Vengador Solitario
Capítulo I
-¿Cuántas veces más voy a tener que repetirte esto pequeño mocoso? – preguntó una voz tosca. Sus palabras eran calmas pero en cada una de ellas iba una amenaza perceptible para el pequeño cautivo.
En sus manos tomó la cabeza del niño y la sumergió en agua helada. Después de un par de segundos sacó la cabeza del muchacho del agua. Su mano se cerró y adquirió forma de puño, el cual golpeó con fuerza brutal el estómago del pequeño.
-Lo repetiré una vez más – dijo con voz amenazante – Y esta será tu última oportunidad – ladró como un perro hambriento. A la vez que pasaba la hoja de una pequeña catana por el cuello del niño.
Tomó la cabeza del muchachito y la hundió en el agua, el cual parecía estar en su punto perfecto. Un frío letal que se reflejaba en los cubos exagerados de hielo. Debajo de sí podía sentir el cuerpo del niño temblar , sin embargo y a pesar de que en esos momentos comenzaba a desangrarse abiertamente no se rendía.
Sacó la cabeza del más joven del agua, mientras que pequeñas gotitas de agua escurrían por las mejillas moradas del muchachito. Su cuello seguía derramando sangre en grandes cantidades y el frío lentamente comenzaba a enterrarse de forma inevitable en sus huesos. La mano en la cual tenía la navaja se fue acercando lentamente al rostro del pequeño. Su más clara intención era marcarlo de por vida.
-Nunca te diré donde está mi hermano – dijo. Sus ojos irradiaban una ardiente decisión. El juego no sería tan fácil con ese pequeño mocoso – Ni aunque me mates – escupió.
-Maldito niño – dijo el hombre ya perdiendo la poca paciencia que le quedaba en esos instantes – Pues entonces presenciarás un lindo y hermoso espectáculo – una sonrisa socarrona surcaba sus labios.
Tomó al pequeño de las sogas que le impedían de una u otra forma la libertas a sus manos y comenzó a tirar de él. De vez en cuando miraba al pequeño por el rabillo del ojo, sin embargo el muchacho simplemente iba cabizbajo. Sin prestar atención a nada que lo rodeara en esos momento.
Una vez que llegaron al lugar en el cual se podía leer claramente: Base Militar de Domino. El niño levantó su rostro y observó con cuidado todo lo que lo rodeaba, sin embargo después de unos minutos volvió a bajar su cabeza. Comenzaba a sentirse débil seguía y seguiría perdiendo mililitros de líquido vital. Sus manos se movían entre sus amarras, sin embargo estaban letalmente amarradas. Nudo de marino.
-Te gustara ver como ha terminado el rostro de tu mami y tu pequeño hermanito – dijo con cinismo y burla encriptados en su voz – Se ven adorables – una carcajada escapó de sus labios.
Los ojos del niño se abrieron, mostrando el color rojo carmesí que los caracterizaba. Y de un momento a otro una fuerte y codiciosa mano tomó su mentón y lo hizo mirar hacia arriba. Frente a él se hallaba lo que parecía ser el cuerpo de su mamá y el de su hermanito más pequeño. Sin embargo algo había cambiado en ellos. Sí, ellos estaban incendiándose vivos frente a sus ojos.
Una lágrima silenciosa y dolorosa escapó de sus ojos, sin embargo un nuevo dolor lo embargaba de pies a cabeza, él también se estaba incendiando en esos momentos.
- Zhenschino-ubiytsa presta atención – dijo un hombre con voz suave sacándolo de su ensimismamiento y retornándolo al presente.
-Sí Señor – dijo con seriedad impresa en su voz.
-Apunta donde tú creas que sea el mejor blanco en esta persona – dijo con cuidado, mientras levantaba sus manos de los brazos del menor y se alejaba un poco - ¿Listo? – preguntó con serenidad y calma.
-Sí Señor – respondió el pequeño con firmeza, sin que alguna de sus palabras lo hiciera vacilar en su próximo acto.
-¿Calculaste cada de sus puntos? – preguntó con su voz corriente. La calma que aquel hombre expresaba era solamente comparada con su capacidad de tenacidad en el campo de batalla - ¿Bien? – inquirió.
-Sí Señor – respondió el niño.
-Está a tus 12 en punto – informó con un susurro - ¿Lo tienes? – preguntó de nuevo.
-Sí, lo tengo – respondió Zhenschino-ubiytsa.
-Zona de muerte – dijo con firmeza, mas sus palabras no incluían alguna clase de grito.
