Hola a todos, me encantaría decirles, que este es mi primer fic, pero estaría mintiendo, lo único verdadero es que si es el primero de esta hermosísima pareja a la cual adoro con locura y que espero les guste.

Estaba aburrida en casa y aun tengo un proyecto en Stop, por falta de inspiración, pero me daré el tiempo para esta pareja que amo y que me gustaría en verdad que tuviese más fics en español. El único que hay esta mega increíble y sigo esperando su actualización, así que dije, porque no? Yo también soy escritora puedo aportar y pues aquí tienen mi aportación.

Dejen sus comentarios, estaría gustosa de oír sus opiniones y/o sugerencias. El fic tendrá solamente 3 capis dependiendo de la aceptación declinare a hacer un 4to. Aclaro algo, la apariencia de los personajes es la del manga.

Summary:

La navidad esta cerca, la ciudad se tiñe de colores vivaces, las personas se encierran en sus mundos felices. Pero la oscuridad no descansa, ni mucho menos por esas fechas. Un cuerpo, un moño y un duende dibujado son lo que BlackSanta deja como regalo. ¿Podrá Yakumo saber quién es y salvar a tiempo a Haruka?-¿Qué regalo quieres Yakumo-kun?

Declaimer:

Shinrei Tantei Yakumo no es mío es de Kaminaga Manabu, solo la trama de este fic es mía.


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Capitulo

I

Víspera carmesí

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23 de diciembre, faltaban 2 días para navidad y todo el mundo podía notarlo, las pobladas calles de la ciudad, los centros, las tiendas, escuelas y demás estaban adornadas con esferas, guirnaldas y arboles de diferentes colores y tamaños, las luces podían hipnotizarte si girabas tu cabeza de derecha a izquierda, no había un solo sitio sin una decoración, como si se tratara de una clase de protocolo o algo. Y cuando se dice nada es nada, mucho menos las sala del club de investigación cine o también "el cuarto de Yakumo" como solía llamarlo Ozawa Haruka, una menuda chica de ojos grandes y azules como el cielo en verano, con cortos cabellos castaños. Quien precisamente en esos momentos abría la puerta de dicho lugar, llevaba un gran abrigo de lana, un gorro y bufanda, en sus manos cargaba una caja de la pastelería Yume, a las afueras del campus. Su rostro se adornaba de una gran sonrisa y sus mejillas un ligero sonrojo, provocado seguramente por el frio y la nieve de afuera.

—Hola, Yakumo-kun-saludó cantarina. El susodicho era ni más ni menos que Saito Yakumo, un chico de cabellos oscuros y despeinados, poseedor de unos ojos a color dispar, café claro y rojo. Quien se encontraba, como siempre, recostado en el sofá del club, que también era su cama por así decir. Yakumo viró sobre su cuerpo abrió los ojos, mirando fijamente a la recién llegada, levantó una mano y se alborotó el cabello. La castaña pasó al lado del árbol que ella misma había puesto y adornado hacia unos días.

—¿Qué quieres?-preguntó sin mucho interés.

—Me tope con Asuka-san en la pastelería, dijo que aunque ya te había dado el pago por el caso te quería dar un regalo por las fechas-relató entrando.

Minoue Asuka, una mujer que había sido víctima de una posesión fantasmal la semana pasada. El caso había sido sencillo, solo se trataba del espíritu de una vieja mujer sin techo que murió bajo un puente y que quería que encontraran su cuerpo.

—¿Qué es?- cuestiono el pelicafe, se sentó y clavó sus ojos dispares en la caja sobre la mesa, Haruka sonrió y mientras se sentaba abrió el contenedor.

—Es pastel de frambuesa, esta delicioso ya lo he probado-aseguró mostrándole el postre. Saito no espero una invitación ni nada, tomó el plato y un tenedor que venía con él.

—Y bien ¿Por qué estás tú, aquí?-cuestionó llevándose un trozo a la boca, la chica que tenía su cabeza posada en ambas manos y le sonreía alzó una ceja.

—No todas la veces que vengo es por una petición ¿sabes? Recuerda que yo también soy parte de este "club"-explicó recargándose en el respaldo de la silla.

