Acto final, Capitulo 1: La calma que precede la tormenta

Otra batalla había terminado, a nadie le importaba el calor, ni el viento, aunque se preguntaban si este lugar se volvería a usar como campo de batalla. El terreno estaba destrozado, aun habían columnas de humo que salían de los cráteres de las explosiones, lo cual no le sorprendía a nadie que hubiera presenciado la batalla. Un par de años atrás esta zona era conocida como el desierto del Sahara, pero hoy solo era una planicie de piedra en la mitad de la nada, solo era un campo de batalla mas. Algunos guerreros se retiraban a descansar en el tiempo que duraba la tregua, aun cuando todos entendían que debían descansar para lo que venía, cuando dentro de una semana se acabara la tregua que habían pactado. Un joven en particular destacaba del resto, un joven que todos conocían pero del que nadie sabía mucho en realidad, desde lejos todos lo veían igual: llevaba solo un pantalón negro que parecía estar hecho de pana, una camiseta de franela gris, siempre nueva, unos converse bancos, muy pulcros y una katana que colgaba de su cintura.

Para muchos estos tonos tristes contrastaban con su pelo de cobre, o sus ojos dorados, e inclusive con la actitud relajada que mostraba a menudo, pero cuando se acercaban lo suficiente, podían notar que las cosas no son como se ven; sus ojos mostraban siempre un fuego interno, pero también mostraban la intranquilidad por lo que iba a pasar, sus brazos mostraban varias heridas, algunas actuales, otras ya cicatrizadas, y, en este momento, la seriedad de sus rasgos. Este personaje parecía no notar el ajetreo a su alrededor, ni al joven de apretadas vestiduras que se acercaba por la espalda, casi se podía llegar a pensar que solo estaba para la mujer de unos treinta años que tenía en frente, solo cuando el joven le colocó la mano en el hombro, se dio cuenta que era necesitado, terminó la conversación con la dama de negro con una frase, que para el recién llegado no ocultó nada.

—Espero que tenga todo listo para mañana al alba, comandante Katsuragi, no tenemos mucho tiempo que perder —inclinó un poco la cabeza, la dama de negro respondió con otra inclinación y se fue, con un constante cojeo en el lado izquierdo— nunca se va a acostumbrar a los implantes —dijo en un tono bastante triste. Entonces se dio la vuelta para encarar al joven que estaba a sus espaldas— ¿En qué te puedo ayudar, Shinji?

—Queremos explicaciones, los demás te están esperando en tu despacho.

—Eso significa que lo notaron —dio un sonoro suspiro— mejor vamos de una vez, mientras más rápido terminemos esto más rápido podrán descansar.

Ambos se encaminaron por la estancia, levantando unas cuantas miradas al paso y múltiples murmullos sobre la actitud de los dos en la batalla que terminaba horas antes. Aunque a él le había parecido un despacho demasiado amplio, todos los demás dirían que, para la cantidad de personas que se reunían ahí, era un espacio casi demasiado pequeño, habían dos escritorios, sin ningún documento en cima, un pequeño estante que contenía unos pocos libros, y unas 4 o 5 sillas, la luz se filtraba por un par de ventanas o por los agujeros que dejaban las tablas de este "despacho provisional". Cuando los recién llegados se acomodaron, aquel que sería ajusticiado empezó a hablar.

—Entonces por donde van a empezar —dijo dando una pequeña mirada a las diez personas que estaban en la sala.

— ¿Por qué no lo mataste? —preguntó la chica de rojo que estaba abrazada a Shinji

— ¿Tenían que empezar por esa pregunta? —Preguntó el interrogado y luego de un minuto sin recibir contestación, continuó— parece que sí —dijo dando a entender a los presentes que quería retrasar el tema.

— ¡Empieza de una buena vez!

Unos años atrás, ver siquiera una expresión en la cara de esta joven de pelo azul habría sido casi imposible pero, bueno, ahora no eran unos años atrás.

—Está bien Rei, no tienes por qué gritar —dijo, entonces simplemente señalo un anillo de oro que tenía en el en anular izquierdo— esta es la razón

— ¿El anillo que te dio Azumi? —fue la única respuesta y nadie dijo más, porque esta chica de pelo plateado y ojos rojos había dicho lo que (casi) todos pensaron.

—Parece que tendré que explicarles —sacó una hoja de papel en la que empezó a dibujar— es simplemente un seguro que pensamos los tres antes de separarnos, algo que nos ayudara a parar si empezábamos a dejar nuestra humanidad a un lado... otra vez.

Termino unos trazos y mostró en alto el dibujo, era un circulo, con otros más dentro, e innumerables Kanji y runas por todo el interior, todos los miraron por varios segundos, intentando descifrar su significado, su función o por lo menos algo que le dijera que "los tres" no estaban mal de la cabeza hasta que…

— ¡Esto es una maldita broma o qué demonios! —Gritó el joven de cabellos dorados que estaba en la parte de atrás sobresaltando a casi todos los presentes— ¡¿Me estás diciendo que ese sello tan complicado cabe dentro de tal anillo?— Se quedo quieto esperando la respuesta por unos segundos— y bien —dijo en un gruñido de "te-voy-a-matar-si-no-respondes" que helo a muchos.

–Te lo dije cuando mostré el sello, pero si tengo que hacerlo de otra forma – dijo el acusado.

Extendió la mano, toco el anillo con la mano derecha, dijo unas palabras inaudibles y entonces el sello que era el anillo se desplegó por unos segundos, mostrando una imagen igual a la que avía en el papel, antes de volver a la normalidad.

— ¿Estas convencido ahora?

