IT'S ALWAYS BEEN YOU.
Disclaimmer: Nada del potterverso me pertenece, todo es de J.K Rowling.
Aclaraciones: Los capítulos están basados en la Tabla de los 30 vicios de Livejournal, si hay algún problema con eso, por favor, avisadme por MP. Como no sabía cómo hacerlo, simplemente he introducido la palabra de la tabla en el fic. Esta primera viñeta contiene "límite".
Dedicatoria: Esto está dedicado con todo mi amor del mundo mundial a mi futura esposa Kristy SR y espero que lo disfrute y no quiera cancelar nuestra boda por mi nulo arte en la escritura.
I.
Silencio.
Era todo lo que Tonks podía oír mientras avanzaba por los pasillos del tercer piso de Hogwarts. Un silencio sepulcral que le ponía la piel de gallina porque, en medio de una batalla, el silencio nunca era una buena señal. Jamás. Y eso Tonks lo podía sentir en cada uno de sus huesos.
Miraba a todos lados, preocupada, alerta, en constante agitación y temerosa de dejarse flancos descubiertos. Sin embargo, eso no hacía nada más que agudizar todos sus sentidos; veía todo más nítidamente, el tacto duro y suave de su varita en la palma de su mano la reconfortaba, sentía el poder cosquillear por sus venas, sentía el olor de la sangre en su boca, metálico, y escuchaba aquel silencio de una forma penetrante. Llegaba hasta su cerebro y lo procesaba como señal de peligro.
Avanzaba lentamente, paso a paso, con la espalda pegada a la pared del pasillo. Sus músculos estaban resentidos por las carreras y la lucha anterior, su respiración agitada era lo único que podía escuchar. Estabas al límite de tus fuerzas, lo sabías, pero no podías dejar de luchar, lo seguirías haciendo para que existiera un mundo en el que pudieras vivir con tu hijo y tu marido tranquilamente, sin el continuo miedo ni las continuas batallas y muertes poblando su vida.
El ritmo cardíaco comenzó a aumentar según se acercaba al final del pasillo, agarró con fuerza la varita y tragó con fuerza. Preparándote para lo que sea que pudiera pasar una vez dejara atrás la seguridad de la pared a su espalda.
Miró hacia la derecha y lo que vio en el suelo la dejó sin respiración. Soltó la varita instintivamente mientras las fuerzas que le quedaban abandonaban su cuerpo.
Las lágrimas comenzaron a fluir y su visión se volvió borrosa, sin embargo no podía creerlo, aquello que veía no era cierto, no podía serlo.
Caminó despacio, como si cada paso le costara la misma vida, como si estuviera atravesando el mismo infierno, pisando el suelo ardiendo de este, como si por cada paso su respiración fuera más superficial, con cada uno de ellos, su mente se quedaba cada vez más en blanco. Con cada uno de ellos, abandonaba cada vez más aquella realidad confusa en la que estaba, para centrarse solo en el cuerpo inerte depositado en el suelo.
Cuando llegó a su altura se dejó caer de rodillas mientras alzaba las manos para tocar el rostro de su marido. No reconoció aquel tacto frío y sin vida como el de Remus. No podía pensar que esos ojos color miel, opacos, eran suyos.
Con un sollozo ahogado, le cerró los ojos y varias lágrimas cayeron sobre su rostro. Le cogió la mano y se la llevó a los labios, notando la frialdad que estas tenían, la ausencia del calor que tantas noches la había abrigado.
Una risa estrambótica y lunática rompió el silencio que inundaba la sala. Un escalofrío recorrió la columna de Tonks cuando reconoció aquel estallido de cristales, sin embargo, le daba igual. Todavía no podía creer que aquel al que amaba con todas sus fuerzas no volvería a estar con ella.
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