Una conversación pendiente.

Los personajes no me pertenecen. Son de propiedad del gran Watsuki…

(Re-edición)

POV de Kaoru:

1.1: Estoy viva

Abrí los ojos.

Estaba todo tan tranquilo, tan calmo, que preferí quedarme ahí, acostada, por unos minutos más. ¿Cuánto tiempo había pasado? Todo cambió tan rápido... Megumi ya no estaba, Sanosuke tampoco. Era tan extraño no tenerlos cerca, que no me acostumbraba. No supe en qué momento mi relación con ella cambió; creo que siempre me vio como una niña, hasta que comencé a tomar decisiones claras con respecto a él, mi vida y los problemas. ¿Se acercó a mí de esa forma sólo por él? Para nadie era un secreto lo que Megumi sentía por Kenshin, y agradecí su valentía, pues podía imaginar cuánto debió sufrir con todo lo sucedido, y siempre se mantuvo a nuestro lado. Es una gran amiga.

Y Yahiko fue realmente una revelación: ¿Cuándo se volvió tan fuerte? Nunca pensé que me sentiría tan orgullosa de un alumno, y recién era un niño. "Algún día será un gran guerrero", pensé.

Y Ken... ¡Dios! ¿Cómo es posible sufrir tanto? La guerra, la muerte de Tomoe-san, los viajes, la soledad... Y parecía que su pasado no lo dejaba vivir en paz. Siempre admiré a este hombre, pero después de lo que pasó con Enishi, lo admiré aún más. Muchas veces me sentí tan inmadura, no sabía cómo actuar, cómo pensar; fueron muchas vivencias tan fuertes... Nunca estuve segura de hacerlo bien. Lo único que tenía claro, era que quería verlo feliz... Hacerlo feliz. Y es una de las razones por las que siempre luché y nunca me dejaré caer, mucho menos morir.

- "¡Dios! ¡Qué tarde!" -. Decidí levantarme. Tantos pensamientos en mi cabeza... Tenía mucha hambre, y me dirigí al jardín para ver si Kenshin y Yahiko habían desayunado.

Encontré a Yahiko jugando con su shinai, feliz por haber logrado parte de un nuevo movimiento. Todo fue tan fuerte para ellos, que, hasta cierto punto, me sobreprotegían. En tanto me vio salir, me saludó contento y con entusiasmo. Parecía que aún no se creía el verme con vida.

- "¡Kaoru! ¿Estás bien? ¿Te duele algo? Kenshin fue a comprar algo para agregar a la comida, pronto desayunaremos" -. Sonreí. Con esos amigos, podía sentirme tranquila y sin preocupaciones. Me sorprendía un poco de Yahiko, pues nunca tuvo muchas demostraciones hacia a mí, pero comprendí que todo fue por la impresión tan fuerte de no tenerme más entre ellos. Y era comprensible, yo habría reaccionado igual.

- "¡Tranquilo! Me siento muy bien. Y me alegra que estés entrenando; después de todo, un niñito tan tonto como tú necesita mucho más entrenamiento para tener al menos una pequeña esperanza de lograr algo" -, respondí enérgicamente.

- "¡Ja! ¡No te preocupes por eso, soy fuerte! Pero, después de todo, no podrías comprenderlo pues una tonta que se pasa todo el día durmiendo no es capaz de vencer al más fuerte del mundo" -, dijo él, en un intento por atacarme. Pero entonces nuestras miradas cómplices se cruzaron, y ambos sonreímos al tiempo. Podía confiar en mi mejor estudiante. Lancé una carcajada, y di la vuelta para entrar nuevamente a la casa, camino a mi habitación.

- "Tampoco me subestimes, no olvides que soy tu maestra. Por favor, avísame cuando Kenshin regrese, iré a ordenar mi cabello" -

- "¡Qué bien! ¡No quiero una maestra fea!" -, gritó sin moverse de su sitio. Sonreí y entré a mi habitación.

