Disclaymer: Todo lo usado en esta historia es de J.K. Rowling.
Nota:
¡Hola! ¿Cómo están? Hace mucho que tenía esto escrito pero no me animaba a publicarlo… menos mal que la autora Pekis Fletcher (recomiendo todas sus traducciones) me dio ánimos en verano… hace como medio año pero no me olvido! Gracias, Pekis.
Aclaro que esto es un EWE y los momentos Romione del libro hagan que no existen… ¡nada más! Que disfruten.
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…
-¡Ginny, no!- Decía Hermione Granger mientras su mejor amiga la intentaba arreglar para la fiesta del primer aniversario de la caída de Voldemort, al cual Hermione no quería (pero debía) ir… en realidad no le gustaban las fiestas, de ninguna naturaleza.
La pelirroja la miró haciendo pucheros y dijo.
-Si me dejas arreglarte, le voy a hacer un hechizo multiplicante a ese libro que tanto quieres tener y no consigues…-
Aquello fue suficiente. Con la sola mención del libro, Hermione dejó que Ginny la arreglara todo lo que quisiera.
…
La fiesta estaba siendo muy "divertida". Para suerte de unos y desgracia para cierta chica, los discursos habían sido cortos y la fiesta en serio había comenzado.
Pero, para Hermione, aquel día no era para festejar… o ninguno lo era. Ella miraba a Harry con Ginny y a Ron con Lavender y se lamentaba porque sabía que siempre estaría sola… no era que los pretendientes le faltasen pero Hermione no quería estar con otro hombre que no fuera él…
"¡No sigas por ahí!" la retó su conciencia, pero aun así la chica comenzó a soñar despierta con ese rubio al que amaba… porque sí, lo que solo Ginny sabía era que Hermione estaba enamorada de Draco Malfoy desde primer año, aunque por aquel entonces no supiera que era el amor.
Así que, gracias a esto, Hermione se estaba pasando la noche sentada en la barra, trago tras trago.
-Granger—una voz (su voz) la sobresaltó.
"¿Por qué a mí?" se lamentó la chica antes de girarse.
-Hola, Malfoy—dijo ella, con indiferencia fingida.
-Me pregunto… ¿qué hace un ratón de biblioteca como tú tomando?—dijo Draco, mirándola divertido.
-¿Y a ti que te importa Hurón?—dijo Hermione molesta, usando aquel viejo y quemado apodo de cuarto año.
-Si no me dices…—contestó Draco, y a Hermione el mundo se le vino encima cuando lo notó… esa sensación en su cabeza, que solo podía significar una cosa… una cosa que ella no podía detener, ya que no sabía poner en práctica la legeremancia… y ¡Draco Malfoy estaba mirando todo! Sus recuerdos, sus sueños y fantasías y, más importante, sus sentimientos.
Así que, llorando de la humillación, no pudo hacer otra cosa que levantarse e ir al baño lo más rápido que pudo.
Cuando llegó, lo único que se le ocurrió hacer fue vomitar todo lo que había bebido, hacerse un hechizo para no ensuciarse y, acurrucada en el suelo, romper a llorar por su mala suerte… Malfoy seguro la molestaría de otras maneras peores y ella terminaría destrozada… ¿qué otra cosa iba a hacer él si ella era una sangre sucia?
-Por qué lloras, Hermione?—la chica sintió su voz detrás suyo también, pero esta vez, a diferencia de la barra, no se sobresaltó.
-¡Malfoy! ¡¿Qué estás haciendo aquí?! ¡Este es el baño de mujeres! Dijo, levantando el rostro e intentando disimular su profunda tristeza.
-Sí, ya lo sé, vi el cartel cuando entré… pero gracias—dijo Draco, con una mueca sarcástica que borró al instante. –He visto todo lo que pensabas… nada es como crees dijo él, levantando su barbilla para que ella pudiera mirarlo.
-¿Ah no Malfoy? ¿Entonces cual será tu forma de molestarme?—
-Yo también Hermione—contestó él antes de besarla.
Y Hermione se lo devolvió, con todas las ganas acumuladas durante 8 años… pero después de un momento se apartó, diciendo.
-¿Estás seguro de que no es una broma?—
-Mira en mi mente si quieres—dijo él.
Hermione sabía que, si el oclumántico ofrecía su mente, no hacía falta saber legeremancia para leerla. Así que Hermione, de ese modo, supo la verdad… que él durante todos estos años había correspondido sus sentimientos quizá con mayor intensidad, aunque ella no creía que así fuese. También vio su dolor cuando la molestaba y, que al último, solo lo hacía para llamar su atención… por último, vio sus ganas de ayudarla (y su desesperación y dolor al saber que no podía) mientras ella era torturada en su mansión.
Aquello fue suficiente para que Hermione le creyera.
Tras esto, el la miró y dijo, sonriéndole.
-Ben con migo—
Ella asintió y él le tomó la mano para desaparecerse, no sin antes aclararle.
-Por cierto la mansión ahora es de mis padres… yo vivo en un departamento, tampoco quiero volver ahí—
Un segundo después, ambos se desaparecían rumbo a la casa de Draco… y rumbo a una nueva vida que compartirían.
Desde ese día, Hermione no volvió a lamentarse por su situación sentimental.
…
Personalmente no me gustó… para mí es demasiada cursilería, yo soy más de la acción… pero bueno ¡es lo que hay!
Tengo un par de epílogos pensados para publicar, momentos de la pareja que por lo menos para mí son importantes… ¡si ustedes quieren los publico!
Bueno me voy yendo… ¡chau, besoss!
