El joven americo-japonés se levantó con mucha pereza esa mañana, se arrepentía un poco el haberse desvelado en actualizaciones para el traje de combate de Baymax.

Frotó un poco sus ojos para poder despegar sus párpados mostrando unos interesantes orbes chocolate, bostezó mostrando el diastema que se hallaba entre sus incisivos superiores y finalmente se estiró hasta sentir cada una de sus vértebras tronar un poco; llevó la palma de su mano hasta su cuello y sobó levemente la piel de su nuca.

Le costó un poco reconocer el espacio donde se había quedado dormido ya que no era el usual techo de su habitación.

-Au...

Escuchó como el adorable robot comparable con un malvavisco se activaba y caminaba con pasos chicos hasta su persona.

-Hola Hiro... Pareces mostrar molestia en la sección cervical de tu columna. Procederé a hacer un escaneo completo.

-No es necesario Baymax...

Al igual que en su primer encuentro el robot blanco hizo caso omiso a sus palabras, después de todo su programación dictaba resolver su malestar cuanto antes.

-Escaneo completo, presentas inflamación muscular por torcedura leve, recomiendo terapia de calor para reducir la inflamación y un masaje para mitigar el dolor...

-Gracias Baymax...

El chico de ascendencia japonesa suspiró y espero a que la versión 2.0 del robot de su hermano terminara el tratamiento que le había recomendado, hasta que sus ojos se posaron en el reloj que había en la pared, sus párpados se abrieron dandole características occidentales graciosas.

-¡Voy tarde!

Y así el joven genio de la robótica prepuberto tomó su hoddie azul mezclilla del respaldo de la silla junto con su mochila y se hecho a correr, no quería que la profesora de álgebra le diera otro trabajo insufrible por llegar tarde nuevamente...

Un nuevo día en el pueblito de Santa Cecilia se asomaba, los rayos de sol golpearon los párpados de un niño mexicano de 12 años, mejor conocido como Miguel Rivera.

El chiquillo de tez canela se levantó y tendió la cama, no le gustaría recibir otro chanclazo de mamá Elena tan temprano. Tomó el conjunto de ropa más cómodo que tenía y bajó a la cocina para ayudar con la elaboración del desayuno para toda la familia.

-Buenos días mijito.

-Buenos días mamá Elena.

Miguel besó la mejilla de la señora mayor y se puso a su lado arremangándose la sudadera roja.

-¿Puedes hacer la salsa para los chilaquiles Miguelito? Los tomates y los chiles ya debieron cocerse.

El chico sólo asintió y buscó el molcajete* para mezclar los ingredientes.

No tardaron mucho en integrarse más miembros de la familia Rivera para la elaboración del desayuno y cuando se terminó la mesa lucía vasta; prontamente todos se hallaban desayunando.

-Miguel ¿irás hoy a la plaza?

-Sí pa', sólo hasta las doce luego regreso a la zapatería para ayudar.

-Sale pues, pero con cuidado. Recuerda que últimamente han aparecido muchos robachicos* por la colonia.

El joven asintió y terminó su desayuno, lavó los platos que usó y subió a lavarse los dientes, finalmente tomó su guitarra y salió de su casa despidiéndose enérgicamente con la mano.

-¡Nos vemos al rato!

Corrió hasta la plaza y se instaló en el mismo lugar, en las escaleras del pequeño quiosco. Acomodó la guitarra en sus piernas y tocó con suavidad sus cuerdas comprobando que no se hubiera desafinado.

Miguel sabía que debía empezar a ganar dinero de manera externa a lo que le daban de mesada en su familia, en fin, la escuela de Mariachis de Guadalajara no se pagaría sola. Con esa motivación y con la guitarra que su familia le había comprado empezó a tocar. Su suave voz le dió un toqué cálido al ambiente de la plaza, tocó canción tras canción y las monedas llegaban (también algunos billetes que no pasaban de $50).

Pasaron unas dos horas desde que empezó a tocar, sentía que debía descansar un poco antes de continuar. Se acomodó nuevamente la guitarra en la espalda y se dispuso a buscar una tiendita para comprar un poco de agua, sin embargo una voz le detuvo.

-Me impresionaste mucho niño...

-Uh... ¿Gracias?

-Asumo que llevas mucho tiempo tocando, no necesitas ver el cuello de la guitarra para tocar bien los acordes.

-Algo así... Lo siento debo irme...

-¿Tan pronto? Esperaba que pudieses darme un concierto privado... Al parecer tendré que forzarte a venir conmigo.

-¿Qué?...

El extraño hombre sonreía mientras una sombra cubría la del chico de tez morena, en su corta vida jamás pensó ver algo parecido a lo que lo tomó cautivo.

Sólo pudo sentir como el duro metal de los brazos de esa cosa se enroscaban en su tórax haciendo que de pronto le faltara el aire.

