Gui: Este fic es otra participacion mas en retos de Hasta el final de la pradera. Proposito: despedirse de la saga. Reglas: frases que pondré en negrita. Este son 384 palabras.

Primer drabble: frase exclusiva de los libros.

Disclaimer: Collins tuvo una idea, yo solo la rentabilizo.


Remordimientos


Culpable

Siempre se la ha dado bien actuar: mejor que crean que son los demás los que han roto la máquina de papá. Cualquier cosa con tal de que no la castiguen a ella con ir a igualar troncos. Además, el hacha siempre ha pesado demasiado, y nadie da miedo si se le nota que no puede agarrar bien un arma.

El chico del seis da mucho miedo, por eso mismo. La ballesta apunta a su propio pecho. Los dos están paralizados. Johanna no puede soportarlo más, pero no puede romper el papel ahora. Aún quedan siete jugadores. Son demasiados para ella, así que decide llorar.

–¡Va-amos! –dice, y le tiembla la voz tan bien que se alegra de que estén grabando esto. Una lágrima le corre por la mejilla–. ¡Dispárame, vete a casa y vive con ello!

El chico que agarra tan bien la ballesta se pone a llorar. Qué imbécil. Baja la ballesta como fastidiado y emocionado a la vez y, de repente, da una patada en el suelo.

–¡Joder! ¡Lo siento, vale! ¡Claro que quiero volver a casa! ¡No le he pedido a nadie esta mierda!

–Yo tampoco, pero todos estamos aquí –le susurra Johanna, que se le ha acercado, al oído. Y acto seguido agarra bien el hacha y le corta el cráneo en dos. La sangre le salpica la ropa y la piel pero le da igual. Es como sabia de pino, solo que salta más porque es más líquida.

Ya no importa, se le ha ido el papel al garete para los capitolinos, pero los demás tributos aún no la tienen en cuenta.

Las manchas de sangre en sus manos se van con agua. Vuelve a coger el hacha como algo terrible que pesa mucho y que es difícil de manejar y se encamina hacia la cornucopia. En algún momento se romperá la alianza de los profesionales. Podría incluso provocar la ruptura, si se le ocurre algún plan.

Qué irónico que la imagen de sus manos siga en su mente, cinco años después. Mató a tres chicos más, y una chica, pero en sus pesadillas sólo está la sangre del chico del seis. Vete a casa y vive con ello. Vive con ello. Bueno, Johanna se ha ido a casa y vive con ello. No vive muy bien.


Punto uno.

Gui
SdlN