El adolescente al escuchar la voz de su superior decirle donde estaba se dio media vuelta. De inmediato jaló el gatillo de la AK que portaba en esos momentos. Primero en la cabeza del maniquí que se hallaba frente a él, en fracciones de segundos sus manos bajaron hasta un punto de desventaja humana y otra bala se dirigió al pulmón y con plena habilidad y moviendo sus manos unos milímetros arriba y la izquierda otra bala se incrustó en el lugar donde se halla un corazón humano.
-¿Ya me puedo ir? – preguntó con impaciencia – Por favor – repitió.
-Yami – llamó el hombre – No quiero saber que esto – levantó la mano mostrando un paquetito con un contenido blanco – Vuelva a estar en tus manos, ¿comprendes eso? – preguntó mirando a los ojos de su pupilo.
-No volverá a pasar señor – contestó bajando la cabeza.
-Sé que no es fácil Yami, pero tienes que hacer un esfuerzo – aconsejó el mayor – Recuerda que cuando vayas a hacer la O.S.N.S. no vas a contar con esta porquería – dijo – Lárgate el comandante desea hablar contigo.
-Como usted ordene Señor – dijo Yami e hizo una reverencia. Sin embargo su tutor lo tomó por el cabello y lo levantó abruptamente, luego haciendo acopio de su pie izquierdo le proporcionó una patada en el estómago que hizo a Yami retroceder.
-Eso es para que nunca más te vuelvas a desconectar – dijo – Tu trabajo es hacer misiones – dijo tomando su arma y sacándole el cargador – Y mi trabajo es cuidarte para que sigas haciendo misiones, no te vuelvas a desconectar – caminó a donde estaba Yami y le dio un coscorrón en la cabeza – Largo.
Yami se enderezó y comenzó a caminar a la oficina de su superior, sin embargo en el trayecto una mano fuerte y un poco velluda lo jaló y colocó un pedazo de ropa alrededor de la nariz del joven.
-Esto es muy estúpido – pensó Yami. Forcejeó un poco, pero nada que ameritara usar todas sus fuerzas en esos momentos. Después de unos minutos de contener la respiración relajó su cuerpo y cerró sus ojos – Ah! Me gusta que me carguen – dijo en su mente y dejó que su subconsciente dejara escapar la carcajada mental que había estado reprimiendo desde el inicio.
El hombre que lo había llevado a aquella habitación simplemente lo tiró al suelo. Una cámara los observaba y una luz roja parpadeaba desde la coronilla de esta. Yami sintió su cuerpo caer rápidamente y chocar contra una pared, para luego que su boca besara súbitamente el piso.
Un suspiro inundó la estancia – Está basura se va a morir antes aquí, hoy – dijo con desprecio. Sonrió.
Levantó su pierna y le proporcionó una patada a Yami en el rostro. Caminó hacia la cámara y la tapó con el pedazo de tela que había usado para "dormir" a Yami – Debería morirte hijo de perra – corrió hacia el con todas sus fuerzas.
Yami rodó sobre su cuerpo y esquivó el golpe que le pensaba dirigir el hombre. Se puso en pie y con ayuda de sus manos vueltas puño comenzó a contra atacar. Sin embargo uno de los tantos golpes alcanzo su rostro y luego sintió como una patada voladora se estrellaba contra su brazo. Las pupilas de Yami brillaban con excitación.
Golpeó el abdomen de su contrincante y con la misma rapidez con la que se levantó se acercó al hombre y se agacho. Su palma abierta se levantó en el aire y presionó con fuerza el pecho del mayor.
-Esa es la palma de Buda – sonrió – Y nadie vive a ella, a menos que haya un doctor o un karateka y sabes? – preguntó con burla – No hay ninguno de los dos en este lugar – sonrió. Yami tomó al hombre por la solapa de su camisa y lo guindo de un pequeño clavo que estaba incrustado en la pared del lugar. Agarró con ambas manos el cuello del muchacho y se lo partió – Me gustan las cosas rápidas – dio media vuelta y se fue del lugar.
-Eres muy salvaje Yami – le dijo el capitán – Y habéis llegado tarde a nuestra cita – sonrió - Pero te lo perdono – Palmeó el hombro del muchacho y luego comenzó a marchar lejos del lugar – Prepárate, podrás tomar venganza en la O.S.N.S.
Yami escuchaba y una sonrisa de medio lado surcó sus labios. Metió sus manos en los bolsillos delanteros de sus pantalones. Su mirada estaba ensombrecida, sin embargo sentía innata felicidad por aquellas palabras.
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Hola! Si soy yo, de nuevo con una locura aquí más. Espero que les haya gustado este capítulo. Estoy intentando hacer lo mejor que puedo y tomo en cuenta sus comentarios. Gracias por leer.
Miley Atem
