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Resumen:
Yuzu está a punto de cumplir su deseo más grande de formar una familia junto a la persona que más ama, pero esa decisión puede traer consecuencias inesperadas que pondrán en peligro su relación con Mei. Angustia, dolor y la traición son algunas de las tantas emociones por las que pasarán Yuzu y Mei y las cuales pondrán a prueba su relación.
Antes de empezar la historia:
Citrus sin duda es uno de mis mangas preferidos por no decir que es mi preferido. Seguramente como a muchos de ustedes que siguen Citrus (y si no, les recomiendo que lean este fantástico manga) mi corazón se destruye cada vez que leo un nuevo capítulo al ver como Yuzu sufre por no poder ser sincera a cerca de sus sentimientos con Mei. Sin dudas amo a esa pareja y espero que en el manga terminen juntas. He leído todos los fanfics que hay de Citrus y me he decepcionado un poco al ver que no hay muchos de ellos. También he observado que la mayoría de esos fanfics son una especie de predicciones de lo que los autores quieren que ocurra en los próximos capítulos. Yo hace tiempo tengo algunas ideas para esta pareja, y finalmente me decidí por la idea que mas formada y organizada tengo en mi cabeza. Esta historia va a plasmar lo que a mí me gustaría que pase en un futuro con esta pareja. Sé que la trama principal del manga es mostrar todas las dificultades que ellas dos pasan en su adolescencia en cuanto a sus sentimientos y lo que sienten la una por la otra. Pero yo quiero escribir algo diferente, algo que pasaría algunos años después en el futuro dónde ellas son pareja y tienen sus vidas relativamente establecidas. Sé que eso sonará como que ya todo está resuelto, pero mi idea es hacerlas pasar por ciertas situaciones en donde su relación se ponga a prueba y que demuestren que realmente quieren estar juntas. A veces la vida no es tan sencilla como parece y tomar decisiones tan importantes como las de querer tener un hijo, complican aún más las cosas.
Esta idea será algo bastante diferente a lo que solía leer en las historias de Citrus, espero que les guste.
Esta es una historia yuri (amor entre mujeres) si no te sientes cómodo con esta clase de relaciones, te pediré por favor que no la leas...pensándolo mejor, porque no le echas un vistazo, te darás cuenta que el yuri es lo mejor ;D
Les agradecería que cualquier crítica o elogio me lo hagan saber por medio de los comentarios, sin mencionar que eso también es un incentivo para que yo continúe con la historia.
SIN MÁS PREÁMBULOS...LEAN Y DISFRUTEN LA HISTORIA.
Capítulo 1
Mes 1
-Yuzu! Vamos...sabés que odio los hospitales-dijo Mei algo impaciente y molesta al otro lado de la puerta, mientras Yuzu aún seguía en el baño cambiándose de ropa, luego de haber terminado con otro tratamiento de fertilización.
-Estoy lista Mei, Vamos!-dijo Yuzu saliendo finalmente del baño y tomando su mano.
Ambas continuaron su camino agarradas de la mano hasta el estacionamiento del hospital sin pronunciar palabra alguna. Al llegar donde su auto estaba aparcado, Mei saco las llaves de su bolso y desbloqueo las puertas.
-Como te sientes?-cuestiono Mei, finalmente rompiendo el silencio desde el asiento del conductor.
-Estoy bien!-responde Yuzu con una sonrisa, no muy convincente.
-Segura?-insiste Mei, tomando la mano de Yuzu, intentando demostrarle seguridad y respaldo. Ésta sólo se quedo mirando las manos de ambas entrelazadas unos momentos, para luego alzar la vista y encontrarse con los preocupados ojos de Mei. Yuzu no pudo evitar sentirse conmovida por la actitud de su novia y dejó escapar un ligero suspiro, esbozando una pequeña sonrisa.
-Si...solo estoy un poco nerviosa...ya han sido cuatro intentos y...-pero la rubia corto lo que estaba a punto de decir, al sentir inesperadamente, la fría mano de Mei posarse sobre su mejilla.
-Todo irá bien…-manifestó Mei con seguridad, mientras con su pulgar, acariciaba la mejilla de su novia para tranquilizarla. Sabía que Yuzu estaba pasando por un momento muy duro, ya que también sabia cuanto ella deseaba ser madre, pero las cosas no habían sido tan fáciles como se imaginaban. Mei solo quería cumplir el deseo de Yuzu, pero se estaba volviendo frustrante que eso no estuviera en sus manos, sino en las de la ciencia.
