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Manos al aire
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Capitulo 1: Mala decisión.
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Una pelirosa corría tras una cinta color rojo. Su estatura era muy baja, dando a notar sus 9 años de edad, su cabello de un extraño color rosa pastel le llegaba hasta los hombros, sus ojos verdes jade mostraban inseguridad y miedo. Su bufanda de color rosa, se corría un poco más, mientras el viento resonaba contra las mejillas sonrosadas de la joven.
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Se sentó, estaba cansado y no tenía ganas de escuchar a su padre, hablar cosas sobre su trabajo —el cual, todavía desconocía—. Un suspiro escapo de sus labios, miro la banca en la que estaba sentado, estaba fría y eso era de esperarse ya que estaban en pleno invierno. Paso su mirada oscura y profunda por aquella plaza completamente solitaria, se veía muy linda con la nieve enzima de los árboles y de sus juegos favoritos —a los cuales, nunca venia—. Bajo la mirada, no es que no quisiera venir a jugar… tan solo si su padre fuera, un poco más normal, sin tener que estar metido en su trabajo. Lastima que su madre ya no estaba, porque de ser así, las cosas no se encontrarían de aquella manera. Sintió como una suave tela le caía en la cara, abrió los ojos y se encontró con algo rojo.
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La maldita cinta, la hizo correr hasta una plaza completamente vacía, ya no aguantaba más, estaba exhausta. Observó como aquella fina tela roja, bajaba la velocidad y rodaba como si estuviera en un remolino, solo que, este era lento y suave. Continúo con aquellos pequeños movimientos hasta que, finalmente, se detuvo en la cara de un niño. Corrió para quitar la cinta, una vez que la tubo en sus manos, sus ojos verdes chocaron con un negro profundo y solitario.
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—Sakura pov—
Me mire al espejo para verificar si estaba bien alistada. Mi cabello de extraño color rosa caía largo hasta por debajo de mis hombros con suaves ondulaciones en el final, mi piel blanca como la leche, mis ojos de color jade levemente sombreado con negro para que se notaran mejor, mis labios rojos y pequeños. Vestía una remera de color blanca con detalles en verde, un pantalón de color negro bien ajustado y unas zapatillas de color verdes suave para no resaltar demasiado.
Una sonrisa satisfecha apareció en mis labios, mientras caminaba para salir de mi departamento. Hace tan solo 2 meses me había independizado y pude pagar un lugar en donde habitar, el departamento no era muy lujoso pero al menos no era sucio ni peligroso. Ahora, por primera vez en mi vida iría a hacer las compras para mi propia casa, estaba contentísima. Ya que no muchos logran hacerlo sin ayuda de nadie y con tan solo 20 años de edad.
Me faltaban cuatro cuadras para llegar al almacén Tokinata, compraría lo justo y necesario ya que me tenía que alcanzar. Entonces, a tan solo tres cuadras antes de llegar, algo me distrajo, una extraña luz brillante que se asomaba por uno de los estrechos caminos de por en medio de los edificios.
Me debatí por sobre que lugar tomar, pero mi curiosidad me gano y me encamine hacia aquél callejón. Las paredes de los edificios estaban desgastadas y se notaban los graffiti que había en los ladrillos de las mismas, el piso estaba un poco mojado ya que la noche anterior había llovido, el sol casi no se filtraba por lo que se veía algo oscuro.
Cuando estuvo cerca de aquel brillo que tanto me llamo la atención, me desilusione un poco al notar que no era más que un colgante que estaba en una puerta. Note que la puerta era de vidrio y estaba abierta, grade fue mi sorpresa al escuchar fuertes ruidos desde a dentro; un escalofrió le recorrió mi espalda.
Escuche pasos rápidos que se acercaban a mi, como si estuvieran corriendo, casi por inercia mis pies se hicieron pasos hacia atrás hasta lograr esconderme tras un tarro grade que había a un lado. Los pasos rápidos se detuvieron seguidos de un grito de susto y un gruñido.
—Te he dicho que detesto la espera, ¿No es así? —Bramo una voz gruesa y tosca. Asome la cabeza por el balde para observar, pero me escabullí otra vez detrás al escuchar otra voz hablar, solo que con más miedo.
