Título: Encuentros
Fandom: Saint Seiya
Personajes: Aiolos, Shura, Deathmask
Disclaimer: Saint Seiya y cualquier personaje conocido dentro de este fic no me pertenece.
Rating: T
AU, Universo Alterno, Pre-slash
Parte 1/3
N.A.: No tengo beta reader, así que todos los errores ortográficos y gramáticos son míos, todos míos.
Llevaba cinco minutos esperando el bus en la banca, cinco largos, fríos y aburridos minutos, cuando sus ojos fueron capturados por la figura alta y varonil de un muchacho que se acercó al mismo lugar de espera. Sólo le dedicó un vistazo rápido, y apartó la mirada, a él no le gusta ser descortés al molestar a alguien por una indiscreción tal como quedarse viendo. Además, estaba demasiado cansado a esta hora del día, debido al ajetreo en el trabajo desde hace varios días. Su cuerpo le estaba pasando factura por las jornadas sin descanso, sólo quería llegar a su departamento, cenar algo ligero e irse a dormir. El lado positivo era que estaba más cerca de su hogar porque hizo una presentación en las oficinas de unos clientes de la firma donde trabajaba. Mañana sería otro día de igual o mayor intensidad y tenía que reponerse.
Pasaron otros tantos minutos y llegó el transporte, se levantó del asiento y al momento de tratar de subir, una mujer bajaba por los escalones. Hizo un movimiento para quitarse del trayecto de la señora, dando un paso atrás para no estorbar.
Su acción se detuvo de golpe al chocar contra alguien. Su mano izquierda bajó para detener su pérdida del equilibrio, y se asió de la persona que estaba a su espalda. Fue el choque de su mano con la entrepierna de alguien más.
La sorpresa lo hizo separarse deprisa y darse media vuelta para disculparse.
Era el muchacho que llamó por un momento su atención. Ambos tenían los ojos muy abiertos, se quedaron viendo un segundo y al siguiente dijeron al mismo tiempo "Lo siento". De verdad.
No mires hacia abajo. No mires hacia abajo. No mi-res ha-cia a-ba-jo.- La mente de Shura exclamaba.
A pesar de su letanía, él no pudo evitarlo, sin pensarlo bajó la mirada. Dándose cuenta de su error, se disculpó nuevamente, cubriendo su boca, con la mala fortuna de usar la izquierda. Con la cara roja y sintiéndose muy abochornado se subió al bus y pagó su pasaje en tiempo récord. Sus hombros y brazos parecían de acero de lo tensos que estaban, y se encaminó a sentarse en la parte media. Dejó escapar el aire contenido dentro de su pecho, no se percató cuando olvidó respirar, soltó una risita nerviosa y se relajó un poco.
En el momento que tomó un asiento libre junto al pasillo, sonó el timbre de su teléfono inteligente. Vió el nombre en la pantalla, Deathmask, era su amigo desde la infancia y compañero de piso. Claro que ése no era su verdadero nombre. Pero Angelo, que así se llamaba, había modificado el nombre en los contactos del móvil de Shura.
Contestó y poco a poco olvidó el incidente.
Aiolos se quedó inmóvil, y no pudo evitar que una sonrisa se dibujara en sus labios después que la sorpresa se desvaneciera de su mente. Por fin se movió para subir al transporte detrás del joven que tuvo un encuentro cercano con su pecho, y otras partes de su anatomía.
Todo pasó demasiado rápido, en un parpadeo, el chico de cabellos negros estaba pegado a él, con la mano en su genitalia, el muchacho se separó de él y después de mirarlo con la cara asustada, los dos soltaron una disculpa. Si no fuera por la sensación que le dejó el calor y la presión del otro sobre su lado derecho, no hubiera creído que pasó. Para confirmarlo, el otro bajó sus ojos a su bajo vientre, le vio ponerse color carmín, antes de tomar los escalones, pidió perdón nuevamente y se trepó con la prisa de un corredor de velocidad al colectivo.
Eso lo hizo despertar de su autoinducido trance de torpeza, y siguió al otro dentro. Se sentía estimulado, pero no por el roce, o choque, de sus cuerpos, sino por la reacción del chico. En el pasillo lo divisó, el moreno estaba hablando por el móvil, y se colocó justo detrás de él. Estiró sus piernas y se puso cómodo.
El dueño de su interés tenía dificultad en ajustar su bandolera, el bolso se resbaló de su regazo y le caía del hombro hacia el pasillo, cambió el teléfono de mano mientras la trataba de subir halándola de la correa, sin éxito. Entonces buscó un agarre más fuerte para alzar la bolsa, pero estiró de más el brazo, sobrepasando el lado inferior de su objetivo y entonces Aiolos sintió que una mano enganchaba su extremidad inferior.
Shura decidió que este no era su día, la frustración llegó a plasmarse en su semblante. La bendita bandolera se atascó en algo, por más que la trataba de subir no podía, efectuando varios tirones pero notando que no se movía ni un centímetro. Y Deathmask diciéndole que llegara al supermercado de la esquina donde bajaba para comprar algo que necesitaba.
