The Loud House y Soul Eater no me pertenecen.

Todos corrían tras el balón, quedaban apenas unos pocos segundos en el tablero y el marcador estaba 67-71 a favor del equipo rival.

Lynn Loud Jr se encontraba bloqueada por una chica del equipo contrario que no le permitía hacer un pase seguro a alguna de sus compañeras para así lograr anotar.

Era el partido más esperado de la temporada. Tras un año de entrenamiento con su equipo de baloncesto, Lynn había logrado que éste llegara a las finales estatales.

Después de lograr burlar a su contrincante en un descuido de ésta, Lynn hizo un pase a una de sus compañeras, quien apenas obtuvo el balón, lo lanzó al aro, logrando así marcar otros dos puntos para su equipo.

Ahora estaban 69-71, sólo dos puntos por debajo. Si lograba quitarles el balón ahora y anotar desde medía cancha, obtendría esos tres puntos para superar al equipo rival antes de que el tiempo se agotara.

Volviendo al juego, Lynn logró bloquear el tiro de su contrincante y hacerse del balón, por lo que corrió al lado contrario de la cancha para lograr anotar la canasta que les daría la victoria.

Pasando por poco la media cancha y sin nadie en frente, la joven Loud dio un salto a la vez que lanzaba el balón lo más fuerte que podía, apuntando al tablero.

El balón rebotó en el aro y giro un par de veces antes de que cayera por la red al tiempo que la chicharra sonaba, anunciando el final del partido.

Marcador final 72-71 a favor del equipo local.

Este debió ser el momento en que todos saltaban y gritaban de júbilo ante las ganadoras del torneo de baloncesto juvenil de Royal Woods. Pero todo se había quedado en un silencio sepulcral.

Ahí, en mitad de la cancha estaba Lynn, observando al igual que todos, como su pierna había traspasado el piso de madera de la cancha, más esto no era lo sorprendente.

Bajo su rodilla, donde se supone, debería estar su pierna, ésta cambiaba de aspecto, pareciendo alguna especie de cuchilla o la punta de una espada de gran tamaño, que traspasaba con facilidad el suelo de madera.

Nadie parecía entender lo que sucedía y tras algunos tortuoso segundos de silencio, empezaron los primeros gritos.

Todos los asistentes comenzaron a gritar y a tratar de acercarce o alejarse de Lynn. Las chicas del otro equipo se alejaron corriendo hacia su entrenador mientras gritaban aterrorizadas; su propio equipo se acercó curioso pero a la vez, temeroso para ver lo que le sucedía.

El entrenador las siguió, mientras gritaba ordenes a sus ayudantes para impedir que la gente se acercara a la chica y que salieran todos del gimnasio. Los padres de Lynn fueron la única excepción a esto y ambos fueron corriendo hacia su pequeña que seguía en el suelo, en shock por lo recién acontecido.

Por su parte, Lynn seguía observando su pierna. Al momento de tirar la canasta, notó un extraño brillo rojizo que venía de abajo, a la vez que sentía como su pierna derecha obtenía mayor peso, como si le hubiesen amarrado un ancla que la jalaba hacia el suelo. Al momento del impacto, su pierna, ahora cuchilla había perforado el suelo, haciéndola caer de espaldas por la diferencia de altura entre sus piernas.

Para la castaña todo transcurría de una manera lenta. Gracias a su vista periférica podía notar el caos que ocurría a su alrededor, donde muchos corrían a las salidas, otros eran detenidos por los asistentes de su entrenador y por el resto de comité deportivo. Sus compañeras de equipo se acercaban dudosas, mirando a su alrededor esperando que alguien les explicara lo que ocurría. El entrenador trataba de mandar a todos a la vez que se dirigía a sus padres quienes lucían expresiones entre confundidas y aterrorizadas.

Todo esto la tenía sin cuidado puesto que toda su atención estaba puesta sobre su pierna derecha.

