descargo toda responsabilidad, esta obra es solo de ficción, los personajes no son de mi autoria.

cap 1

Era sábado por la mañana, lo que significaba un perfecto dia de curiosidades en el mercado de pulgas del centro de la ciudad al que era tan aficionado Tintin.

En esta ocasión le acompañaba el capitán, de muy buen humor pues había tenido un buen desayuno y también había encontrado una vieja colección de libros marítimos a buen precio, el joven por su parte había adquirido una cámara fotográfica antigua, en la cual invertiría unas divertidas horas de ocio tratando de limpiarla y arreglarla. Ambos hombres se habían separado brevemente mientras estaban en búsqueda de sus nuevas adquisiciones.

-vamos Tintin, te invito un helado. Exclamo el capitán divisando a su joven compañero, asustando a la multitud alrededor. El reportero entre divertido y apenado se aproximo al hombre. –muchas gracias capitán. Respondio mientras Milu le seguía de cerca.

El capitán estiro las largas piernas mientras saboreaba su doble helado de fresa con felicidad y hojeaba sus libros. –excelente sábado por la mañana, chico. Menciono dando una mordiida al barquillo. Miro a Tintin luego de no recibir una respuesta. El helado de vainilla del chico comenzaba lentamente a derretirse en su mano, pero el joven parecía no notarlo, lucia ausente sin mirar a ningún lugar en particular y con seño ligeramente fruncido. -¿todo en orden, Tintin? Pregunto con preocupación el capitán cubriendo con su mano la fina muñeca del joven.

Tintin rápidamente salio de si mismo. –si, claro. Respondio en automatico notando la mirada preocupada del hombre. -¿estas bien? Insisitio el capitán sin apartar su contacto con el chico. –si, muy bien. Mintió. -es solo que trataba de recordar donde esta mi equipo para limpiar lentes. Dijo al capitán y para disimular aun mas sonrio cándidamente al capitán. –debe andar por ahí. Dijo el hombre luego de una pausa, valorando la respuesta del joven y dudando un poco. –si. Contesto distraído Tintin, la realidad es que sentía su cuerpo extraño y sensible. Miro al cielo y adivino de inmediato como transcurriría el resto del dia.

Luego del helado caminaron un poco mas en el mercado, comieron un delisioso emparedado y continuaron su dia con una agradable platica y juegos con Milu en el parque. -¿pasaras el domingo en el castillo? Pregunto el hombre cuando comezaba a atardecer. Al joven le hubiera gustado, pero ya sentía mas malestar general, comenzaba a tener punzadas y un ligero mareo. –en realidad tengo trabajo atrasado en casa. Mintió deseando no importunar al capitán. –ohh muchacho holgazán, debiste trabajar en la semana. Recrimino a modo de juego el hombre, sintiéndose decepcionado de no poder compartir el domingo con el chico. –tiene razón. Convino el joven con una risa. –anda, te dejare en tu departamento. Dijo el capitán abriendo la puerta del auto e instándolo a entrar. –creo que seria mejor que valla directo al castillo, para que no le tome por sorpresa el mal tiempo. Dijo Tintin reflexionando. -¿mal tiempo? Replico el capitán mirando el cielo despejado y rojizo. –se te cruzaron los cables. Bufo casi obligando al chico a entrar al auto.

Con algo de vergüenza el joven termino accediendo a la demanda de su amigo. Pero le fue imposible ignorar el aumento en su malestar. El capitán platico alegremente mientras conducia y también canto con la radio a todo volumen. Tintin miraba por la ventanilla sintiéndose mareado, hasta que cayo sobre el crista del auto la primera gota de lluvia que prontamente tuvo cientos de pesadas replicas. –mil rayos. Exclamo el capitán esforzándose por no perder el rumbo en medio de la fuerte lluvia. –tenias razón. Se sorprendio encendiendo las luces del auto. -¡que clima! Farbullo con irritación. –si. Contesto simplemente el joven, lamentadose por no haber insisitido màs al capitán que se marchara. –debera pasar al departamento hasta que se haya calmado todo, no quisiera que se accidentara camino a casa. Convino mirando al capitán. –si no tienes incombeniente de que asi sea. Inquirio el capitán sin admitir que su alegría de verse obligado a pasar mas tiempo con su amigo. –al contrario. Repondio rápidamente el chico.

