Prologo
Parecía un pedazo de ciudad vacía con casas de barro descuidadas en su cielo era un mundo con diversos pilares de luz en un hermoso panorama si no fuera que el cielo comenzaba a nublarse al antojo de la voluntad de una victima a sus ojos, había sido descuidado y en su curiosidad provoco traer a ciertas personas que lo persiguieron a causa de su invasión.
frio con fuertes nevadas, era tan poderoso que miro buscando una solución -yo, no puedo- se excuso ante las personas de vestimenta negras.
Los ojos del mas joven eran tan severos que Ugo pensó seriamente en sus posibilidades, no quería matarlos, las dos figuras se acercaban peligrosos ajenos por completo a la ligera capa de nieve a sus pies.
-Devuélvenos- la voz severa del menor le saco un escalofrió.
Entonces encontró la respuesta a sus problemas, en un revoloteo de Rukh sus invasores comenzaron a ser succionados -lo siento, pero puedo darles un nuevo inicio- sonrió con humildad y moviendo el flujo a su antojo los tenia que acomodar a pesar de ir en contra de la voluntad de su rey.
Tenia que hacerlo antes que Aladdin llegara a este lugar.
A los shinigamis no les gusto su solución.
XXXXX
Rukia sintió su mundo en oscuridad, sus ojos no los podía abrir a pesar de que lo intentaba, se sentía tan cansada, trataba de recordar lo que habia sucedido.
-No es linda- la voz sonaba masculina provocando que frunciera el ceño con vergüenza y precaución, ¿porque no podía abrir sus ojos? -mira hace pucheros- sintió una mano tocando la suya.
Entonces con un esfuerzo sobrehumano, abrió sus ojos para toparse con una fina manta blanca con barrotes de madera en su horizonte, esto no le gustaba -mira se despertó- una segunda voz alabo con felicidad -la despertaste Hakuyuu- acuso.
-Calla Hakuren- uno enojado murmuro, movió un poco su cabeza pero no era tan fácil era que su cuerpo era torpe.
-Es casi tan linda como Hakuei- aseguro orgulloso el primero, apretó con fuerza esa mano que todavía la sostenía ¿porque era tan grande? -mira esa fuerza, como todo un Ren- expreso.
-En serio, ¿tienes complejo de hermano?- juguetón cuestiono el otro -aunque debemos cuidarnos en el futuro de los pretendientes- expreso amargamente.
-¿Dices que yo tengo el completo?- burla pura del primero -pero vamos a cargar a nuestra pequeña hermanita-
Entonces Rukia sintió su mundo despedazarse al sentirse cargada con facilidad sin la fuerza para correr por la diferencia de tamaño, miro su entorno en pánico ya alto y la cara sonriente de dos jóvenes que jugueteaban con ella.
Los chicos de ropas extrañas y podía decirse que nobles (no por nada es un Kuchiki), sus cabellos oscuros con ojos a juego de test clara un lunar solitario debajo de sus bocas, sonriendo tontamente en su dirección, miro sus manos y eran pequeñas.
Como si sus sentimientos la consumieran y su propia desesperación, sus ojos se comenzaron a aguar e ignorando las caras de pánico de los dos jóvenes que se miraban entre uno y otro.
-Oh va a llorar- el mayor susurro.
-Si, va a llorar- dando un paso hacia atrás en la seguridad.
Y ella lloro con todo el corazón, maldiciendo a la enorme cabeza que recordaba.
XXXXX
Paso un año antes de que la amargura y resignación llegaran, solo esperaba que el capitán le haya ido bien en su asignación a este mundo como lo fue con ella.
Aprendió rápidamente que era la cuarta de una familia noble, tenia dos hermanos mayores Hakuyuu y Hakuren el primero heredero del trono (porque eran príncipes para su sorpresa) el segundo siempre a su lado, todos los días sin falta pasaban a visitarla y jugar con ella (aunque no quisiera), tenia una hermana tres años mayor de nombre Hakuei.