No supo en que momento su entrenador la cargó en brazos para llevarla a los vestidores, seguidos de sus padres. Ahí, los adultos tuvieron una conversación algo acalorada por parte de su padre, quien amenazaba al pobre entrenador para obtener respuestas sobre lo que le había ocurrido a su pequeña.

Al parecer el hombre de gorra y silbato sabía más sobre lo que pasaba que el resto de los presentes puesto que había llegado a ver casos similares anteriormente.

- Su hija tiene sangre de Arma - había dicho a la vez que examinaba la pierna de la chica.

Esa respuesta no había logrado satisfacer a su padre quien, tomando al entrenador por la camisa, exigió que le explicara eso de "sangre de arma".

Logrando zafarse del agarre del varón Loud, el entrenador logró explicarles todo lo mejor que podía, el cómo había algunas personas que poseían sangre de arma, cosa que les permitía transformarse en arma. Habló de algunos casos que le había tocado ver en algunos chicos que él había conocido pero ninguno como el caso de Lynn donde no había antecedentes de familia con sangre de Arma.

- Son muy raros estos casos, donde no hay ascendencia de Arma, pero se han dado.

Su madre, entre lágrimas, posiblemente de miedo e impotencia, pregunto que se podía hacer por su adorada hija.

- Esto no es algo que se pueda quitar o curar - comentó el hombre a la vez que miraba con seriedad a los señores Loud - Lynn tendrá que aprender a controlarlo y sólo hay un lugar donde puede lograrlo.

La "Escuela Vocacional para Técnicos y Armas de Shinigami" mejor conocida cómo Shibusen (por sus siglas en japonés) no es una escuela común; fundada por Shinigami-Sama para entrenar y educar a Técnicos y Armas.

Lynn jamás llegó a imaginar estudiar en una escuela de Élite como lo era el Shibusen. Escuela mundialmente reconocida debido a sus alumnos, quienes solían sobresalir tanto en el aspecto académico, como en el arte del combate.

Ahora, debido al reciente descubrimiento de sus habilidades como arma, no tardó en ser contactada por uno de los profesores de esta escuela, para su inmediata transferencia.

En un principio, se había negado rotundamente, más al paso de unos días donde descubrió que controlar su habilidad no era tan sencillo como había imaginado, no tuvo más remedio que aceptar.

Durante la conversación de sus padres con su entrenador, éste le indicó varios ejercicios de relajación y mentalización, logrando así que su pierna volviera a la normalidad. Aunque esto fue un tanto sencillo de realizar, le tomó varios minutos antes de recuperar su pierna. Así pues, en los días siguientes, tuvo varios incidentes similares donde alguna de sus piernas o incluso su brazo se transformaba repentinamente en una cuchilla. Para su fortuna no llegó a lastimar a alguien o a sí misma de manera grave, pero llegó a caer en las duchas de la escuela cuando su pierna se transformó y resbaló a causa del agua; rompió accidentalmente una chaqueta al intentar ponersela y que su brazo se transformara e incluso, llegó a romper su colchón por los mismos motivos.

Al final, no tuvo más que aceptar la propuesta de aquel hombre que había esperado pacientemente a que cambiara de opinión.

Gracias a sus habilidades en el deporte y múltiples disciplinas de combate, Lynn obtuvo una beca deportiva en Shibusen por lo que no tuvo que preocuparse por los gastos. Sus padres únicamente pagarían por el material que utilizaría; el hospedaje y la comida corrían por parte de la escuela, eso al menos hasta que la deportista pudiera pagarse una renta ella misma.

Si bien Shibusen tenía dormitorios cerca del edificio principal e incluso un comedor, no eran tan utilizados puesto que la mayoría de los estudiantes, al ganar dinero por realizar misiones, solían buscar departamentos en las cercanías de la escuela para poder vivir de manera independiente.

Con respecto a las misiones, una vez los alumnos de "nuevo ingreso" aprendieran a transformarse a voluntad (por parte de las armas) y aprendieran a combatir, tenían la oportunidad de salir a buscar a los llamados "huevos de Kishin". Almas corrompidas por el deseo de poder que solían devorar almas comunes para obtener dicho poder.