Aparcaron frente al edificio de departamento y luego de que Tintin resguardara a Milu dentro de su gabardina, ambos hombres se apresuraron a llegar al recibidor tratando de no mojarse demasiado, pero fue inútil, a pesar de que la distancia era muy corta, la lluvia ahora parecía un torrencial que los empapo casi por completo. –¡truenos y tifones! Eclamo el capitán sacudiendo su gorra para quitarle el exceso de lluvia. Tintin por su parte dejo libre a Milu. –por lo menos alguien esta seco. Comento el capitán mirando al pequeño perro que gracias a la protección de la gabardina del chico esta completamente seco. –asi es. Dijo Tintin sonriendo al capitán mientras quitaba el lodo de sus zapatos. –una buena ducha tibia, para evitar el resfrio. Dijo el capitán revolviendo el húmedo cabello de Tintin. –eso siempre decía mi abuelita. Dijo mientras subían las escaleras. Tintin se limito a sonreir al hombre al tiempo que le indico que entrara a su departamento.

Al capitán siempre le gusto ese pequeño rincón de la ciudad. El departamento de Tintin era lo justo y necesario para un joven independiente como su amigo, calido y lleno de curiosos y sofisticados objetos que había recolectado a la largo de sus arriesgados viajes. –por favor, siéntase con libertar de usar el baño caliente. Dijo Tintin dejando sus zapatos sucios junto al recibidor de la puerta. –de ninguna forma, primero los mas jovenes. Convino el capitán siguiendo el ejemplo del chico dejando sus zapatos junto a los de Tintin. El muchacho sin embargo se apresuro a cerrar las ventanas que se encontraban abiertas y por donde había entrado la lluvia. –insisto, por favor capitán, me dara tiempo de limpiar este desastre. Dijo atareado. –ademas de buscar ropa apropiada para usted. Sonrio indicando al hombre que le entragara su chaqueta mojada.

El capitán acepto con un poco de culpa. –aprovechate de ser el anfitrión. Dijo desaciendose de sus prendas mojadas y entregándoselas al chico. –la llave caliente es la de la derecha. Informo al capitán con una sonrisa burlona. Tintin escucho como el hombre se quejaba a lo lejos. Después el capitán comenzó a cantar en la ducha. El joven sonrio divertido.

Sentía alivio, parecía que el malestar se había reducido a solo ligeras punzadas. Coloco agua a calentar para preparar té y dio de cenar a Milu. Luego de poner a lavar la ropa del capitán se dispuso a buscar ropas apropiadas para el hombre. No había mucho de donde escoger.

Mientras buscaba en el armario, comenzó a sentir mas frio y el dolor se acentuó, esperaba que no llegara a mas. Finalmente encontró un jersey y pantalones del capitán, estaban en una de sus maletas, del ultimo viaje que habían tenido. –tiene suerte, capitán. Informo al hombre. –encontre ropa de usted en mi maleta. Exclamo para que el capitán puediera escucharlo. –¡estupendo! Escucho que grito el hombre. Tintin dejo las ropas en la cama de su habitación y miro por la ventana. Ya no había nada de luz del sol y la lluvia era aun demasiado fuerte, el viento soplaba con furia. Tintin podía sentir como comenzaba a marearse y pudo ver a lo lejos rayos que caian sobre la ciudad iluminándola por sectores. A esas alturas el dolor ya le era imposible de ignorar, podía sentir como ardia su carne, y cada cicatriz y hueso roto torturaban sus nervios. Fue cuando se dejo caer un fuerte estruendo de un rayo que oculto un quejido del chico. -¡maldita sea! Escucho que se quejaba el capitán, la luz se fue. Milu ladraba como loco. –tranquilo chico. Insto Tintin al perro que se quedo calmado en el acto. Notando que su respiración comenzaba a ser pesada, pregunto al capitán. -¿esta bien? Tentando en la ocuridad consiguió llegar hasta la puerta del baño.

La puerta se abrió dejando escapar el vapor del agua caliente. Tintin no podía ver nada, pero sintió las grandes manos del capitán que le tomaron de los antebrazos. –estoy bien, me tomo por sopresa es todo. Dijo el capitán. -¿estas bien tu? Pregunto esforzando la vista en la oscuridad, apenas podía distinguir la fina figura del chico. El capitán noto los brazos del chico frios. –si, estoy bien. Respondio Tintin mirando las tenues luces en los ojos del capitán. –buscare una linterna. Dijo volviendo a guiarse por la pared. –camine con cuidado, su ropa esta sobre la cama. Añadió demasiado tarde, pues el capitán solto una maldición luego de golpear su dedo pequeño contra el marco de la puerta.