Había mucha calma, y al bajar la tensión, mi cabeza automáticamente la buscaba de regreso. ¿Sería normal? No quería preocupar a mis amigos, pero muchas noches lloraba, y esas lágrimas no eran de tristeza sino de vacío; no sabía qué, pero lo necesitaba. Mi interior necesitaba algo por lo cual preocuparse, lógico, todo fue muy extremo con lo de Shishio, Enishi… Durante la noche, recuerdos venían y me veía en la necesidad de llorar. Sí, muchas veces volvía a sentir el miedo, terror, dolor e incertidumbre de esos días, y mi corazón se apretaba. Repetía mil veces "soy una chica fuerte, una chica firme, no puedo llorar como una niña"; entonces, mi mente volaba a otros problemas... No, mejor dicho, a otra persona... No me dolía pensar en su pasado o en sus vivencias de forma egoísta, no era la indicada para sufrir por una mujer que fue parte de su pasado o por las decisiones que él tomó. Era su vida, y en el momento en que lo acepté como parte de mi equipo lo hice en su totalidad, al igual que con el resto del "club", pero con él había una diferencia: Cada dolor y cada caída que vive o vivió en el pasado, se transforma en algo propio y personal para mí. No lograba comprender totalmente su sufrimiento, pero tampoco podía traspasar esa barrera e interferir en su proceso...

¡Maldición! No podía borrar su pasado, no podía eliminar sus cicatrices... Me tranquilizaba un poco el verlo más sereno en su relación con Tomoe-san. Le debíamos tanto... Pero, ¿algún día se perdonaría completamente por todo? No sólo es Tomoe-san, sino una vida llena de resentimientos de otros hacia él, y de mucho arrepentimiento. ¿Algún día se permitiría la felicidad total? ¿Desde el corazón? Se veía un hombre más tranquilo, reconciliado con muchas partes de su pasado... Pero, ¿cómo podía yo atravesar esa barrera, sin ser imprudente, para poder ayudarlo y ser parte de ese sentimiento de redención? Habría dado la vida por esa respuesta... Sólo me quedaba sonreír lo más profundamente posible, y entregarle una pequeña felicidad auténtica cada día.

Con ese pensamiento en la cabeza, el cual siempre me atormentaba, terminé de peinar y atar mi cabello. Estaba lista para otra sonrisa. Entonces escuché a Yahiko:

-"¡Fea! ¡Ha llegado! ¡Apresúrate o no hay desayuno!" -

Mis manos golpearon levemente mis mejillas. Era hora de pensar en forma positiva si quería darle una alegría. Corrí la puerta de mi habitación, con la intención de salir camino a la cocina, y me encontré con él, que también iba en esa dirección, con una pequeña canasta.

- "Kaoru-dono, buenos días. ¿Se siente usted bien? Como aún no se levantaba, fui por unas verduras para el desayuno, espero no le moleste el retraso, pronto estará todo listo" -, me saludó con una mirada tranquila en esos ojos tan profundos, encantadores y misteriosos. Entonces, sonreí desde lo más profundo de mi corazón.

- "¡Kenshin! No te preocupes, muchas gracias. Vamos, te ayudo a terminar las cosas en la cocina" -. Ambos caminamos hasta la cocina, dispuestos a terminar la labor que él había comenzado. Kenshin me daba las instrucciones necesarias para que todo quedara perfecto -no es que yo sea muy experta en esto-, mientras se generaba un entretenido y tranquilo ambiente familiar. Me gustaban mucho estos momentos, como si todo desapareciera...

- "¡Ey! ¿Falta mucho? ¡Muero de hambre!" -. Yahiko entró corriendo a la cocina, sacándome de mis pensamientos. Antes de darme la oportunidad de responder algo que hiciera enojar a Yahiko, Kenshin adelantó una explicación, pero con palabras que nunca habrían salido de mi boca:

- "Lo siento, Yahiko. Se ha retrasado el desayuno por lo de las verduras, pero siéntate, ya está listo" -

- "Te advierto que si Kaoru ha cocinado algo del desayuno, no lo comeré porque terminaré intoxicado y ahora no está Megumi para curarme" -, amenazó el chico.

- "Te sorprenderás, no encontrarás diferencia alguna entre lo que cociné yo o lo que preparó Kenshin" -, respondí muy segura, y es que, siguiendo sus instrucciones, todo era mucho más fácil, e incluso yo misma me sorprendía con mis avances en la cocina gracias a él.

Pronto estábamos desayunando, mientras Yahiko comentaba que iría al Akabeko a ayudar con la reconstrucción del lugar, pues aún faltaban algunas cosas, y necesitaba salir temprano. A los pocos minutos mi alumno iba encaminándose a dicho lugar, donde seguramente se encontraría con Tsubame, Tae y su hermana gemela, Sae, quien había viajado desde Kyoto para ayudar en los trámites y trabajos de la reconstrucción del negocio familiar.