En todo este tiempo era contadas las veces que pasaba con su madre, Gyokuen que por alguna razón siempre le daba sonrisas falsas y miradas sospechosas, ¿era que sabia algo?, esa mujer era el mal de eso estaba segura... su percepción se lo decía.
Y su padre, el rey bueno la veía a veces aunque por sus hermanos sabia que era respetado por todos en ese lugar.
-Ey princesa- la voz alegre de Hakuren llegaba desde el marco de su enorme habitación (no extrañaba la mansión de Kuchiki a causa de esto, que estará haciendo su familia... su propia hija) -no llores princesa- animo al asomarse en su cuna.
Los brazos de su hermano mayor la levantaron, ella derramo algunas lagrimas silenciosas mientras era estrechada con cariño -anda no llores, todo estará bien- acuno un poco -vamos a visitar a Hakuyuu pero primero pasaremos por Hakuei- le dijo su plan para salir a los pasillos.
-Mira, pero tenemos a Kouen de visita- la sonrisa de su hermano no se borro, con curiosidad miro para detallar a un chico con mirada severa y cabellos rojos, sus ojos estrictos le recordaban al hermano Byakuya.
-Segundo principe imperial, Hakuren Ren- saludo con respeto y sequedad, bajando la mirada en un saludo imperial -Cuarta princesa imperial, Haku Ren-en verdad acaba de saludar a un bebe de esa manera, se cuestionaba Rukia aun molesta por su nombre pero no podía corregirlos.
Suspiro para sus adentros al ver a su hermano hablar o tratar de corregir al que podía decirse que era su ¿familiar?, era un bebe por lo cual sin molestarse se volvió a dormir.
XXXXX
Cuantos años habían pasado, pero a pesar de sus múltiples estudios sentía como que se habia acostumbrado a esto tan rápido, su vestuario era tan similar a cualquier noble príncipe en color negro para disgusto de Hakuren o Hakuyuu con detalles blancos, su cabello lo mantenía corto pero seguía siendo una niña como para tratar de salir del palacio sin vigilancia-HAKURYUUU- canturreo al ver al menor entre sus hermanos.
Menor dos años, su hermanito la busco con una sonrisa estampada corriendo en su dirección-HAKU- pasando entre la servidumbre en ese gran patio principal, fue recibida por un fuerte abrazo, como si nunca se vieran.
-ey que te parece si molestamos a los grandes- pregunto maliciosamente.
Hakuryuu sonrió con una afirmación fuerte, tomados de la mano se dirigieron entre el palacio hasta donde sabia los otros estaban.
Hakuyuu los esperaba en la biblioteca, ella miraba a su hermano mayor mas cansado y fastidiado, no le gustaba la política pero según lo que escuchaba habían fuertes conflictos que a los dos los absorbían tanto.
-Pero que sorpresa- a pesar de esto, siempre estaba dispuesto a pasar tiempo con ellos -no traen a Hakuei- cuestiono buscando en sus espaldas, dejando la pluma y la tinta abandonada en el escritorio donde se encontraba cubierto de libros.
-Ella fue atrapada por el instructor- Haku (Rukia) despidió con desdén -creo que le falta rapidez- sonrió con inocencia.
un arqueo ligero por parte del mayor, negando divertido -que tu seas escurridiza es otra cosa- expreso con cierto orgullo -ahora vengan, quiero que conozcan nuestro imperio- llamo.
Ella tomo asiento en la pierna de su hermano mayor, mientras señalaba la otra al menor -esto en Kou- presento señalando el gran mapa de ese mundo.
un nudo en el estomago de Rukia, aun sentía nostalgia por el viejo mundo y mirando ese mapa sabia que eran tan distintos -Se supone que eso lo debieron de haber visto en la primera lección- la voz de Hakuren llamo saliendo con mas libros en el brazo.
-Sucede algo, Haku- Hakuyuu pregunto viendo la tristeza de la menor, siempre le parecía extraño como su alegre hermanita e imperactiva parecía recordar algo y se volvía melancólica.
-No- dijo obligándose a actuar normal, Rukia con todos esos años debió superar en lo que se metieron, pero era imposible no pensar en su familia abandonada.