Lynn supo todo esto cuando el profesor del Shibusen llegó a su casa para la firma de papeles correspondientes para la transferencia.

Así pues, llevándose sus pertenencias consigo y despidiéndose temporalmente de sus padres, partió con rumbo al imponente desierto de Nevada donde se localiza Shibusen, en Death City.

El viaje en avión tomó un par de horas donde su ahora nuevo profesor le contó sobre la ciudad.

Death City era conocida principalmente por su extravagancia y sus peculiares habitantes. "Pareciera que ahí siempre es día de brujas" fue la forma en que el profesor decidió describir el lugar.

Lynn no sabía que pensar sobre ello, sólo esperaba que sé tratara de gente que le gustaba disfrazarse y nada mas.

Una vez llegaron al aeropuerto de Nevada, el profesor la condujo hasta la estación de trenes para tomar el único tren que llevaba a Death City, donde Lynn entendió un poco a lo que aquel hombre se refería.

Si bien el tren era eléctrico, similar a los que tienen en Japón, estaba decorado en su mayoría con detalles de calavera de tres dientes. Las lámparas, los pasaportes, incluso los servicios, todo tenía aquella calavera en su decoración. Esto le provocaba cierto sentimiento de incomodidad pero nada con lo que no pudiera lidiar.

Durante el viaje entren y aprovechando que el profesor la había dejado sola para ir al vagón comedor, Lynn empezó a pensar sobre la que ahora sería su nueva vida en un internado.

Sus padres habían dicho que sería la mejor opción para ella. Si bien esto era cierto, sentía que había una razón oculta para enviarla a Shibusen: miedo. Y no es que sus padres no tuvieran razón para tenerlo, pero el pensar que sus padres la enviaron a Shibusen para tenerla alejada... le dolía. Le dolía y la hacia enojar.

- No pienses eso.

Una voz la hizo salir de su ensimismamiento. A lado de ella, de pie, se encontraba una chica castaña apenas mayor que ella, de unos 16 años quizá. Ambas chicas tenían cierta similitud que Lynn notó al instante; cabello casi del mismo tono café aunque bastante más corto, pecas y ojos verdes.

Si no supiera que era hija unica, Lynn apostaría a que aquella chica podría ser su hermana mayor. Ella vestía un conjunto en tonos púrpura y a su espalda llevaba cargando el estuche de una guitarra con un parche con el mismo cráneo que decoraba todo el tren.

- ¿Disculpa? - preguntó después de unos segundos donde examinó a su contraria.

- Escucha chica - comenzó al tiempo en que se sentaba en el asiento frente a ella, dejando a un lado el estuche - Conozco esa mirada. Se que es algo difícil, y que debas enfrentar esto sola... - negó con la cabeza - Pero no pienses que tus padres quieren deshacerse de ti. Lo que tu familia piensa y teme es por tu seguridad. Eso jamás lo olvides.

Lynn se quedó sin habla, pareciera que la chica no sólo podía leer la mente, si no que también logró encontrar las palabras correctas para ella.

- Quizá tardes un poco en acostumbrarte a esta vida, pero créeme no es tan malo - continuo ahora observando por la ventana el gran desierto - Y una vez que logres controlarlo, todo será como antes... bueno, casi.

Le sonrió de manera afable.

- Gracias. Supongo que eso era lo que tenía que escuchar.

- Sin problema chica. Nos tenemos que apoyar entre armas - río un poco - Por cierto, mi nombre es Luna.

- Lynn Júnior.

Contestó por mera inercia. Las palabras que había dicho Luna aún trataba de asimilarlas a la vez que se convencía poco a poco de su veracidad.

- ¿Júnior?

- Si. Mi padre si llama igual - comentó la deportista, su contraria río un poco.

- Extraño - murmuró, no de mala manera - Bien, es un gusto LJ.

