Qué pasa cuando juntamos una sala, una chica leyendo y un rubio con ganas de matar el aburrimiento?
En un gran castillo lleno de retratos, fantasmas y alumnos por todos lados había una sala enorme, con un gran fuego en su chimenea que la caldeaba en ese invierno tan duro. En uno de los sillones que aquella sala contenía se hallaba una castaña cómodamente relajada con un libro entre sus manos y a juzgar por la expresión de su cara y el ensimismamiento que tenía, el libro debía ser muy bueno.
No muy lejos de allí un rubio caminaba hacia su sala común, sala que compartía con cierta castaña. "¿Qué estará haciendo ahora Granger? De seguro está metida en uno de sus miles de libros. Me apetece molestarla un rato." Con este pensamiento, el rubio acelero su caminar deseando llegar cuanto antes para poder practicar así su deporte favorito. Porque aunque habían firmado una tregua, eso no le impedía sacar de quicio de vez en cuando a su compañera.
-Que haces Granger?-dijo tirándose en el sillón de enfrente –no se para que lo pregunto cuándo es tan obvio… ¿y qué lees ahora?
-Romeo y Julieta y ahora déjame tranquila, ¿quieres? –contestó Hermione molesta.
-No me digas que crees en esas cosas? En el destino y el amor a primera vista. ¡JAJA! Te creía más inteligente! JAJA –se rió él.
-Cada cual cree en lo que quiere Malfoy. Yo a ti no te obligo en que creas en el destino, ¿o sí? –rebatió tranquilamente la castaña.
-¿Crees en el destino? No se vale contestar con otra pregunta –dijo adelantándose a ella.
-¿Si te contesto me dejaras en paz?
-Puede, quizás, no estoy del todo seguro, depende de lo conforme que me quede con tu respuesta –contestó burlón.
-Creo que somos marionetas del destino –contestó la castaña cerrando el libro –que todo está escrito y aunque seamos nosotros quienes hacemos nuestras elecciones, al final va a terminar siendo lo que tenía que ser –y añadió –por ejemplo, si el destino de Romeo y Julieta hubiese sido seguir vivos, ella hubiera despertado unos segundos antes de que Romeo tomase el veneno y así hubiese impedido el suicidio de él y ella tampoco se hubiese matado. Pero el destino quiso que así fuera y así fue.
-Eso es un libro, no tiene nada de realidad –contestó él cuando ella hubo callado –pero estoy de buenas y me conformo.
-Imbécil –susurró ella para sí, volviendo a abrir el libro.
-Granger… ¿Tú eres feliz? –siguió incordiando Draco.
-¡Si! ¡Lo era y mucho hasta que entraste tu y me empezaste a molestar! –exclamó ella harta de tanta pregunta -¿Y tu Malfoy? ¿Eres feliz? –preguntó ella picajosa.
-Sí, en este momento soy y estoy muy feliz – y añadió viendo la cara de extrañeza de Hermione –me encanta sacarte de quicio y cuando lo consigo soy muy feliz.
-Ashhhhhh! No sé ni para que te pregunto! ¿Quieres lárgate con tu ego fuera de mi vista? No soporto estar escuchándote decir que eres perfecto!
-Yo nunca he dicho que sea perfecto, soy casi perfecto.
-Quien cree rozar la perfección, está a un paso de rozar la locura… ¡CLARO! Ya decía yo que tu estabas así de majara por algo!
-Muy graciosa Granger…, aunque no le veo la gracia la verdad –y no añadió nada más.
Hermione se extraño pero pensando que la había dejado en paz volvió a su lectura hasta que una mano apareció y le quitó el libro.
-¿Qué crees que estas haciendo? ¡Dame mi libro! ¡Ahora Malfoy! ¡No pienso volver a repetirlo! –gritó levantándose del sillón y quedando frente a frente con Malfoy.
-Hasta que yo quiera no –dijo el con el brazo estirado, quedando así el libro fuera del alcance de ella que era un poco mas bajita.
-¡DA-ME-LO!
-Con una condición… que me respondas a una última cosa –contestó balanceando el libro por encima de su cabeza.
-¡Rápido!
-¿Siempre has sido feliz?
-Desde que yo recuerde sí.
-¿Y que recuerdas?
-Dijiste una! –pero se calló porque Malfoy estaba acercando el libro al fuego -¡NO LO TIRES! Está bien! Solo recuerdo aquellos momentos que mas me han marcado y todos son felices, ¿vale?
-¿Y cuál te ha marcado más? –preguntó él de repente serio.
-La cuestión Malfoy, no es cuál, sino quién es el dueño de ese recuerdo –la castaña contestó mirándole directamente a los ojos.
-¿Y quién es? –volvió a preguntar él acercándose más a Hermione.
-Solo lo sabemos él y yo… –contestó tranquila.
-¿Qué piensas de todo esto? –volvió a preguntar él.
-Que es la conversación más absurda que he tenido en toda mi vida.
-Sabes que no me refiero a eso…
-Que te den Malfoy! Estoy harta de tus juegos! –exclamó ella separándose de él y dirigiéndose a su cuarto.
-Granger… -la llamó cuando se dio cuenta de que no se había llevado el libro.
-¡PIERDETE LEJOS Y OLVIDAME YA! –gritó ella dando un portazo a la puerta de su cuarto.
Draco se quedó mirando la puerta, se encogió de hombros y se sentó en el sillón donde antes había estado Hermione y en la misma postura que ella adoptaba para leer abrió el libro por la primera pagina y se sumergió en la lectura de Romeo y Julieta, feliz de haber conseguido lo que pocos conseguían, sacar de sus casillas a la impasible Hermione Granger.
