Este fic participa en el reto "El Norte no olvida" para el foro "Se acerca el invierno".
El personaje con el que participo en el reto y que he elegido por multiples motivos es Robb Stark. Me tocaron tres sentimientos que colocaré en este orden, con el fin de seguir una secuencia entre capitulo y capitulo. Miedo, Indiferencia y Culpa.
Miedo
Mientras esperaban la señal de Lady Mormont para atacar, los hombres de Robb estaban tranquilos, sabían que los planes de su rey funcionaban, más que nada confiaban en él, y él no los había defraudado hasta ahora. Robb lo sabía, sabía que no podía fallar ni una sola vez o le costaría bajas en su ejército.
Cuando Lady Mormont dio la señal de que el ejército Lannister había caído en su trampa, el corazón de Robb dio un salto y sintió un nudo en el estomago, la verdadera batalla comenzaba ahora. Y el Rey del Norte entró al calor de la batalla al frente de sus hombres, si alguien tenía que inspirarles valor, ese era él.
Los Lannister se replegaron, eran unos cientos apenas, mientras que los norteños eran más de cinco mil, esa batalla estaba más que ganada. Robb sentía que ya podía respirar más tranquilo, pero la pelea aun no terminaba, giró su caballo para ver como un caballero que parecía fuera de sí arremetía contra sus hombres tan solo a unos metros de distancia, sus guardias personales fueron al encuentro del caballero y Robb pudo ver como uno a uno fueron cayendo ante su espada, el brillo de la luna apunto por azar al caballero y un brillo dorado asalto las miradas de los presentes, Jaime Lannister estaba decidido a llegar al joven lobo y por un segundo Robb Stark pensó en retroceder. Jaime Lannister alguna vez el mejor caballero de los 7 reinos iba a su encuentro y Robb temió, cerró los ojos y recordó las palabras de su padre. Cuando sus espadas chocaron, ya no tenía miedo, Jaime Lannister se arrepentiría de haberse metido con la casa Stark.
De vuelta en el campamento corrió a abrazar a su madre en la intimidad de su tienda, sus hombres no tenían que verlo en aquel momento de debilidad, pero lo cierto era que la batalla se había terminado y el Rey del Norte, en los brazos de su madre no era más que un niño asustado que buscaba refugio de las batallas sangrientas que se avecinaban aun.
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