Podría ser que...
Nota: Derechos de autor ya saben de quien ─Amano Akira─, aquí sólo nos divertimos un poco tomando algunos elementos de su obra y jugando con la imaginación.
¿Alguien podría pensar alguna vez, observando a un carnívoro sediento de sangre cuando desgarra a su víctima, qué llegara a sentir el llamado de la naturaleza? Pero las bestias también se reproducen tarde o temprano…
Hibari Kyoya no parece tener otra cosa en mente que implantar la disciplina a su modo por toda el área de Namimori empezando por la escuela. Por ello ocupa la mayor parte de su tiempo en recorrer las instalaciones escolares y más allá de sus muros en su afán de evitar pleitos, contiendas, destrozos, robos y cualquier actividad que se saliera de las normas… sus propias normas; y eso lo ubicaba como un sujeto peligroso al que nadie en realidad quería desafiar.
Su motivación era encontrar al rival con el que pudiera luchar sin cansancio, alguien digno de ser mordido hasta la muerte… y por fin pareció encontrar a ese alguien en la persona menos esperada.
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Se acercaba el día de San Valentín, una fecha especial en la que las chicas les obsequian chocolates a los chicos a manera de darle a conocer sus sentimientos, y eso tenía la población escolar con la emoción a flor de piel.
─… Tsk… qué fastidio… ─mascullaba Gokudera Hayato tras lanzarle una mirada cargada de molestia al grupito de niñas que llevaban unos diez minutos observándole con ojos soñadores en tanto le seguían de cerca, aunque mantenían una distancia razonable. Él era uno de los pocos que odiaba este tipo de festividades ya que le desagradaba totalmente que las mujeres lo acosaran a cualquier hora.
─ Vamos, vamos, Gokudera, deberías ser más amable de vez en cuando… ─le dijo Yamamoto Takeshi, uno de sus compañeros de clase, soltando una carcajada baja─… pues recibir chocolates de las chicas no es tan malo ─agregó sonriente y dicharachero.
Los jóvenes caminaban por uno de los pasillos del colegio Namimori en compañía de otros dos compañeros: Sawada Tsunayoshi, Tsuna para los cuates, a quien reconocían como el "jefe" de su familia, los Vongola, la más importante dentro de la mafia italiana, aunque éste aun no lo aceptaba del todo; y Kozato Enma, un chico de tamaño menudo al igual que Tsuna, y quien también ostentaba un título dentro de la mafia ya que él es el jefe Décimo de la pequeña familia Shimon. Después de una variedad de acontecimientos terminaron siendo amigos y restablecieron los lazos de alianza y amistad de los primeros jefes de sus respectivas familias… y eso es otra historia que no viene al caso aquí.
─ Tsuna – kun, seguramente estarás muy contento porque sí recibirás chocolates este año ─le dijo Enma a Tsuna mirándolo con una mezcla de admiración y alegría aunque en su rostro se notaba un gesto de desgana.
─… Eto… bueno, sí, tienes razón en eso, Enma – kun… ─él le sonrió un tanto avergonzado. No tenía mucho tiempo de haber iniciado la relación soñada con la chica que le gustaba desde hace mucho─… tal vez Kyoko – chan prepare chocolate casero para todos los amigos ─añadió condescendiente.
─ Eso sí que es tener suerte, Tsuna ─le dijo Yamamoto sin cambiar el gesto alegre y despreocupado─, mira que no cualquiera recibe chocolate casero preparado especialmente con amor ─puntualizó.
─… Yamamoto… todas las chicas de tu club de fans te han dado chocolates todos los años desde que íbamos en secundaria ─le recordó el aludido poniendo una cómica mueca de incredulidad… o sea, su amigo había recibido chocolates de más durante tanto tiempo y aun así se hacía el inocente.
─ Bueno, sí… no estaría bien de mi parte el romperle el corazón a las chicas diciéndoles que no después de que se esfuerzan tanto en elaborarlo ─respondió éste con una risita apenada.