- ... ¿P-Por... qué?...

- Necesito niños prodigio, en tu caso el hemisferio derecho de tu cerebro debe estar sumamente desarrollado y lo necesito para mi... Investigación.

Miguel sintió como el piso desaparecía justo debajo de la suela de sus botas y un sentimiento de terror lo invadió. ¿No volvería a ver a su familia?...

Su conciencia se desvaneció debido a la altura que el robot alcanzó, dejándolo con la imagen de Santa Cecilia desaparecer lentamente entre montes y vegetación.

Hiro Hamada se encontraba caminando a altas horas de la noche a la cafetería de su tía, hace tres días que no volvía a casa por estar en la universidad con proyectos y tareas.

Estaba seguro que su tía lo extrañaba, era una corazonada después de ver 30 mensajes de texto, 10 llamadas y 27 mensajes al buzón de voz; para este punto su tía debió de haberse terminado todos los postres de la cafetería. Tuvo que soltar un suspiro y presionar el puente de su nariz un poco.

Su tía se había vuelto sobreprotectora con él después de la muerte de Tadashi, sin embargo no podía culparla... Él también lo extrañaba.

-Mañana ayudaré un poco en la cafetería...

Sintió como el piso se cimbraba bajo sus pies y enfocó su vista al frente.

Un gran robot de largos brazos aterrizó frente a él, si su memoria no le fallaba ese ente metálico estaba relacionado con múltiples desapariciones en varios países de América.

-Hiro Hamada... Justo al chico genio que buscaba.

Lamentaba haber dejado a Baymax cargando en el laboratorio de la universidad, ahora sólo contaba con el plan B. Llevaba disimuladamente sus manos tras su espalda y de un reloj que él fabricó presionó un botón pequeño dos veces para enviar a sus amigos una señal de alerta, sin Baymax no podría combatir a ese robot sólo.

-¿Quién eres?...

Retrocedía lentamente mientras buscaba distraerlo, necesitaba tiempo hasta que los refuerzos llegaran.

-Un hombre de ciencia como tú, necesito tu ayuda con algo Hiro Hamada.

-¿Qué podría ser exactamente?

-IA's*...

Por un segundo ese hombre misterioso le llamó la atención.

-Te escucho...

- Como sabrás la robótica se acerca lentamente al límite de lo frívolo y lo sentimental, algunos buscamos llegar ese límite y sobrepasarlo. Lograr que un robot sea capaz de experimentar sentimientos y emociones, no limitarnos a productos defectuosos producto de la biología sino llegar a la perfección... Al auge de la evolución...

-No veo como entro yo en esto...

-Sólo necesito tu ayuda para la creación de la tarjeta madre, lamentablemente aún no logró que soporte sentimientos reales.

- ... Te ayudaré si me dices dónde tienes a las personas desaparecidas...

- No será necesario, te llevaré con ellas. Entonces... ¿Tenemos un trato?

El chico japonés sólo rodó los ojos y subió al robot, ahora su prioridad era salvar a las personas que este maníaco había secuestrado.

Hiro esperaba escuchar llantos y gritos incontrolables de niños pidiendo por los brazos de sus padres cuando fue llevado a esa bodega abandonada, pero sólo pudo escuchar una guitarra siendo tocada con suavidad y una voz que hablaba en un idioma que no entendía.

-Ese niño es bueno calmando a los demás... Por eso es mi favorito, es un buen hermano mayor.

El chico americo-japonés giró levemente su vista notando la habilidad manual que el chico moreno poseía y una voz afinada.

-¿Porqué necesitas a todos esos niños?...

-Las conexiones neuronales de los niños son más... ¿Flexibles? Gracias a eso tienen un gran potencial de aprendizaje y una curiosidad insaciable. Si colocamos ese potencial en el centro de control de una IA las posibilidades se abren infinitamente...

-Entiendo eso pero... ¿porqué también hay un músico entre ellos?...

-Un ser perfecto necesita desarrollar ambos hemisferios cerebrales, el izquierdo se encarga del raciocinio analítico matemático, mientras que el derecho es el divergente y creativo. Ese chico presenta el segundo caso y tú Hiro Hamada, el primero.

-Una persona puede vivir bien con sólo un hemisferio desarrollado...

-No es del todo cierto, las personas que tienen el hemisferio izquierdo más desarrollado presentan facilidad para resolver problemas matemáticos sin embargo carecen de inteligencia emocional.

-¿De qué sirve la inteligencia emocional?

-Esas personas se dejan llevar fácilmente por sus emociones, se vuelven víctimas de sus acciones y las llevan a arrepentirse pronto de las mismas... Todo por un pequeño arrebato de ira...

