ADVERTENCIA: Contiene Slash. No pretendo sacar ningun beneficio, todos los personajes son propiedad de JK. Rowling, yo solo hago algun que otro desastre con ellos, jejeje


Capítulo 1: El reencuentro

-He convocado a todos los que he podido encontrar – la voz resonaba por las paredes del amplio despacho – Remus está buscando a los demás.

-Gracias Sirius, has cumplido bien con tu misión.

-Albus¿y ahora que quieres que haga?

-Quédate aquí durante un tiempo. Hoy vienen los alumnos, y estoy seguro de que Harry se alegrará mucho de verte.

-Si, yo también ten...

La puerta de la oficina de Dumbledore se abrió de golpe, pero quién fuera que la abriera tardaba mucho en subir.

-¿Quién...- Snape apareció en la puerta. Sus túnicas negras estaban rotas y sucias, su rostro demacrado, se agarraba al marco de la puerta, parecía herido.

-Severus- nombró Dumbledore en tono preocupado.

-No se preocupe, estoy bien- no era cierto pero no pensaba dejar que Black tuviera la satisfacción de verlo derrotado y herido.

-Snivellus, tienes buena cara- se burló Sirius.

-¡Sirius!- le reprochó Albus, mientras que ayudaba a Snape a sentarse- Estaba preocupado por ti, hacia mas de un mes que no tenía noticias tuyas.

-Lo siento Albus, pero no podía correr el riesgo de ponerme en contacto contigo. ÉL no confiaba en mí, y dudo que confié ahora.

-¿Qué has podido averiguar?

-Están reuniendo a todos los mortífagos. Cuando sean suficientes piensan atacar Azkaban.

-Para no confiar en ti, te ha contado muchas cosas interesantes.

Snape miró a Sirius con desprecio.

-No me las contó a mí, imbécil, las escuche mientras creían que estaba inconsciente. ÉL estuvo conmigo durante todo el tiempo que estuve allí, para que aprendiese a temerle.

-Bueno será mejor que vayas a la enfermería.

-¡No! Hay algo más. Debe avisar a Remus Lupin. De alguna manera se han enterado de que esta reuniendo a los antiguos aurores, y pretenden asesinarlo- Sirius palideció de pronto.

-Esta bien Severus, has hecho un buen trabajo. Ahora ves a que te vea Mad...

-No puedo. ÉL no entendería que me curasen los aliados de Dumbledore, me ha dejado volver solo porque quiere que vigile a Potter, y para que asesine a Black si intenta acercarse a su ahijado- sonrió malévolamente a Sirius- Tienes suerte de que no sepa tu paradero.

-Tú eres quien tiene suerte, Snivi.

-Tranquilo Severus, yo me encargaré de todo- dijo, Dumbledore- Ahora descansa. Sirius acompáñalo a su habitación.

-¡Qué!- gritaron los dos hombres al unísono.

-No hace falta si me...

-¡Severus! No me repliques ¿Sirius?

-De acuerdo.

Albus Dumbledore abandonó entonces su despacho, dejando solos a los dos hombres mirándose. Al cabo de un rato Sirius se acercó a Snape y se arrodilló para que este pudiera apoyarse en su espalda.

-No Black, no pienso dejar que me toques.

-Eso antes no parecía importante.

Entonces Sirius Black vio algo que no pensaba que volvería a ver. Severus Snape sonrojándose. Habían pasado años desde la última vez que vio aquellas pálidas mejillas manchadas de rojo, y aunque se odiaban todavía, no pudo evitar enternecerse.

-Vamos- dijo Sirius.

-No, yo puedo solo- Snape intentó levantarse, pero un gemido escapó de sus labios.

Sirius, harto ya, cogió a Snape en brazos. Este debía de estar muy destrozado porque no replicó más, y simplemente se dejo llevar con los ojos cerrados. Mirándolo fijamente a la cara podía ver el dolor de años de tragedias, muchas de las cuales se las había provocado él, lo sabía pero no podía admitirlo delante de él. En algún momento en el camino a las mazmorras Severus debió quedarse dormido. Al llegar a sus habitaciones Sirius se sorprendió de que no hubiese ningún conjuro protegiéndolas. Lo dejó sobre su cama y se sentó a observarlo. Se veía patético. Todo herido y mascullado, sucio. Mientras dormía su rostro inexpresivo, se retorcía de dolor, debía tener pesadillas. Nunca tuvo aquella expresión cuando durmió a su lado. ¿Quién podía imaginar que Snape y él hubieran compartido la misma cama? Pero así fue hasta el incidente del Sauce Boxeador, se odiaban de día con la misma intensidad como se amaban de noche.

Black se perdió en los recuerdos de noches de pasión y días de peleas, una rutina que llego a adorar durante mucho tiempo, y que parecía siglos que no recordaba. Un gemido de Snape le devolvió a la realidad. Parecía incomodo. Sirius decidió desvestirlo pero al intentar tocarlo despertó histérico acurrucándose a un lado de la cama. Temblaba y su rostro era puro miedo. En ese momento a Sirius se le encogió el corazón, que atrocidades le habría hecho el infame Señor Oscuro para hacer temblar de miedo a Severus Snape. Al ser consciente de que Black lo observaba, y que en su cara parecía apreciarse una mueca de pena, Snape intentó recomponerse.

-¿Qué pretendías?- preguntó recuperando su voz.

-Parecías incómodo. Iba a desvestirte- a Sirius le pareció volver a apreciar un leve sonrojo en las blancas mejillas del profesor de pociones, y añadió- no es la primera vez que te veo desnudo- le sonrió pícaramente.

Snape ni lo miró. Tenía la mirada perdida, y a Sirius le daba la impresión de que estaba a punto de romperse. Por fin Snape recordó su presencia.

-Lárgate- le dijo en un intento de calmarse.

Black no se movió ni un pelo.

-Lárgate, te digo- repitió desviando la mirada hacia la ventana. Sirius seguía sin moverse.

-Por favor...-suplicaba ahora Snape- vete.

Estaba llorando, toda su fría fachada se había venido abajo, no pudo soportarlo más y comenzó a llorar de forma desesperada. Entonces Sirius se le acercó y le abrazó con fuerza. Snape se aferró a aquel cuerpo que le ofrecía el consuelo que tanto necesitaba. Lloró durante mucho tiempo, quizás horas, en las cuales Sirius le abrazó y acarició con devota dulzura, y en el transcurso de la noche las caricias se convirtieron en dulces besos, tímidos al principio por miedo de intimidar al hombre que tenía en sus brazos, y más apasionados a medida que aquel hombre le devolvía el afecto. Y así fue como empezó de nuevo una historia que nunca debió terminar.