─… si serás, friki del béisbol… Me extraña que no te dé dolor de estómago por comer tanto chocolate ─bufó Gokudera mostrando su contrariedad. Por más que las chicas le asediaran él no tenía empacho en rechazar los chocolates dado que no le interesaban los compromisos.
─ Es que la mayoría de ellos los regalamos como postre de cortesía en el restaurante de mi viejo ─se explicó el aludido con total desparpajo─, y reparto el resto con los del club de béisbol que no recibieron ninguno.
─… eso explica muchas cosas… ─externó Tsuna en voz baja con gesto de resignación en tanto Enma miraba a Yamamoto con asombro por su gran habilidad en el trato hacia las chicas… así que en eso radicaba su suerte.
Se colocaron apoyados en la malla que separaba la zona de las canchas deportivas del resto del colegio y a lo lejos pudieron observar a un grupo de grado superior tomando su respectiva clase de deportes.
─ Es raro ver a Hibari – san tomar clase con su grupo ─señaló Tsuna un tanto pensativo fijándose en ese detalle en específico.
─ Hibari sigue las recomendaciones del profesor Borin, su maestro particular ─en ese momento Reborn, el pequeño tutor de Tsuna, apareció al lado de ellos surgido de la nada y luciendo un diminuto traje deportivo a la medida.
─ ¡Reborn! ─éste soltó una breve exclamación de asombro al verlo ahí, y después le echó en cara una reconvención con aguda voz─. ¡Oye, Reborn, ya te he dicho que no te aparezca de repente en la escuela que me vas a meter en problemas!
─ Ciaossu, muchachos ─el pequeño se hizo el desentendido y saludó a los demás con una sonrisita de diversión en el rostro infantil.
─ ¡Deja de ignorarme! ─dijo Tsuna con voz más chillona.
─ ¡Yop, pequeñín! ─le saludó Yamamoto tan alegre como siempre.
─… eto, hola, Reborn – san… ─fue el saludo de Enma con algo de recato.
─… Reborn – san… ¿acaso es cierto que el gran profesor Borin le da clases particulares a Hibari? ─le preguntó Gokudera con asombro.
─ Sip, él recibe sólo a los mejores promedios ─le respondió el pequeño con simpleza.
─ ¿Pero por qué? ─cuestionó Gokudera poniendo gesto de enfado─ ¡Yo también tengo buen promedio y puedo ser alumno del profesor Borin! ¡Por favor, Reborn – san, haga algo! ─y al momento se inclinó ante el infante en una respetuosa reverencia.
─ ¿Entonces piensas dejar a Tsuna solo en la escuela? ─le cuestionó el aludido un tanto serio.
─… ─ciertamente esas palabras lo pusieron a pensar.
─ Oye, Reborn, ¿por qué no le dices a Gokudera que tú eres ese tal profesor Borin? ─Tsuna le echó en cara el que aun siguiera jugando con esa tontería del cosplay dándoselas de profesor universitario.
─ Ya sé que soy genial en muchos aspectos, Tsuna, pero basta de confundirme con una gran eminencia como el profesor Borin al cual conozco personalmente… ─le contestó el infante y sacó de entre sus ropas una foto de apariencia antigua la cual le entregó en las manos─… Aquí está la prueba de que no miento ─. En ella le veía retratado junto a su cosplay, o sea un Reborn normal y uno vestido con una toga, en actitud sonriente y relajada.
─ ¡Esto es Photoshop! ─externó el adolescente con un pequeño grito.
─ Es cierto… no puedo llamarme una buena mano derecha si abandono al Juudaime en estos momentos que me necesita ─respondió Gokudera al fin con voz compungida… ¿cómo pudo haber pensado semejante cosa?─. ¡Discúlpeme, Juudaime, estaré a su lado sin importar lo que suceda! ─y se le arrodilló a Tsuna en actitud sumisa.