Tintin llego hasta su estudio y busco en el cajón de su escritorio hasta encontrar su linterna. –la encontré. Grito caminando con seguridad. -¡perfecto! Respondio el capitán. Tintin se diriguio a la cocina para buscar velas. –capitan, tenga una vela. Dijo entrando a su habitación llevando consigo dos quinqués. –gracias. El capitán se volvió para ver a su amigo, y lo que vio no le agrado nada. El chico estaba palido como una hoja de papel pero sus mejillas estaban sonrojadas. –oye, no te ves muy bien. Inquirio tratando de llevar su mano al rostro del chico, pero este le esquivo. –debe ser por la luz, no se preocupe. Se excuso dejando el quinqué sobre la mesa de noche, sabiendo muy a su pesar que su aspecto debia reflejar el malestar que sentia en el cuerpo. –me duchare, antes de enfermar. Añadio dejando al capitan no muy convencido. –preparare algo de comer. Contesto el hombre secandose el cabello con la toalla. –se lo agradezco. Dijo el chico desde el cuarto de baño.

Tintin lentamente se quito la ropa empapada de lluvia. La debil luz de la vela revelaba su cuerpo dolorido en esos momentos. No se miro el tiempo suficiente en el espejo como para notar sus viejas cicatrices ligeramente enrojecidas. El agua caliente sobre su piel le reconforto enormemente casi sintiendose completamente bien, pero cuando rozaba con sus manos sus cicatrices estas dolian. El joven conocia muy bien este malestar, por supuesto, cada vez que habia mal tiempo o cambio de temperaturas su cuerpo lo resentia. A veces no ocurria, otras el dolor era muy ligero y pasaba con rapidez, esas eran la mayor parte de las veces, sin embargo en ocasiones sucedia que el dolor era inmanejable, habian sido pocas las veces que esto ocurria pero siempre lograban jugarle una mala pasada que podia durar hasta horas. Nunca antes le habia ocurrido en presencia del capitan, al menos no con tanta intensidad, siempre habia logrado ignorar y manejar bastante bien esta situacion cuando el dolor era bajo. Pero en esos momentos no estaba muy seguro de cómo manejar la situacion. No deseaba preocupar al capitan, ni que supiera que en ocasiones le sucedia tan deplorable situacion.

-¿esta comodo capitan? Pregunto el chico una vez que salio de la ducha, se habia puesto un pijama ligero y fresco con la esperanza que le ayudara a mitigar su malestar, en su mano llevava la vela a medio consumir. –si gracias. Respondio el hombre. –mira, hice sandwiches. Dijo tendiendole al joven un sandwich de jamon y queso. –muy amable. Respondio alegremente Tintin tomando asiento junto al capitan que sirvio tambien algo de tè para los dos.

Guardaron silencio mientras comian, Milu mordia una carnaza y la lluvia incesante resonoba en el silencio por la falta de energia electrica, solo se escuchaba algo de murmullo de los vecinos fuera del departamento. –espero que Nestor no se preocupe. Dijo Tintin de pronto recordando al mayordomo de su amigo. –le telefone mientras te bañabas. Respondio el capitan tomando otro sandwich. –Tintin, estas calido. Dijo el capitan notando el calor que desprendia el cuerpo del joven. –oh, si, tengo un poco de calor. Respondio Tintin sonrojandose y alejandose ligeramente del cuerpo del capitan. –te ves cansado. Inquirio el hombre acercando su rostro con los ojos entrecerrados al del chico. –no hay luz, capitan. Se defendio el chico. –usted tambien luce extraño bajo la luz de la vela. Dijo alejando su rostro de el del capitan con una sonrisa nerviosa.

Para fortuna del chico llamaron a la puerta. –señor Tintin. Era la señora Mirlo. –en un momento. Contesto el joven levantandose para abrir la puerta, aliviado de tener una excusa y distraer asi al capitan. El chico abrio la puerta revelando a la mujer parada en el marco de la puerta sosteniendo una vela. –solo queria saber si no necesitaba nada. Dijo con amabilidad saludando con la mano al capitan y este le devolvio el saludo. –estamos bien, se lo agradezco. Respondio Tintin sonriendole a la mujer. –muy bien, ya llame para reportar la falta de luz, pero parece que asi esta la mitad de la ciudad. Informo dandose la vuelta para seguir informando a los demas vecinos. –solo nos resta esperar. Dijo Tintin. –asi es. Respondio la mujer subierndo por los escalones.