Era una tarde perfecta en aquel pueblo. El atardecer se miraba precioso, los colores del día se mezclaban con los de la noche, la brisa te hacía sentir fresco y el sol que aún no se ocultaba te daba una sensación de calor, sencillamente perfecto. No era tarde, así que aún había personas que merodeaban por las calles. Todo parecía en orden, el pueblo era sencillo, algo alejado de otros pueblos, no había algo peculiar que pudiera sobresalir del pueblo, en todos los pueblos había ebrios, la clases altas y las bajas tenían sus problemas pero no eran serias, sólo desacuerdos o a veces malos entendidos, pero en sí estaban conformes. Los soldados que estaban a cargo del pueblo hacían lo que podían, no eran corruptos pero no siempre atrapaban a todos los ladrones, especialmente a uno…

— ¿Qué esperas? Dame todo el dinero... —Tsukishima Kei, el ladrón más buscado por todos los pueblos. Era muy famoso por ser un apático; a pesar de que todo el mundo conocía su rostro y sabían como era, seguía siendo tan pretensioso, aun así él seguía usando un pañuelo con el que cubría su boca y la mitad de su nariz, un pañuelo de color naranja y con una akubra* de color negra. — ¿O quieres que los fusile a todos por tu culpa? —Sonaba tan burlón y artero, parecía que jugaba y retaba; en los robos siempre iniciaba de manera frívola, luego cambiaba el tono a lascivo. También era conocido por robar sólo bancos y grandes tiendas, nunca robaba a los plebeyos. Al principio lo tomaron como un chiste, tuvo que matar a unos cuantos soldados para ganarse el "respeto" de las personas, la más despreciable manera de hacer que las personas te sirvan, por medio del miedo.

Se encontraba robando el banco más grande del pueblo, disparó a los que hacían guardia en ese turno y tomó de rehén a todos los que se encontraban dentro. Se había acercado a la encargada, la cual parecía al borde de una crisis nerviosa. La chica no tuvo más opción que darle todo el dinero que estaba a su alcance, mientras temblaba de miedo. Tsukishima la apuntaba con un revólver Colt Dragoon, un arma corta, pero era suficiente para asustar a aquella chica, con los que hacían guardia había usado otro tipo de armas; portaba muchas armas, tanto largas como cortas y pólvora. En cuanto la chica le dio el dinero, se dio a la fuga, nadie lo seguía, nadie disparaba, incluso se podría decir que nadie lo miraba, simplemente nadie hacía nada.


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Kubra* (Es un sombrero(?)

¡EAAAAA! —ElGritoQueHacíaCuandoEstabaEnDanzaFolklórica–.

Antes que nada Haikyuu y todos sus personajes son propiedad de Haruichi Furudate.

¡VOLVÍ CON FIC'S DE HAIKYUU! ¡VOLVÍ CON EL TSUKIYAMA!
Hace tiempo quería escribir un fic con esta temática antigua no tan antigua espero que les guste, estaba algo indecisa en la pareja, me decidí por TsukkiYama pos' porque es la otp y me encantan de escribir de ellos. –EmoticónDeCorazón– Debería escribir de otras parejas, pero no me salen con otros personajes :'c ya les vendí mi alma a estos weyes. Es corto, lo sé, pero no apresuren, lo hice así a propósito.
No prometo que todos salgan vivos de este fic(?) O no lo sé, tal vez sí. *Inserte risa malévola*

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