Extendió su mano a modo de saludo que Lynn no tardó en corresponder, imitando la sonrisa que aún tenía plasmada la joven frente a ella.

- Entonces hummm... - la deportista dudó - Tu eres un... una...

- ¿Un arma? - Lynn asintió - ¡No lo dudes chica!

Acto seguido, Luna levantó su mano derecha, la cual emitió un peculiar brillo púrpureo antes de que tomara la forma del filo de un hacha.

Si bien Lynn ya se había transformado un par de veces, el hecho de ver a alguien más con esa habilidad le sorprendía.

- Genial ¿no? - preguntó la de cabello corto - Tu podrás transformarte a voluntad en poco tiempo, te lo aseguro. Sólo necesitas a un buen compañero y algo de práctica.

Lynn torció un poco el gesto, haciendo una mueca de desagrado. Si bien, estaba más que acostumbrada a trabajar en equipo gracias a los muchos deportes que practicaba, prefería entrenar y practicar ella sola. Esto principalmente se debía al hecho de ser hija única y a que no muchos lograban seguirle el paso en sus entrenamientos, ni siquiera los chicos.

Desde muy pequeña sabía que quería destacar en el ámbito deportivo; su sueño siempre había sido participar en los juegos Olímpicos por lo que desde la tierna edad de 7 años, se había sometido a un riguroso entrenamiento donde practicaba más de 6 disciplinas diarias, dependiendo un poco las temporadas: baloncesto, fútbol, voleibol, tenis, natación y karate en verano y hockey, boxeo, soccer, ciclismo, atletismo y Roller Derby en invierno más algunos cursos extras si tenía tiempo.

El que practicara tantas disciplinas le robaba mucho tiempo de su día, debido a eso casi nunca salía a fiestas o reuniones a menos que se trataran de cosas importantes (casi siempre por la familia) por lo que también su vida social era casi nula; fuera de sus compañeros de equipo, no tenía grandes amistades o alguien con quien relacionarse de manera más cercana.

- ¿No te gusta la idea? - preguntó Luna tras notar el gesto de la menor.

- No, no es eso. Es sólo que... - buscó las palabras correctas - Me cuesta mucho relacionarme con las personas. Es decir, fuera de mis equipos, sólo tengo dos amigos de confianza y ni siquiera con ellos tengo un gran vínculo. Veo muy difícil eso de conseguirme un compañero.

- La cosa es que encuentres a alguien con quien tú alma logre hacer una buena resonancia chica. Ya verás que conseguirás a alguien que acople a la perfección contigo.

- Supongo... que ya se verá - comentó no muy segura.

- Sólo es cuestión de darle tiempo al tiempo - Luna tomó su estuche y se puso de pie - Bien, te dejo. Ya estamos por llegar y debo buscar a mi compañera.

Se despidió con un ademán de mano que Lynn imitó y antes de cruzar la puerta que daba al otro vagón se dio la vuelta y agregó.

- Por cierto Lynn, ¡Bienvenida a Death City!

No paso mucho antes de que Lynn lograra divisar la cuidad por la ventanilla del tren y lo que vio la sorprendió bastante a la vez que las palabras del profesor regresaban a su memoria.

Death City se encontraba asentada sobre una colina, estando en la cima de esta la que sería su nueva escuela. Por toda la cuidad se veían múltiples decoraciones de calaveras al igual que en el tren y Shibusen no era la excepción. Desde aquella distancia se lograba ver su curiosa arquitectura, similar a un castillo pequeño en la parte más alta de la ciudad, con sus torres y muros donde lo más destacable eran las tres calaveras que formaban la entrada principal.

"¿En que clase de lugar vine a parar?" Pensó la deportista una vez arribó a la ciudad.

Horas después, por fin llegaban a los dormitorios de la escuela; el profesor la había conducido por la ciudad a la vez que le ayudaba con su equipaje y relataba algunas historias sobre la escuela y sobre la ciudad. Otra peculiaridad de Death City, a demás de su extravagancia en9 cuanto a la decoración, era que carecía de vehículos motorizados; la gran mayoría de sus habitantes se movían a pie por la ciudad o por otros medios de transporte poco convencionales.

