Lo prometido es deuda, aquí estamos con una nueva historia, esta vez narra la historia de una profesora y una alumna de instituto. Esperamos que os guste y animaros a comentar para saber qué os parece la idea.

La historia es nuestra, pero los personajes pertenecen a OUAT.

Gracias por acompañarnos en todas nuestras historias y disfruten :)


Capítulo 1

Muchas veces la vida da giros inesperados. Las personas que pensábamos conocer no son lo que creíamos, nos hacen vernos obligados a hacer cosas que no queremos; y por otro lado están las que aparecen en nuestra vida de golpe, que resultan ser más de lo que esperábamos, y nuestro futuro nos parece estar en peligro debido a las difíciles situaciones que se nos presentan. En el caso de Regina Mills, su vida estaba a punto de cambiar completamente.

La mudanza había sido una de las decisiones más difíciles, más aún para una persona acostumbrada al ruido, a las comodidades e incomodidades de la ciudad.

No era común para Regina Mills cambiar de estilo de vida tan drásticamente, ni mucho menos dar clases en una escuela pública. Estaba acostumbrada a lidiar con estudiantes universitarios, que aunque no eran por lo general muy maduros, los podía tolerar más que a los adolescentes. Pero en Storybrooke sólo había una pequeña universidad y no había sido aceptada para trabajar en ella dado que todos los puestos estaban ocupados. ¿Viajar hacia otra ciudad todos los días por trabajo? No, no era conveniente, pues por momentos parecía que el pequeño pueblo estaba completamente alejado de la civilización.

Le costó decidirse pero aceptó el trabajo. No era lo más emocionante del mundo dar clases de literatura en un colegio pero no tenía otra alternativa, era excelente en lo suyo aunque tenía miedo de no tener la paciencia suficiente. Si de algo estaba segura, era que tenía que ser dura con ellos para que no la tomaran por tonta. En la universidad tenía fama de ser bastante zorra entre los alumnos, puesto que prefería que la odiaran a que se rieran de ella. No tenía intención de hacer un cambio en su nuevo trabajo, al contrario.

Regina era de las que se arreglaban mucho, le gustaba que la miraran, aunque particularmente, le gustaba que la miraran otras mujeres. Así era, lesbiana desde hacía bastantes años, y no renegaba de ello, no se lo contaba a todo el mundo pero estaba muy orgullosa de su sexualidad.

Esa mañana había elegido una falda negra muy ajustada con una camisa blanca y encima un abrigo negro. Los tacones bien altos eran indispensables, unas piernas como esas no debían dejarse a la imaginación. Acomodó su brillante cabello dándole forma y se maquilló resaltando sus ojos con un delineador negro y mucho rímel.

Ya estaba lista, algo nerviosa pero eso no iba a notarlo nadie porque sabía controlarse muy bien y no pensaba mostrarse débil ante sus alumnos.

Desde fuera del aula podía escucharse el ruido insoportable típico de chicos de 16 años, gritos, risas, una que otra vulgaridad y eso ya la estaba irritando.

Apenas entró todos se quedaron callados. No porque fuera una profesora nueva, sino por el tipo de profesora que era. Enseguida todos los varones comenzaron a murmurar entre ellos, y uno que otro silbido se escuchó.

-Buenos días, soy la profesora Regina Mills, voy a cubrir el área de literatura-

-Yo puedo dejar que me cubra lo que quiera…-

Todos comenzaron a reír con el comentario de uno de los alumnos, pero a la morena no le hizo ninguna gracia.

-Pueden reírse todo lo que quieran… quizás hoy tengamos tiempo para un examen sorpresa-

Apenas terminó de decir eso, todos se quedaron callados, por el tono que estaba usando, no parecía ninguna broma.