-Como va tu entrenamiento, piensas decirle a Madre o al sumo sacerdote al respecto- pregunto Hakuren tratando de llamar la atención a el mismo, también había notado eso en su hermanita, mas cuando había ocasiones en que opinaba al respecto de alguna discusión que ellos pensaban tenían a escondida de los niños... sus ojos brillaban mas antiguos que su edad... eso les preocupaba a ambos.
Haku abrió sus ojos en espanto -no, por supuesto que a ninguno de esos dos- dijo aireada y bufando, cruzo sus manos en el pecho, negándose a ver a los mayores -y espero que esto se mantenga entre nosotros- fulmino con su mirada.
Hakuyuu y Hakuren se obligaron a sonreír ante el temperamento de la pequeña, no entendían su desconfianza en Gyokuen y Judal (aunque este era también un niño) -No se de donde heredaste esa fuerza- excuso el segundo -espero que tu no seas tan caprichoso como ella- expreso a Hakuryuu que no entendía.
-Ey no soy mala influencia- levantando su puño golpeo al que tenia próximo, que era donde estaba sentada, provocando que rieran.
Los mayores la habían encontrado un día en uno de los patios que no eran utilizados, realizando maniobras y cierta magia sin varita que explico brevemente como kido que encontró en uno de los libros de la biblioteca, ellos sabían que era mentira (trataron de buscar esa arte mencionada) pero no la empujaron a decirles, temían la respuesta.
El primer príncipe sonrió, tomando la cabeza de ambos menores en su regazo -bien bien, crezcan para que puedan proteger todo esto con sus propias manos- señalo el mapa con orgullo.
Pero mas temían en las miradas que su madre le lanzaba a la menor de sus hermanas, era diferente con ella, mas distante y menos unida, como si tratara de no pasar el tiempo necesario por alguna extraña razón.
XXXXX
Ella estaba tan asustada cuando miraba a su entorno, sabia que estaban en el palacio pero no reconocía esta parte tan oscura que podía desfigurar hasta ser irreconocible -pequeña princesa, mantenga la calma- llamo una voz entre los encapuchados que la rodeaban.
apretó sus manos en puños en su pecho, mirando nuevamente su entorno, reconocía las presencias cada una era un sacerdote de esos que acompañan a madre a todos lados -déjenos aprovechar ese potencial que se desperdicia en ti, pequeña princesa-
Oh, sabían de su reiatsu, aun cuando trataba de mantener esas palomas lejos de su presencia para aparentar normalidad... seguro Judar les dijo cuando se conocieron.
Comenzaron los cánticos y ella frunció el ceño, un gesto severo que no habia sido visto en la alegre e imperativa niña revoltosa.
-Creen que se los dejare fácil- pregunto severamente, levantando su mano listo para lanzar el primer kido.
Una fuerte explosión y todo era oscuridad.
abrió sus ojos con fuerza, estaba rodeada en estos momentos deseaba su zanpaku-to
Nadie vendría a salvarla, no hay Byakuya no hay Renji... no existe Ichigo.
Cerro sus ojos en resignación.
-Suéltenla- pero ahí estaba, alguien vino por ella, abrió en rendijas sus ojos para ver a sus hermanos luchando con los sacerdotes con la cara asustada y molesta.
Amaba a sus hermanos.
se entrego a la inconsciencia por completo cuando el mayor llego a abrazarla -todo estara bien- le susurro.
XXX
Su cabeza le dolia y se obligo a levantarse -no, espera- la voz de Hakuei la llamaba, se miraba triste -todavía estas débil- explico obligandola a la cama.
Frunció el ceño, este no era el techo de su habitación, olía extraño el cuarto como un hospital -¿donde estoy?- pregunto desorientada, tratando de recordar hasta que la imagen de aquella secta vino a su mente -QUE PASO- cuestiono angustiada, afinando sus sentidos podía decirse que algo andaba muy mal.
Busco en su entorno, su hermana estaba silenciosa y ¿llorando? -Hakuryuu- se levanto de golpe buscando en una cama mas allá la figura diminuta del pequeño hermano, se acerco con temor viéndolo tan lastimado con una gran venda en su ojo izquierdo.