Terminado el desayuno, Kenshin limpió la cocina mientras yo preparaba el agua para lavar la ropa. En tanto terminó de ordenar, salió al jardín y me pidió le dejara el resto. Llevó la ropa y comenzó el lavado, mientras yo, fascinada, me quedaba sentada en la entrada de la casa observando la escena. Al parecer en un momento se sintió incómodo o algo, pues me miró, de una forma diferente.

- "Kaoru-dono, ¿ocurre algo?" -. No supe bien qué responder. Algo nerviosa, dije lo primero que se vino a mi cabeza, aunque descubrí que era totalmente real...

- "No, Kenshin, simplemente es muy extraña para mí toda esta tranquilidad. Ya no está el ruidoso de Sanosuke, Megumi tampoco... Es un poco solitario" -

Me sentí triste y nerviosa al recordar sus propias palabras...

- "Tú lo dijiste el día anterior al duelo con Enishi, cada uno tiene un camino, y debe seguir su vida... Es un poco triste, pero las cosas son así... No me agradó comprenderlo de esta forma... " -.

Sentí que su mirada cambió aún sin verlo, pues algo hizo que fijara mi mirada en mis pies, mientras mi mente recordaba ese día. En aquella oportunidad, él me aseguró que este era su hogar...

- "¿Se siente triste por eso, Kaoru-dono? No debería... Intentan encontrar las respuestas de sus vidas, y atarlos a un lugar sólo lograría generar sentimientos oprimidos para ellos. Sólo podemos tener buenos deseos para nuestros amigos; aunque me gustaría que las cosas fueran como usted quiere, y así vivir todos juntos. Pero confío en el potencial de cada uno, y sé que pueden ser felices. Realmente nunca estaremos tan lejos de ellos" -

Él tan sabio, yo tan niña… Sentí como si estuviera recibiendo un sermón de mi padre. Recordé nuevamente ese día anterior a la batalla contra Enishi: Le dije que quería estar para siempre a su lado. Y cuando se lo dije, no pude con mis nervios, no sé por qué. Él cruzó su brazo en mis hombros, y me dio a entender que no se iría, que éste era su lugar. Esperaba que así fuera, aunque tuviera que vivir eternamente una vida en base a su redención.

Levanté la mirada, y me encontré con esos hermosos ojos, que me sonrieron, entregándome confianza y tranquilidad. Lo único que le pedía a la vida era tener esos ojos cada día y para siempre.


Y bien, he reescrito este fic por recomendación de MAEC, y creo que queda mucho mejor así!

Voy a dejar a continuación lo que había escrito en la versión anterior.

¡HOLA!

Tantos años… SI! Tantos años. Cuando escribía en este sitio, era una adolescente (bueno, bueno… pasadita) y no puedo creer la cantidad de años que han pasado :S

Muchos de ustedes no me conocerán, pero no importa.

Kenshin sigue siendo mi serie favorita, y no puedo despegarme de eso!

Hoy, siendo adulta, me complica un poco el tema de los tiempos, pero mientras pueda, escribiré.

"OJO, ESTA HISTORIA ESTÁ BASADA EN EL MANGA". Esto ha salido luego de pensar en cómo avanza la relación de estos dos. Y es que son tan tontos, ¡Dios mio! Pero se entiende hasta cierto punto. Es la época, las vivencias, las edades… Creo que he intentado que la relación avance un paso más adelante, sin pasar al OOC, y es lo que quería! Ustedes dirán si es así o no. Creo que Kenshin es una persona con muchos sentimientos y un enredo dentro, y si no es bueno hablando, es por su forma de ser. No me gusta cuando muestran a Kaoru molesta por el "-dono", pues es su forma de relacionarse con todos en general, no la está alejando con eso. Kenshin es un espadachín, son personas dispuestas a servir y a morir por ello, y es la forma de vida que llevan, eso no lo cambiará Kaoru, la idea es que se acepten como son.

Por otro lado, Kaoru es una chica que ha crecido huérfana, y siente gran soledad, no creo le sea fácil ver salir a sus amigos de su vida. Pero también creo que sabe "ponérselas bien puestas", y puede salir siempre adelante.

Es por eso que esta dupla me FASCINAAAAAAA ¡y los amo!

Bueno, espero sus rr! Estoy contenta de haber vuelto, y siempre leo las historias que publican! Sobre todo si es un KenKao :D

Un saludo a todos, y nos vemos pronto. Se despide: Naty, Hana, como quieran llamarme :D