-Bueno, podemos empezar con la clase. Abran su libro-

La puerta del aula se abrió de golpe y una agitada alumna hacía su aparición. Tenía puesto su uniforme, pero parecía una mojigata, falda roja a cuadros pasando las rodillas, camisa y corbata azul. Rubia de ojos verdes muy llamativos, Emma Swan era una de las mejores alumnas. Se destacaba por tener las mejores notas de la clase, y despertaba el odio y envidia por ese mismo motivo entre sus compañeros. Esa mañana un auto la había salpicado mientras esperaba que su padre sacara el suyo del garaje. Tuvo que cambiarse a las apuradas y por eso llegó tarde a clases. Pero cuando entró al aula no esperaba encontrarse a alguien como Regina, más bien, prefería un profesor más sencillo, con el que pudiera conseguir un mejor trato, pero ella no parecía de esas. La observó de arriba a abajo, sin darse cuenta. El tacón de la morena resonaba contra el suelo hasta que Emma por fin reaccionó y se sentó enseguida en su banco, que por supuesto estaba adelante.

-Lo siento, se me hizo tarde- hablaba nerviosa, no estaba acostumbrada a que le pasaran ese tipo de cosas, siempre era la más puntual y no le gustaba empezar con el pie izquierdo.

Regina odiaba que la interrumpieran, parecía que el día iría de mal en peor. Observó a la rubia que acababa de entrar bajando sus gafas hasta la punta de su nariz.

-Vaya, vaya… ¿se le pegaron las sábanas señorita?-

-Yo… tuve un percance- Emma se sintió más que intimidada ante la mirada de su nueva profesora. Empezó a sacar sus útiles muy nerviosa. [¿Por qué no pusieron a un profesor más normal?]

Regina caminó hasta su escritorio y sacó de su maletín un libro.

-Bueno, la señorita del percance va a ser la primera en participar en la clase de hoy- dejó caer el enorme libro sobre el banco de Emma y lo abrió justo a la mitad donde tenía un marcador. Emma se sobresaltó e incitó a Regina a sonreír, de una forma que hizo que a la adolescente se le erizara el pelo de los nervios.

–Empieza con el capítulo trece, y a quién escuche hablar o interrumpir se va a quedar conmigo después de clases-

-No me importaría quedarme con ella a solas- de nuevo el mismo alumno quería llamarle la atención.

Regina rodó sus ojos y se dio vuelta para buscar al culpable.

-Usted, ¿su nombre?-

-Robin-

-Muy bien Robin, quiero un trabajo de diez folios sobre la poesía del siglo XIX mañana en mi mesa- el silencio volvió a hacerse y se giró nuevamente para mirar a Emma –Y ahora señorita, empiece con la lectura-

Todos miraron a Emma en ese momento. Lo estaban disfrutando, usualmente era una chica muy querida por los profesores y nunca tenía problemas con ellos. Eso era todo un espectáculo para ver. De todas formas sabían que era muy buena, y ella misma estaba confiada en que no tendría problemas con la lectura. Sentía que las manos le sudaban de los nervios por tener a su nueva profesora tan cerca.

Regina escuchaba atenta, le parecía que la rubia tenía buena voz y entonación. También notó que el resto de la clase se reía en voz baja, pero supuso que era algo que harían con todos los alumnos. Era más que claro que Emma se ponía nerviosa por tenerla cerca, pudo darse cuenta muy rápido de eso. Comenzó a caminar por el aula haciendo resonar sus tacones hasta que hizo parar a Emma en un fragmento –Bien, ¿qué crees que quiere decir el autor con esa frase?-

Emma estaba sorprendida con lo que leía. Entendía a la perfección el significado de las palabras del autor, pero la frase tenía una connotación sexual bastante fuerte como para explicarla en clase. Pudo darse cuenta de que la profesora se lo estaba haciendo a propósito. La mayoría de sus compañeros poca atención le habían prestado y los que habían entendido, la miraban expectantes porque lo dijera, pero la rubia prefirió no hacerlo.

-La verdad que no lo sé profesora-

Regina levantó sus cejas y se acercó al banco de Emma poniendo sus manos sobre él. Algo le decía que la rubia entendía todo, parecía muy inteligente pero parecía tener miedo de que el resto de los alumnos se rieran de nuevo. La miró entrecerrando sus ojos.

-Está bien- tomó el libro y decidió dejar el tema ahí. Ya era suficiente castigo por haber llegado tarde.