-Hubo un incendio a causa de unos rebeldes- Hakuei explicaba llegando a sus espaldas, poniendo la mano en su hombro reconfortante -muy apenas salieron los dos, gracias a Hakuyuu y Hakuren- dijo con las palabra lento y dolorosos.
Rukia no quería preguntar, ella no recordaba ningún incendio, no hasta que vio a sus hermanos por ella... pero... -donde están ellos- su voz era tan tranquila que su hermana se sorprendió por su fortaleza.
-Ellos no lo lograron, Hakuyuu los empapo con su sangre para que sobrevivieran al fuego... muy apenas los saco Hakuren, Padre también murió- Hakuei decía entre sorbos, su voz rota y la imagen de su hermano mayor saliendo de entre las llamas, entregando a los menores para morir sin ceremonia.
Rukia no Haku sintió algo cálido en su rostro, tocando las lagrimas por primera vez derramada por aquellos de este mundo, sus hermanos habían muerto... ya no habría quien la levantara en las mañanas con un caluroso abrazo, quien la regañara por saltarse sus clases.
En los brazos de su hermana lloro con amargura, mirando al techo pero ella sabia que su atención iba mas allá, en los cielos donde sabia que las almas de este mundo se dirigían.
Donde sus hermanos estaban.
XXXXX
Años despues...
Aladdin miro en su entorno con inocencia y algo de descaro, caminando tan natural como un niño de su tamaño haría, se subió con dificultad a la carreta para ver con agua en la boca un montón de frutos grandes.
Era nuevo en este lugar pero su hambre ya estaba tomando factura, perdiendo en algo su paso a causa del andar de la carreta, se dejó caer entre los frutos sin importar el dolor para tomar el mas próximo.
con la boca abierta y listo para morder con fuerza, alguien lo interrumpió -No creo que sea correcto lo que estas por hacer- frunció el ceño en curiosidad, sentándose y alzando un poco el cuello tratando de captar de donde vino esa voz plana pero con un tono grave.
Un camino de pájaros blancos revoloteando encima de una figura en el rincón mas alejado de la carreta, sentado sin mirarlo fijamente parecía tener su atención en el piso, cubierto por una capa andrajosa tapando sus rasgos o estatura–Hola- saludo emocionado de tener compañía.
La figura parecía levantar el rostro pero a causa de la capucha de gran tamaño le fue imposible ver algún rasgo, afirmo con sequedad para ignorarlo a favor del piso nuevamente.
Aladdin inclino su cabeza sin ofenderse por lo que pudiera ser un desaire, se puso de pie con dificultad a causa del movimiento e hizo su camino al extraño -sabes, soy nuevo aquí pero no creo que se molesten porque comamos unas- explico al dejarse caer justo enfrente del desconocido.
un bufido incrédulo -Creo que no conoces a la gente- expreso el encapuchado dando un movimiento desinteresado con los hombros, volviendo al silencio extenso.
Buscando en el entorno Aladdin miro la sandia mas cercana, acomodando entre sus piernas cruzadas –no tiene hambre, Tio- cuestiono asumiendo que era un adulto por su forma de actuar, aunque solo tenia un ejemplo que era Ugo descansando en su flauta.
El encapuchado parecía prestarle atención, Aladdin pudo jurar un brillo azul entre las sombras de su capucha -No me llames Tio- expreso con desaire e incrédulo -Llámame ca...- se detuvo un poco, como tratando de llegar a un acuerdo que no lo molesto para nada ni le causo sospecha -Mi nombre es Toshiro Hitsugaya... prefiero que me llames Hitsugaya- murmuro derrotado.
Una gran sonrisa y un sentimiento leve de aceptación -Yo soy Aladdin- se presento con alegría dando la mano -este de aquí es Ugo- señalo su flauta.
Toshiro suspiro e ignoro la presentación de un objeto como persona -un gusto- dijo dando la mano, el chico de turbante abrió sus ojos en sorpresa por lo menuda que era.
–espera eres como yo- dijo feliz quitando la capucha en un salto rápido para mirar con avidez al joven.
