Antes que nada debo decir que los personajes son todos de Collins.

Se que esta muy corto pero es el primer fic que subo de Finnick y Annie, necesitaba tener uno que ellos en mi pagina de Fanfiction. Espero lo disfruten.


Finnick se concentraba en las estrellas que adornaban el distrito 4, estaba dispuesto a contarlas si eso lo hacía dormir un poco, pero cuando llego a doscientas se dio cuenta que su esfuerzo seria en vano. Jugo con la arena de la playa y se dejó caer sobre ella.

A veces olvidaba donde estaba y todo lo que había vivido, a veces a través de las olas que chocaban contra la orilla era capaz de sentir un poco de paz interna.

Siempre creyó que su belleza era un regalo para hacerle más fácil la vida y así fue, después de todo eso hizo que ganara los juegos pero ahora que está atado a un negocio que no desea ha pensado en deshacerse de ella.

Había intentado mantener con vida a sus tributos, de verdad lo intento, pero era inútil, aún no sabe si fue falta de entrenamiento o el hecho de que él no ponía mucho esfuerzo.

En la cosecha de los 70 juegos del hambre, vio subir a una pequeña joven de nombre Annie Cresta, casi puede jurar que el corazón se le partió en dos. La reconocía, ella vendía pescado junto con su padre, Finnick le había comprado muchas veces y siempre le despachaba con una sonrisa.

Ahora la sonrisa se había ido y las lágrimas corrían por sus mejillas.

Los juegos fueron aún más duros ese año, no podía apartar los ojos de la enorme pantalla, consiguió regalos para que Annie pudiera sobrevivir, pero sabía que no importara cuantas armas le diera ella no iba a usar ninguna. Cuando le cortaron la cabeza al chico de su distrito, Finnick quiso sacarla de ahí pero sabía que no podía.

Cuando averiguo que Annie era la única que sabía nadar, hablo con Snow.

-Debes querer mucho a esa niña, Finnick-

-No lo sé, Snow- murmuro Finnick

-¿Vas a aceptar el trato?-

-Sí, pero tú provocas ese terremoto-

-Trato hecho-

Y si alguna vez se preguntaron cómo es que Finnick Odair empezó a acostarse con las mujeres del capitolio fue para salvar a Annie, en ese momento cualquier precio le parecía bajo siempre y cuando pudiera ver viva a esa pequeña niña que ahora se mecía de un lado a otro.

Cinco meses más tarde Finnick estaba atrás de la puerta donde se encontraba su Annie, gritando una y otra vez.

-Annie… ábreme por favor…Annie- pero ella no abría en su lugar solo gritaba-Annie, soy Finnick, ábreme- y segundos después la puerta se abrió. El ganador de los juegos del hambre abrazo a su pequeña niña y la meció.

-Finnick haz que las voces paren- le rogo Annie

-Lo hare Annie, te juro que lo hare- Finnick no podía decirle en ese momento que la amaba así que se lo guardo, todo el amor que sin darse cuenta apareció- Voy a tratar de repararte Annie-