La primera vez que intentaron, el resultado negativo no fue tomado tan a pecho. El doctor les había dicho que no se preocuparan, que era muy común que la primera vez no funcionara. El segundo intento se realizo con mucho entusiasmo de parte de Yuzu, al creer que definitivamente esa vez si funcionaria, pero solo logro toparse con un resultado desalentador que se sintió como una bofetada en la cara; fue algo así como estar flotando sobre la nube más alta, para luego caer sin previo aviso y darse de frente contra la dura realidad. La tercera prueba fue con mucha menos ilusión que la segunda, pero con mucho mas temor de seguir alimentando la ya presente sensación frustración. El impacto de la mala noticia de la última vez no fue tan duro como el anterior a ese, conociendo de antemano la alta posibilidad del mal resultado. Y finalmente habían llegado a su cuarta prueba, esta vez intentaron no tener ninguna expectativa, o algún temor, para evitar futuras desilusiones, o ese al menos fue el consejo que el doctor les dio. No entendían el porqué de estos resultados, ni el mismo doctor pudo explicarlo. Todos los análisis de Yuzu habían salido perfectamente bien, demostrando que era apta para ser madre, el doctor simplemente les dijo que en la ciencia a veces puede haber errores inexplicables, pero que ese no era motivo para dejar de intentar.
Por más que Yuzu trato de seguir el consejo del doctor de no preocuparse del asunto, esa convicción solo duro una milésima de segundos, porque ni bien puso un pie fuera del hospital, sus angustias y preocupaciones volvieron nuevamente a asecharla, sumiéndola una vez más en la intranquilidad y el miedo al fracaso.
-Tú crees Mei?-Yuzu deseaba aferrarse a su próxima respuesta como alguna especie de verdad indiscutible. Realmente quería creer que Mei sabía a ciencia cierta que está vez todo iría bien.
-Sí, estoy segura, esta vez resultara-incluso quiso convencerse a ella misma de sus propias palabras, creía que si lo daba por sentado eso ayudaría a que realmente se cumpliera. Le dolía verla tan desilusionada. Sabía que Yuzu estaba fingiendo no estar afectada por los últimos resultados; no quería preocupar a nadie y mucho menos a ella, pero la realidad era que, en su interior, la angustia la invadía. Los deseos de Yuzu nunca fueron nada demasiado complicados, simplemente anhelaba lo que cualquier mujer; casarse con la persona que mas amaba y formar una familia a su lado. Pero al parecer, enamorarse de alguien de su mismo sexo había complicado más las cosas. Ya que en Japón el matrimonio igualitario aun no es legal, Mei no había podido cumplir el deseo de Yuzu de contraer matrimonio. No era algo que le preocupara de todas formas, Mei ya sabía que quería pasar el resto de su vida con ella y no necesitaba ningún pedazo de papel que lo confirmara, pero para Yuzu eso significaría mucho, y le molestaba no poder hacer ni siquiera eso por ella, por culpa de una sociedad estúpida que no era capaz de aceptar que dos personas del mismo sexo también eran capaz de amarse.
Yuzu se tomo unos minutos, y solo se quedo mirando a Mei; mirando esos hermosos ojos azabache, inexpresivos que tanto le gustaban y con los que la enamoró. Se dice que los ojos son la ventana del alma, pero al comienzo de su relación a Yuzu se le dificultaba saber con exactitud qué era lo que Mei pensaba o sentía. Tuvieron que pasar algunos años antes de que la rubia lograra entender mejor las miradas y los sentimientos de Mei. Con ese paso del tiempo también había logrado apreciar un cambio en su actitud; ya no era tan fría y reservada como la Mei de la secundaria. En ocasiones incluso expresaba como realmente se sentía; algo muy difícil de hacer para su yo del pasado, aquella que solo quería dejar de sentir cualquier emoción para evitar ser lastimada. A pesar de la modestia de Yuzu, era inevitable no pensar que fue, gracias e ella, que Mei había cambiado su actitud frente a la vida a gran escala. Había logrado cambiar absolutamente toda perspectiva que esta tenía con respecto a su futuro, comenzando por el hecho de que nunca cruzo por su mente la idea de tener un hijo con alguien a quien ella amara. Mei había cambiado mucho, si, pero no lo suficiente para perder su escénica, cosa que Yuzu agradecía, porque, básicamente fue de la antigua Mei de quien ella se enamoro. Aún permanecía su estampa de chica fría e insensible para el resto del mundo, solo a Yuzu le mostraba su nuevo lado más sensible y afectuoso.
-pasa algo Yuzu?-cuestiono Mei algo preocupada, al notar que solo se le había quedado mirando fijamente sin decir una palabra.
-No...Solo quería decirte que te quiero-Mei no se sorprendió con esa declaración. Su novia siempre fue muy demostrativa a diferencia de ella, y nunca perdía una oportunidad para recordarle cuanto la amaba y la quería. En lugar de responderle con palabras, decidió solo acercarse a su rostro y plantarle un dulce beso en los labios. No era muy hábil demostrando sus emociones mediante palabras por lo que prefería hacerlo con acciones.