—Si fuera así, te creería-contestó Yakumo terminándose la tarta.

—¿Qué? ¡Ah! Hmp-infló las mejillas y frunció el ceño-. Tú ganas Yakumo-kun, vengo porque quiero preguntarte ¿Qué quieres para navidad?-soltó la ojiazul, Yakumo la miró aburrido y se llevó una mano al pelo.

—¿Solo era eso? Pensé que era más importante.

—¡Es importante!-refutó-Ya tengo el de mamá, Gotou-san, Ishii-san, Nao-chan, Makoto-san y Eiko-san*. Solo me faltas tú-lo observó decidida. Él bostezó y se tumbó hacia atrás.

—Haz lo que quieras. Así como tú pusiste ese árbol, busca ese regalo por ti misma Haruka-murmuró cerrando los ojos. Aparentemente el invierno causaba que Yakumo actuase mas como un gato, se levantaba comía y volvía a acostarse como uno.

—¡Bien, lo hare!-exclamó poniéndose de pie y caminando a grandes zancadas hacia la puerta-¡Más vale que te guste!-rugió molesta antes de irse dando un portazo.

—Tan ruidosa- susurró y se acomodó mejor.

—Por cierto…- la voz de Haruka sonó nuevamente, él abrió un ojo, ella tenía una ligera mueca de descontento mientras asomaba la cabeza por el umbral, había querido que sus salida fuera contundente, pero se le olvidó darle un mensaje a Yakumo- Mamá dijo que no te olvides de la cena de esta noche en el templo- y volvió a irse.

Saito suspiró, desde la muerte de su tío la madre de Haruka venia cada 2 semanas para hacerse cargo del templo, él mismo iba cada tercer día, puesto que no se sentía muy cómodo en ese lugar tan concurrido espiritualmente hablando, pero tampoco podía descuidarlo. Precisamente esa noche iba a haber una cena con todos sus conocidos para desearle una feliz navidad al alma de su tío.

—Como si lo fuera a hacer tonta-agregó volviendo a cerrar los ojos.

—¡Hey Yakumo!-gruñó internamente y se levantó del sillón.

—¿Qué quieres Gotou-san?-inquirió mirándolo fijamente, al parecer ya no podría descansar, adiós a su pacifica mañana.

—Necesito tu ayuda-dijo el hombre de mediana edad, Yakumo alzó una ceja, lo observo inquisitivamente. Era Kazutoshi Gotou un reconocido detective y también la persona que adoptó a Nao, su prima.

—¿Tiene que ver con espíritus? Porque si no es así, sabes perfectamente que no es mi campo cualquier otro tipo de casos-se apresuró el pelicafé en aclararle al detective.

—Lo sé, lo sé, no tienes que recordármelo. En verdad no esperaba llamarte, pero es necesario-expresó Gotou sacudiendo una mano.

—Y bien ¿Qué es?-esperó a que el hombre comenzara a hablar, el detective sacó una carpeta de su chaqueta y la tiró sobre la mesa. Yakumo la tomó y ojeo los documentos, eran varias fotos y reportes.

—Supongo que has escuchado sobre BlackSanta-comenzó.

—Un poco-dijo mirando las fotos.

—Ese sujeto comenzó el patrón a principios de diciembre, mujeres de entre 20 y 30 comenzaron a aparecer en distintos puntos de la ciudad, lo mas retorcido es que sus cuerpos se encuentran envueltos en un gran moño rojo y la tarjeta es siempre la misma-explicó.

—¿Ésta?-Gotou asintió, era la imagen de un trozo de papel con el dibujo de un duende y las palabras felices fiestas escritas con sangre.

—¿Cuáles son las causas?-preguntó examinado cada imagen.

—10 puñaladas al corazón - dijo serio.

—¿Y qué tiene que ver conmigo?

—Una de las victimas logró escapar, fue una suerte, pero ella esta... poseída-Yakumo fijo su mirada dispar en el detective.

—¿Puedo verla?

—Si- recogió los documentos y se encaminó a la puerta –.Por cierto no olvides la cena.

