Disclaimer: HP es de JKR; el fandom, es nuestro.
Yo lo ubicaría en el sexto libro. Tal vez una escena perdida.
Peleas
Todo comienza -continúa- un día soleado de noviembre. El frío no termina de llegar pero el viento y las horas de sol que se reducen van dando paso a su estación favorita.
Draco Malfoy sabe que de haber realeza en el mundo mágico, el puesto de Príncipe sería suyo. Incluso alguien tan estúpido como Longbottom o sus leales Crabbe y Goyle lo confirmarían sin dudarlo.
Draco tiene el linaje que le da la sangre, tiene la educación y desde luego, muchas gracias, tiene el porte.
Pero ahora, en mitad de esa -otra- pelea con Potter no tiene tiempo para pensar en cómo se verá el campo de Quidditch nevado o qué suerte tiene -y tienen los suyos al tenerle- de ser un Malfoy y un Black. No tiene tiempo de pensar en ello porque no tiene más que alzar la vista hacia la armadura reluciente de su izquierda y mirar reflejado a su desastrado yo, a ese rostro enrojecido, para sentir que en los últimos minutos ha perdido parte de la pulcritud y sensatez que le caracteriza, de ese ser inalcanzable que es él mismo.
La pelea -qué más da el motivo abundancia de pelirrojos, cuestiones de sangre, padres fallecidos...,- el caso es que se están pegando. Fuerte, con rabia. Nota la sangre arder en sus sienes, el pelo blanquecino pegado a ellas por el sudor de la lucha.
Siente escapando la sangre de la que se vanagloria, ese hilo fino de sangre que fluye lento de su ceja recién partida por su pálida mejilla. Maldita sea. Sólo espera que nadie aparezca ahora por el pasillo para poder verle de ese modo. Sin ser él.
Está agotado porque aunque apenas hayan sido dos puñetazos, se está peleando como un muggle por Merlín. La educación olvidada, el porte destrozado como lo está su puño del golpe que acabar de propinar a San Potter por haberle seguido. Sí, por seguirle una vez más. Potter, que sospecha, que le cree capaz de algo -y aquí Draco no puede evitar reprimir una sonrisilla de orgullo- por fin alguien, sí, alguien -aunque ese maldito alguien sea CararajadaPotter- le cree capaz de hacer cosas. Cosas de las que preocuparse. Cosas importantes.
Draco se está empezando a ahogar, sigue sintiendo ese frenético látido en las sienes y el dolor en su mano derecha. Hace un gesto de dolor y trata de incorporarse. Potter se separa de él, dejándole espacio que Draco aprovecha para ponerse bien la túnica logrando recuperar algo de su elegante altivez al ponerse de pie pese a tener la mano izquierda tapando los nudillos palpitantes de la derecha. Como si eso la curase. Dolor, mucho dolor. Siguen en mitad del pasillo desierto del tercer piso. San Potter lo mira fijamente con la túnica tan desastrosamente arrugada como sigue la suya propia.
Draco no puede reprimir un pensamiento que le cruza veloz la mente.
Joder, si hasta deja que el enemigo se recupere... ¿quién lo ha enseñado a luchar? ¿Martin Miggs, el Muggle Loco?
Suspira y mira con intensidad su pálida mano, dolorida y sabe que ya ha pasado demasiado tiempo. Que acaba de mostrar su debilidad y precisamente a Harry Potter. Reprime el gesto de decepción consigo mismo. Y decide actuar.
Y cuando enfrenta sus mirada de nuevo y va a decir algo hiriente, algo como "mi padre es más rico, más poderoso, más válido, más loquesea que los tuyos y los de tus amiguitos juntos. Y además está vivo, cuatrojos", pero cuando va a decirlo, no puede.
Pero no aparta la mirada, la desvía un segundo al sentir formarse ese pensamiento que lo acosa últimamente. Los dos últimos años. El pensamiento que taladra su mente y sabe que no se refleja en sus ojos. Está seguro de que es así, porque es mucho tiempo ya, son viejos conocidos esa infame vocecita y él.
Así que Draco Malfoy sigue mirando a Harry Potter, a esos ojos brillantes que tiene justo debajo de esa siniestra cicatriz. Y hace lo que tiene que hacer.
Lo que ha de hacer. No lo que su padre espera de él, no lo que los otros compañeros esperan de él ni lo que su propio yo espera de ese alterego creado tras toda una vida relativamente privilegiada. Tras años de apariencia en Hogwarts.
Draco hace algo que sabe que no es estúpido porque lleva tiempo siendo consciente de que tanta intensidad, tantas miradas, tantas atenciones de uno y otro lado... -porque es algo que ambos están continuamente haciendo: mirarse, controlarse-, es algo que estará bien o mal pero que lo hace obvio.
Así que Draco tiene claro que alguien tiene que empezar MerlínSanto porque Potter puede ser quien venció al Señor Tenebroso y puede tener una horrible cicatriz con forma de relámpago reluciente, pero en su cabeza luces, luces hay precisamente pocas.
Así que él, Draco Lucius Malfoy, da el primer paso.
Y lo besa.
Por fin.
(fin)
R&R!=)
