DISCLAIMER: Todos los personajes son de JK Rowling.
SET UP: Post HBP, pero Dumbledore no está muerto, y por ende, Snape y Malfoy siguen en Hogwarts. El argumento (Los Horcruxes y todo eso, se mantiene).
Espero que les guste! Por favor! Les suplico me dejen su opinión.! Un beso muy grande!
Este es muy corto, ya que es un prologo, se forma que seguramente actualizo muy pronto. Aún así, les pido su opinion, porque no tiene sentido escribir algo que a nadie le guste
- María Lía -
-Prologo-
Sentados en el dormitorio de la casa del Valle de Godric, James Potter y Sirius Black comentaban sus planes para el nuevo año en Hogwarts.
- Yo creo que lo mejor sería molestar a Quejicus en el instante en que suba al tren – declaró Sirius con tono solemne.
El joven Potter sonrió y se recostó en la cama.
- No lo sé Padfoot. A Evans no le agrada que nos metamos con él – dijo, ignorando la mirada de incredulidad de Sirius.
- ¿No vamos a pelear con Snape sólo porque a tu amada pelirroja no le gusta?
- Yo no dije eso Padfoot – replicó el muchacho guiñando un ojo – sólo dije que no me gusta la idea de hacerlo con ella enfrente.
- Entonces, cuando la prefecta no está...
- Los Merodeadores se divierten – completó James riendo.
- Bien, mira, sabemos que Gryffindor patrulla los viernes, por lo tanto Evans y Moony no se encontrarán en la Sala Común, de forma que no sería seguro...
Pero Sirius no puso terminar de exponer su magnífica estrategia, porque un grito de mujer resonó en los dos pisos.
- ¡JAMES POTTER Y SIRIUS BLACK!
- ¿Qué hicimos ahora? – preguntó desconcertado James.-¿ Crees que mamá descubrió que ocultamos Poción Multijugos en el baño?
- ¡Eso es lo de menos Prongs¿Qué tal si se enteró de lo que le hicimos al búho de los Malfoy?
El joven gimió.
- ¡Mientras no descubra que usamos en sofá para ocultar bombas fétidas!
Intentando lucir despreocupados e inocentes, ambos bajaron dignamente por las escaleras.
Laurana Potter se consideraba una mujer extremadamente paciente. Y, a decir verdad, se necesitaba mucho más que paciencia para lidiar, no sólo con su hijo, sino con Sirius, a quién amaba como uno propio. Y, a pesar de su enfado, no puso evitar una sonrisa cuándo ambos bajaron, con una sonrisa encantadora e inocente.
Definitivamente, a sus diecisiete años, ambos se habían convertido en jóvenes muy atractivos.
- ¿Nos llamaste mamá?
- Sí. ¿Podrías hacerme el favor de peinarte James? Aunque sea de vez en cuando, y tú Sirius, podrías hacer lo mismo. Ahora, quiero saber todo.
- ¿Todo que, señora mamá adoptiva?
- Acabo de recibir una carta del Profesor Dumbledore, citándonos inmediatamente. Es más, ha dicho que en el caso de que yo no pudiese ir, la presencia de James era indispensable.
El instinto maternal de Laurana se sorprendió al ver que los chicos parecían sinceramente intrigados.
- Pero mamá – intentó razonar James – estamos a mitad de las vacaciones...
- ¡Es lo que más me preocupa! Ambos, vayan a arreglarse, y tú Potter, agradece que tu padre esté en una misión.
Una vez sola, Laurana se permitió reír libremente. A pesar de que podía ser exasperante, se preguntó cuán vacía estaría su vida sin las constantes bromas y travesuras de su hijo. Y de sus amigos, claro está.
Si Sirius y James hubiesen sido mujeres, lo más seguro que ya se habrían tomado de las manos. Sin embargo, su dignidad masculina (NA: Comillas), les impedía hacerlo. Sin embargo, se notaba que estaban nerviosos, hasta que finalmente, la mujer no puso contenerse y comenzó a reír, sin poder detenerse hasta llegar al despacho del Director.