"Ya verás a que me refiero cuando lo veas" había comentado el hombre a la vez que formaba una curiosa sonrisa en su rostro.

Una vez fue recibida por la encargada, el profesor se retiró, no sin antes darle la bienvenida y desearle suerte.

- Mañana inician tus clases. Nos veremos ahí.

Ahora, en compañía de aquella mujer mayor de cabellos platinados recorrió el edificio antes de que una habitación le fuera asignada.

- Es poco común que ingresen nuevos estudiantes de fuera de la ciudad que no sean Técnicos - comentó la mujer mientras la llevaba por el pasillo del tercer piso - Por suerte hay una chica que aún no tiene compañera de habitación, así que podrás quedarte con ella.

"Preferiría dormir sola en el armario" pensó la deportista imaginandose adaptando un pequeño armario de blancos como habitación.

La mujer tocó la puerta la cual se abrió a los pocos segundos revelando a una joven rubia de ojos claros bastante hermosa de unos 17 años.

- ¡Sarah! - exclamó con sorpresa.

- Hola Leni - saludó la mayor con un movimiento de cabeza - ¿Podemos hablar un minuto?

La joven parecía un poco desconcertada ante la pregunta.

- Claro, ¿De que se trata?

Sarah se hizo a un lado y Leni notó por fin a la castaña.

- Ella es Lynn Loud - dijo afable - Acaba de llegar desde Michigan y necesita donde quedarse. ¿Crees que pueda quedarse contigo querida?

- ¡Oh, por supuesto! - Exclamó la joven con entusiasmo, sonriendo de manera sincera - Aquí tengo mucho espacio.

Al decir esto se hizo a un lado, permitiéndole el paso a la deportista para que pudiera observar la habitación. En ella había un par de maniquíes con ropa a medio hacer, un buró lleno de productos de belleza del lado del que aparentemente la chica dormia, un par de escritorios, uno de ellos llenos de bocetos de ropa y un par de rollos de tela que descansaban recargados en la pared contraria.

Aparte de los rollos de tela, no había nada que tocara el otro lado de la habitación. La cama estaba todavía sin hacer, con las cobijas pulcramente dobladas sobre una cómoda y el escritorio de enfrente se encontraba limpio y listo para ser usado.

- Lamento si utilicé tu lado del cuarto - se disculpó la rubia señalando los rollos de tela - En cuanto mi compañero venga le pediré que los mueva de lugar para que tengas todo tu espacio.

Lynn la miró algo sorprendida, parecía que la chica frente a ella la estuviera esperando de cierta forma.

- No, no. Esta bien, pueden quedarse ahí, no me molesta.

- Bien - interrumpió Sarah - Yo volveré abajo - sacó una llave de entre sus ropas para después entregarla a Lynn - Esta es tu llave, no la pierdas y no la prestes a nadie ¿Entendido?

La castaña asintió. La mujer se despidió y salió al corredor, dejando a ambas jóvenes solas.

- Bien - habló Lynn, volviéndose hacia la rubia - Mi nomb...

No terminó. De inmediato se vio envuelta en un cariñoso abrazo.

- ¡No sabes lo feliz que soy! - exclamó la chica sin romper el abrazo - Hace mucho que esperaba tener una compañera. Espero que nos llevemos bien - la soltó para verla a la cara - Por cierto, mi nombre es Leni.

- Lynn - mencionó después de unos segundos, puesto que el abrazo la tomó por sorpresa. Hasta eso, había sido agradable.

- Es un hermoso nombre Lynn - dijo sonriendo a la vez que juntaba sus manos. "Quizá", pensó Lynn, "no sería tan malo tener una compañera"

Lynn se adentró más en la habitación, jalando consigo su maleta hasta la que sería su nueva cama, todo esto frente a la atenta mirada de Leni.