Comenzó a hablar de cómo irían yendo sus clases. Parecía que todos habían entendido que con ella no debían jugar por lo que se mantuvieron atentos o por lo menos callados. Cuando sonó el timbre le hizo una seña a Emma.

-¿Puedes quedarte unos minutos?-

Emma estaba a punto de salir corriendo de la clase pero se tuvo que frenar al escuchar la voz de su profesora. Se volvió al escritorio de Regina con algunos libros en sus manos. Ocultando uno en especial entre los otros. [¿Y ahora qué hice?]

-Sí… claro-

La morena esperó a que todos los demás salieran y se sentó en la punta de su escritorio cruzándose de brazos.

-No quiero entretenerte, ¿cómo te llamas?-

-Emma… Emma Swan- la rubia bajó la mirada y sonrió sin querer hacerlo, siempre le pasaba cuando los nervios le ganaban.

-Tranquila… no estás en problemas- sonrió un poco, parecía un poco más amable –Emma, algo me dice que has entendido muy bien lo que has leído, ¿o me equivoco? –alargó el brazo –¿Me permites?- pidiéndole uno de los libros que llevaba, que claramente no era de la asignatura.

Emma se sobresaltó al darse cuenta de que libro le estaba pidiendo y se puso de todos colores. Normalmente no le importaba llevar sus libros por toda la escuela porque sus compañeros eran tan ignorantes que no tenían idea de qué trataban. Sintió mucha vergüenza de que su nueva profesora viera lo que estaba leyendo –No- la respuesta fue espontánea, no pudo evitar decirla.

-Está bien… si estás interesada en la literatura y sabes sobre ello no debería darte vergüenza decirlo delante de tus compañeros…-

-No me gusta compartir mis cosas con mis compañeros… ¿puedo irme?-

Regina vio cómo la rubia volvía a agachar la cabeza dejando ver que era muy tímida y pensó que era una cualidad bastante adorable. De alguna manera, aquella chica le estaba llamando la atención, no sabía si era por su forma de ser o por su manera de actuar pero sentía que iba a tener un trato distinto con ella.

-Está bien, no voy a retenerte, pero mañana no llegues tarde-

-No volverá a suceder…- Emma se dio la vuelta para salir prácticamente corriendo de allí, la profesora era demasiado directa con ella y eso la incomodaba. Intentó huir tan rápido que chocó con los libros en el marco de la puerta haciendo que todos cayeran al suelo –¡Mierda!- dijo bajito agachándose enseguida para recogerlos.

La morena, sin dudar ni un instante, fue rápidamente a ayudarla y se agachó cogiendo casualmente el libro que Emma había estado ocultando. Leyó el título "50 Sombras de Grey" y una sonrisa se dibujó en su rostro [Vaya, vaya… interesante]. Ahora comprendía porque la chica le había estado ocultando con tanto empeño el libro que estaba leyendo. Regina no lo tenía, pero sabía perfectamente de qué trataba y se quedó realmente sorprendida al ver los gustos de su alumna. Ambas se pusieron en pie y alargó el brazo dándoselo.

-Puedo recomendarte buenos libros cuando quieras…- la miró fijamente sabiendo que eso haría que le diera más vergüenza.

Emma, roja como un tomate, cogió el libro rápidamente y lo escondió entre los demás. Ahora no era capaz de mirarla, estaba muriéndose de la vergüenza y sólo la acababa de conocer.

-Gracias… pero no, este es… de mi madre- balbuceó notando que era la peor mentira que se le podía haber ocurrido.

Regina la miró levantando una de sus cejas y aguantando la risa porque estaba claro que le había mentido. Aun así, no quería seguir incomodándola, la chica no le caía mal.

-Está bien, hasta mañana señorita Swan-

-Hasta luego profesora- la rubia había quedado como una idiota y salió rápido de allí, esa vez, con cuidado de no volver a chocar. No sabía con qué cara iba a mirarla en la próxima clase. Quizás hasta fuera capaz de hablar con sus padres para informarles de la literatura que leía. Aunque algo le decía que no parecía de ese tipo de profesoras, y menos mal, porque sus padres eran muy estrictos y seguro se ganaría un castigo de los buenos.