No faltó mucho para que el excéntrico hombre lo llevará hasta su mesa de trabajo y observara cables y tornillos dispersos por toda el área de la misma, sus orbes chocolate se posaron en el centro de la mesa notando la forma "definitiva" de lo que era el cerebro de la IA que tanto mencionaba...

-Sólo falta la creación de la tarjeta madre y todo estará listo... Ese idiota de Alistar Krei se arrepentirá por no haber financiado mi investigación...

Hiro aprovechó que el científico se había encimismado admirando su creación y lo golpeó en la nuca con una llave inglesa observando como su cuerpo se desplomaba en el suelo completamente inconsciente.

-Baymax me sermonearía por esto...

El chico de ascendencia japonesa buscó en los bolsillos ajenos las llaves para liberar a los prisioneros.

Sus orbes chocolate chocaron irremediablemente con las orbes más oscuras del chico moreno.

-Tenemos que irnos de aquí.

Hiro empezó a soltar a los rehenes mientras que Miguel aún lo observaba con una cara estupefacta pensando: "¿qué habrá dicho el chino ese?"

Una vez que todos fueron liberados sintió un firme agarre en su mano y cómo el mismo lo jalaba hacia el exterior con algo de prisa. No entendía qué había pasado desde que despertó en ese lugar con olor a humedad rodeado de varios niños que lloraban, lo mejor que pudo hacer para calmarlos fue empezar a tocar y a cantarles.

Al principio notó que su guitarra sonaba algo extraño y al inspeccionarla descubrió como la madera de un costado se había roto, le dolió, sin embargo no era tan grave, algo de pegamento lo arreglaría por ahora se enfocaría en calmar a los niños y buscar cómo salir de ese extraño lugar.

Después de todo, se notaba que era el mayor ahí...

Una vez en el exterior, Miguel se halló en una inmensa ciudad sumamente modernizada y que obviamente estaba lejos de su pueblito de Santa Cecilia.

Finalmente sus orbes oscuras se posaron en un auto amarillo que derrapaba hasta quedar detenidos enfrente de ellos junto con un enorme "hombre blanco" con traje rojo.

-Sentimos la tardanza Hiro, activamos primero a Baymax.

-No hay problema, hay que sacar a los niños de aquí.

Al parecer todos en ese lugar hablaban ese idioma que no entendía en lo absoluto, observaba a esos adultos con extraños trajes coloridos. ¿Estarían celebrando algo?

Una chica alta y rubia de traje rosado ayudaba a los más pequeños a subir al auto, mientras que un extraño monstruo "cuidaba" los alrededores, aunque a su parecer sólo estuviera cantando y bailando.

-Hey Hiro, ya puedes soltar a tu amiguito...

La última palabra que ese monstruo de tres ojos dijo logró entenderla perfectamente, tal vez él podría ayudarlo a salir de ese embrollo.

La calidez que hace unos momentos invadía su mano desapareció abruptamente, luego vió al chico que los liberó reclamarle algo al monstruo.

-¿Dónde estamos y quiénes son ustedes?

Los chicos de extraños disfraces voltearon a verlo con una ceja alzada, era la primera vez que hablaba el niño moreno pero al parecer no hablaba inglés en lo absoluto.

-Te explicamos después, ahora sube.

La chica rubia señalaba el interior del automóvil con movimientos desesperados, pero Miguel captó la idea.

Debían estar locos si creían que se subiría a un auto con ellos, ya había sido secuestrado por un hombre de hojalata y le habían pegado cosas raras a la cabeza. De ninguna manera subiría a un automóvil desconocido, recibiría el chanclazo de su madre, de mamá Elena, mamá Coco (aunque de ella lo dudaba un poco) y de mamá Imelda por desobedecer a esa norma que siempre le decían.

"Mijito, nunca subas al auto de personas que no conozcas o la huella de mi huarache quedará marcada en tu cara"

Sintió un escalofrío recorrer su columna de sólo imaginarlo, luego de eso sintió un par de manos empujar su espalda hasta el interior del auto, iba a reclamar, pero sus palabras murieron en cuanto vió como la puerta de la bodega era destrozada por el hombre de metal que lo había secuestrado, ahora los ojos del mismo brillaban en un intenso rojo.

Miguel sólo pensó...

"Por la virgen María... ¿cómo se había envuelto en esa situación?"

*Molcajete: Es un mortero de piedra con un pistilo del mismo material, se usa para mezclar especias o ingredientes. En lo personal la salsa molcajetera es deliciosa, tiene un sabor especial.

*Robachicos: Es un término que mi abuela y muchas señoras mayores utilizan para describir "secuestrador de niños". Recuerdo que siempre me espantaba con ellos cuando era un infante.

*IA: Inteligencia Artificial. Creo que no hay mucho pierde con este término.

Yay! Era hora de agregar este fic a FF. Después de un año y no sé cuántos meses que permaneció en Wattpad. (?)

C'est la vie...