Prologo

—¡Cuidado Sailor Moon!

—¡NO!

Serena despertó gritando e inmediatamente buscó, con una mano temblorosa, algún hueco en el centro de su pecho. El latir de su corazón era tan fuerte que era lo unico que podia oir en sus oídos, pero aún así, sentía que se lo habian arrancado pues de otra forma no entendía el agobiante vacío en ella.

Su madre había entrado corriendo a la habitación, y al ver la cara pálida de Serena, se acercó a ella con cautela hasta que la tuvo al alcance de sus manos, como si temiera romperla, con delicadeza colocó una mano maternal sobre un hombro que se movia de arriba abajo constantemente.

El contacto con otro ser vivo le recordo a Serena que estaba viva, y ella se dejo llevar a los brazos de su madre, buscando escapar del terrible y abrumador terror. Sus manos sujetaron la bata de su mama y se permitió llevar una de sus piernas arriba de las de su madre, buscando que ella la protegiera como cuando Serena era pequeña e Ikuko era tan grande como el mundo.

Cuando saliera el sol, Serena tendría que afrontar grandes verdades, como admitir que su madre no podía protegerla, pero por ese momento, mientras se aferraba a ella como si su vida dependiera en ello, Serena se dejo consolar por el calor de su mamá.


—¿Por qué quería Setsuna hablar conmigo?

—¿Eh? ¿De qué estás hablando?


Dos palabras acabarían con todo. Era triste pero necesario.

—¿Darien, podemos vernos en el parque, por favor? — ocupaba las dos manos para sostener el teléfono, de otra forma se le hubiera caído, y sus ojos azules los tenía enfocados en una foto de ella y sus amigas, para evitar titubear.

Él aceptó, por supuesto que lo hizo. Y media hora después, Serena lo esperó en una banca vacía del parque contando cada segundo como si fuera el último. En cuanto lo vio llegar se puso de pie y le lanzó una fugaz mirada a todo su cuerpo.

Era la imagen pura de una persona sana, su piel bien bronceada y brillante cabello negro muestra de cuidado y buenas dosis de sol, quizá lo único que podría hacer dudar de su salud es que estaba usando su típico saco verde.

—¡Llegaste temprano ! —Darién saludo, portando como siempre una pequeña sonrisa elegante, pero al ver el rostro de ella, su cara se transformo en una de preocupación—¿Esta todo bien, Serena?

—No, Darién, no lo esta — Ella respiró profundamente antes de poder mirar a aquellos ojos azules como el océano — He estado pensando...en nosotros.

Había practicado en el espejo por horas para esto. Incluso había hecho una lista de todas sus posibles escenarios y pasos a seguir, de no ser por el tema, seguro el mismo Darién reconocería el esfuerzo y la felicitaría.

—¿Nosotros?

—Sí — Serena estaba usando un pantalón azul y del bolsillo izquierdo sacó un pequeño objeto que le era familiar a ambos, él trago saliva al ver el metal brillar en los dedos de Serena —. Después de lo de Galaxia, me di cuenta de algo. Nosotros, lo nuestro, no funciona.

—¿Qué estás diciendo? — Darién preguntó sin alzar o disminuir su tono de voz, después comenzó a voltear su cabeza a todos lados, buscando respuestas en todos lados menos en los ojos de ella. Asi era mejor para Serena.

—Se acabó — ella extendió el objeto de metal, la sortija que él le había dado casi un año atrás, y con sus dedos sudorosos se la intentó dar a él.

—No es gracioso Serena.

Él sacudió su cabeza de un lado a otro y fingió un gesto de desagrado, incluso cruzó sus brazos. Darien pensaba que todo era una broma y que si daba indicaciones de que estaba realmente incómodo, Serena se detendría. Una parte de ella quería estar molesta porque él no la estaba tomando en serio, pero el resto de su cuerpo dolía al saber lo que estaba apunto de hacer.

—Lo siento, Darién — al notar que él seguía en su mismo sitio, sin siquiera intentar tomar su mano o suplicar respuestas, ella se hincó en el suelo y colocó el anillo sobre la tierra mojada de verano, después se incorporó y lo volteó a ver.

Darien tenía sus ojos clavados en el pequeño objeto de metal, pero tras unos segundos buscó la cara de Serena como un hombre busca agua en el desierto. Las siguientes dos palabras lo dejarían aún más perplejo.

—Se acabó.

Serena le dió la espalda y comenzó a correr. Él no la siguió, nunca lo había hecho en su nueva vida, pero su falta de palabras y acciones eran peores que puñaladas o cualquier grito y por eso ella se alejo más rápido, sintiendo lágrimas formarse en sus ojos mientras su estómago amenazaba con tirar el desayuno.

Llego a su casa, corrió a su cuarto y buscó la fotografía que le había dado valor un poco más de media hora atrás. Extrañaba a Seiya en ese momento, meses atrás, cuando Darién se había desvanecido de su vida y ella ocupaba a alguien en quien apoyarse que no conociera a su novio, Seiya había estado ahí.

Necesitaba a un amigo que la apoyará.

Rey, Lita, Amy e incluso Mina hubieran hecho preguntas que la hubieran hecho dudar, en un futuro no muy lejano lo harían y Serena no podia hablar de eso.

Su mano apretó la fotografía grupal, donde estaban las chicas, las Tree Lights y Serena. Su propia cara portaba una amable sonrisa, esto era una prueba contundente de que podía vivir pese a no ver o hablar con Darién.

El teléfono de su casa comenzó a sonar, el triste timbre resonando por las paredes. Serena alzó el auricular sin contestar, lo colgó y después lo volvió a descolgar. Darién era más confiado y mejor orador cuando su cara estaba oculta, por ello, si él quería hablar sería de frente.

Observó el aparato por unos segundos y con piernas débiles corrió al baño. Había lágrimas en sus ojos pero aún así estaba convencida de sus acciones. Era mejor así.


—El enemigo busca el legendario Cristal de Plata. Sí lo consigue será el final de todo.

—Esto ya lo viví antes. Siempre termina igual, ¿verdad?


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Um...¿Feliz día de San Valentín? Gracias por leer.