Estaba tan sumamente concentrada en asimilar lo que acababa de pasar que no se sobresaltó al escuchar una voz conocida.

-Hey Ems, ¿qué ha pasado?- la voz de su mejor amigo Neal, la sacó de sus pensamientos. El chico la conocía desde que eran pequeños y sabía que le pasaba algo por la cara que traía.

-La profesora de literatura nueva… eso me ha pasado- suspiró sentándose en un banco y el chico hizo lo mismo.

-Ya he oído comentar que es un poco zorra ¿no? ¡Pero que está buena!- Neal rio haciendo que Emma rodara sus ojos. Los rumores de la profesora nueva se habían corrido por toda la escuela, especialmente lo atractiva que era.

-No sé si está buena o no, pero no me cae bien, me hizo pasarlo fatal frente a todos mis compañeros- Emma resopló, si había alguien que la comprendía mejor que nadie, ese era Neal. El chico tampoco era de lo más popular entre el resto de alumnos, pero sí que tenía un grupito de amigos con los que se juntaba a veces. Aun así, siempre tenía un hueco para la rubia.

-Lo que pasa es que estás acostumbrada a que todos los profes te amen, dale un poco de tiempo y también lo hará- el chico siempre tenía buenos consejos y palabras para su amiga, aunque nunca le había confesado que llevaba un tiempo viéndola como algo más.

-No me quieren… sólo les caigo bien porque soy de las pocas que hacen todas las tareas y prestan atención en clase ¿Qué hay de malo en eso?- Emma se cruzó de brazos, no le gustaba cuando la trataban como la destacada de clase aunque lo fuera.

-No ayuda a ser popular, por si no te has dado cuenta, aunque prefiero ser tu amigo antes que juntarme con el grupito descerebrado de las animadoras-

La rubia sonrió. Ambos solían hacer bromas sobre lo poco inteligente que eran algunos alumnos. Para esos chicos lo importante era salir de fiesta, emborracharse y liarse unos con otros. Y si algo tenía claro Emma era que ninguna de esas cosas le llamaba la atención, al menos no en ese orden.

-Lo sé, y gracias- le miró a los ojos y se dio cuenta que se estaba incomodando, últimamente notaba que Neal la miraba de otra manera aunque prefería pensar que sólo eran imaginaciones suyas –Tengo que ir a matemáticas, nos vemos luego-

-Adiós Ems- besó la mejilla de su amiga y vio cómo se marchaba rápidamente hacia la clase.


Al día siguiente, Emma caminaba por los pasillos de la escuela, tenía clase con la profesora de literatura de nuevo y temía el momento de verla después del incidente del libro. Iba despistada como de costumbre, leyendo unos apuntes, cuando dos chicas de su clase, Ruby y Ariel, chocaron con ella a propósito para molestarla.

-Ten cuidado perdedora- dijo Ruby mientras reía y cuchicheaba con su amiga pelirroja. Era una joven morena muy atractiva, jefa de las animadoras y la chica más popular de la escuela. Todas las chicas que se juntaban con Ruby acababan siendo como ella, por eso todas querían hacerlo, excepto Emma.

Emma suspiró y siguió caminando hasta el aula. Ambas chicas eran muy guapas, todos los chicos las miraban y querían estar con ellas, ella de alguna manera las envidiaba. Nunca había sido popular y odiaba tener que estar cuidándose las espaldas allá donde iba por si alguien la empujaba o se metía con su forma de vestir.

Regina había visto lo que acababa de pasar y pudo darse cuenta que las risas que escuchaba mientras la rubia leía el día anterior no era algo común en todos los alumnos. Parecía que había cierta tendencia a meterse con Emma y que seguramente era por ser una alumna aplicada. Odiaba ser testigo de actos de bullying y más en una chica como ella que se notaba que era muy inocente y probablemente no molestara a nadie. Cuando llegó a la clase vio que Emma ya estaba ahí y que leía un libro en soledad.

