"Shin shin to, Juvia es la mujer de la lluvia. Shin shin to… "

Una hermosa muchacha caminaba sola por las calles de Magnolia. Llevaba un muy femenino paraguas rosa para evitar que la lluvia, la única amiga que había estado con ella en todo momento, la tocara. Caminaba viendo al frente, sin prestar atención a quien pasaba a su lado o se cruzara en su camino. Tenía el corazón roto, y vaya que estaba destrozado. Siguió caminando sin expresión alguna en su rostro, tenía esa cara "de pocos amigos", tal era el gesto que si tú o yo la hubiéramos visto, pensaríamos que estaba a punto de asesinar a alguien. Ella no quería que alguien la viera llorar.

"Shin shin to, Juvia es la mujer de la lluvia. Shin shin to… "

Después de por lo menos una hora de caminar sin rumbo y sin decir otra cosa que no fuera esa especie de cántico para ella misma, se detuvo. La lluvia que la venía siguiendo desde que salió de aquel gremio empezó a caer más fuerte sobre ella. La niña resignada tiró su paraguas, cayó arrodillada al sucio y duro asfalto, el goteo la empapó haciendo que su sedosa cabellera azul escurriera cual cascada. Comenzó a sollozar en voz baja para después gritar de dolor y tirarse completamente al piso. No, no era dolor físico, como ya se ha dicho antes, era un dolor del corazón: estaba roto.

Ese hombre que alguna vez fue su dueño, aquel al que Juvia se lo entregó sin dudarlo ni un momento, aquel mago de hielo más frío en sentimientos que su elemento mismo, él había roto el corazón de la maga enamorada. Y no, él ya no podría ser quien lo sanara.

Todo comenzó horas antes en el gremio Fairy Tail, aquel gremio famoso en todo Fiore por destruir todo a su paso al cumplir una misión. Una rubia muchacha bebía café mientras leía un libro que acababa de adquirir horas antes, estaba sentada sola en una mesa hasta que vio demasiado movimiento en la zona de la barra. Vio atendiendo a la siempre sonriente Mirajane Strauss, una maga con cuerpo de infarto, causaba deseo en los hombres y envidia en las mujeres, era sin duda la mujer más encantadora del gremio, querida por todos y sobreprotegida por el buen Elfman Strauss, aquella bestia enorme de buen corazón que, a pesar de no parecerlo, era su hermano mayor.

Lucy Heartfilia, la ex heredera maga rubia, se enfocó en las personas sentadas en la barra, en frente de Mirajane. La escena presente era común en Fairy Tail, solo que esta vez las consecuencias fueron diferentes y más dramáticas.

Vio a Juvia, la simpática maga de agua ex Element 4, la cual había pertenecido a ese siniestro gremio de Phantom Lord, para después unirse a la familia de Fairy Tail, porque eso eran: una familia. La muchacha Loxar sostenía en sus manos un bonito y, al parecer, apetitoso pastelillo con betún azul y un adorno en forma de corazón en la cima; ella tenía el postre en dirección a un muchacho alto y musculoso que le daba la espalda, Juvia tocó con la punta de su dedo la espalda del chico susurrando algo, al parecer ya llevaba varios intentos, él solo volteó sobre su hombro para ver a la muchacha de cabello azul, vio el pastelillo y de inmediato volvió a su plática con los magos Kana y Macao ignorando el pequeño y delicioso detalle de Juvia. Ver esto le destrozó el corazón a Lucy.

-¡Cómo coño es posible! ¡Cómo cojones es capaz Gray de ignorar así a Juvia!-murmuró Lucy para sus adentros.

Mirajane le habló a Juvia, le susurró algo sonriendo para finalizar guiñándole el ojo, la maga del agua asintió cual niña pequeña y le entregó el pastelillo destinado para Gray Fullbuster. La mayor de los Strauss lo guardó en la alacena y le dirigió una sonrisa a Juvia. Esta comenzó a caminar hacia la salida del edificio. Lucy tomó su café, su libro y se dirigió corriendo hacia Juvia.

-Hey, hey, Juvia-dijo la chica rubia tratando de detener a la otra muchacha

-¿Qué sucede, Lucy-chan?-inquirió tímidamente Juvia

-Amm, yo me preguntaba si quisieras ir a mi departamento a ayudarme a acomodar unos… -Piensa, Lucy, piensa, no puedes dejar que esta chica se vaya sola con el corazón roto-¡Muebles! Eso, muebles. Estoy redecorando y necesito ayuda femenina que tenga buen gusto-

-Oh, es muy amable de tu parte, Lucy, que le pidas ayuda a Juvia-dijo la señorita Loxar con una modesta sonrisa.