—L-lo siento, es que no tenía la plata —tartamudeo la segunda voz, que diferencia de la otra era fina y miedosa.
—No me interesa. Quiero mi dinero, ahora mismo —escupió con furia, me asome y pude ver que tenia a el otro hombre por el cuello.
El mayor de voz grave, tenia la piel oscura que parecía azul o celeste, sus ojos eran pequeños sus rasgos eran similares a los de un pez. Su ropa era negra con unas extrañas nueves de color rojo, uno de sus brazos estaban alrededor del que parecía la victima, mientras que el otro se mantenía detrás de su espalda. El segundo tenía ropa normal, solo que un poco sucia y su cara estaba pintada por el miedo.
—N-no tengo el dinero… no pude juntarlo —murmuro con el cuerpo temblándole como si fuera una hoja. El ambiente se torno aun más tenso que antes, por lo que estuve segura que ese no era lo que esperaba escuchar el malo.
—Bien, pues entonces no me sirves —su voz era oscura y fría, tanto, que sentí mi cuerpo temblar de miedo. ¿En donde me había metido?
—Lo siento mucho Kisame-sama, prometo juntar el dinero lo antes posible —rogó, con los ojos brillosos como si estuviera… por llorar. Entonces entendí que no debería de estar allí.
—Pareces marica. ¡Muéstrame lo hombre que eres! —Grito, mientras que de su mano desocupada sacaba un arma que al perecer tenia en su pantalón. Sentí como si se me parara el corazón.
—Por favor Kisame-sama, no me haga daño —rogó viendo con terror el arma empuñada por el extraño con apariencia de pez.
—No debiste haberte metido con la mafia, amigo —murmuro con sorna, tirándolo contra el piso y apuntándole con el arma.
Con mis brazos me cubrí la cara, para no ver lo que estaba a punto de suceder. Escuche un grito de miedo seguido de un disparo que resonó en mis oídos. Después todo silencio.
Quise moverme para escapar de ahí, pero mi cuerpo no respondía, me encontraba en estado de shock. No me podía estar pasando esto a mí, solo había salido a comprar cosas para mi nuevo hogar… y ahora, había presenciado un asesinato. Lo único que podía hacer ahora era quedarme quieta hasta que el tal Kisame se fuera del lugar y después escapar a refugiarme en mi tranquila casa.
Pero al parecer, el mundo no quería eso para mí.
Mi teléfono celular empezó a sonar. Podría jurar haber sentido mi corazón detenerse, para comenzar a bombear sangre con desesperación. Busque mi celular apresuradamente para detener el sonido, cuando lo tuve en los manos pude ver lo que decía: 'Llamada entrante de: Naruto Uzumaki'. Pero antes de siquiera apretar un botón del celular, sentí algo frío en mi sien.
—Estas metida en graves problemas, hermosura —dijo la voz que yo menos deseaba escuchar en ese momento.
Mi vista se movió hasta donde sentía el frió metal, y sentí mis ojos extenderse más de lo que mis parpados permitían, mientras gotas saladas caían de ellos. El arma de Kisame estaba en mi cabeza, y entonces me di cuenta de algo…
Este era mi fin.
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Continuara.
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Hola!
El capitulo creo que es algo corto, pero esta muy bueno.
Si se preguntan que es lo que esta al principio escrito con esta letra: son como recuerdos del pasado, cosas que ya pasaron (eso es obvio ¬.¬). Esta historia se me ocurrio porque justo estaba leyendo uno de mis mangas y me parecio una idea genial. Aunque mi historia no se parece en nada a esa, solo fue inspiracion del momento (lo cual no me pasa siempre y eso es muy frustrante ) no es copiada.
Si alguno de estedes etaba leyendo el fic anterior; 'Sentimientos fortalecidos' .No se preocupesn... si estedes quieren que lo continue yo lo hare con gusto ^-^.Solo avisemen por favor. Espero su opinion y en el otro capi, aprecera Sasuke-kun!
Espero reviews.
Besos y Adios! :)
^_^
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