—No lo hago Gotou-san ¿y tú esposa?-preguntó mientras se dirigían al auto.

—Ella y Nao se fueron temprano para ayudar a Ozawa-san- Yakumo asintió y abrió la puerta.

—Ya veo.

—Por cierto, ¿ya compraste el regalo de Haruka-chan?-arrancó el motor y se puso en marcha.

—No tengo porque hacerlo.-se recargó en la ventana y vio el encapotado cielo, aun seguía nevando y estaba frio, lo pudo notar mientras caminaban al auto.

—¿Qué estás diciendo? Claro que debes hacerlo-exclamó frunciendo el ceño.

—¿Por qué?

—Porque es Haruka-chan-obvió.

—¿Y eso qué? Tú eres tú y tampoco te comprare nada-dijo.

—No estoy diciéndolo para que me compres algo a mí, lo digo por Haruka-chan, en verdad que eres un tipo difícil. Me refiero a que Haruka-chan es especial para ti, por eso deberías regalarle algo especial- Yakumo lo miró sin comprenderlo o en realidad sin querer hacerlo.

—¿Quién dijo eso?-murmuró virando la cabeza al camino.

—¡Ah! Eres imposible, ¿sabes? Perderás tu oportunidad si no te das prisa. Haruka-chan es muy linda y no siempre va a estar ahí para ti-regañó.

—Lo que tu digas-lo sabía, Haruka no estaría por siempre, pero no es como si tuviera que hacer algo, no tenía derecho a pararla si ella quisiera irse, solo eran amigos. El no sentía nada "especial" por Haruka como dijo Gotou ¿o sí? Bueno quizás sí, porque ella era lo más importante que tenia, por ella había sido capaz de seguir cuerdo cuando sucedió todo lo de su tío y su padre. Por ella no había caído en la oscuridad.


—Hmm- Haruka se llevó una mano a la barbilla, mientras paseaba su brillante mirada por el aparador ¿Cuál sería el mejor regalo para Yakumo? Una bufanda tal vez o un abrigo nuevo –O puede que sea una bola de estambre-recitó una broma para sí, después de todo Yakumo era como un gato. Se rió y comenzó a andar, buscar un regalo para su… ¿amigo? a todo esto que eran ellos precisamente, no eran amigos, no sentía que lo fueran, después de todo lo vivido en ese tiempo de conocerse, después de la promesa que hizo a Ishiin de cuidar de él, no podía considerarlo algo tan sencillo, Yakumo era la persona más importante para ella. Chocó con alguien.

—Lo siento señorita- se disculpo el chico, tendría por lo menos unos 20, no era muy alto algo escuálido y con una cara delgadilla como un duende y grandes gafas de armazón negra.

—¡Ah! No yo lo siento-pidió avergonzada la castaña, el chico la miró yo iba distraída ¡Ah! Qué bonita carpeta-comentó viendo las cosas que el chico traía en sus manos –.Es el duende que últimamente sale en televisión ¿no?-preguntó, aunque no recordaba de donde lo había visto. El chico se puso nervioso hasta la medula-. Es bonito.

—G-gracias- sonrió. Ella lo correspondió, sus ojos se abrieron al recordar lo que estaba haciendo.

—Oh es verdad el regalo. Lo siento tengo que irme, adiós-se despidió yéndose.

—¿C-cómo te llamas?-alcanzó a preguntar el de lentes.

—Haruka, Ozawa Haruka ¿y tú?- ella le sonreía cálidamente.

—Sasamoto Kuroki.

—Hasta luego Sasamoto-san- se despidió yéndose. Tenía que buscar ese bendito regalo.

—Así que Ozawa Haruka-sonrió mirando la carpeta-. Es linda.


Yakumo sintió un escalofrió recorrerla la espalda, supuso que se debía al frio de la sala de autopsias. Miro disimuladamente hacia enfrente, 5 cuerpos se encontraban sobre las mesas, todos de mujeres víctimas de Black Santa.

—¿Por qué venimos aquí Gotou-san?-cuestionó el de ojos impares.

—Porque el viejo loco tiene aquí a la chica-explicó asqueado, Saito alzó la ceja.

