meseras la carta. Se sirvió algo liviano y volvió al sector de juegos, por la cara que tenían los otros tipos no hubo ni un movimiento, caminando por aquí y por allá, se sorprendió de encontrar una mesa de villar, los palos estaban guardados abajo las bolas en una de las mallas de los agujeros de la esquina y el triangulo sobre la mesa, posiciono las bolas las alineo perfectamente con el triangulo, lo único que le faltaba era un poco de resina, pero a quien diablos le importaba , la bola blanca en su lugar, se inclino sobre la mesa, su mano izquierda de sostén y el palo apenas rozando esta, primer tiro como mínimo deberían entrar tres.. Flexionó su brazo atrás apunto y…
-Señor lamento incomodarlo…- Hablo con una voz nerviosa
-Que idiota en todo el mundo se atrevería a molestar a un hombre que esta apunto de hacer un tiro, acaso quiere que lo mate- Pensó Billy sin levantarse aún de su posición.
-...pero esta mesa no es de uso… publico…-
Billy tomo el palo y lo golpeo en la mesa lentamente se giró conteniendo al limite su irritación. – Algún problema "Boy"- Mirándole con desdén.
-Señor no se mi intención molestar pero siento informarle que esta mesa…-
-Ya me estas molestando…-
La situación se torno peligrosa para aquel chico
- … y te sugiero que saques tu trasero de mi vista-
La mirada de Billy era amenazadora, el que hablo y los otros dos que lo acompañaban retrocedieron unos metros pero no se alejaron del lugar. Si corrían con suerte el tipo se iría antes de que el jefe regresara.
Mientras, en el salón en el que se estaba llevando a cabo la reunión, transcurría todo sin novedad alguna, tal cual Billy se había imaginado que ocurriría, Geese se mantuvo frío sin emitir muchos comentarios, ya no tenia nada mas por lo que quedarse en esa convocatoria, lo que quería confirmar ya lo había corroborado, el poder de aquel sujeto, era real; era todo lo que le interesaba, aunque un poco de buenas negociaciones y buenos movimientos no le irían mal.
Yamazaki cerró un trato con uno de los magnates, todo según debía pasar, el saldría ganando de esa junta, de la forma que fuera. Aunque toda esa tropa de viejos no reconociera su creciente poder en el submundo, él sabia moverse y abrirse paso rápidamente, ahora vendría la parte tediosa, escuchar el bla bla de quien sabe qué y por qué. En el resto de la mesa otros continuaban hablando de negocios.
-Ese viejo – Miro a Geese que ni siquiera estaba prestándole atención. –El jefe del sujeto del callejón- Pensó, como le habían entrado ganas de jugar con ese tipo. Ya estaba completamente abstraído de la conversación central, a lo lejos pudo sentir el sonido fuerte y rápido, casi como un balazo. Se levanto sin decir nada, tomo su abrigo y salio de la habitación.