-Que te gustaría hacer hoy?-cuestiono Mei, luego de separarse del beso.
-A que te refieres, no irás a la academia?-hoy era viernes a la mañana, por lo que Yuzu se extraño con la cuestión.
-No, hoy quiero pasar el día con mi novia. Hace tiempo que no hacemos algo las dos juntas-
-Tienes razón...Pero el abuelo no se enojará si faltas al trabajo?-
-No, ya le avisé que hoy no podría ir-
-Desde cuando la señorita Aihara Mei prefiere pasar un día con su novia, en lugar de ir a trabajar?-inquirió Yuzu en tono de broma. Esto realmente era algo atípico; la academia para Mei no era solo un trabajo, era mucho más. Ella sabía cuánto la chica menor adoraba la academia y lo mucho que le gustaba trabajar en ella para que cada día fuera mejor. Era inevitable no pensar que algo mal andaba con ella.
-Siempre estoy en la academia, incluso estoy yendo los sábados, y no me he tomado unas vacaciones hace mucho. Creo que merezco un día libre. Tú no quieres pasar el día conmigo?-Mei sabía que lo que estaba diciendo no era común en ella y comprendía la confusión en Yuzu, considerando el hecho de que ella siempre estaba mencionando la importancia de la academia. Yuzu era demasiado buena como para reclamarle algo, pero últimamente, sin darse cuenta, se había estado comportando algo egoísta al solo preocuparse de la academia y haber dejado a la rubia en un segundo plano. Las relaciones no eran su fuerte, y si no fuera por Himeko que siempre la estaba aconsejando, posiblemente Yuzu y ella no habrían durado tanto tiempo juntas. Hoy podría decir que ya no era un principiante en cuanto a ese tema. Luego de haber estado con Yuzu por un tiempo ya bastante considerable, había logrado aprender cosas básicas sobre las relaciones de pareja, pero aún no era experta y muchas cosas se le seguían pasando. Por suerte para ella, tenía a su amiga Himeko de su lado quien siempre la hacía reaccionar en los momentos en que no se comportaba del todo bien con Yuzu; y está fue una de esas ocasiones. Himeko era amiga tanto de ella como de la rubia; hecho que evidente mente Mei consideraba como una ventaja. Su amiga le había comunicado que hace no muchos días había tenido un encuentro con Yuzu y que mientras hablaban, había notado un dejo de tristeza y soledad en su mirada, pero cuando la más baja decidió preguntarle si todo estaba bien, Yuzu respondió que "sí" con un sonrisa y cambio rápidamente de tema; típico de Yuzu; decir que está bien cuando…realmente no lo está.
-No es eso...solo me pareció raro...pero yo si quiero pasar el día a tu lado, hace tiempo que no hacemos algo juntas-
-Entonces está decidido, será mejor que llames a Harumi y le comuniques que hoy no te presentaras a trabajar-ordeno Mei dándole el móvil a Yuzu.
-Como usted ordene señora!-dijo Yuzu entusiasmada con una gran sonrisa e imitando un saludo militar. Mei no pudo evitar reírse por lo bajó ante la actitud infantil de la rubia, otra de las tantas cualidades que la habían hecho encariñarse con ella. Desde que Mei estaba con Yuzu, era capaz de reír más de una vez al día, algo que antes no figuraba en sus capacidades. Incluso notó lo positivo que era el hecho de reír y lo beneficioso que podría ser incluso para su salud. Las preocupaciones y tensiones de sus días laborables siempre desaparecían luego de llegar a su casa y tener la oportunidad de estar con Yuzu. Ella de inmediato la hacía distenderse con sus charlas triviales, sus actitudes infantiles y sus malos chistes. Aún no comprendía cómo había sobrevivido a la secundaria sin el santo remedio de la risa.
-Harumin?...hola!...solo quería decirte que hoy no podré ir a la tienda, es que recordé que hoy tenía algo importante que hacer, crees que por hoy puedas tu sola?...gracias! Eres la mejor. Si cualquier cosa ocurre puedes llamarme y estaré allí de inmediato...si, voy a… que!?...n...no, no haré esa clase de cosas con Mei pervertida!...Harumin?...hola?...me ha cortado!-finalizo Yuzu con varios tonos elevados sobre sus mejillas. Mei sin siquiera preguntar qué fue lo que Harumi le había dicho, no fue muy difícil de imaginar la conversación, no solo por la evidente actitud de Yuzu, sino también por conocer la mente pervertida de su amiga. Ella aun no quería ver desaparecer esa encantadora coloración sobre las mejillas de su novia que tanto adoraba, por lo que se propuso mantenerla por un poco más de tiempo. Con un rápido movimiento, Mei quito tanto su cinturón como el de su acompañante. De una forma lenta y sensual se levanto de su asiento y tomo lugar sobre las piernas de la rubia. Se arrimó a su rostro y comenzó a formar un camino de besos por su cuello. Yuzu, como primera reacción, simplemente se había quedado inmóvil, sin comprender, aun del todo, la situación.