─… Go… Gokudera – kun… ─a lo que Tsuna correspondió cambiando el gesto por uno abochornado. No le parecía nada bien el que su amigo le tratara con esa devoción total, pero tampoco quería herir sus sentimientos dado que él (Gokudera) se sentía bien haciéndolo.
─ Gokudera, has de saber que el carácter de Hibari se desarrolla mejor trabajando en solitario alejado de las personas, es su naturaleza como guardián de la Nube; pero tú eres mejor estando con Tsuna y los demás pues eso te caracteriza como guardián de la Tormenta, así que difícilmente podrías ser alumno del profesor Borin con esas particularidades ─les explicó Reborn a todos a modo de lección, dirigiéndose específicamente a Gokudera.
─ Reborn - san sí sabe lo que le conviene a la familia… ─murmuró Enma respetuosamente mirando al Arcobaleno con los ojos redondos como platos.
─ La verdad no me gustaría estar sin Gokudera en el salón, se sentiría muy solo y silencioso ─dijo Yamamoto con una leve carcajada de alivio.
─ Eso no es gracioso, friki del béisbol ─le refunfuñó el mencionado mirándolo con cara de fastidio.
─ ¿Pero por qué Hibari sí toma la clase de deportes con su grupo?... no entiendo ─Yamamoto ni se inmutó y antes bien le lanzó a Reborn la pregunta con un gesto de incomprensión.
─ Bueno, también debe ejercitar su cuerpo para no perder condición─ se explicó Reborn con su sonrisa inocente volviendo la vista hacia el campo─. Además ya tiene alguien que lo motiva más que Sasagawa ─señaló.
─ ¿Alguien más aparte de onii – san…? ─preguntó Tsuna con visible extrañeza. ¿A qué se refería su tutor con eso?
Era cierto que ahora Hibari y Sasagawa Ryohei, amigo de ellos y hermano mayor de Kyoko, la ahora novia de Tsuna, por fin habían coincidido en el mismo grupo escolar e incluso parecían más cercanos hasta cierto límite, dado que el primero no asistía a las clases regulares más que para presentar los exámenes; pero de eso a que alguien más le motivara parecía haber un mar de distancia.
─ Abre los ojos, Tsuna, y entenderás a que me refiero ─externó el pequeño con el rostro más que alegre.
─ ¡Claro, ahora tiene compañeros más fuertes con los cuales también puede pelear! ─exclamó Yamamoto con una carcajada baja.
─ ¿Ah, sí? ─Tsuna parpadeó sin comprender.
─ Seguramente Reborn – san se refiere a mis guardianes, Aoba, Julie, y Adel, que también van en su grupo ─externó Enma con simpleza soltando un suspiro bajo.
─ ¿Aoba Koyo y Katou Julie?... pero si son un par de degenerados sin remedio, no creo que le interesen mucho a Hibari ─habló Gokudera empleando un tono escéptico intentando no sonar grosero.
─ No te olvides de Suzuki Adelheid… creo que aún tiene cuentas que saldar entre ellos ─reconoció Reborn con visible complacencia─. Y ella es un hueso duro de roer ─concluyó.
En ese momento los de grado superior terminaron sus ejercicios y casi de inmediato vieron a Ryohei acercándose con paso rápido llevando algunas cajas con material deportivo sobre un hombro. Al pasar a su lado les saludó alegremente.
─ ¡Hey, Sawada, y todos ustedes, sean extremos hasta el extremo! ─les dijo a modo de recomendación hablándoles en voz muy alta y sin detenerse.
─ Ya no seas tan ruidoso y apúrate, Sasagawa ─detrás de él siguiéndole muy de cerca venía otro muchacho cuyo aspecto aparentaba más edad que la de un estudiante de preparatoria. Rubio de peinado levemente relamido y con gafas oscuras.
