Coventry Carol

Resumen: Alter Universe. El tirano Rey de todo Hogwarts, luego de visitar el oráculo, ordenó a todo su ejército, ir de casa en casa asesinando a todos los varones primogénitos de Gryffindor, sin excepción. Slash.

Disclaimer: Como podrás observar querido amigo, éste fic nació a raíz de la historia que cuenta la matanza de las criaturas de Israel cuando, un rumor llega a oídos de Herodes, que dice: que un varón, nacerá para ser el nuevo Rey. Supongo que en medio de un ataque histriónico el hombre, decide mandar a matar a todo el mundo. Así que, la historia le pertenece a… ¿la historia universal? Y claro, Harry Potter a Rowling y compañía.

Notas de la autora: He aquí mi regalo de diciembre. Va a ser corto… y posiblemente lo termine en poco tiempo XDD. Ergh… de verdad espero, de veras de a veritas… Está en calidad de AU, y yo hago lo que a mí me de la gana con la historia aunque esté 'históricamente' incorrecto… ¿ok?

"Herod the King, in his raging,
Charged he hath this day;
His men of might, in his own sight,
All children young, to slay."

Prólogo: No firs-born to survive.

Todo el reino de Hogwarts estaba cubierto por una magnífica capa de nieve. El escarchado elemento adornaba los techos, inundaba las calles, y mientras los adultos refunfuñaban por el mal clima. Todos los niños sonreían alegres, los gritos infantiles se esparcían por todo el lugar, en cada juvenil respiro se podía sentir el espíritu navideño.

Una mujer de llamativos cabellos rojos y encandiladores ojos verdes, se encontraba sentada en un banco cualquiera en el Parque Central de Gryffindor. Sobaba su vientre ausente, mirando a todos aquellos niños correr y jugar y armar jaleo…, en fin, lo que todo niño suponía debía de hacer a esa edad. Bajó la mirada y una sonrisa se formó en sus labios, ¿Cómo sería su pequeña, o pequeño? Dejó su mente volar, lejos, tan lejos como pudo, imaginándose el futuro. Torció una mueca al recordar que lo único que opacaba su felicidad era el Rey de Hogwarts. El Lord en la oscuridad, como todos le llamaban, aterrorizados de pronunciar su nombre. Voldemort, para los más avezados que expresaban su descontentos pudiendo terminar con pena de muerte o pagando un alto precio por su altivez.

Observó a un gallardo hombre de cabellos negros alborotados y vivaces ojos almendrados, acercándose. A su lado, como siempre con esa sonrisa cálida, su mejor amigo. Un hombre apacible, vapuleado por la vida, pero si algo lo caracterizaba era su terca obcecación a sobreponerse, lográndolo lo mejor que podía…, siempre le había gustado como brillaban con brío, bajo la tristeza, sus ojos dorados. Alzó una ceja buscando con la mirada a alguien que, no terminaba de entrar a su campo de visión.

— ¿Cómo está la mujer embarazada más preciosa del mundo mi luminiscencia de ojos verdes?

— ¿Dónde está Sirius? —Soltó sin podérselo creer. James Potter, hizo un puchero.

— ¿Buscas a mi hermano antes que a mí, mujer?

— Dado que siempre van juntos, sí. Busco a tu hermano primero que a ti, hombre. Hola, Remus.

— Buen Día, Lily —Contestó al saludo, sonriente.

— ¡Bueno! ¡Aquí está tu caballero de dorada armadura que viene a llevarte a casa mi hermosa Rapunzel de cabellos rojos!

— ¿De dónde sacas tantos sobrenombres?

— ¿Será mi espontaneidad? No importa. ¡Vamos Moony, mi fiel escudero! ¡Alcemos a la hermosa princesa!

— ¿Me viste acaso cara de Sirius, o qué? —Preguntó alejándosele un poco—. Además, me parece que Lily puede caminar sola.

— Nadie me aprecia… ¡Siry! ¡¿Dónde estás, sol que calienta mis días?! ¡Aparece! ¡Azúcar de mis caféces mañaneros! —Gritaba poéticamente, al mejor estilo de Hamlet. La gente que pasaba por allí, aparte de mirarles extraño, se alejaban ante el arranque poco cuerdo de aquel desconocido.

En él mismo momento en el que Remus iba a evitar que James siguiera haciendo el ridículo, y alguien que no soportara las bromas del tipo pesadas decidiera llamar a un guardia, apareció corriendo bastante desaforado hacia ellos, alguien que se les hacía conocido.

El ojidorado apartó a su amigo pelinegro, y observó que era Sirius quién corría como si no hubiese mañana, estaba pálido a morir, traía un papel estrujado en la mano y parecía estar en shock.

— ¡Mi vida! ¡Te he llamado con el pensamiento! —Dijo lanzándosele a los brazos, ajeno a la actitud desencajada que presentaba el hombre de ojos grises y cabellos azulados.

— ¿James? —Desgranó deteniéndose de pronto y regresando a la realidad de momento.

— Sirius, ¿Qué sucede? ¿Por qué tienes esa cara de muerto?

— Pad, ¿Estás bien? —Preguntó enseriándose.

— James, ha… ocurrido una desgracia…

— ¿De que hablas? —Se introdujo en la conversación la ojiverde.

— Estaba hablando con… con Regulus… y…

— ¡Y qué! Vamos hombre, habla, ¿Qué sucedió? ¿Quién murió? —En ese momento, Lupin observó como un hombre de aspecto sombrío y túnica negra, se acercaba con una sonrisa desfigurada en el rostro.

— Shh —Les calló—. Mortífago —Susurró impotente y con rabia mal contenida.

— Vamos a casa —Recomendó el pelinegro ayudando a su esposa a caminar…

1

En las sombras pétreas y sin aparente fin, de un templo pagano, una voz se escuchaba en una especie de mantra repetitivo.

Ningún primogénito sobrevivirá… la luz ha nacido…

TBC