Un poco incómoda por el silencio que se hizo entre las dos, Lynn planeaba decir algún comentario sobre el evidente gusto por la moda de la chica pero antes de que pudiera decir algo, Leni hizo una expresión, como si recordara algo importante y salió de la habitación sin antes decir un "ya regreso" que la deportista apenas escucho.

Quizá esta era una forma de decirle que la dejaba sola para que acomodase sus cosas sin sentirse incómoda. Viéndolo de esta manera, Lynn empezó a guardar su ropa en la cómoda. No traía mucho consigo, varios cambios de ropa, productos de higiene pesonal, sus equipos deportivos y algunos balones.

Una vez acomodó todo, notó lo vacío que se veía su lado de la habitación a comparación del resto del cuarto. A parte de lo ya mencionado, en el muro de Leni colgaban diversos pósters de bandas que Lynn solamente ubicaba gracias a las charlas con las chicas de sus equipos, también había varias fotos de ella en conjunto con los que pensó, serían sus padres, otras más con amigas y finalmente, había un grupo en especial de fotos donde aparecía ella con un chico moreno de lentes. Lo que le llamaba la atención de ellas, era que estaban en diversos lugares turísticos del mundo: la Torre eiffel, el Big Ben, la noria de Londres, un santuario japonés, las pirámides de Gisa, las pirámides del Tajin y la lista seguía y seguía. Se notaba que no eran fotomontajes, por lo que supuso, serían sus fotos de vacaciones com el chico.

"Vaya, ella debe ser una chica con dinero, mira todos los lugares que ha visitado"

Tomó una foto para verla mejor, donde aparecían frente a... sabía el lugar, pero no recordaba el nombre.

- La Plaza Roja, en Rusia.

Lynn dio un leve grito por la sorpresa a la vez que dejaba caer la foto y se giraba para ver quien había hablado.

La persona que se encontraba tras de ella se inclinó a tomar la foto. Alto, moreno, lentes sobre sus ojos pardos; llevaba con sigo una mochila que dejó a un lado mientras admiraba la foto. Era el mismo chico de las fotografías.

- Esta fue una de nuestras últimas misiones - comentó el chico mirando aún la fotografía con una sonrisa en el rostro - Leni siempre insiste en tomar fotos de los lugares que visitamos. Para ella es como ir de vacaciones.

Alzó la mirada para observar a Lynn quien no sabía como tomarse la llegada del chico.

- Yo uh... lamento tomar la foto sin permiso.

- No hay cuidado - respondió pasando a un lado de la deportista para colocar la foto en su lugar con una tachuela - Para eso están. Por cierto, soy Dante Roldán. Técnico de alabarda demoníaca.

- Soy Lynn Loud Jr... ¿Arma?

El joven río para después extender su mano a manera de saludo que Lynn no tardó den corresponder.

- Un gusto Lynn.

- Esto... entonces ¿Tu eres el compañero de Leni?

- Así es.

- ¿Donde esta ella?

Dante volteó a la puerta, pensativo.

- Hummm, posiblemente haya ido a buscarme.

- ¿Es que no la has visto salir? - A Lynn se le hacía extraño que no se hubieran topado siendo que la rubia no tenía mucho que había salido.

- Si, la encontré en el pasillo - comentó el joven a la vez que en el rostro de Lynn se notaba confusión.

- ¿Y como es eso de que te fue a buscar? - preguntó un tanto exasperada.

- Leni me encontró en el pasillo, me pidió que la acompañara a su habitación para presentarme a alguien, luego, frente a la puerta recordó que tenía que buscarme en el dormitorio de los chicos y me dijo que me adelantara.

Era definitivo, Lynn no entendí a nada. Dante río aún más ante la expresión de confusión de la chica.

- Disculpa a Leni. Ella es así; bastante despistada y olvidadiza pero tiene buen corazón.

"Por lo que dices, "bastante" se queda corto" pensó.

- Además, es más fuerte de lo que aparenta y tiene un gran sentido de intuición.

En ese momento Leni abrió la puerta, su vista se posó rápidamente en su compañero.