—Yo no estoy loco Gotou-san-replicó el afectado. Yakumo viró la cabeza y en la puerta se encontraban Ishii Yuutaro, el compañero de Gotou, Hijikata Makoto, una chica en sillas de ruedas y el excéntrico forense.

—Es ella-indicó el detective. Yakumo la miro y sus ojos se movieron de arriba abajo escaneándola cuidadosamente. Se detuvo, las había hallado, los espíritus estaban concentrados en el pecho. Y sus oídos pudieron escuchar los gritos de esas almas ayuda, no quiero morir.

—¿Saben quien lo hizo?-cuestiono acercándose, la chica que parecía estar en catatonia se movió bruscamente.

Aléjate, no lo hagas, deténganlo.

—¿Saito-san, que dicen?-inquirió la reportera.

Solo quería un regalo.

—No es mucho. Piden ayuda y…-abrió los ojos-Gotou-san, ¿donde encontraron los cuerpos?

—En distintas plazas, ese malnacido no tiene vergüenza.

—¿Bajo los árboles?

—Sí.

—¿Las chicas tenían algo más en común?

—Salvo su edad, solo la circunstancia en la que desaparecieron.

—¿Cuál?

—Buscaban regalos para sus familias- respondió.

—¿Dijeron algo?-inquirió el forense.

—"la aurora boreal"-contestó.

—¿Qué diablos significa eso?-gruñó el detective, Yakumo se encogió de hombros.

—Los sentimientos que las atan a este mundo son muy fuertes, no la dejaran hasta que su asesino este en la cárcel, la aurora…supongo que eso fue lo último que vieron antes de morir-explicó.

—Pero aquí en Japón eso no se ve ¿Alguna otra pista?-quiso saber Gotou. Yakumo dirigió su mirada de nuevo a la mujer.

—Tenía un tatuaje-anunció-. En forma de pino sobre su hombro izquierdo.

—Bien eso es algo-aprobó.

—Gotou-san.

—¿Qué?

—Ellas dijeron que él tiene algo preparado para el día de navidad-comunicó.

—¿Qué cosa?-el pelicafé se encogió de hombros y Gotou suspiró –.Buen trabajo Yakumo, con esto ya podremos eliminar a mas sospechosos.

—Lo que tu digas-murmuró girándose para salir-. Esperare en el auto.

—Eh, a si-su teléfono sonó-Habla Gotou. Ah sí, no, no me desvío, si lo comprare, está bien, adiós.

—¿Era tu esposa?-cuestionó Makoto.

—Sí, me dijo que comprara unas cosas. Por cierto que hacen ustedes dos juntos-indicó mirándolos sugestivamente, Ishii se sonrojo y Makoto lo miro fijo.

—Íbamos a una cita ¿te gustaría unirte?-respondió tenaz.

—¡Makoto-san!-exclamó avergonzado el de gafas.

—Así que ya tiene esa clase de relación ¿eh? Si que ha pasado el tiempo, a los que yo veo que no mas no avanzan son a Yakumo y Haruka-chan. Ese chico es un cabezota-se quejó.

—Solo dale tiempo.

Darle tiempo ¿eh? Bueno era cierto que no lo podía obligar a nada, Yakumo tendría que aceptar sus sentimientos en el tiempo que le llevara darse cuenta de ellos. Pero ¿cuánto tiempo seria eso?


Haruka subía las escaleras del templo, tenía una cara de decepción adornando su faz, no había encontrado nada lo sufrientemente bueno y se le agotaba el tiempo. Pero es que ¿Por qué era tan difícil? Con los demás se le había hecho tremendamente fácil ¿Por qué Yakumo era diferente?

Porque él es especial- contestó una vocecilla en su cabeza, sintió que algo cálido la apretaba por la cintura, bajó la mirada y se topó con los grandes ojos de Nao -. Nao-chan-dijo feliz y se inclinó para abrazarla-. Te has puesto muy grande ¿Cómo has estado? -la peliazul sonrió.

—Oh, Haruka-san- la ojiazul levantó la cabeza. Y al igual que siempre sonrió.

