Prologo.

Sus pasos resonaban en toda el aula de clases, todas las muchachas presentes en el salón tenían sus rostros cubiertos por un suave rubor y la boca un tanto abierta por la sorpresa que les provoco aquel desconocido que se introducía en el salón de clases, mientras sus miradas brillantes e ilusionadas estaban puestas sobre aquella figura masculina que se paraba frente a la clase sin pena ni vergüenza, si no con un aire de superioridad y desinterés, en los rostros de los muchachos de la clase se podía apreciar la clara irritación y la molestia ante aquel joven hombre que se presentaba junto a la directora de la escuela.

-buenas días mi nombre es Edward Masen, y desde ahora seré su maestro de literatura.-se presento con una suave pero masculina voz aterciopelada que provoco en cada una de las muchachas un vuelco en sus juveniles corazones.

Se pudieron oír unos cuantos suspiros de parte de algunas estudiantes luego de que Edward terminara aquella pequeña presentación. La directora a su lado, luego de que él acabara de hablar, dejo unos cuantos puntos claros ante los jóvenes, recalcandoles el respeto hacia sus autoridades, en aquel caso, sus maestros, para luego comenzar a alagar descaradamente y de sobremanera a Masen, destacando su buen desempeño universitario y su estadía en la escuela mas importante del país como mejor alumno. Todos quedaron maravillados ante ello, sin embargo el rostro de Masen no se inmuto en ningún movimiento y se mantuvo neutral, sin tomar mucha atención e importancia ni a los halagos de la mujer ni a los rostros sorprendidos de sus nuevos alumnos. Luego de unos minutos, la directora abandono el aula, dejándole todo el control a Masen.

todos los jóvenes se mantuvieron en silencio por unos minutos.

-bueno...-comenzó Masen rompiendo el silencio del aula, sin embargo...

-¡ Perdón!-exclamo una joven muchacha entrando con rapidez al salón, para luego cerrar con brusquedad la puerta tras ella.-he llegado tarde...-continuo dejando caer sus cabellos castaños sobre sus hombros para poder cubrirse su sonrojado rostro.

Todo el alumnado se quedo en silencio esperando la respuesta de Masen, quien se giro hacia la recién llegada con una irritación notable que se hacia ver en su sensual rostro.

-creo que el horario es claro. ¿Por qué a llegado tan tarde?-le pregunto Masen con voz brusca y afilada, provocando el temor en los demás del salón.

-perdone tuve un retraso...-la muchacha corto su explicación al levantar su rostro y toparse con la penetrante y dura mirada del hombre frente a ella, Masen al verle el rostro suavizo su mirada y la cambio de golpe por una de sorpresa.

-¿Edward?-le pregunto atónita examinando bien su rostro, no estando del todo segura de su asociación.

-¿Bella?-repitió el mismo acto realizado por ella, pero el se atrevió a tomar su barbilla y acercarla hacia su cara para poder examinarla mejor.

Los jóvenes que se encontraban de espectadores, dejaron incluso de respirar al ver al nuevo maestro acercarse de esa manera a la joven, con tanta naturalidad y confianza.

-pero ¿que haces tu aquí pequeña?-pregunto con inocencia y con un claro tono de ternura hacia ella, dejando helados a todos los demás estudiantes.

-¿yo? Que haces tu aquí, esta es mi escuela-le reclamo soltándose de su agarre, para luego retroceder dos pasos.

-este es mi nuevo trabajo. No creí que estudiaras aquí…-murmuro lo ultimo mas para si mismo, mientras le recorría todo el cuerpo con la mirada, ella se mantuvo quieta sin hablar, mirándolo con dureza y desconfianza-como sea.-dijo luego echando una fugaz mirada al resto del alumnado viendo como esperaban alguna escena de ambos.-señorita, esta vez la perdonare, por favor tome asiento si no es que desea que la envíe a la dirección.-la castaña aun confundida opto por obedecerle pero mirándolo lascivamente.

El joven comenzó a pedir por asiento que cada uno se presentara, mientras tanto, la joven no dejaba de mirarlo e inspeccionar cada uno de sus movimientos, no podía creer que Edward Masen, el muchacho que fue su amigo de la infancia y que también la intimido durante toda su adolescencia, ahora se había convertido en el maestro de su clase favorita...

-su turno señorita.-dijo con una sonrisa dibujada en sus labios, haciéndola estremecer, cuando llego su turno de presentarse ante él, algo que le pareció ridículo puesto que se conocían de la infancia.

-mi nombre es Isabella Swan, tengo 17 años... y bueno…era tu vecina cuando éramos niños.-se presento con timidez diciendo lo ultimo en un suave susurro casi inaudible para el resto de la clase, pero que al parecer para él no lo fue.

El solo soltó una suave carcajada para luego pasar a la siguiente muchacha.

El corazón de Bella latía al igual de rápido que las alas de un colibrí, lo sentía dar fuertes golpes contra su pecho, mientras sus mejillas comenzaban a arder de sobremanera, además se percato de su agitada respiración, tenia miedo...pero aun así le gustaba la sensación que dominaba su cuerpo y aun mas, las miradas que le daba Masen de reojo cuando hablaba frente a la clase.

-será todo un infierno la escuela ahora…-dijo en un murmuro mientras apretaba con sus manos su pecho, sintiendo bajo sus manos el fuerte palpitar de este mismo...

todo provocado por aquel matón.