Ella y yo siempre habíamos estado en todo juntos, desde que nos vimos por primera vez, ella siempre me ha apoyado en todo. No sé qué sería de mí si ella no hubiera estado a mi lado por aquel entonces.

Un día, una mañana, ella y yo estábamos aburridas jugando a la Xbox. Siempre habíamos tenido esa manía de enamorarnos de personajes de ficción, yo especialmente de personajes de anime y ella de personajes de series adolescentes, pero esta vez nos centrábamos en los del videojuego. Me parecían tan leales y tan bien hechos que no me podía imaginar un amor mejor.

La mañana avanzaba de manera realmente lenta y cada vez ella y yo estábamos más y más aburridas ''Podríamos dar una vuelta'' me dijo con una voz muy seca ''Ya, podríamos…venga, hagámoslo'' le afirmé sin mucha insistencia. Ella y yo nos levantamos ambas del sofá y apagamos la consola no sin antes suspirar '' ¿por qué sois todos tan guapos?'' dije desesperada, y ella respondió riéndose entre dientes.

Recuerdo perfectamente lo que cada una nos pusimos, tuvimos que llevar la misma ropa varios días y una vez que me cambié de ropa, la guardé en un cajón para no perder mi experiencia nunca. Yo llevaba una camisa con manga francesa con estampado militar, la llevaba por dentro de un pantalón corto vaquero de tiro alto y para rematar unos tacones o sandalia (ni lo recuerdo) totalmente negros (nos gustaba ponernos tacones en cualquier momento). Ella como siempre, se puso falda de tiro alto, con volantes, de varios colores, una camiseta blanca que iba por dentro de la falda y unos tacones beige, creo. Éramos totalmente distintas, al menos físicamente, solo nos parecíamos en los ojos. Ella tenía el pelo corto, un poco por encima de los hombros, de color marrón, rizado y una sonrisa perfectamente alineada excepto por un pequeño diente, vaya. Era gordita, por lo menos para mi gusto; Yo sin embargo, tenía el pelo más largo que ella, de color rojo, una sonrisa bonita siempre y cuando no enseñara mis dientes, desalineados en cierto modo. Delgada aunque con caderas y una cintura estrecha. Siempre risueña y con una sonrisa en la cara, ella siempre feliz, contenta, bromista sobre todo cuando estaba conmigo, no dudaba en sonreír, nos divertíamos mucho.

Salimos de casa, pusimos la alarma y cerramos la puerta, estábamos solas en casa, nuestras compañeras se habían ido hace días de nuestra casa y vivíamos lejos de nuestra familia, nadie nos echaría de menos. Al salir a la calle pisamos un panfleto de propaganda que decía algo extraño, algo como '' ¿sigues buscando una lámpara mágica? Tranquilo, las solución está aquí, ven al pozo que tenemos en el centro de la ciudad y cualquiera de tus deseos se hará realidad, hohoho'' (juro que el ''hohoho'' iba incluido). Era algo interesante y no teníamos nada mejor que hacer, ¿por qué no?, al fin y al cabo siempre nos movía la 'aventura'. Nos movimos hasta la estación de autobuses y esperamos varios minutos mientras planeábamos como íbamos a llegar hasta donde se suponía que estaba ese pozo, no conocíamos el sitio. Aunque fuera el centro era una calle bastante alejada y no recordáramos que ningún transporte público llegara hasta allí. Al llegar a la terminal donde todos los autobuses coinciden, nos paramos unos minutos buscando a un guarda que nos pudiera ayudar, pero al girarme, encontré un cartel con el nombre del sitio al que debíamos ir. Era extraño, jamás lo había visto. Andamos un poco hasta aquel extraño cartel cuando vimos que la hora de salida era en ese mismo instante ''corre, CORRE'' me gritó desesperadamente. Corrimos todo lo que pudimos, incluso hicimos un 'sprint' final para que nos cerraran la puerta del autobús en nuestras narices ''dis…ah…discul…ah, dios mío…disculpe señor, denos dos para… ¿cómo se llama?'' me giré agotada a preguntar a mi hermano ''Zeni…Somi…Esti…'' '' ¿Calle Dennao?'' preguntó el conductor ''Eso es, eso es…'' asintió con la cabeza y se sentó en la primera fila de asientos del autobús. Siempre le había gustado sentarse en los primeros asientos. Yo mientras pagué al conductor y él me sonrió pícaramente, no entendía porque lo hacía pero tenía una cara familiar. Me quedé mirándole descaradamente mientras el recogía el dinero y se reía de mí. No entendía nada y no alcanzaba a recordar a quien me recordaba, a quien me resultaba familiar, era demasiado extraño ''gracias…supongo'' susurré por lo bajo y me senté al lado de mi amiga. Mientras arrancaba el autobús y aprovechando el ruido del motor, me acerqué a ella y le susurré mientras me tapaba la boca con la mano '' ¿no te parece extraño que no haya nadie más en el autobús? Quiero decir, no creo que seamos los únicos que vallamos allí, si hay un autobús es que va mucha más gente allí…'' ella se alejó de mí, frunció el ceño y miró por la ventana ''No digas tonterías, simplemente llegamos en un día en el que la gente está trabajando, ¿eso es extraño? Piensa un poco antes de decirme esas tonterías'' .Estaba extraña. Yo alcé las manos para contestarle ya que tenía mucho temperamento si me insultaban como ella lo había hecho pero en vez de eso, cerré la boca y me giré en sentido contrario para no mirarle.

