Las desventuras de P-chan.

¿Qué le haces a Akane? —Era la pregunta que quedaba en el aire, el ver a la joven de cabellos largos con el pecho descubierto, el rostro enrojecido por el alcohol que había ingerido y a cierto cerdito lamiendo aquellos pezones con tal ímpetu—, ¡maldito pervertido! Ven acá Ryoga, juró que cuando te atrape voy…

P-chan, ¡Ranma no lastimes a P-chan! —susurraba la joven completamente ebria, intentó ponerse de pie pero estaba demasiado mareada, se hubiera dado un buen golpe de no ser porque el joven la alcanzó a tomar por su estrecha cintura, se puso completamente rojo porque el vestido había cedido y ahora Akane estaba en un escaso interior que apenas cubría lo necesario.

Ranma tenía que dejarla en su cama, en momentos así maldecía haber aceptado el rompimiento de su compromiso impuesto, y dejar que ella se mude a vivir sola, iba a dar un paso cuando una mordida lo hizo estremecer de dolor.

¡Maldito P-Chan! Juró que si te agarro te haré chuleta —gritó con enojo, despertando por completo a la joven que solo atinó a gritar por inercia mientras le daba un potente bofetón:

¡Maldito pervertido! ¡Sal de mi casa!... —Ranma no tuvo oportunidad de defenderse porque la joven empezó a lanzar lo primero que encontraba en su camino, incluido el pequeño cerdito—: Perdóname P-Chan, ven conmigo —comentó en un tono dulce sin darse cuenta como estaba—, vamos a darnos un baño —sonrío suavemente, mientras caminaba hacia el baño, el pobre cerdito estaba completamente rojo y a punto de tener un derrama nasal, por otro lado Ranma mostraba un aura mortal.

¡Maldito cerdo, estás muerto! —Fue lo único que exclamó, antes de intentar ingresar de nuevo al apartamento.

¿Continuará?…


¡Hola! Soy Grazie, una española-brasilera radicada en Italia, espero que el relato os hayáis gustado.

Soy nueva escribiendo, decidí empezar con algo corto, espero que os hayáis entretenido.

Críticas, tomates, sugerencias, son bien recibidos.

Bendiciones, Grazie.