Se inclinó para descubrir dónde estaba atorada, pero se dio cuenta que su mano no sujetaba su propiedad, sino que la mantenía alrededor de una pantorrilla envuelta en unos jeans deslavados.
Era irreal, increíble. Enseguida soltó su apresamiento como si le quemara en los dedos y encaró a la persona para pedirle una disculpa por su equivocación y la molestia que pudo causar.
"Discúl..."- empezó a pronunciar. Era el mismo muchacho de antes. ¡Dioses! -"Mpfh..."
El chico lo miraba sin rencor, hasta tenía una bonita sonrisa que iluminaba su rostro.
"Parece que no puedes dejar de poner tus manos encima mío."- dijo en un tono juguetón.
"¿Quién dijo eso?"- gritó el amigo por el auricular.
"N-no es mi intención"- se le adelgazaba la voz con cada palabra.
"¡Qué lástima!"- siguió el castaño un poco más serio.
"¡HEY!" - Deathmask aulló, haciendo a Shura respingar en su lugar.
"¿Están hablando contigo?"- pregunta más preocupado Angelo. - "Sí"- confirma el moreno.
"¿Te están molestando?"- insiste su amigo.
"¡NO!"- grita Shura, casi en un lamento. - "Al contrario"- enseguida dice entre murmullos, tiñéndose sus mejillas de un rojo encendido.
Aiolos no supo qué personalidad lo poseyó, ser tan directo y asertivo no era normal en él. Primero se sorprendió a si mismo de la forma en que trató de seducir al chico con su "no puedes dejar de tocarme ¿eh?", pero dicho con otras palabras. Claro que le gustaron los ojos que puso el moreno, llenos de asombro absoluto.
Enseguida se preocupó de las fallas en su prudencia. No sabía nada acerca del otro chico, y aún así se atrevió a galantear. Creyó que con las reacciones del otro podía tener una oportunidad. Hasta que escuchó el grito enfadado del amigo, por el teléfono. ¿Será el novio?, si es así debo arreglar la confusión.
Ensimismado en sus pensamientos, Aiolos no se daba cuenta que el chico le alcanzaba su móvil.
Carraspeó y dijo: "Es para tí"
Eso lo hizo alzar las cejas, y tomó el teléfono de las manos del otro. Sintió un choque eléctrico al roce de sus manos. Si eso no era una señal positiva del cielo, que le decía que ellos estaban destinados, entonces el aparato tenía mala protección contra descargas.
"¿Hola?"- musitó Aiolos.
"Hola, me llamo Deathmask, ¿tú?" - qué extraño nombre, pensó el castaño.
"Aiolos".
"¿Cuántos años tienes?
"27"
"¿Eres casado?, ¿tienes novia, novio, amante, fiancé? ¿Algún hijo?"
"No, no, no, no, no y no" - respondió repasando la lista en su mente. Qué preguntas tan extrañas de un novio celoso.
"¿Eres feo, o qué?, OK, eso no lo contestes".- prosiguió Deathmask.- "¿por qué no tienes a alguien especial?"
"Porque no he encontrado a la persona indicada." - dijo mientras buscaba la mirada del pelinegro que le rehuía la suya.
"¿En serio Shura te estaba molestando a ti? - pregunta desconcertado su interlocutor.
"¿Shura?" - le gustó la forma en que sonaba el nombre y sonrió dulcemente.
"Así se llama mi amigo" - anunció Deathmask, como si fuera lo más obvio del mundo.
Oh, amigo. Su sonrisa se hizo más soñadora.
"Sí, es decir, no. No me molestaba" - se apuró a aclarar el castaño.
"¿Tienes tiempo libre?" - pregunta el amigo de Shura.
"Voy a visitar a mi hermano" - se arrepintió enseguida de su honestidad.
"OK. Adiós." - dijo de forma terminante - "Pásame a Shura"
"Adiós"
El castaño sintió que el corazón se le iba por los suelos, y se imaginó que las llantas del bus lo aplastaban contra el pavimento, mientras le devolvía el móvil al moreno. Para coronar el asunto, sintió nuevamente una corriente eléctrica al roce de sus manos.
"Nos vemos en la casa. No es necesario que pases al supermercado" - aseguró Angelo, se despidió y colgó.
El anticlímax de la situación le pegó duro. Se quedó mirando a su teléfono móvil unos segundos y se acomodó en su asiento. Todo el intercambio de palabras anterior, el de su amigo con el chico castaño, lo había seguido con su cuerpo torcido en un ángulo incómodo para su cuello. Sintió un hueco en su pecho y lanzó un suspiro. Se mordió el labio inferior y acarició el cuello de forma inconsciente, su cerebro trataba de reconfortarse de alguna manera.
La decepción le llenó los ojos de humedad. Parpadeó rápidamente para disiparla, entonces experimentó enojo contra sí mismo por padecer ese odioso sentimiento. Desilusión.
Estaba por llegar a su destino, preparó sus cosas para salir del transporte público.
Continuará...
Son tres capítulos solamente, así que por favor esperen el final de este corto fanfic. ***Editado***