- ¡Dante! Aquí estabas. Salí a buscarte, había algo muy importante que debía contarte.

El chico le siguió el juego.

- Yo también vine a buscarte. Dime ¿Que necesitas contarme?

Leni hizo una curiosa mueca, como si hiciera un gran esfuerzo al recordar. Para sacar a su compañera del apuro, Dante se aclaró la garganta, llamando la atención de la rubia.

- Leni, te presentó a Lynn, ella es tu nueva compañera de cuarto.

A Lynn todo esto se le hacía un tanto absurdo, una especie de novatada que planearon para ella, pero al ver que a Leni le brillaron los ojos al verla y notar la genuina felicidad con que volvió a saludarla y abrazarla le hicieron notar que la chica no estaba actuando.

- Espero que nos llevemos bien - volvió a decir la rubia a la vez que la soltaba del abrazo.

- Lo mismo digo - respondió tratando de seguirle el juego.

- Bien -el chico llamó su atención - Ahora que se han hecho las presentaciones, será mejor que regrese al dormitorio. Leni, mañana tenemos que tomar una nueva misión en la mañana.

- Por supuesto - la joven asintió - Iré preparando mis cosas.

- Lynn, el día de mañana me temo que Leni no podrá acompañarte para enseñarte el lugar, así que tendrás que ir tu sola. No creo que tengas problemas con llegar y ya en Shibusen, pregunta por el profesor Wagner. El te dará las indicaciones pertinentes. - la castaña asintió - Como eres nueva, lo primero que harás será buscar un compañero. Todos aquellos que aún no han conseguido compañero, llevan consigo una etiqueta que dice si son técnicos o armas, así que te será fácil identificarlos. Habla con ellos, pregunta sus intereses y ve que tal te llevas con ellos. Con quien tengas una buena impresión escogelo como compañero.

- Lo haces sonar tan fácil - respondió Lynn suspirando.

- Es por que es más fácil de lo que crees - Dante la tomó del hombro para verla a la cara - Por lo regular tu primera opción siempre es la correcta. Créeme, lo notarás al instante. Si tienen una buena resonancia, serán un equipo imparable. Así es como Leni y yo nos hicimos equipo.

- Yo... lo intentaré. Gracias.

- Bien, buena suerte Lynn - la soltó y se dirigió a la rubia de quien se despidió con un beso en la mejilla - Nos vemos mañana temprano Leni.

- Claro.

Una vez quedaron solas, Lynn se dirigió a Leni algo nerviosa ya que no sabía como continuar la conversación. Por su parte, la rubia empezó a guardar algo de ropa en una pequeña mochila seguido de algunos cuadernos y una cámara instantánea.

- Entonces... uh ¿Leni?

- ¿Sí? - volteó la rubia sin perder la sonrisa.

- ¿Puedo preguntarte algo?

- Lo acabas de hacer - respondió riendo sin mala intención.

- Si bueno, otra cosa.

- Claro, ¿Qué sucede?

- ¿Como es estar en Shibusen? ¿Como es ser un arma?

- Esas fueron dos preguntas - comentó riendo un poco. Antes de que la deportista replicara algo, continuó - Esta bien, sólo jugaba. Veamos... - meditó un poco mientras que Lynn tomaba asiento en la cama, a lado de ella - No es como estar en una escuela normal, osea, si lo es pero... no por completo. Como que hay cosas que no se ven en una escuela normal como el estudio de almas o entrenamiento de combate, pero muchas otras cosas son iguales, como las matemáticas. Y... - sopesó un poco la otra pregunta de Lynn ante su an tenga mirada - Como arma... ¿Es que no te has transformado aun? Pero entonces... ¿Cómo es que sabes que eres un arma?, por que este es el dormitorio de armas... o eso creo, ¿Este es el dormitorio de armas?

- No, Leni, es que, yo soy un arma, supongo que entonces este es el dormitorio de armas.