—Hola Eiko-san.

—Qué bueno que llegas Haruka- la voz de su madre las acompañó-. Necesitamos más ayuda.

—Ok. ¿En qué te ayudo mamá?

—Quiero que cuelgues esto- le mostro un par de ramas con listón, Haruka enmudeció.

—¿M-muérdago?-tartamudeó y tragó saliva. Su madre ensanchó su radiante sonrisa, y sus ojos brillaron pícaramente, puso las manos en jarra y levantó una mano.

—Son parte de la tradición, además Nao-chan fue quien los compró-Haruka miró disimuladamente hacia la niña.

—Pero…-intentó protestar vanamente, ya que su madre alzó el dedo índice.

—Nada señorita, los vas a poner y punto-suspiró contra ella no se podía.

—Ah, está bien-suspiró tomando el muérdago- . ¿En la entrada?-las dos mujeres y la niña asintieron- .Bueno ¿Dónde estará la escalera?-murmuró caminando hacia la puerta del templo, en el salón donde seria la cena.

—¿Para qué es el muérdago?-pregunto Eiko. La pequeña y la madre de Haruka se miraron con complicidad.

—Porque es navidad-respondió -.Y muchos milagros pueden pasar

—Ya veo, lo dices por Saito-san ¿cierto?- Nao rió y la otra le guiñó un ojo.

—Hay que darles un pequeño empujón-dijo comenzando a caminar-. Vamos aun quedan cosas por cocinar. Y ellos no tardan en venir con las cosas que les encargamos.

Por su parte Haruka buscaba la escalera, la encontró junto a una de las paredes, con cuidado la tomo y la llevó hasta la entrada, sabia Dios porque su madre quería que pusiera esa trampa tan vergonzosa para la parejas, o como en muchos casos, completos desconocidos que pasaban juntos bajo ella; incluso a ella le había tocado una vez, cuando iba al instituto los chicos de su salón habían puesto una de esas pequeñas ramitas en la puerta del salón y ella había sido la primera mujer en llegar aquel día al aula y en su frenesí por ver a un chica llegar aventaron al primero que vieron para que tuviera la suerte de ser besado. Para su mala fortuna era el chico que en aquel tiempo hubiera sido el dueño de su afecto. Aun no olvidaba las ganas de desmayarse y las terribles mariposas que sintió cuando todos gritaban beso y que hacía que estuviese condenada a darle aquello. Estaba segura que jamás volvería a pasar por una situación así.

—Mejor me apuro-se dijo mientras clavaba el muérdago en el marco.

—¿Qué haces?-la estoica voz de Yakumo la asustó de sobremanera.

—¡Yakumo-kun! ¡Kyaa!-gritó al sentir que resbalaba hacia atrás, por el susto no había tenido cuidado. El de ojos impar se precipitó hacia enfrente para poder así atrapar a la castaña que cayó estrepitosamente sobre sus brazos.

—¿Estás loca?-reclamó Yakumo.

—Lo siento es que me asustaste.

—Lo note-rodó los ojos- ¿Te heriste?-ella negó y él suspiró.

—¿Qué sucedió a..qui? Oh -exclamó Gotou mirándolos pícaramente, traía unas bolsas en las manos. Haruka aun se encontraba sobre el cuerpo del chico y cuando se dio cuenta de este hecho, su rostro estalló en rojo ardiente, como un foco del árbol, Yakumo por su parte carraspeó.

—¿Qué fue ese grito? -preguntó preocupada la mamá de Haruka, alzó las cejas al ver a ambos chicos-. Oh vaya, pero que efectivo-comentó la señora Ozawa-. Se dan cuenta debajo de que están ¿no?-Haruka que aun seguía petrificada y Yakumo que tenía una felina mirada, voltearon la cabeza hacia arriba-. Lo saben, es tradición, si no se besan tendrán mala suerte hasta el próximo año-avisó con algo de malicia, en ese momento llegaron Nao y Eiko que habían escuchado el grito de Haruka. La de ojos azules respingó.

—P-pe-pero-tartamudeó-¡Fue un accidente!-chilló echa un manojo de nervios.

