ALLÍ ESTABA.

Por Diyeim

Allí estaba, él, su amigo, su compañero, aquel con quien había compartido hasta la muerte, lo odiaba, quizás ese era el problema, su odio, pero quizás también lo amaba, y ese también era el problema, su amor.

La confusión lo sumía en una terrible depresión que parecía ahondarse con los días, con las horas. Ese día habían decidido ir a entrenar sin utilizar su cosmos solo con sus cuerpos, el resultado, una batalla formidable, desde el amanecer hasta que la luna se levanto alta en el cielo, sin descanso, sin comida, sin bebida, sus cuerpos quedaron agotados, las costillas rotas hacia rato que perforaban algunos órganos, y los huesos largos tenían fracturas en sus fracturas, al terminar la pelea dándose por vencidos comenzaron a subir las escaleras del santuario.

Se aferraron el uno al otro, con cuidado para dirigirse a sus respectivas casas, fue un camino largo, silencioso, y lleno de dolor, Camus de acuario al ver el estado de Milo se pregunto por qué demonios habían hecho eso, se habían golpeado como si se quisieran matar, nunca disminuyo la fuerza de alguno de sus golpes y estaba seguro que su compañero tampoco lo había hecho.

Se detuvieron en la casa de Escorpio, deslizándose apoyados en una columna cayeron al suelo conteniendo una tos húmeda que sabia a sangre, tendrían que llamar a las sacerdotisas para que cuidaran sus heridas. A Atena no le gustaría saber que dos de sus santos casi se matan a golpes por puro aburrimiento.

Se va enojar- dijo Milo con una sonrisa perversa. Camus quiso reír pero se detuvo al sentir el dolor.

Sieee – dijo Camus esbozando una sonrisa.

Te amo cabrón.- confeso sin previo aviso en un susurro Milo, aunque su vista la tenía al frente.

Lo sé marica.- respondió Camus mirando el mismo sitio, sintiendo como se aceleraba su corazón y como se quitaba un peso de encima.

Casi te mato.- aseguro el santo de Escorpio.

Nooo... Solo fue por tocarme.- comento Camus, Milo quiso reír

Es eso una hipótesis o lo que tenias en mente al dejarme así.- sugirió el moreno

Tal vez, las dos- respondió el acuariano, mirándolo de medio lado.

Somos un par de gays.- argumento Milo mirando el suelo.

No quiero admitirlo.- afirmo Camus mirando al frente nuevamente.

Pero lo sabes, cierto- el caballero de acuario asintió.

¿Porque no podemos ser normales?- pregunto Camus.

No lo sé, ¿Qué es normal? - respondió el moreno.- pero sabes que ya no me importa.

En silencio Camus tomo la mano del Escorpion mientras que sentía que con el amanecer se les iba la vida. Al otro día fueron encontrados dos caballeros muertos contra una columna del santuario de sus manos juntas extrañamente brotaba un solo hilo de sangre.