Buenas, soy Patata, pero se me puede llamar Ryuko, Kyuzo o... lo que sea.
Pues esta historia la escribí hace un tiempecico después de terminar el juego Pokémon Zafiro Alfa y un usuario de esta misma página me recomendó subirla aquí y.. pues aquí está. Espero que os guste leerla como a mi escribirla.
Aviso que no sigo al 100% la lógica de Pokémon así que si véis un Hydreigon aguantando 800 golpes es porque en la historia quedaba bien. A los que no les guste ese detalle, ya estáis avisados.
Ya podéis empezar a leer, disfrutad.
DISCLAIMER: Este fanfic usar lugares, personajes, criaturas y está basado en el juego de Game Freak y Nintendo (Pokémon)
Son originales míos los personajes principales de esta historia.
Capítulo 1: Ralts, ese inseparable compañero.
La tormenta de arena que bañaba el estadio era realmente poderosa. En su centro se podía ver a dos chicas enfrentándose en una batalla Pokémon. El Pokémon de tipo Roca que tenia la primera chica parecía el causante de aquella tormenta de arena mientras que el pokémon Psíquico de la otra parecía estar sufriéndolo en sus carnes. El Pokémon más grande, el de tipo Roca, alzó sus fauces e intentó atrapar con ellas a su rival pero este lo esquivo con agilidad y elegancia y lanzó sus puños adelante asestando golpes uno detrás de otro siendo bastante efectivo. Su enemigo parecía sufrir los golpes pero su entrenadora gritó algo inteligible para la otra entrenadora. Aunque eso no le hizo falta ya que entendió perfectamente que decía al ver el brillo que inundó la arena y su rival se hacía aún más grande.
Lilith se despertó, se incorporó en su cama y exhaló un profundo bostezo mientras estiraba sus brazos. Con la mirada exploró su habitación y encontró a Patata. Patata era un pequeño Ralts y su compañero desde que era pequeña. Patata saltó a su cama y la miró sonriente. Parecía contento de ver a su entrenadora otra vez despierta.
-¿Sabes, Patata? He vuelto a soñar con ella.- Dijo Lilith cogiéndole en brazos y levantándose de la cama.
Bajó las escaleras aún en pijama y se dirigió al baño. Antes de entrar dejó a Patata en el suelo y este se sentó delante de la puerta para esperar paciente. Lilith se miró al espejo. Era una chica jovencita de 16 años. Tenía el pelo morado hasta la base del cuello aunque ahora estaba algo despeinada y unos ojos grandes y expresivos del mismo color de su cabello. Cuando iba a empezar a arreglarse se dio cuenta de algo importante y abrió la puerta buscando a Patata.
-Oye ¿me traes mi ropa? Me la dejé arriba- dijo sonriendo pensando en lo tonta que era.
Ralts asintió emitiendo su pequeño sonido y subió a toda prisa. Lilith volvió a cerrar la puerta y se quedó mirando su reflejo. Cerró los ojos e intentó recordar el sueño. Pudo verlo todo de nuevo en su mente. La tormenta de arena, el estadio, su Pokémon y… a ella. La Dama de las Arenas. La Dama de las Arenas era su ídolo. Era la campeona de la Liga Pokémon de Kalos y aquel sobrenombre venía de que en todos sus combates se veía apoyada por una gran tormenta de arena proveniente de su Pokémon estrella, Tyranitar. Y Lilith soñaba con poder encontrarse cara a cara contra ella en un combate.
Estaba tomándose el desayuno cuando en la tele apareció una imagen de la misma chica de su sueño. "La Dama de las Arenas derrota a otro aspirante al título" decía la noticia. Por lo visto el combate fue grabado en Ciudad Luminalia donde un incauto la retó a un combate al verla pasar con la bici. Una gran exclusiva para los reporteros de Kalos. A Lilith se le iluminó la mirada cuando pusieron las imágenes del combate. El Talonflame del rival se lanzó contra Tyranitar con un ataque que parecía Pájaro Osado y justo antes de alcanzarle, Tyranitar le asestaba un puñetazo. Antes de que pudiera dar otra órden a su Pokémon, la Campeona acabó el combate con un poderoso Roca Afilada. Lilith quedó emocionada. Qué fuerza, qué poder. Patata también miraba el combate con emoción y miró a su entrenadora entendiendo su sentimiento de querer ser como ella.
-Si quieres ser como ella podrías dejar de hacer el vago y entrenar a ese pequeño- Le dijo su madre al verla lanzar estrellitas por los ojos.
-Pero Mamá ¿Cómo voy a llegar a ser como ella? Parece tan poderosa…-dijo Lilith bajando la mirada a su desayuno.
-No muy lejos de aquí hay un pequeño pueblo que se llama Villa Raíz, allí vive un Profesor Pokémon que te puede dar un par de pistas.-
Lilith miró a Ralts y este la miró ilusionado. Pudo notar sus ganas de ser más fuerte. No se lo pensó más. Preparó una mochila con todo lo necesario y se puso en marcha hacia Villa Raíz. La Ruta 102 estaba llena de vegetación y podían verse pequeñas manadas de Zigzagoon jugando bajo un árbol. En una pequeña colina subía y bajaba un Seedot, parecía que hacía ejercicio para ser más fuerte por sí mismo o simplemente estaba jugando. Otros dos Seedot le observaban colgados de un árbol. El camino no era especialmente largo pero Lilith se detuvo un par de veces para coger unas bayas y luego replantarlas. También se quedó mirando como un Poochyena perseguía a un Zigzagoon que llevaba una baya en la boca. ¿Se la habría robado? Frente a un pequeño lago pudo ver a un joven entrenador. Tenía el pelo blanco y de perfil podía vislumbrarse el rojo de sus ojos. Le acompañaba un pequeño Charmander. Aquel chaval observaba un Surskit que se movía por el agua sosteniéndose en la superficie con sus cuatro patitas. Cuando aquel bichito se dio cuenta de la presencia del humano, este le estaba arrojando una Pokéball que lo atrapó y se quedó flotando pocos segundos hasta que dejó de moverse. Alargó el brazo para alcanzarla y la miro satisfecho. Entonces se percató de que alguien le observaba y vio a la pequeña entrenadora junto a su Ralts.
