Hola! Bueno que tal! jejejeje bueno, este es mi segundo fic de mi super anime favorito Rurounin Kenshin y, en realidad, este fic me encanta demasiado! lo hice en un momento de bastante dolor y bueno, ni que decir, salio esto casi casi de mi alma. Ahora afirmo, con dolor angustia e injusticia: lamento no poder decir que los personajes son míos, realmente es lamentable. Por lo demas, gracias y disfruten de Rechazada, un fic de Kaoru y Kenshin. Bye.!

Rechazada

Acto primero: El dolor

Rechazada. Esa es la palabra que más me identifica. Rechazada, rechazo…

Era increíble. Estaba aún pensando en Kenshin Himura, después de todo. El capitán del equipo de basket era un sueño, era tan alto que apenas le llegaba yo al hombro, era blanco marfil, de cabello rojo escarlata y de sonrisa seductora, sin problemas… sus ojos estaban en la linea media entre los enloquecedores dorados y los pacificos violetas y su cuerpo, trabajo de horas de gimnasio, era una locura también ¿Cómo se supone que uno debería seguir cuando él, tu sueño, era eso, sólo un sueño? Realmente no lo sabía pero lo iba a averiguar a la fuerza, porque el 10 de la selección me dijo no, de la forma más linda y dolorosa que uno se pueda imaginar alguna vez.

Flash Back

Mis manos temblaban. Mis pupilas seguían a todo ser viviente que estuviera a 10 metros en la redonda. Mi pulso estaba a mil.

-¿Qué es lo que me tenías que decir, Kamiya?-dijo Kenshin, mientras tomaba el balon de basket y lo dejaba a un lado suyo. Estaba tan guapo como siempre: así, con su cabello rojo en una coleta alta y con su ropa deportiva negra, que resaltaba su blancura.

-Verás, Himura-san….estoy….estoy….me gustas.- hablé, deviando mi mirada, para no verlo a los ojos.

Hubo un silencio de unos segundos, que fueron largos. Luego, tomó mi barbilla y la alzó para ver mis ojos.

-Veras Kamiya… ¿Sabes que estoy con Tomoe Yukishiro, no? Bueno…nos amamos. Y bueno… tambien eres una gran chica, pero lamento no poder corresponderte.- dijo mientras mis ojos se aguaban por la herida del alma. Una lágrima corrió por mi mejilla, y él se deshizo de ella botándola con la uña.- Espero que todo te vaya muy bien, Kamiya-san.

….

Nada. Después eso…nada. Yo, petrificada como hielo en el mismo lugar, y él yéndose sin siquiera voltear a verme. Sólo pude quedarme en ese estado hasta que Tomoe Yukishiro, la porrista y novia de Kenshin, se abalanzaba a sus brazos y le zampaba un beso, que él recibió gustoso y con una sonrisa como respuesta. Y después de eso, nada otra vez.

Acomodé mi única falda y cerré bien mi blusa, tomé mi bolso y salí lo más dignamente que se pudo, si podía haber quedado rezagos de dignidad después de eso. Y entré al baño. Y lloré, como no lo había echo antes. O como no lo había echo nunca.

Y fui consciente de lo lejos que estaba yo, Kaoru Kamiya, estudiante número uno de la Preparatorio Wellington, del orgullo deportista de la misma preparatoria, Kenshin Himura.

….

Me levanté a las 7 de la mañana, mientras escuchaba el crujir del tocino de la cocina. Perfecto, nada mejor que huevos con tocino para el mal de amores, me dije. Salí con mi pantalón jean dos tallas más grandes y una camiseta larga hasta después de las caderas. Tomé mi mochila y comí el desayuno lo más rápido que pude. Al salir, como siempre, tomé mi cabello negro en una coleta simple y caminé. Hoy iba a ser un día duro, como siempre.

-¿Pensando en Himura-kun?- dijo mi mejor amigo, Aoshi. El era despampanante, guapo al cien, de cabellos negros y de mirada absurdamente azul. Cuerpo delicioso y de carácter tranquilo y poco perturbable. A mi me gustaba mucho en algún momento, pero después no me visualicé de ninguna forma con él, sólo como amigos. Igual como ahora, que no me visualizaba con Kenshin, porque ni éramos compatibles y el amor no es de uno.

-Si…algo así.

-¿Se lo dijiste, no?- habló Aoshi, mientras retomaba el camino y me miraba de soslayo.

-Ehm… si. Se lo dije.

-Y por lo que veo, no salió como esperabas.

-Aunque no lo creas si salió como creía.- tomé aire y pasé saliva, mientras trataba de no llorar.- Sabía que él diría que no éramos el uno para el otro. Inclusive ni me sorprendí, realmente lo sabía. Sólo quería…probar a mi suerte. Y bueno, tampoco es que fuera la clase de competencia para Yukishiro-san.

-Lo siento…-dijo Aoshi, mientras paraba a esperar el autobús.

-Si, de verdad que yo lo siento más.