—Creo que no me queda de otra —respondió de vuelta el rubio encogiéndose del miedo mientras un pensamiento surcaba su cabeza: ¿Tanto es el poder de los tres? ¿Cuánto nos ha mostrado en realidad?

—Supongo que tendré que explicarles cómo funciona esto —se levanto y fue al centro, para que nadie se quedara con dudas— este —dijo tocando el circulo mas interno— es el que determina el nivel de salvajismo —toco el siguiente— este mide la cordura —toco el tercero – este mide la capacidad para pensar claramente —toco otro— este de la señal de advertencia —toco el penúltimo— este muestra el freno definitivo —toco el anillo exterior— y este es el catalizador, el objeto que mas apreciamos.

Todos se quedaron meditando un momento.

— ¿Cuál es el catalizador de los otros? —Fue lo único que dijo la joven de gafas que tenía al frente— dudo mucho que este sirva para todos.

—Y en eso tienes razón Mari, mientras el mío es la alianza que me dio Azumi en nuestra boda, el de ella es el brazalete de Mytril que le dio Ananké —se oyó una pequeña risa – y Crow tiene el colgante de adamantino que le quito a Ryo. — Todos intentaron encontrar cada parte funcionando cuando se libro la batalla, y no les fue difícil: la brutalidad de los ataques, los gritos y ataques frenéticos, parecidos a los de los animales, el pequeño brillo creciente en su mano izquierda y el hecho de parar en seco antes de dar el golpe final; además, los que se dieron cuentan, recordaron como, por un segundo luego de frenar Yamin miro el anillo. Se tenía el escenario para ver que todo funcionaba como un reloj, como siempre funcionaban los sellos de Crow.

Después de esto las preguntas se alejaron todo lo posible de la batalla y en un punto solo se estaban diciendo los unos a los otros las debilidades vistas en batalla, no para ofenderse, sino para que todos pudieran mejorar en la semana que tenían. Se estaban yendo poco a poco, dando la primera disculpa que tenían, hasta que solo quedaban cuatro personas en el despacho, entonces Shinji hablo por primera vez desde que entraron a la habitación

— ¿No nos dijiste una vez que teníamos que sincronizarnos con todas nuestras partes? —Silencio total— ¿Qué teníamos que entender lo que nuestro corazón y mente trataba de decirnos? —Otra vez silencio— ¿Qué si no aceptábamos la maldad de nuestro corazón no llegaríamos lejos? —Mas silencio— ¿Qué…?

— ¡CALLATE DE UNA BUENA VEZ! – este grito fue lo único que se escucho de parte del acusado.

—Entiendo, supongo que tus demonios son mucho más fuertes de lo que piensas Yamin, estate atento. —sin decir una palabra mas Shinji se levanto y salió de la habitación seguido de la pelirroja, la cual solo se inclino en una expresión de disculpa, entonces solo quedaron ellos, él y la chica de pelo plateado.

—Yamin… - dijo la chica de cabello plateado antes de ir a abrazarlo.

—Estoy bien Etsuko, solo necesito olvidar de lo que soy capaz – respondió devolviendo el abrazo.

—En eso te puedo ayudar.

—Sabes que al final saldrás lastimada de todo esto.

—Es algo que no me importa y tú lo sabes, solo necesito verte feliz para ser feliz

Ninguno dijo nada mas esa noche, ellos nunca necesitaban decir nada en estas noches que pasaban juntos.

Llego el alba en el desierto y todo estaba ya listo: las 10 unidades estaban ya en el lugar indicado, así como los materiales y los técnicos; todos miraban hacia la plataforma elevada en que se encontraban la comandante Katsuragi, la persona que todos sabían una vez fue el primer y segundo mensajero, una chica de pelo azul y el recién llegado, el cual era el comandante del ejército.

—Comandante Katsuragi.

—Maestro Arthem.

—Veo que todo está en orden — comento el recién llegado mientras miraba todo lo que se encontraba a ras del suelo

—En NERV siempre cumplimos, ¿o lo ha olvidado? — comento Misato sonando algo ofendida

—Para nada, por eso les encargue esto. — dicho esto Yamin se giro un poco y se dirigió a la joven de pelo azul.

—Kokoro, tú te vas a quedar aquí, así que si algo pasa me debes llamar – Yamin se quito un collar que llevaba un pequeño cilindro rojo y se lo entrego a la joven de pelo azul – tu sabes lo que debes hacer. —Se dio la vuelta y le hablo a todos los presentes: — Mis compañeros – dijo, sonando casi sarcástico – espero que hayan dormido bastante bien, porque como ustedes saben, se avecina una semana bastante agitada para volver a tener el equipo a punto. Todos ya vieron de los que son capases estos últimos mensajeros, solo les pido que colaboren para que todos podamos despertar de esta pesadilla pronto. – espero un segundo, mientras los miraba a todos sin verlos y continuo – todos ya saben a qué lugar es al que vamos y las consecuencias que esto puede tener, así como el hecho que nadie está aquí en contra de su voluntad, así que solo les pido que se agarren fuerte en sus mentes, el paseo puede ser algo movido.

Desenfundo la espada que tenía en el cinto, entonces Shinji y los otros pilotos cerraron sus ojos; no se dieron cuenta del corte que Yamin le hizo al cielo, ni el portal que apareció arriba de todos y empezaba a bajar para llevarlos a otro universo. No, ellos solo podían recordar el día en que toda esta locura empezó, el día en que él piso este universo, el día en que todo lo que este ser anteriormente conocido como "Dios" había planeado se desbarataba, el día del ataque del tercer mensajero… o del tercer ángel como le dijeron entonces.