—No importa, los dos están bajo el muérdago, así que anden bésense-apuró.

—Esa es una estupidez-dijo Yakumo y Haruka asintió-. Oye, Haruka-llamó y ella lo volteó a ver.

—¿Sí?

—¿Planeas quedarte sobre mi?-le recordó.

—¡Lo siento!-gritó tirándose hacia atrás y cayendo de trasero en el frio suelo, se quejó.

—¡Ah! Estos niños-meneó la cabeza la señora Ozawa-Gotou-san ¿trajo las cosas?- el detective que también estaba decepcionado por la renuencia de los dos universitarios asintió-Bien, vamos dentro-indicó.

Nao se acercó a Yakumo y este miró a su prima, quien tenía el ceño fruncido, se inclinó hacia él, ya que todavía estaba sentado en el suelo, y dijo algo que solo Yakumo pudo entender.

—Está bien, ve adentro o te resfriaras-acordó, Nao sonrió y salió corriendo.

—Ah, como duele-murmuró Haruka que seguía tirada en el suelo, hizo amagó de levantarse, pero una mano se lo impidió- ¿Yakumo-kun?-inquirió confundida.

—Espera-dijo y ella lo miro sin entender, soltó un suspiro y tiró del brazo de Haruka, chocó sus labios contra los de ella. Estaba tan aturdida e impresionada que no pudo moverse, solo dejar que él la besara. Un minuto fue suficientemente largo para parecerles una eternidad, se separaron apenas unos centímetros-. Estúpida tradición-susurró antes de darle otro beso, que fue más corto. Al fin la soltó y él se puso de pie.

—¿Q-que acaba de…de pasar?-las ideas se le revolvían en la cabeza y la sangre llenó su rostro, orejas y cuello.

—¿Te vas a quedar en el suelo?-preguntó Yakumo, sin ningún atisbo de remordimiento, nerviosismo o cualquier otra cosa. Maldita sea parecía no haberle importado.

—¡Eres un idiota Yakumo-kun! ¡No puedes besar a las personas y actuar así de normal!-reclamó poniéndose de pie y echándose a correr hacia el templo.

—¿Normal?-murmuró llevándose una mano al pelo para alborotárselo-¿De qué modo estoy actuando normal?-agregó desviando la mirada. Definitivamente no estaba actuando normal, ¿Cuándo acá él, porque era Saito Yakumo de quien se hablaba, andaría besando a la castaña como si de un saludo se tratara? Nunca, el no tenía la necesidad de aquello, pero por alguna razón no le había parecido absurda la petición de Nao. Era como si una parte de él hubiera estado esperando eso. Por favor ¿Por qué maldita razón él estaría esperando poder besar a la ojiazul? Más bien ¿Por qué le había gustado besar a Haruka? Incomprensible era su mente en esos momentos e inalcanzable la respuesta a esas preguntas. Bah, que le importaba, total solo era un beso y el no se moriría por aquello. Además no es como si al día siguiente no fuera a ver a Haruka en la sala del club, probablemente a la castaña se le pasaría el enojo al día siguiente y la tendría nuevamente molestándole y sonriéndole, como solo ella sabía hacer. Estornudó y fue entonces que decidió entrar al templo él también.

La cena estuvo lista y los invitados fueron llegando, otras víctimas de la infame ramita fueron Makoto e Ishii, quienes ya eran por así decir una pareja oficial, también Miki, la amiga de la ojiazul y su acompañante, entre otros. Haruka se la pasó evadiendo a Yakumo, si se topaban en el salón ella daba la media vuelta y decía que iba al baño o la cocina, si ambos se acercaba a Nao, ella le daba un dulce a la niña y luego salía pintando de allí. Todos pudieron notarlo, después de todo una nerviosa Haruka y un molesto Yakumo no pasaban desapercibidos. La fiesta terminó y los invitados se fueron, solo las Ozawa, Yakumo, Nao , Gotou y su esposa se quedaron para limpiar, ya entradas las 11 de la noche el detective y su familia se retiraron, Yakumo se despidió de su pequeña prima, le agradaba verla contenta, después de todo ella había sufrido mucho cuando su tío murió. La madre de Haruka se iba a quedar en el templo y al día siguiente a medio día tomaría el tren de regreso, pues celebraría noche buena con su esposo. Haruka se negó a quedarse, alegando que tenía algo que hacer por la mañana y su departamento quedaba más cercano al lugar al que iba a ir.