Caminaron al departamento de Lucy, no hablaron en todo el camino. La señorita Heartfilia se sentía tan mal por haber visto tal escena. Gray era un cruel con Juvia, sí, ¡pero ignorarla! ¡Delante de varias personas! Despreciar un detalle de ella, barrerla con la mirada como lo había hecho… Incluso ella juraría que vio como lágrimas salían de los ojos de Juvia. Lo que la muchacha peliazul necesitaba era salidas de chicas, como ir de compras, a la playa, por algo de beber y hablar de muchach… No. Eso no. Heriría más a Juvia. Lucy descartó esa idea de su cabeza. Consideró hablar con Erza para pedirle un consejo al respecto… ¡Y Lisanna! Aquella tan amiga de Juvia, ella era perfecta para el trabaj… ¡O Gajeel! Era hombre, sí, pero era el mejor amigo de Juvia, ¿no? Algo de compañía amistosa masculina no le haría daño. Podrían salir todos ellos para que ella se distrajera un poco del asunto de Gray. Llegaron al departamento.

-Lucy-chan, ¿qué muebles quiere cambiar?-

-Oh, cierto. Bueno, emm, al parecer cambié de opinión-dijo Lucy al quedarse sin pretexto para mantener a la maga del agua distraída-pero puedes quedarte aquí un rato, digo, supongo que el día en Fairy Tail será aburrido, así que una tarde de chicas puede parecerte bien-

-Perfecto-susurró Juvia.

-Estaré en la cocina preparando algo, puedes leer cualquier libro si gustas: hay muchos en aquel librero, o en mi habitación hay más que podrían resultarte interesantes-dijo Lucy con la esperanza de que alguna novela o libro sobre magia pudiera distraerla.

Juvia tomó un libro un tanto gordo, al abrirlo notó que no era impreso, sino escrito, estaba incompleto y la letra era de la muchacha rubia, la ex heredera Heartfilia.

-¡NO TOMES ESE!-dijo Lucy arrebatándoselo con una sonrisa avergonzada y cerrando los ojos-No por ahora-seguía con esa simpática expresión.

-Descuida, Lucy, Juvia comprende que eso es personal y no lo leerá-dijo con una sonrisa.

Lucy sonrió y se fue a la cocina, Juvia pensó que era cool que alguien del gremio tuviera tan grande colección de libros. Escogió una de esas novelas exageradamente cursis para adolescentes, aquellos escritos que hacen fantasear más de lo normal a las jovencitas, hacerlas crédulas e ingenuas, haciendo que lleguen a sentirse correspondidas por ese amor imposible…

Juvia tomó los lentes de Lucy y leyó durante un buen rato. Mientras lo hacía pensaba en aquellos intentos fallidos de ganarse el corazón de Gray, aquellos pequeños y grandes detalles que tenía con él. Ella lo amaba profundamente, pero al parecer el sentimiento no era recíproco. Se sintió terriblemente identificada con la protagonista de la cursi y ridícula novela. Mierda.

-Amm, Lucy-chan, Juvia debe salir, volverá otro día-dijo poniéndose su abrigo y sombrero que anteriormente había colocado en el perchero que estaba junto a la puerta.

-¿Tan rápido, Juvia?-inquirió Lucy caminando hacia ella con dos tazas de chocolate caliente.

-Sí, olvidé que debía hacer algo importante-

Tomó su paraguas que estaba en el suelo y salió corriendo del departamento de Heartfilia. La rubia se acercó a la mesa que estaba junto al sillón donde había estado leyendo Juvia, vio la novela que la peliazul había tomado y de inmediato reconoció el título recordando así el argumento del cursi libro.

-Oh, no; Juvia, ¿por qué tomaste este libro?-murmuró

Ya en las calles de Magnolia, la muchacha que respondía al nombre de Juvia Loxar había empezado a caminar sin rumbo, sola, triste y con el corazón destrozado.

"No vale la pena luchar por un corazón que no siente lo mismo que el tuyo" decía una de las estúpidas frases del libro de Lucy. La novela tenía por protagonista a una atolondrada y despistada chica, la cual había pasado 500 días rogándole de diferentes maneras a un chico que la había despreciado un sinfín de veces. La historia concluyó en que la muchacha decide rendirse a luchar por el corazón de aquel patán y se enamora de su mejor amigo, aquel que sí demostraba afecto y cierto amor por ella.

-Lyon-susurró Juvia al recordar el final de la novela. Negó fuertemente con la cabeza tratando de sacarse de la mente esa idea.

Siguió caminando mientras susurraba cierto cántico. Se detuvo en un callejón tirándose al suelo para comenzar a llorar al darse cuenta de una realidad:

Gray Fullbuster no valía la pena.

Ok, hasta aquí llega el prólogo, introducción y bla bla bla. No me critiquen, tiene como… 2 años que no escribo un fanfic, así que ya saben que pues la experiencia medio se pierde. Les digo que este será un Gruvia de los que son de veras cortavenas, que hasta La Rosa De Guadalupe o Lo Que Callamos Las Mujeres se quedan cortos, y tengo pensado hacerlo algo extenso. Espero que les vaya a gustar porque lo estoy escribiendo con mucho amor, aunque eso sí: acepto críticas constructivas. Les mando muchos besos :* Los quiero y gracias por leerme.