Como de costumbre, Dumbledore se encontraba conversando animadamente con los retratos de los Antiguos Directores, que se hicieron los dormidos cuando entraron los visitantes, y el anciano se puso de pie inmediatamente.
- Señora Potter, señor Potter, señor Black. Agradezco la rapidez. ¿Gustan una rana de chocolate?
- No Albus, gracias – sonrió Laurana mientras los muchachos agarraban una.
- Bien, esto es un asunto delicado. Siéntense por favor.
Los tres obedecieron.
- Resulta que ayer por la noche, hubo un accidente. Lo que se denomina como Inversión Temporal (usted, señora Potter, como Inefable debe tener conocimiento de este tipo de situaciones). Es decir, un extraño cruce entre dos tiempos. En este caso, nuestro presente, y nuestro futuro.
- ¡Genial! – dijo Sirius con felicidad.
- No tiene nada de genial Sirius – repuso Laurana – Podría producirse un caos. Incluso podría ser que ese futuro no existiese. Es por eso que existe la Directriz Temporal Primaria que...
- Que sin duda tu te encargarás de explicarnos detalladamente – terminó James riendo - ¿Pero por qué tenía que venir yo?
- Bueno, aquí viene lo interesante señor Potter. Hemos terminado de apuntar a quienes han llegado, lista que por cierto incluye veinte Ravenclaw, dieciocho Gryffindor, trece Huffepuff y quince Slytherin, tres profesores, un Auror y un Hipogrifo.
- ¿Qué profesores? –preguntó Sirius
- Otra cuestión interesante. La profesora Dolores Umbridge y los profesores Severus Snape y Remus Lupin.
- ¿Lupin? – preguntaron Sirius y Laurana.
- ¿Snape? – preguntó James.
- Si. Pero ese no es el punto. Entre los alumnos ha aparecido alguien de su familia...
- ¿No es de la mía verdad? –preguntó Sirius aterrorizado.
- No señor Black. Bueno de hecho si.
- ¿De veras?
- Si. Pero tiene 26 años y es Auror, pero el tema es...
- ¿Un Black Auror?
- No es una Black…, pero ese tampoco es...
- ¡Dígame que no es hija de Bellatrix! Bueno supongo que una hija de Bellatrix no sería Auror pero aún así no me gustaría que...
- ¡Silencio señor Black!
- ¿Es alguien de mi familia? –preguntó Laurana emocionada.
- Mejor dicho que la familia de James – dijo el director señalando al muchacho con una sonrisa.
- ¿De mi familia? – preguntó James encantado – eso significa que es...
- Su hijo, señor Potter.
- ¡Mi Hijo!
- ¡Mi nieto!
- ¡Mi ahijado!
- ¿Cómo es señor? – preguntó James radiante. Laurana no podía hablar.
- En un principio creí que eras tú. Son idénticos. Pero sus ojos...bueno, eso lo verás tu mismo. Es Gryffindor.
- ¡Genial!
- Sí. Se ha autorizado a los profesores Dumbledore y McGonagall del futuro a venir a visitar regularmente a los alumnos, hasta encontrar la forma de revertir la situación.
- ¿No pueden hacer lo mismo los alumnos? – preguntó Laurana curiosa.
- Sí. El asunto es que es extremadamente peligroso. Me temo que estos profesores correrán un grave riesgo. No expondremos a los alumnos a eso a menos que sea absolutamente necesario. El tema, es que estamos reubicando a los alumnos con sus familias, del pasado. Por supuesto, que si prefieren otra cosa, puede quedarse en Hogwarts.
- ¡No! – gritó James.
- El debe quedarse con nosotros – coincidió Laurana.
- Desde luego – terció Sirius.
- En ese caso, supongo que lo mejor será ir a verlo. Les enviaré sus pertenencias de inmediato, directamente a su casa. Vamos.
Mientras se dirigían a los jardines, el director pensaba. Pensaba en Harry Potter. Tan serio, tan preocupado...con ese aura de melancolía. La cicatriz. Le había llamado la atención de inmediato. Algo le decía que ese no era un corte común. Y, cuando lo miró a los ojos, creyó ver algo más. Pero no sabía que podía ser ese algo.
