Cuento de hadas o horrible pesadilla
La verdad, las cosas empezaron a ir mal mucho antes que el rey Aerys y su paranoia destrozaran el reino. Dicen que cuando nace un Targaryen los dioses lanzan una moneda al aire y así deciden si será grande o un completo loco. Bastante apropiado teniendo en cuenta la historia de esa familia.
Yo tan solo tenía siete años cuando mi padre, Lord Hoster Tully decidió que iría a Invernalia como pupila de Lord Stark y como futura esposa del segundo hijo, Eddard. Así que mis mejores recuerdos los construí ahí, con Lyana cabalgando por el bosque de los lobos, entrenando con Brandon y Lyana para ser caballeros y yendo al bosque de dioses a rezar con Ned. Invernalia era un lugar frío y gélido, gris por todas partes y de vez en cuando un poco de verde, el único color natural que verías a tu alrededor. Pero a pesar de todo hice de el mi hogar. Siempre había odiado desembarco del rey, demasiado ostentoso y aguadulces ya no era mi hogar. No recordaba mucho de mis hermanos pese a los intentos de Lady Stark que me veía como una hija, como una dama de Invernalia. Ella siempre decía que aún teniendo el hielo en mis venas, mi familia seguía siendo los Tully y como decía nuestro lema: familia, deber y honor. Mi madre había sido una mujer maravillosa, dulce y amable, siempre con una palabra de aliento con la que consolarte.
Mi hermano… supongo que era quien más recordaba ya que viajaba mucho al norte para ver a Brandon ya que eran muy buenos amigos. Edmund era como Brandon, ruidoso y grande pero nunca dañaría una mosca. Ambos les gustaba ir por las murallas jugando a ser caballeros y siempre dejaban que Lyana y yo nos uniéramos.
Supongo que con quien más problemas tenía era con Catelyn. Cat era demasiado vanidosa, la perfecta dama. Para lo único que servía era para mirar ya que su mente muy sencilla, no hecha para las intrigas y artimañas del sur. Supongo que esa es la razón por la que su amigo Baelish no me caía bien, siempre diciéndome lo que una mujer debe o no debe hacer.
Lysa… no era normal. Siempre viviendo en su mundo de fantasía y yendo tras Baelish como un perrito faldero. En su mente no cabía que Baelish estuviera enamorado de Cat y no de ella. A pesar de todo era mejor hermana que Cat, al menos me cuidaba y me cantaba cuando había tormentas y no podía dormir. Se esforzaba pero como mi madre, era una flor, tenía una belleza efímera que no tardó en marchitarse.
Pero amaba a mi familia, era mi deber hacerlo. Yo tuve suerte, las terceras hijas no se casan con herederos o segundos hijos. Yendo para Invernalia la primera vez no pare de repetirme los consejos de madre: "mientras los hombres tienen sus espadas, nosotras tenemos nuestras armas, nuestro cuerpo y nuestra mente" o "los hombres son grandes, pero detrás de cada gran hombre hay una gran mujer". Madre me advirtió que no amaría a Ned de inmediato. Tardarían años, incluso hasta cuando me diera hijos incluso. Pero se equivocaba, no fue difícil amarle y menos mantener viva la llama de mi amor por el. Era una niña y yo no sabía nada de la crueldad del mundo ni que el destino rara vez nos da lo que queremos.
Brandon y Catelyn acababan de comprometerse cuando hubo un torneo en Harrenhal. No solíamos ir a torneos y justas con la familia Stark pero Lyana y yo acabábamos de cumplir 15 años y las dos familias consideraron conveniente ir como regalo de onomástico y para que la futura pareja se conocieran más. Yo no disfrutaba mucho de estos eventos y Benjen y yo nos quedamos con Lady Stark en nuestros aposentos charlando. Nos pasamos así la mayor parte de los tres días que duraba todo o paseando por el mercado. Recuerdo la fiesta final que escuché que el príncipe Rhaegar había coronado a Lyana reina del amor y la belleza. Eran la comidilla de todo el mundo, me sorprendió que hubiera tardado tanto en enterarme.
