Marinette siente un profundo amor hacia un chico de su salón: Adrien Agreste. Una persona amable, cortés y fiel a sus amigos; de sinceros ojos verdes y sedoso cabello rubio. Se sienta detrás de él en clases con la pura intención de poder observarlo y suspira cada vez que lo ve alejarse con un simple pensamiento "él es perfecto".
Sin embargo, hay algo que ella no sabe y es que se encuentra perdida en la máscara que el chico utiliza para convivir con el mundo, escondiendo su verdadera naturaleza por el deseo de terceros. Y a pesar de que en su fachada hay muestras reales de su verdadera personalidad, existe una diferencia abismal entre la máscara y su verdadero ser que se esconde entre las sombras.
Adrien Agreste no llega a notar los sentimientos de la azabache a pesar de saber que la chica solo balbucea y es extremadamente torpe frente a él, pensando que debe de haber una buena razón, pero sin quitarle el sueño como para querer saber el porqué. Ella es su primer amiga, pero no le interesa saber la razón de sus acciones; dejando así a la dulce chica que se sienta en la banca de atrás perdiéndose en su personalidad caballerosa y dejándola pensar que pueden significar algo más.
Su desinterés no es porque no le importe Marinette, es solo que sus pensamientos están dirigidos a la chica que ha robado ya su corazón.
Chat Noir juró que amaría por siempre a su compañera de batallas: Ladybug. Una chica valiente, hábil y de buen corazón; dueña de unos lindos ojos color cielo y una cálida sonrisa que le recuerda a la de su madre. Se despide de ella con galantería tras cada batalla ganada esperando robarle un leve sonrojo o quizás una tímida risa y la ve saltar de techo a techo con un solo pensamiento "ella es perfecta".
Pero no está consciente de que no conoce la verdadera personalidad de la chica de traje moteado a pesar de que algunas de sus características se asoman a través del antifaz. Olvidándose completamente de su primer encuentro, donde la azabache se mostró insegura y torpe ante la grave situación y él termina cegado por el papel que la chica interpreta para salvar a la bella París.
Ladybug es consciente de los coqueteos constantes de Chat Noir pero prefiere pensar que el chico es un don Juan empedernido y que al cruzarse con una nueva conquista corre tras ella hasta que pasa un buen rato. No le molesta reafirmar su teoría cuando es una chica cualquiera frente a él y la llama su princesa. No le molesta porque no puede tomar en serio los sentimientos del gato.
Además de que no tiene razones para hacerlo, pues en su corazón reina cierto modelo estrella que representa a la empresa ha estado parada frente al atractivo modelo y aunque se siente terriblemente nerviosa logra recordar que en ese momento no es su compañera de clases y es la heroína de París. Logrando así hablar correctamente y embobando más al rubio.
Chat Noir ha estado frente a Marinette y a pesar del coqueteo descarado saben que ninguno de los dos lo toma en serio, riéndose de las peculiaridades del otro considerándose buenos amigos.
Marinette vive sin saber que el chico que ama le coquetea y está dispuesto a dar su vida por la de ella cuando utiliza un traje negro.
Chat Noir vive sin saber que la chica que ama suspira y deja a un lado el uso de razón por él cuando no es más que la chica de la banca de atrás.
Se aman y no se corresponden y sus corazones les piden a gritos que dejen de ser tan ciegos.
A pesar de que escuchan un leve susurro no pueden separar su mirada en lo perfecto, en aquello que solo puede ser realidad en sus sueños.
Son el uno para el otro, pero tienen altas probabilidades de nunca notarlo. Y es que la lealtad a algunas personas nos hace traicionar lo que realmente necesita el corazón.
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