—Pero ya es muy tarde-protestó su madre.

—Voy a estar bien mamá.

—Aun así…

—Vamos- dijo Yakumo dándole su abrigo-. Después de todo vamos por casi el mismo camino.

—Gracias por acompañarla -la señora Ozawa hizo una reverencia.

—Pe-pero-susurró la castaña, los ojos de Yakumo la miraron fijo y todas sus palabras se esfumaron -. Gracias.

La mujer los despidió y ambos chicos se fueron en absoluto silencio, como si una sola palabra pudiera desatar alguna catástrofe. El aire soplaba y la nieve caía en ligeros remolinos, el ambiente entre los dos era tenso y es que, ella aun tenía ese nerviosismo provocado por el beso y él estaba molesto por la evasión de Haruka para con él. La ojiazul abrió la boca en repetidas ocasiones para terminar aquel silencio, pero nada salía de ella y el chico parecía no ir a decir nada.

—Llegamos- anunció parándose en el cruce donde sus caminos se separaban.

—¡Ah! Si, gracias Yakumo-kun- hizo una pequeña reverencia y dio un par de pasos hacia la esquina.

—Haruka-llamó, la chica sintió el corazón detenérsele, viró medio rostro.

—¿Hmm?-estaba muda. Yakumo la miraba intensamente.

—Siento lo del beso-susurró, ya que disculparse no era algo común en él, pero eso parecía haber sido importante para ella. Haruka lo miró sorprendida.

—Está bien -respondió insegura-. Era una tradición-trató de auto convencerse nuevamente, y es que en realidad durante la reunión su cabeza no dejaba de darle vueltas a la razón detrás del beso de Yakumo, ¿Por qué había decidido besarla si el mismo había dicho que era una estupidez? ¿Qué estaba pensando? ¿Por qué le gusto ser besada? Una voz en su cabeza había dicho "Porque lo quieres" y ciertamente le dio la razón, no tenia porque negarlo o reprimirse con ella misma. Estaba enamorada de Yakumo y pudo notar que desde hace bastante tiempo.

—Una tradición estúpida -repitió.

—Si -concordó.

—Pero no lo hice por eso-agregó bajo su aliento, tan bajo que Haruka no le escuchó.

—Ah sí, Yakumo-kun enserio ¿Qué regalo quieres para navidad? No se me ocurre nada -confesó, el pelicafe la observó y sonrió ladinamente.

—Tú debes encontrarlo- Haruka infló las mejillas-. Cualquier cosa que escojas está bien-le restó importancia y comenzó a caminar-. Adiós.

—No mas no reniegues si no te gusta-advirtió yéndose. Camino un par de metros cuando de repente se detuvo, abrió los ojos y sonrió anchamente-. ¿Cómo no se me ocurrió antes?-acababa de pensar en el mejor regalo para Yakumo y estaba segura que le gustaría mucho-. Bien lo comprare mañana, el regalo de Yakumo-kun-dijo contenta de al fin tener la resolución a esa incógnita.


A la mañana siguiente la castaña se levantó muy animada, se preparó el almuerzo y conversó con su madre por teléfono. Mientras se alistaba para salir veía las noticias, estaban dando un reporte sobre una nueva víctima del asesino en serie BlackSanta.

—"La policía informó que el nombre de la víctima era Takamoto Sayuri de 21 años de edad, estudiante de la universidad local y empleada a tiempo parcial. Su cuerpo fue encontrado por un transeúnte que hacia ejercicio en la plaza del parque Akaizo, se encontraba al igual que los anteriores, envuelto en un moño rojo con la firma del asesino, a diferencia de los otros casos, esta vez la tarjeta traía un mensaje. Las autoridades no han querido revelar mas, lo único que se sabe es que la mujer que logro escapar sigue en coma…"- dejó de prestar atención a lo que la reportera decía, no le agradaba ver ese tipo de noticias. Vio el reloj y se dijo que tenía que apurarse.

