HÁBLAME BAJITO.
Capitulo 1: Destino.
Frente al espejo, llevando su reluciente vestido blanco se encontraba una bella joven de esbelta figura y cabellos dorados que le cubrían casi toda la espalda llegando a la cintura. Tenía aproximadamente unos 20 años.
Llevaba en su mano derecha el brillante anillo que daba a conocer su condición de comprometida y en su mano izquierda cargaba un ramo con rosas rojas, blancas, y rosadas. Cada una con su propio significado distinto. Las rojas de pasión, las blancas por la pureza del amor y rosadas por la inocencia y ternura que se transmite en una relación.
En su cabeza traía una corona discreta, y de ella colgaba un velo blanco siguiendo el mismo camino que recorría su largo cabello.
Mantenía la vista fija en el reflejo del espejo con un semblante serio y pensativo, pero luego sus labios se curvaron en una leve sonrisa, se miro el vestido y después miro nuevamente el espejo, susurro:
-Sólo queda un mes.-
-Se ve que estas ansiosa Anna.-dijo una joven de rosados cabellos que entraba a la habitación.
-Sólo un poco. Apuesto que tu estarías exactamente igual si estuvieras a semanas de casarte Tamao.-
-Si.- Tamao río- Pero a ti aun te falta un mes.
-Lo sé- comentó Anna suspirando- Pero a veces siento como si fuese a pasar mañana.
Con cuidado Anna se quito el vestido y lo guardo donde correspondía. Luego empezó a colocarse la ropa con la que normalmente salía: unos jeans y una playera de color verde agua.
Tamao la miraba divertida. Aunque Anna no lo dijera se encontraba muy nerviosa y deseaba con todas sus fuerzas y alma compartir su vida con el hombre que amaba.
Anna se encontraba terminando de depositar su vestido en el closet cuando de sus labios salio un grito y su cuerpo cayo inmóvil y con un gran estruendo al suelo.
-¡Anna! ¡Anna! ¿Te encuentras bien? ¡Anna me oyes! ¡ANNA!.- grito alarmada Tamao mientras tomaba la cabeza de Anna tratando de hacerla reaccionar.-
Se angustio aun más al ver que Anna no respondía. Siguió moviéndola y llamándola tratando de conseguir reanimarla con eso.
-¡Anna! ¡Anna!.-
Lentamente Anna comenzó a despertar. Al darse cuenta en el estado nervioso que estaba su amiga le dijo:
-No te preocupes Tamao. Estoy bien.- le expresó Anna en un intento por calmarla.
-¿En serio te encuentras bien?- pregunto aun angustiada la pelirosada.
-Si, si no te preocupes fue solo…un dolor.- respondió Anna incorporándose con ayuda de su amiga.- Debo irme. Nos vemos luego amiga.-
- Nos vemos luego.- dijo Tamao no completamente convencida de que su amiga realmente se encontrase bien.
Anna con algo de cuidado y con ayuda de Tamao tomo sus cosas y salio de la habitación. Tamao la vio salir y perderse en el pasillo…Pero lo que escucho le heló la sangre.
Un nuevo grito de su amiga y un fuerte golpe en el piso…
Nunca sabrás cuanto tiempo te queda en realidad…
Eran cerca de las seis de la tarde cuando decidí salir por la gran puerta del hospital. Llevaba los ojos hinchados y la cabeza me dolía de tanto desahogar mi pena a través de las lágrimas.
Me había dirigido muy temprano al hospital en busca de los resultados de los análisis que unos días antes me habían practicado y que hoy me daban a conocer la causa de mis dolores. El doctor Fausto VIII el cual era un gran amigo de mi prometido y mío, se estaba haciendo cargo de mi caso y me había ayudado a sobrellevar los continuos dolores de cabeza que cada vez me atacaban con mayor fuerza y frecuencia.
A penas había avisado de mi llegada a la recepcionista del hospital, cuando Fausto me invito a pasar a una habitación y a tomar asiento en una de las sillas que el había dispuesto para mi. Se veía cansado y acongojado, la falta de sueño se reflejaba en su cara. Puso sus manos en ambas sienes y con voz cansada y triste dijo:
-Anna, soy tu amigo y te aprecio- levanto la cabeza para mirarme a los ojos- Y me causa dolor y es bastante difícil para mi decirte esto…- Tomo aliento y extendió la manos pidiendo la mía con un gesto- Tienes un tumor cancerigeno en el cerebro.
Me sobresalte y en un impulso me levante de la silla. Aleje la mano de Fausto con violencia y como un león enjaulado comencé a dar vueltas por el despacho del doctor.
-¡No puede ser verdad! ¡Debe de haber un error!- chille dando vueltas por la habitación para después de plantarme al frente del escritorio y golpearlo con ambas manos-¡Debe de haber un error! Dime por favor que es una equivocación…
Fausto me miró con tristeza y compasión. Tratando de calmarme se puso a mi lado y con las manos me palpo los hombros.
-Es imposible Anna. Todos los análisis que te practicamos nos llevaron al mismo resultado. En verdad lo siento mucho Anna.-
Me aleje unos pasos de Fausto. Las piernas me temblaban y caí pesadamente sobre mis rodillas cerca del escritorio del doctor. Con la cabeza gacha y mi rostro cubierto por mi cabello, pregunte con voz trémula:
-Dime Fausto, siendo lo que tengo un tumor, puede ser operable como en muchos caos. En mi situación este tumor puede operarse ¿Verdad?- levante la mirada y repetí- Se puede hacer ¿Verdad?-
Fausto esquivo mi mirada y un silencio incómodo y la ves tenebroso se hizo presente en la habitación. Yo ya había entendido que mi respuesta estaba en ese maldito silencio. Un rotundo NO sin palabras…
Volví a bajar y tapar mi rostro. Deje que las lágrimas corrieran libres por mis mejillas. Fausto me dejo llorar sin interrumpirme acompañándome en silencio.