- ¡Entonces si te has transformado! - le brillaron los ojos a la vez que juntaba las manos emocionada - ¿Que clase de arma eres? Yo soy una alabarda. Dante me ha dicho que soy "demoníaca" pero no tengo cuernos, sólo tengo unos lentes - La rubia señaló los lentes de sol que llevaba en la cabeza.

- Yo... no lo sé - comentó Lynn taciturna - No me he transformado por completo, sólo mi pierna o mi brazo se transforman.

- Ya veo - el ánimo de Leni decayó un poco por la respuesta de la castaña pero rápidamente se compuso - En ese caso, puedes ir con el Profesor Warner, el enseña combate y enseña a las armas a como transformarse, a mi también me pasaba, sólo mi mano.

Al decir esto, Leni enseñó su mano derecha la cual emitió un brillo acuamarino antes de transformarse en una especie de pica o punta metálica que comenzaba desde su antebrazo. Lynn la observó asombrada.

- No es tan difícil como parece, no te tomará mucho para que puedas dominarlo. Y bueno, como que es una sensación extraña ¿Sabes? Cuando te transformas por completo. Es como estar en una habitación oscura pero a la vez, sabes lo que hay a tu alrededor, lo puedes ver, como en una televisión, pero ahí no hay televisión.

- Vaya, eso suena algo extraño la verdad.

- Ya te acostumbraras - Leni sonrió afable - De momento, será mejor que siga empacando, si quieres en cuanto termine te invito algo de cenar. Ya es algo tarde.

Por la ventana de la habitación ya se podía ver el sol bastante bajo, algo curioso y que Lynn no había notado hasta ese momento, es que el sol tenía una expresión de cansancio algo graciosa. Como si tratará por todos los medios de mantenerse despierto, sin tener mucho éxito.

A parte de esto, el cielo había empezado a tomar tonalidades naranjas y púrpureas que, junto con las pocas nubes de apariencia alargada y esponjosa que parecían curiosos algodones de azúcar, daban un hermoso espectáculo de bienvenida para la castaña.

Leni no tardó en preparar sus cosas y rápidamente se llevó a Lynn consigo hasta un pequeño café no lejos de ahí, donde tuvieron una platica amena sobre lo que hacían antes de llegar a Shibusen.

Resulta que Leni, sí bien no era tan avispada, tenía una gran habilidad artística, sabiendo dibujar, modelar, tallar, esculpir y sobre todo crear hermosos vestuarios, por lo que ella estudiaba en una escuela de modelaje antes de que su sangre de arma despertara. A diferencia de Lynn, la familia de la rubia ya tenía varias armas entre los suyos, por lo que esto no fue una sorpresa para ellos y rápidamente Leni fue transferida a Shibusen donde continuó sus estudios en moda con Sarah como tutora.

Así, el ocaso dio paso a la noche, con una Luna menguante sonriente y brillante. Las jóvenes salieron del establecimiento y se dirigieron a los dormitorios donde Lynn no tardó en dormirse debido al agotamiento.

Aclaraciones: Bien, he aquí mi nuevo proyecto. Vi que hay muchos fics de TLH en universos de animes y dije "¿Por que no? Sería interesante ver a Lincoln y sus hermanas en Death City."

Por cierto, como habrán notado, únicamente Lynn es una Loud, las demás serán personajes que irán apareciendo a lo largo de la historia pero que no tienen ninguna relación entre sí (no sanguínea).

Me permití hacer esto para poder jugar un poco con los personajes a demás que hará posible la existencia del Lynncoln sin la necesidad de haber incesto de por medio (Si, esto será una historia Lynncoln)

No se que tan arriesgado sea hacer esto pero he decidido jugármela; veamos a cuantos termina agradandoles.

Nuevamente, he tratado de evitar cometer errores y corregirlos, aún así, puede que algo se me haya escapado, por lo que me disculpo por ello (Mi "beta" anda de vacaciones).

De momento, creo que sería todo, cualquier duda o comentario, será bien recibido aún si es para corregirme.

Sin más que agregar, soy Sonikdc.