Un día te conocí y encontré motivo para vivir

Todos los personajes de Inuyasha le pertenecen a Rumiko Takahashi

Seguir a Naraku, era una situación agobiante y devastadora, pues la sabandija esa tenia siempre preparada una trampa que recibíamos cuando estábamos tan seguros de destruirlo, pero no por eso era ciego para no ver las cosas que poco a poco comenzaban a ser importantes dentro de mi vida.

Fue algo difícil de aceptar, ya que mi naturaleza híbrida me había mantenido en la soledad y repudiando tanto a yokais como humanos, pues ninguna de las dos especies me aceptaba. Aún sigo sin entender cómo es que mis padres se enamoraron. Hasta que conocí a una sacerdotisa mi percepción comenzaba a cambiar respecto a los humanos, ella era una mujer muy dulce, pero como la felicidad no dura para siempre acabe siendo traicionado y sellado por cincuenta años.

Así fue como todo comenzó, al volver a abrir los ojos la vi, esa miserable humana estaba para frente a mí como si nada hubiese pasado, en ese momento sentí unas terribles ganas de traspasar su débil cuerpo con mis garras de acero, pero mi corazón frenético desechó esa idea al menos por el momento. La maldita perla de Shikón y la ambición de todas las especies terminaron por meterme en este lio de buscar todos los fragmentos junto a ella, aunque mi idea era obtenerla para convertirme en un yokai puro y cobrarme la afrenta de Kikyo…pero había un pequeño detalle con el cual yo no contaba, Kikyo había muerto y ¿entonces quien era aquella mujer?.

Poco a poco lo fui descubriendo, Kagome Higurashi es tan parecida físicamente a Kikyo y a la vez tan distinta en cuanto a su manera de ser. Si aquella chiquilla que esta durmiendo bajo el hermoso arcoíris lunar y estas brillantes estrellas, comenzó a ganarse poco a poco cada parte de mi, por ella tengo amigos, por los cuales nunca dudo ni un segundo en defender incluso con mi propia vida. Kagome me mostró que yokais, humanos y hanyous pueden convivir si le se lo proponen.

Creo que no lo sabe pero fue ella quien me ayudó a conseguir a colmillo de acero, ella quien hizo que mi corazón volviera a latir.

Si mal no recuerdo Kikyo tuvo la estúpida idea de volverme humano con la perla para que así pudiéramos ser felices, sin embargo Kagome nunca me pidió que cambiase para que estuviera a mi lado. Me costó mucho trabajo aceptar que la amo, aún me cuesta más decírselo, ella sigue creyendo que a quien amo es a Kikyo, tonta, que no se da cuenta que desde hace mucho tiempo deje de ver a Kikyo como mujer, es solo que siento pena por su alma, yo tengo mucha culpa por todas las tonterías que hago cada vez que su aroma se esparce en el aire, pero Kagome es tan desesperantemente tonta que no se da cuenta que el aroma de Kikyo no me hace tan feliz como cuando su aroma dulce regresa al aire de esta época, anunciándome que ha atravesado el pozo devorador de huesos. Su sola presencia me vuelve vulnerable, el miedo que siento a que el lobo sarnoso ese de Koga me la arrebate o que el maldito Naraku le haga daño para destruirme, se ha vuelto mi punto débil, pero también mi ambición más grande, pues por protegerla y verla feliz haría cualquier cosa.