-Es de mala educación hacer eso y no soy un niño- un ceño levemente fruncido en un gesto tan severo como su voz lo indicaba, cabellos en color blanco en punta hacia atrás con un ligero flequillo cayendo en su rostro con unos impresionantes ojos turquesa que sobresalían a causa de su piel no tan blanca como la de el mismo –te importaría- cuestiono inexpresivo señalando la cercanía analítica del otro.
Alejándose un poco para dejarse caer enfrente del otro, miraba aun mas contento con tener alguien un poco mayor que el -Yo pensé que eras un adulto-
una ligera vena de molestia, cerro sus ojos obligando su paciencia -no soy un niño- regaño nuevamente mirando de manera helada al de turbante que parecía en su propio mundo de reflexión.
-Pero pareces uno, Hermano- frunció el ceño en confusión, para Aladdin le era un poco dificil entender como un niño podía decir que no lo era cuando en verdad parecía uno.
la carreta se detuvo en un segundo, Toshiro suspiro –Dime Hitsugaya… no Hermano- corrigió cansado de esta discusión que no iba para ningún lado, sobretodo cuando el niño parecía lejos de entender–Ahora, deja esa sandia si no quieres… demasiado tarde- volteo para la salida ante la duda del infante.
Ahí un joven mayor los miraba horrorizados hacia la sandía, luego al niño que la sostenía para finalizar con el de cabellos blancos realizando esta acción varias veces hasta que reacciono –QUE ESTÁN…- su dedo apuntando tembloroso en una actitud indignada.
Toshiro miro a Aladdin que parecía confundido, suspiro para sus adentros realizando un rápido movimiento tomo al niño que a su vez no soltaba la sandia y en una ráfaga extraña para los testigos saltaron por encima del rubio que estaba blanco del pánico.
Aladdin solo miro los pies de su compañero, con esfuerzo a causa de la velocidad miro hacia el rubio que los atrapo -oh- murmuro con algo de sorpresa la carreta ¿congelada?, alzándose para ver el rostro de Toshiro que parecía ajeno a esto.
-Hermano- susurro viendo la vena alzada de molestia, aunque sabia que no lo miraba lo podía escuchar ¿verdad? -creo que arruinamos la carreta- murmuro ahora un poco de impresión en los ojos fríos.
se detuvieron poco después, poniéndolo a sus pies, Aladdin seguia mirando al un poco mayor con curiosidad mientras este parecia culpable y molesto -sucede algo- cuestiono.
Toshiro parecia recordarlo, mirandolo con su expresion distante -nunca debes robar- regaño señalando la sandia -menos cuando pueden atraparte- se cruzo de brazos.
el de trenza bajo la mirada un poco de verguenza -pero tenia hambre, habia muchas- se excuso.
-No entiendes, Aladdin- su nombre se escuchaba extraño en la voz plana del otro, como si quisiera llamarlo de otra forma -si te atrapan y te ven demasiado inocente, podrias perder tu libertad-
El de trenza levanto la vista asustado -pero solo es una sandia- expreso con un ligero lloriqueo, no quería volver al palacio... lo podian obligar ahi, miro su flauta en silenciosa ayuda.
Toshiro se masajeo el puente de la nariz por la inocencia del pequeño -es algo que aumento por mi culpa- murmuro derrotado ajeno al pesar del niño -ahora, no pongas esa cara y trae esa sandia- dijo obligándose a ser suave.
Aladdin con un puchero la entrego, vio con asombro como una pequeña navaja saco entre sus ropas para partir limpiamente el fruto, entregándole un pedazo para sentarse sin ceremonia en el sucio suelo -ahora come, una mas una menos no hacen la diferencia- gruño con disgusto.
Paso un rato hasta que la fruta se acabo, casi toda por culpa del de turbante -Ustedes- una voz interrumpio, contenida y con pisotones la figura del rubio se acercaba al duo imperturbable -no saben lo que acaban de hacer- bufando y con miradas fulminantes.