─ ¿A quién le estás diciendo que se calle, Aoba Koyo? ─le recriminó el mencionado lanzándole una mirada enojada─. Esto tenemos que arreglarlo con una pelea ─agregó.
─ ¿Por qué no mejor cierran la boca los dos, par de ruidosos? ─intentando darles alcance distinguieron a uno más con gesto de aburrimiento, gafas normales que le daban un aire de nerd y cuyo mentón estaba adornado por una rala barbita.
─ Tú no te metas en lo que no te incumbe, Julie ─oyeron la voz de Aoba al regañarlo perdiéndose por el pasillo.
Tsuna y sus acompañantes les siguieron un momento con la vista mientras en sus rostros se dibujaban las muecas más graciosas. Sólo pasaron unos segundos cuando se escuchó una voz femenina a sus espaldas.
─ Si siguen perdiendo el tiempo aquí me veré obligada a liquidarles… ─les dijo duramente con gravedad.
─ Adel… no estamos haciendo nada malo, en serio ─Enma fue el primero en hablarle utilizando un leve tono de súplica.
Suzuki Adelheid es miembro de la familia Shimon y posee el anillo de la tierra con el atributo del glaciar que congela todo en una gruesa e impenetrable capa de hielo, algo que va bien con su personalidad un tanto fría y distante. Es una chica bastante alta para ser mujer, con un cuerpo voluptuoso que ya quisieran muchas aunque eso no le ha impedido ser una luchadora con gran habilidad en un combate cuerpo a cuerpo, lo que la hace prácticamente insuperable. Pero había algo que le molestaba desde hace tiempo: el hecho de haber sido derrotada por Hibari Kyoya, el guardián de la Nube del Jefe Décimo Vongola, y eso le motivó a retarle semanalmente desde que llegó a Namimori como estudiante transferida en un intento por vencerle, algo en lo cual Hibari parecía estar de acuerdo de alguna u otra manera ya que nunca se negaba a pelear.
─ Enma… ─la chica dulcificó su mirada por una fracción de segundo ya que le tenía a su "jefe" un gran cariño de hermanos y no se sentía capaz de lastimarle ni un poco, pero eso duró lo que dura un parpadeo pues prontamente recuperó la seriedad al mirar a los demás─… no deberías permitir a los Vongola el conducirte por malos caminos ─externó.
─… Oye, nadie le habla así al Juudaime… ─Gokudera le dirigió una mirada de pocos amigos e intentó tomar una de sus dinamitas, las cuales suele traer ocultas entre su ropa.
─ Gokudera – kun… no… ─Tsuna se sobresaltó y rápidamente tomó a su amigo por el hombro para impedirle un movimiento brusco.
La chica no se dejó amedrentar y antes bien parecía dispuesta a atacarle primero pero alguien llegó a interrumpirles.
─ Pelear en los pasillos va contra las normas… ─Hibari llegó en el momento justo con las tonfas preparadas y miró a la muchacha con gesto de desagrado─… por eso tendré que morderlos hasta la muerte ─puntualizó lanzándoles una mirada fiera a los demás. Tsuna casi se atraganta del miedo con su propia saliva.
─ ¡Hi… Hibari – san! ─exclamó en voz baja y temblorosa.
─ Ciaossu, Hibari, Adelheid… ─Reborn consideró adecuado intervenir y les saludó parándose entre los dos─… estos muchachos están esperando el toque del timbre para tomar su clase deportiva ─les explicó en entonación de voz convincente y consiguió su objetivo pues ambos bajaron la guardia ─. Y les recomiendo que ustedes también se vayan o se les hará tarde para su siguiente clase ─puntualizó a continuación sin cambiar la amabilidad.
─ Es cierto, ahora nos toca la clase de deportes ─confirmó Yamamoto con sonrisa de alivio y gesto de inocente.
Los dos mayores, Hibari y Adelheid, se lanzaron una última mirada desafiante y cada quien se fue por su lado sin decirse nada. Y en ese momento sonó el timbre.