Transcurrieron varios minutos y me levante de donde estaba, vi los papeles de los análisis sobre el escritorio. Los tome y me gire para quedar frente a frente con Fausto y sin muestra de emoción alguno le pregunte:
-¿Cuánto tiempo?-
Fausto me miró por un instante y respondió con voz apagada.
-Dos meses, tres si tenemos suerte con el tratamiento.-
Sonreí con sarcasmo y mis ojos se llenaron de lágrimas nuevamente.
-Dos meses.- repetí – Dos meses… ¡Ja! ¿Sabes que es lo peor de todo esto Fausto?-
-No.- me respondió con voz estrangulada.
-Lo peor…- tome un poco de aire.- Lo peor es que estaba a unas semanas de cumplir mi sueño y ser feliz con el hombre que amo.-
Mi voz se quebró en el ultimo instante, agache mi cabeza y vi en mis manos el brillante anillo de compromiso que meses antes mi prometido me había obsequiado.
Nuevamente las lágrimas recorrieron mis mejillas mientras de mis labios escapaba con un sollozo el nombre de aquel al que yo amaba.
Pasé gran parte del día discutiendo con Fausto sobré algún tratamiento que alargara unos meses más lo poco que me quedaba de vida. Ambos sabíamos que los dolores de cabeza que ahora tenía no eran nada comparado con los que vendrían con el tiempo.
Se estaba haciendo tarde cuando Fausto me pregunto:
-Anna ¿Le dirás a ÉL?- pregunto Fausto leyendo mis análisis por enésima vez.
-Fausto, dime una cosa ¿Le dirías a la persona a quien más en este cochino mundo que sólo te quedan dos meses de vida…- pregunte con sarcasmo- y con mayor razón cuando estas a menos de cuatro semanas de casarte con esa persona?-
Fausto se quedo callado y no respondió a ninguna de mis interrogantes. Cansada me gire hacia la única ventana que había en esa blanca habitación y vi como el cielo se tornaba de un color anaranjado. Había desperdiciado un día entero buscando una cura a algo que ni si quiera la tenía.
Sentí como en mi garganta se formaba un nudo y en mis ojos algo húmedo se acumulaba. Me quede quieta y poco a poco las lágrimas recorrieron mis mejillas por cuarta vez en el día. Con una mano las borre de mi rostro y me puse de pie. Sin dar media vuelta ni dirigirle ni una palabra de despedida al doctor salí con un portazo de la habitación.
Alcancé a percatarme de lo que Fausto dijo en voz baja antes de que saliera de la habitación: "Él debe saberlo Anna, ËL TIENE QUE SABERLO". Pero no; no estaba dispuesta a decírselo y hacerlo sufrir con la ingrata noticia de mi enfermedad y mientras me quedaran fuerzas para evitarle la verdad y así su sufrimiento, yo callaría.
Apenas cruce el umbral del hospital comencé a correr sin rumbo fijo. Pero mi carrera termino cuando me di cuenta en donde inconscientemente fui a parar.
Mire el lugar y los recuerdos me hirieron como una vil y letal flecha al corazón…
"El Parque poseía una laguna y en sus alrededores podía verse una joven de rubios cabellos abrazada al cuello de un fuerte joven de pelo castaño que la abrasaba posesivamente de la cintura. Aparente tenían la misma edad, quince años por lo mucho. Se acercaban con nerviosismo. Y lenta y cuidadosamente sus labios se unieron en una tierno pero inexperto beso."
"Siguieron besándose por unos momentos hasta separase por falta de oxigeno. Separaron sus labios con cuidado disfrutando el dulce momento posterior al beso. Abrieron sus ojos para que así sus miradas chocasen y se susurraron al unísono un claro TE AMO"
Me acordaba de aquel momento cada vez que rozaba sus labios. Aquel había sido mi primer beso y la laguna el único testigo. Camine hacia la baranda que estaba al borde de la laguna y apoye mis manos allí.
Decidí quedar, me a observar como la superficie del agua bailaba por el compás que marcaba el viento y mis ojos llenaron de lagrimas. No las retuve y deje que salieran mientras en mi cabeza se repetía una y otra vez la frase que había marcado mi destino "Dos meses".
Mientras lloraba y pensaba, para mi no existía nada a mi alrededor y no me di cuenta que alguien me vigilaba de cerca. Se encontraba a mis espaldas y en un rápido y delicado movimiento rodeo mi cintura con ambos brazos. Me asuste, pero mis nervios quedaron de lado y la nostalgia me invadió cuando una conocida voz me susurro bajito en el odio: "TE AMO ANNA"
Continuara…
Notas de autor: ¿Aburrido?... Bueno espero que haya sido de su agrado el primer capitulo de este fic que hice con una amiga (Nicky!! ) en mis tiempos de ocio en la escuela. En serio espero que les haya gustado y muchas gracias por leer. ^^
PD:A las personas que leen mis demás fics les quiero pedir perdón de rodillas por dejar las historias abandonadas por tanto tiempo. TT^TT . Les juro que pronto actualizare los fics!! Jajajaja… ^^
Gracias por leer, se cuidan todos, besos. BYE! xD
