Chat Noir amaba a su Lady, era tanto su amor que él era capaz de dar la vida por ella. Intentaba todo para que se enamorara de él, hacerla reír, sus coqueteos, animarla.
Sus demostraciones, sus miradas y sus halagos lo decían todo. Sin embargo todo lo que Chat Noir le ofrecía a su Lady no era suficiente. Nunca lo fue.
El gatito lo sabía, siempre lo supo, solo que nunca lo quiso admitir, no quería aceptar su derrota. Creía que eventualmente Ladybug se enamoraría de él y que en algún momento ella se daría cuenta lo grandioso y fantástico que era, pero por terquedad y ceguedad ella no se daría cuenta que el amor de su vida estaba delante suyo.
Y lo creyó a tal punto que para Chat Noir su único amor por toda la eternidad seria Ladybug y que irrefutablemente su destino era estar juntos.
Siendo además solo cuestión de tiempo para que Ladybug cayera a los encantos del gatito, pero a medida que pasaba del tiempo el minino no pudo aguantar más sus sentimientos por su Lady y se confesó.
La respuesta a su confesión fueron unas palabras que quedaron grabadas en su cabeza.
"Lo siento Chat, me gusta alguien más"
Una mirada apenada y una sonrisa de disculpa era lo único que expresaba en el rostro de Ladybug y Chat solo se quedó ahí viendo como su amor de su vida se marchaba con profunda aflicción.
Todo ese tiempo, pensó que su corazón podría estar ocupado pero no por eso se iba a rendir. Sin embargo en ese instante lo comprendió, su Lady era fiel con sus sentimientos, era perseverante como él.
Solto un suspiro y el gatito se marchó a su casa.
"¿Que haría ahora?"
Se cuestionó. Sin embargo rendirse no estaba en sus planes, luchar parecía que no valía la pena. A decir verdad, no sabía qué hacer, de lo único que podía estar seguro era que lo había hecho hasta ahora no fue suficiente.
Y si seguía intentándolo no sabía si algún día lo iba a llegar a hacer.