-Hola señorita Swan, qué temprano- sonrió al ver que leía "La Odisea" y pensó que la chica quizás lo había hecho a propósito para que no imaginara que sólo leía novelas eróticas –Te gusta devorar libros ¿no?-

-Sí, este es mi género favorito- la rubia sonrió un poco intentando mostrarse amable aunque no le cayera nada bien.

-¿Ah sí? Te voy a apuntar unos títulos para que les eches un ojo si te parece…- Regina quería ser más simpática con ella ahora que sabía cómo la trataban sus compañeros.

-Muchas gracias profesora-

Escucharon el timbre de fondo que avisaba del inicio de la clase y los alumnos comenzaron a entrar mientras charlaban animadamente sin importarles que la profesora ya estuviera dentro. Regina no soportaba ese tipo de faltas de respeto, así que dio un golpe contra la pizarra haciendo que se sobresaltaran.

-Bueno, ahora que he llamado vuestra atención ¿podemos empezar?- fue directamente hacia Robin, el chico del día anterior mostrándose tan dura como siempre -¿Mi trabajo de 10 hojas?- alargó la mano y el chico se lo entregó con miedo en sus ojos –Está bien, hoy vamos a hablar de La Odisea- caminó de nuevo hacia su escritorio y se sentó sobre él cruzando sus largas piernas. Miró a Emma con una sonrisa cómplice que duró apenas un segundo porque no quiso que nadie lo notase.

La profesora empezó a pedir voluntarios para que comentasen algo sobre la obra, la rubia se lo sabía prácticamente de memoria así que levantó la mano para contestar. Pero como sus compañeros no dejaban de decir cosas por lo bajo tuvo que dejar de hacerlo, le molestaba no poder participar como le gustaría.

Regina estaba siendo consciente de lo que le hacían a Emma, pero no podía defenderla o pensarían que tenía preferencia por ella. Sin embargo, recordó a las dos chicas que la habían empujado en el pasillo y les preguntó directamente a ellas una cosa de la obra. Ninguna supo contestar.

-Quizás, deberían pasar más tiempo entre libros y menos entre jugadores sudorosos de rugby, y quizás así harían algo útil con sus vidas en un futuro- las palabras de la morena causaron muchas risas y miradas de odio por parte de ambas chicas. Estaba claro que Regina sabía cómo manejarse con aquellos adolescentes y no dudaba en demostrar su poder siempre que podía.

Emma tuvo que taparse la boca para que no se escuchara una carcajada, le había hecho mucha gracia que la profesora calara tan bien a sus compañeras.

-Bueno chicos, hemos acabado por hoy, leer hasta el capítulo tres del libro que les puse en la bibliografía, hablaremos sobre ello en la próxima clase- mientras hablaba los alumnos empezaban a hacer ruido recogiendo. Regina aprovechó que salían para acercarse disimuladamente a la mesa de Emma y dejarle un papel con varios libros apuntados que pensaba que le iban a interesar.

Emma miró la lista y empezó a recoger lentamente esperando que todos se marcharan, luego se acercó a donde estaba la profesora.

-Gracias, parecen interesantes. Voy a ver si puedo conseguirlos- se estaba dando cuenta que a pesar de lo zorra que era la morena con el resto de la clase, con ella era bastante simpática. Esperaba que no fuera porque le tenía pena o algo por el estilo.

-De nada, espero que disfrutes de la lectura- Regina le sonrió levemente mientras guardaba sus cosas en el maletín.

-Seguro que me gustan, hasta luego- Emma caminó fuera del aula pensando que ya tenía lectura nueva para rato.

Mientras tanto, la morena se había quedado pensativa, había sido demasiado atrevida recomendándole un libro en concreto a su alumna. Regina no dejaba de pensar en el libro que a la rubia se le había caído el día anterior y se le había pasado una idea loca por la cabeza. Si algo caracterizaba a la morena era que muchas veces no pensaba dos veces las cosas y actuaba sin más y era esa cualidad la que le había llevado a la decisión de recomendarle a la inocente Emma Swan el título de un libro erótico de temática lésbica.