─ ¡Qué pesadilla!... ¡No sé quién da más miedo, si Hibari – san o Adelheid – san! ─suspiró Tsuna con temblorosa voz mientras llevaba algunas pelotas de futbol entre las manos.
─ Tsk… son tal para cual ─opinó Gokudera visiblemente indignado ayudándole con el resto.
La tarde de ese día en casa de la familia Shimon…
─ ¿Y qué le vas a regalar mañana al presidente? ─se escuchó la aguda voz Shitt P., otra joven perteneciente a esta familia, notoria por su extravagancia tanto en el vestir como en su forma de hablar y no se diga en el comer, dirigiéndose a Adelheid cuando ésta se encontraba en su propia habitación realizando sus deberes escolares en un pergamino.
─ Shitopichan, ¿acaso no sabes llamar a la puerta? ─haciendo que se sobresaltara un poco pues parecía muy sumida en sus pensamientos. Con irritación lanzó la hoja de pergamino manchada en el cesto de la basura─. Tengo cosas más importantes en que ocuparme para pensar en tonterías… ─agregó mirándola fijamente─… y, además, ¿por qué haría yo algo semejante por ese idiota? ─le cuestionó al final torciendo el gesto con fastidio total.
─ Pues porque a ti te gusta, no puedes negármelo ─le respondió su compañera con simpleza encogiéndose de hombros─. Mañana es San Valentín ─recalcó un poco emocionada.
─ Como si me importara ─replicó Adelheid y buscó una nueva hoja de pergamino en su escritorio para continuar escribiendo, aunque un imperceptible rubor tiñó sus mejillas.
─ Oh, ya veo… ─Shitt P. la miró con mayor curiosidad─… ¿entonces vas a escribirle una carta para expresarle tus sentimientos?... Es tan romántico ─agregó en voz soñadora.
─ ¿Qué tonterías dices? ─respondió la otra levantando la vista para lanzarle una fulminante mirada de molestia.
─ Yo decía… yo decía… ─la extravagante chica le sonrió de forma traviesa y decidió salir antes de que su amiga se enfadara en serio─. ¿Me acompañaras a comprar los chocolates para Enma y los demás?... ─le preguntó cantarinamente desde la puerta─… Quiero encontrar uno grande para regalárselo al lindo Gokudera como muestra de mi total amor hacia su persona ─complementó.
─ Sólo dame diez minutos y terminaré con esta tarea ─Adelheid recompuso el gesto por uno más tierno y retomó su escritura.
─ Te espero ─Shitt P. cerró la puerta despidiéndose.
En cuanto su compañera se retiró Adelheid tomó un nuevo pergamino y lo desarrugó con cuidado.
─ No me explico porque estoy haciendo esto pero así tiene que ser… ─se dijo a sí misma y sus mejillas enrojecieron nuevamente. Ya decidida concluyó con su tarea para poder ir de compras junto a Shitt P. y así tener listo el chocolate para los muchachos.
Tal vez fuera cierto o tal vez eran alucinaciones suyas, pero en los últimos meses le había parecido que Hibari Kyoya no era tan insoportable en realidad a pesar de su enorme ego y expresión de forajido con los que intentaba compensar el hecho de tener baja estatura… eso le daba un aire interesante y también la atormentaba bastante. Pero ya lo tenía decidido y no daría marcha atrás expresándole todo completamente sin esperar algo de su parte.
Nota: Para quien no ha leído el manga les comunico que la familia Shimon hace su aparición como continuación después de la terminación del anime (yo espero que ya lo animen, por ahí leí que saldría muy pronto), así que léanlo para entender muchas cosas ocurridas entre Hibari y Adelheid, así como entre Tsuna y Enma junto con el resto de los guardianes. La trama de la historia es algo que se me ocurrió dado que no es del todo descabellado el que se pudiera dar… disfruten la continuación sin tanta miel.