Nos pasamos todo el viaje sin hablarnos, ella estaba distraída mirando el paisaje y yo pensando en mis cosas, quién sabe, quizás en lo mucho que deseaba comprarme un nuevo juego, en acabar los exámenes, en cambiar de imagen o simplemente las ganas que tenía de tener un novio, ya había pasado mucho tiempo desde el último y echaba de menos tener a alguien a mi lado, al igual que echaba de menos tener un nuevo juego entre mis manos. Cerré los ojos un instante para soltar un pequeño suspiro y mi amiga apretó el botón para solicitar parada. Yo me levanté rápidamente para dejarle pasar y ella se dirigió hacia la puerta mientras ambas nos sujetábamos de una barra amarilla para no caernos.

Mi amiga bajó primero y cuando yo iba a bajar, me giré un instante para ver por última vez la cara de el conductor y descubrí que el también me estaba mirando. Yo estaba un poco asustada y al bajar completamente del autobús, el me hizo un gesto con el puño cerrado y el dedo índice dando vueltas, como si dijera 'otra vez' o algo parecido. Luego se incorporó en el asiento y arrancó. Se fue y yo estaba más asustada que nunca.

Ambas estábamos allí, frente a unas grandes escaleras que subían hacía quien sabe dónde, no podíamos ver el final. Ella me miró y suspiró, siempre estaba suspirando, y yo apoyé mi pie en uno de los escalones para que entendiera que iba a subir costara lo que costara, no había ido allí para nada. Comenzamos a subir los escalones uno a uno aunque a veces, cansadas de tantos escalones los subimos de dos en dos pero teníamos que forzar mucho la pierna y eso nos cansó aún más. A falta de tres escalones, ella y yo pudimos vislumbrar lo que parecía un templo, por fin, aquel templo que albergaba ese estupendo pozo que concedía deseos, el inimitable, el único…me gustaba pensar cosas irónicas mientras llegaba al final, había sido demasiado.

Cuando conseguimos llegar al final ninguno de las dos nos sentamos, aún. Algunos templos merecían ser vistos y parecía que aquel, era uno de esos. Según me había contado mi hermano, algunos tenían un pozo, quien sabía si era un pozo para pedir deseos o un pozo sin más, daba igual, nosotras queríamos verlo. Dimos vueltas alrededor de aquel pequeño edificio hasta que pudimos ver aquel pozo. Estaba escondido del resto de la estructura y nos acercamos a verlo. Por fuera parecía bastante sencillo, de piedra y circular pero ambas nos asomamos para ver la profundidad que tenía pero a falta de piedras sueltas que tirar, desconocimos su profundidad.

Yo estaba demasiado cansada como para no sentarme así que, como alternativa a sentarme en el suelo, me senté en el borde del pozo ''Como te caigas verás'' me advirtió mi amiga. Yo me reí y agité la mano delante de mi cara ''No te preocupes, soy muy cuidadosa''. Ella se cruzó de brazos enfrente de mí y suspiró de nuevo. ''Bueno, pidamos un deseo'' dije en voz alta. Di dos palmadas y cerré los ojos ''Desearía vivir una historia de aventuras con personajes de ficción'' y volví a dar dos palmadas '' ¿Ya estamos con esas tonterías?'' me gritó ella enfadada ''Solo ha sido una broma, ¿quieres relajarte por una vez en tu vida?''. Ella y yo empezamos a discutir fuertemente, es verdad que era mayor que yo pero esta vez no tenía la razón, nunca la tenía y yo no iba a dejar que me comiera terreno, sabía lo que hacía. Íbamos a continuar discutiendo mucho más, sabía que eso iba a durar horas pero de repente, noté que alguien me tiró del pelo por detrás. Yo agitaba los brazos intentando no caer a la inmensidad del pozo y con el corazón latiéndome a cien por hora. ¿De verdad me iba a caer?, ¿me iba a morir por mi grandiosa estupidez?, yo solo quería pasar el día con mi amiga. Tenía miedo, tenía mucho miedo y en un acto reflejo, antes de caerme, agarré el brazo de mi compañera con mucha fuerza y la arrastré conmigo, pobre, iba a morir por mi culpa y en el mejor de los casos, viviría sin poder moverse, iba a ser la persona más injusta del mundo durante toda la eternidad.

Cerré los ojos e inspiré, quería saber que se sentía al respirar por última vez y me sentía muy bien, respirar era la mejor sensación del mundo, el poder ver, el poder oír, todo era lo mejor del mundo mientras estabas vivo. 'Lo siento' es lo último que se me pasó por la cabeza sonriendo y con mi amiga del brazo, caímos juntos hacia una altura que ambas desconocíamos.