Hola! Aquí de nuevo anunciando un nuevo fic, que me venía rondando durante varias semanas por mi cabecita. Dedicado a mis acosadoras personales: Lara (¬¬ te tengo muuucho miedo) y a Raquel (la olvidadiza, ella sabe el porqué de esto) bueno espero que os guste tanto a vosotras como a mis demás lectores. Y la última cosa, comenzamiento que me pedisteis. ¡Comienza!
"Corre, corre todo lo que puedas, y no mires atrás, cuando estés cansada y tus piernas te flaqueen, nunca pares, sigue corriendo, siempre hacia el norte, hacia la ciudad de Osaka, allí pregúntale a la primera persona que encuentres por los Amazonas, ellos te guiaran –respiro con dificultad- sálvate…-pude escuchar antes de que el fuerte estruendo de una bala al salir de su portadora, atravesara el ahora difunto cuerpo de mi padre-.
-Aquello era el único recuerdo que aun podía y podre recordar con claridad, mi casa, todo en llamas, por el simple capricho de unos ladones de pacotilla, a los que no vieron mayor entretenimiento atracar mi casa y matar a mi padre y mis 2 hermanas para saciar su sangre… mi madre? Mi madre murió cuando yo tenía acerca de 3 años que ella descanse en paz, la razón nunca la supe, ya que mi padre siempre que le preguntábamos con ello, evadía el tema de alguna de sus estúpidas formas de disimular. Tal y como me dijo mi padre, me encamine hacia el norte, y tras varios días sin comer y sin beber, llegué hasta Osaka, donde me acogieron unos antiguos amigos de mi padre, los "Amazonas", dueños de dichas tierras, quienes tenían una hermosa hija, de mi edad, Shampoo con la que congenie muy rápido. Shampoo siempre solía llevar el pelo suelto, simplemente con una cinta que cambiaba de color según le apetecía, detrás de las orejas y que daba toda la vuelta a la cabeza, como una 'felpa', también solía llevar pantalones, ella decía que le eran muy cómodos, pero su padre como Conde y Señor Feudal que es, siempre le regañaba porque se comportaba como un muchacho, en vez de una delicada chica como tenía que ser. Y digo que solía, porque ara unas 2 semanas que no la veo, porque ahora mismo me encamino hacia Nerima, como moneda de cambio entre un acuerdo de paz, los señores Amazonas, me habían prometido con un joven conde, para contraer matrimonio con él. Solo había algo extraño, Shampoo debería haber sido la elegida para dicha acción, ya que ella es la heredera directa del título…Pero que descortés por mi parte –hice una pausa- aun ni me he presentado perdóneme usted, soy Akane Tendo, la última de las herederas del apellido Tendo, y usted es…?
-Ukio Kuonji-sonrió-señora, no me merezco el honor de ser nombrada por el pronombre usted, soy su sirvienta, es mi deber y honor-.
-Sirvienta…? –me sorprendí- valla nunca he tenido ninguna-.
Se oyó un estruendo, y el artefacto en el que viajábamos se detuvo, baje la ventanilla del carruaje, asome la cabeza, ignorando las suplicas por Ukio porque no hiciera nada que no fuese correcto. Busque con la mirada a que debía ocuparse de que no hubiera ningún incidente.
-Mousse –dije débilmente- por favor llamen un momento a Mousse- me dirigí a los dos soldados que estaban parados de forma paralela al carruaje-.
Se bajaron del caballo y asintieron con una pequeña reverencia. Volví a meter la cabeza en el vehículo tirado por caballos, Ukio no parecía muy contenta, simplemente pude sonreír de medio lado, dando a entender que lo hecho estaba hecho.
-Mi señora –dijo Mousse, retirando la cortina de la ventana que seguía abierta-.
-Por qué nos detemos…? –Pregunte volviendo mi cabeza hacia donde estaba mi sirviente con gafas-.
-Una de las ruedas del carruaje se a encallado en el barro, me temo que deberán bajar, ya buscaremos otra manera de avanzar hacia el distrito de Nerima –asentí, y de forma inmediata abrió la puerta permitiéndome a mí y a mi sirvienta, salir de aquel lujoso transporte.
Ukio se agacho para coger la cola del hermoso kimono que llevaba, para que su color verde no se manchara con el barroso suelo.
-Creo que no ha sido muy ingenioso de tu parte dejar que la señora saliera, ya sabes cómo es… -le susurro a mi fiel caballero, "intentando" que NO lo escuchara, pero no pudo ser así-.
Sabia como pensaban que era, no me importaba, ni muchos menos me ofendía, nunca nadie me había ofendido ni me llegara a ofender con sus palabras, es estúpido! Como alguien te puede dañar solo con el habla.
Sonreí al ver el paisaje, sí, me gustaba ir en carruaje, pero claro, me gustaba más ir admirando mi alrededor a estar sentada en un espacio diminuto con asientos en los dos costados, y guardias continuamente preguntándote si estabas bien, y claro, por cortesía asentías, aunque te estuvieran muriendo de calor, o mareada. La otra parte eran esos largos, gruesos y rígidos kimonos, bellos? Sí, pero a quien le importaba? Al final nadie se fija en la vestimenta. Seguí contemplando la naturaleza que me rodeaba, volviendo a hacer oídos sordos, a lo que Ukio o cualquier otra persona en ese momento me decía. Nos rodeaba un bosque inmenso, tan tupido, que apenas se veía el sol, como en un cuento de hadas tal y como los que me leía a escondidas en la biblioteca mientras Shampoo me buscaba, ya que jugábamos al escondite, yo sabía que en una biblioteca no buscaría, lo sabía y así era.
-Mi Señora, que vamos a hacer…? –Dijo Ukio sacándome de mis recuerdos y ensoñaciones-.
-No me llames Señora, ni soy tan vieja ni estoy casada –añadí haciendo una mueca de desagrado, vieja no era, apenas llegaba a los 17 años de edad-.
-Aun no Señora, pero estas prometida –volvió a decir obligándome a avanzar ya que nos encontrábamos en medio de un charco. Si…. Estaba a 3 días de casarme con un completo desconocido, ni la edad conocía de dicho hombre.
-Ya se! –exclamé llamando la atención de todos los soldados que intentabas sacar la rueda del barro- Iremos a caballo, aprendí de pequeña en la casa de los Amazonas.
Ukio pareció palidecer, me dirigí a uno de los caballos que tiraban del carruaje, lo desate y ordene a uno de los soldados que le equiparan con lo necesario. Minutos más tarde, estaba subida en un caballo color gris ratón, es decir blanco totalmente, pero con el hocico, pelo y patas más oscuras, tirando a negro.
Debimos haber estado unas 4 horas de viaje, y escuchando los múltiples gritos de terror de mi sirvienta, ya que no le gustaban nada los caballos, y mucho menos viajar en ellos.
Fui todo el camino sumergida en mis pensamientos, comentando con los soldados y con Mousse, varias veces lo que me estaba gustando aquel viaje, pero sintiéndolo por los 5 soldados que empujaban y tiraban del carruaje ahora sin una rueda delantera
Solo me mantuve seria en el momento en el que vi, a un grupo de soldados, con armadura, y con el emblema de un caballo blanco a dos patas, sosteniendo en su boca una bandera de color azul…Emblema del Clan Saotome…
Bueno y aquí acaba, espero que os haya gustado, estoy deseosa de continuar, y claro, no cabe añadir de que soy una humilde chica que toma prestados los personajes de Rumiko, Dejen sus reviews!