Salió de su departamento y se dirigió a la estación de trenes, mientras caminaba por las casi desoladas calles, sintió como si alguien la estuviera siguiendo, era ese sentimiento que solía tener cuando estaba en algún caso peligroso con Yakumo, pero eso no podía ser, hacia mucho que los casos eran inofensivos.

—¿Ozawa Haruka-chan?-preguntó una voz por detrás, ella saltó y se giro rápidamente.

—¿Si? Oh Sasamoto-sa…-sintió algo duro estrellarse contra su cabeza y su cuerpo perdió todo sentido, lejanamente pudo percibir un par de palabras.

—Tú eres el regalo definitivo-sonrió torcidamente y acarició a la casi inconsciente chica.

—Ayúdame, Yakumo-kun-susurró antes de caer rendida, el chico la cargó y la llevó hasta una camioneta.

—Eres tan hermosa.

Yakumo estaba acostado en el sofá, miraba aburrido el techo. Por algún motivo sentía que algo andaba mal, pero viendo lo pacificó que estaba todo no sabía que era. La puerta se abrió estrepitosamente y el irguió la cabeza, en el umbral se encontraban Ishii y Gotou muy ajetreados.

—¡Yakumo esto es malo!-gritó alterado el detective, el de mirada impar se puso de pie.

—¿Qué sucede Gotou-san?-pregunto tranquilamente, probablemente la chica poseída había emperorado.

—Es Haruka-chan-sus ojos se abrieron-BlackSanta va por ella-le mostró una pequeña bolsa de evidencia, dentro tenía un papel con un duende dibujado. Al diablo con la traquilidad.

"Santa da los mejores regalos en este día, por eso les daré a la muñeca más perfecta de todas y que mejor que ver en vivo como la fabrico. Ozawa Haruka es el molde precioso que he encontrado, solo esperen la función comenzara hoy a las doce de la noche, intente encontrarme si pueden, sus pistas son: La aurora Boreal, el reno negro y la estrella del norte"

Se quedó en silencio y con el ceño fruncido.

—¿Cuándo llego esto?-su voz tenía un tono que no podían descifrar.

—Esta mañana, cuando encontramos el último cuerpo-respondió Ishii.

—¿Dónde está Haruka?

—No lo sabemos, fuimos a su departamento y no estaba, pensamos que quizás estaría contigo, ya llamamos a todos. Pero si no la encontramos entonces ella…

—Yakumo cálmate-ordenó Gotou. Aunque no lo pareciera el pelicafe estaba a punto de explotar de la ira.

—Voy a buscarla- tomó su abrigo y mientras apretaba el puño y la quijada salió del cuarto, los detectives le siguieron.

—¿Dónde planeas buscarla?-cuestionó el hombre.

—No lo sé, pero la encontrare-respondió, un teléfono sonó y ambos se giraron con ansiedad. Era el de Ishii.

—Habla Ishii-exclamó el de lentes. Pasaron un par de minutos hasta que colgó.

—¿Quién era?-preguntó Gotou.

—Makoto-san-se acomodó los lentes-Dijo que tenía una pista mas sobre BlackSanta. Está en la morgue, al parecer ella y el profesor encontraron algo.

—Vamos.

Mientras se dirigían hacia allá Yakumo recordó las últimas palabras de Haruka "¿Qué quieres para navidad Yakumo-kun?"

Que estés viva-dijo en su mente. No sabía cómo pero la iba a encontrar, no perdería la persona más importante en su vida, no dejaría que le arrebataran su luz otra vez. Cumpliría la promesa que jamás olvido y que le hizo cuando Nanase Miyuki le apuntaba con un arma –Te protegeré.

Por su vida que lo hacía.

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CONTINUARA

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Hasta aquí el primer capítulo, espero les haya gustado, creo que subiré el siguiente entre el jueves y el sábado de la semana que entra.

Dejen reviews.

Espero que no haya habido mucho Occ.

Me encantaría ver su opinión.

Akari se despide.

Nos leemos.