Benjen y yo fuimos a la habitación de Lyana y junto con la princesa nos contaron todo. Como había conocido hace unos días el príncipe y como había luchado contra el como el misterioso caballero del árbol de la alegría y como el le había pedido que fuera su esposa, como la princesa Ellia sorprendentemente estuvo de acuerdo. Decir que estaba sorprendida era un eufemismo. Lyana que estaba prometida a Robert Baratheon, un mujeriego y borracho, da igual lo que dijera Ned, quería fugarse con el príncipe. Era como un cuento de hadas, que más tarde se convirtió en una pesadilla.
Lyana y yo nos fugamos con el silencio de Benjen y la promesa de escribirle y fuimos a desembarco del rey. El príncipe nos dio unos aposentos en la torre de la alegría y a pesar de estar en la capital estábamos bastante incomunicadas por nuestra protección ya que el rey Aerys estaba empezando a desvariar.
Menos de un año después, el príncipe tomaba a Lyana como su segunda esposa, con varys, la princesa Rhaenys, la princesa Ellia embarazada, la reina y yo. Poco después nos esperamos que Lyana estaba esperando igual que la reina Rhaella y me alegre. Yo hechaba de menos a Ned cada día más y siempre pensaba que cuando fuera seguro el y yo nos casaríamos y seríamos felices como el príncipe y sus princesas. No sabía que la guerra había estallado hacia meses y que el rey Aerys ahora era el rey loco. No sabíamos sobre la muerte de Richard y Brandon Stark cuando vinieron a pedir nuestra liberación, ni que Robert el ex-prometido de Lyana y Ned estaban amasando un gran ejército y estaban listos para marchar sobre el sur hasta las mismas puertas de desembarco del rey.
Cuando por primera vez nos dimos cuenta de que había algo mal, fue cuando vimos la reina después de unos días estando en los aposentos del rey. Ella estaba embarazada y el rey había estado "celebrando" con ella. Por la expresión del joven ser Jaime Lannister estaba tratando muy duro para no entrar y matar al rey que había jurado proteger.
No hubo un segundo aviso. De un día para otro desembarco del rey ardía bajo llamas verdes que arrasaban todo a su paso. La reina llevaba varios días en Rocadragón después de la violación a la que le sometió el rey y Rhaegar había partido al tridente con un ejército para vencer a los atacantes o retrasarles. Lyana estaba en el octavo mes y el nos dejó en la torre de la alegría con guardias que nos protegerían y junto ser Arthur Dayne debíamos de proteger y cuidar de Lyana y su hijo. No llevaríamos más de cuatro horas viendo el ataque impotentes cuando Lyana rompió aguas. Ella estaba preocupada y siendo su primer parto ya era bastante duro pero no había una partera con nosotras que nos ayudara a dar a luz a su hijo y ambas sabíamos que no iba a sobrevivir. Vi en sus ojos la aceptación a su muerte pero decidida a que su hijo entre en el mundo y viva. Fue en esos instantes de espera que todo lo que había pasado en este par de años me paso frente a mis ojos mientras veía la luz en los ojos de Lyana ir apagándose, mientras escuchaba el sonido de la lucha fuera de la torre y en los pasillos y me di cuenta que el príncipe había muerto. Mi pequeño ahijado iba a venir al mundo para estar solo, ambos de sus padres muertos y si suponía bien lo más probable es que Ellia también lo estuviera. Vi al pequeño bebé que era demasiado pequeño por nacer temprano, su cara arrugada y su parche de pelo oscuro que me prometí cuidar de el como si fuera mío. Si darme cuenta le susurré:
- Tranquilo pequeño lobo, no estas solo. Ned y yo vamos a cuidarte y amarte.