Toshiro se puso de pie con un gesto aburrido ajeno al aura del mayor -tu problema- se encogio de hombros comenzando a caminar hacia el otro extremo de la calle -¿porque me sigues?- cuestiono notando al peliazul a su lado ignorando al rubio y sus maldiciones.
Mirando como si fuera natural -bueno, somos amigos- explico quedamente con una sonrisa imborrable.
Arqueando una ceja curioso, pero su gesto no mostraba nada mas que indiferencia -NO ME IGNOREN- gruño el rubio enojado casi ahogándose con sus palabras, puños a sus costados y los dientes apretados.
ambos niños lo miraron un rato en silencio, para continuar con su caminata, Toshiro distante a Aladdin a su costado -NO ME IGNOREN-
-Veo que los ladrones piensan irse sin mas- Toshiro se detuvo con su gesto aburrido al gordo que tapaba su paso -no se como le hiciste ni me interesa, pero debes pagar por todo los daños a mi mercancia- apuntaba con su dedo gordo y descaro.
-Señor Budel, yo...- el rubio murmuro nervioso, el gordo le dio un vistazo despectivo para silenciarlo.
-Ahora, no pierdan el tiempo... tengo negocios que terminar y aqui no lo hare- el gordo comerciante de nombre Budel ordeno, haciendo señas a los guardias a sus espaldas -estos niños trabajaran para mi- ordeno.
Toshiro miro a los matones y le dio un desplante asesino al gordo que trato de ocultar su temblor ante esto -no soy un niño- aseguro aireado, buscando entre sus ropas de manera casual y sacando algo de entre sus mangas tiro hacia Budel -esto pagara los daños- dijo con sequedad.
-Crees que baratijas...- el gordo se detuvo en seco, mirando la pieza de joyeria -crees que esto sera suficiente- dijo con ambición.
-No soy tonto- seco Toshiro gruño amenazador -esto es mas que suficiente para tus sandias, o crees que no note la falta de calidad o las condiciones en las que tenias tu mercancía- levantando la barbilla inquirió.
Aladdin abrio su boca, pero un desplante lo silencio para que no dijera que lo sabian porque iban de contrabando en la carreta.
-Si eras rico lo hubieras dicho- el rubio a sus espaldas dijo con desagrado.
Budel fruncio el ceño -me estas acusando de algo- levando la barbilla -no es suficiente, yo lo digo porque se como es este negocio- dijo con terquedad.
los guardias miraban el intercambio al igual que el rubio y Aladdin, Budel empujando por mas paga mientras Toshiro negaba con firmeza, hasta que el sol se puso.
-Es lo ultimo que dire- el niño concluyo dando la espalda -ahora cuiden de Aladdin- ordeno lanzando otro pedazo de joyería al rubio para desaparecer sin ceremonia ni miramientos a su entorno.
un silencio incomodo mientras los que quedaban se miraban para luego caer en el rubio que observaba tontamente la joyería, frunció el ceño -NO SOY TU ESCLAVO- grito a los cielos.
Aladdin sonrió, el rubio tambien le caia bien pero esperaba ver a su hermano pronto.
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Toshiro murmuro una maldición mientras miraba entre las dunas de su entorno, odiaba el calor pero mas este mundo tonto.
Habia pasado por el calabozo de la ciudad anterior y el djinn de nombre Amon no le habia ayudado a encontrar a su Zanpaku-to.
Suspiro mirando a sus espaldas, últimamente se había topado con gente extraña mas aun el niño de pelo azul en su mente -creo que evitare las zonas urbanas por algun tiempo- reflexiono, prefería estar solo que mal acompañado.
Además esas palomas blancas estaban perturbando el control de su reiatsu y necesitaba aprender que eran y porque le daban esa potencia cuando el usaba un poco de su poder... Quedo claro con la carreta de sandías.
escogiendo un lugar al azar, comenzó su caminata entre las dunas.
Maldiciendo a la gran cabeza por este fiasco de vida.
-¿Donde estara Rukia?- murmuro para si mismo mirando la arena.
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Uno corto pero no podía morir, tengo tantas historias y mucha imaginación pero tan poco tiempo para escribir.