-M...Mei que haces?-logró articular la rubia, mas sonrojada que antes, lo que provocó una leve sonrisa de satisfacción en Mei.
-Solo lo que Harumi creía que haríamos-susurro la morena en el oído de la mayor.
-Pero a...aquí?-
-Sí, no veo cual es el problema. Sera una fantasía más que podre tachar en mi lista-
-Lista? Tienes una lista?-pregunto Yuzu algo sorprendida.
-Sí. Hasta ahora pude cumplir con la sala, la cocina y la ducha, pero aún me quedan muchas más-Mei no quería aún que el juego acabará, por lo que su próxima acción fue empujar la palanca del asiento de Yuzu, provocando que este quedara en una posición totalmente horizontal. La mayor no pudo evitar sobresaltarse con la repentina acción y un pequeño grito de susto se escapo de sus labios. Mei de inmediato colocó una de sus manos sobre la mejilla de la otra para intentar calmarla del pequeño susto, siendo inevitable esconder una pequeña sonrisa de diversión por el pequeño sobresalto. Luego de comprobar que él corazón de Yuzu había logrado regular sus latidos a un ritmo casi normal, decidió continuar con su objetivo principal. Retomó sus acciones y continuo el camino de besos húmedos a lo largo del cuello de la rubia, finalmente logrando escuchar lo que tanto anhelaba; los dulces y tímidos gemidos de Yuzu. No quería dejar de escuchar esos dulces sonidos que para ella eran música y en un intento de mantenerlos e intensificarlos, comenzó a acariciar uno de sus senos, aún sin dejar de plantar húmedos besos sobre su cuello. No pudo seguir resistiéndose a la ansiedad que tenia por tocar su tersa piel, y rápidamente comenzó a desabrochar los primero botones de la camisa blanca de Yuzu. Detuvo su acción en cuanto logro ver sus firmes senos, cubiertos nada más que por un sostén color negro. Delicadamente comenzó a besarlos y mordisquearlos aún sobre su ropa interior. Mei siguió con el mismo trabajó hasta que un gemido elevado logro llamar su atención, provocando que esta cambiara su enfoque de los senos de la rubia a su rostro, siendo cautivada, en el acto, por los carnosos y rozagantes labios de Yuzu. Rápidamente dejó su parte frontal de lado y se traslado con urgencia a los dulces labios de su novia. Comenzaron a besarse cómo si hubieran pasado varios años que no probaban sus labios. Hambrientas, con ansiedad, sus lenguas bailaban ferozmente. La necesidad de explorar los rincones orales de la otra, se hizo presente. No recordaban cuando había sido la última vez que habían compartido un beso tan excitante, ni sabían porqué lo habían dejado llegar a tal punto, mucho menos sabiendo lo deliciosos que estos eran. Luego de un comienzo torpe y abrupto, lograron calmar la ansiedad que hace unos minutos parecía incontrolable, siendo así posible terminar el largo beso de una manera dulce y lenta. Ambas quedaron mirándose a los ojos fijamente, mientras recuperaban el aliento.
-Adoro cuando te sonrojas…-susurro Mei, seductoramente en el oído de Yuzu, provocando así que la mayor se estremeciera. Impredeciblemente, Mei comenzó a abrochar lentamente sus botones, logrando desconcertarla. Al acabar, planto un fugaz beso en sus labios y rápidamente se re incorporó en el asiento del conductor.
-Q...que ocurre Mei? Creí que lo haríamos...-dijo algo desilusionada con el repentino cambio de opinión de la morena.
-Si continuaba, nos hubiésemos quedado aquí hasta la noche, y no habríamos tenido la oportunidad de disfrutar nuestro día libre-dijo Mei de forma sincera provocando un aumento de temperatura en las mejillas de la rubia.
-Si...pero que pasara con...-pero la vergüenza que produjo el sonoro estruendo de su estómago, no dejó a Yuzu terminar la frase. Esto provoco una leve sonrisa en Mei ante la actitud adorable de su pareja.
-Tranquila, mi fantasía puede esperar, tengo el resto de mi vida a tu lado pará cumplirla… Qué te parece, si ahora vamos hasta el centro comercial y pensamos en qué hacer con nuestro día libre, mientras comemos algo?-finalizo encendiendo el motor del auto.
-Me parece genial! Muero de hambre!-dijo Yuzu con una gran sonrisa entusiasta. Luego de llegar al centro comercial y haber terminado con su desayunado, la pareja decidió recorrer el mismo para pasar un tiempo de calidad juntas.
