La tercera esposa.
La miro correr por el bosque riendo como siempre, la contemplo esquivar ramas, saltar troncos y evitar todo tipo de obstaculos mientras jugaba con sus hermanas una carrera por el bosque. Milenajsh usaba su tipico atuendo que la cubria lo suficiente, el pelo negro ondulado y suelto hasta las rodillas se movia con gracia sobre sus hombros y espalda mientras andaba. Su risa le resultaba la cosa mas bella del mundo, como la melodia mas sagrada que los espiritus le regalaron.
Milenajsh era su tercera esposa, pero era difinitvamente la mas encantadora. De ojos negros profundos, piel dorada, alta y esbelta. Dulce como mujer, salvaje en la lucha, mordaz de lengua, guerrera por naturaleza y sumamente terca, asi era ella. Pero a pesar de todo para Ephraim ella era la criatura mas noble y bella del mundo. Se detuvo al verlo frente a ella con el ceño fruncido, pronto sus hermanas desaparecieron ahuyentadas por la cara del jefe quileute. Pero apenas estas se fueron, Milenajsh se acerco a el, beso su ceño fruncido, acaricio su mejilla y le sonrio, pronto, ya no fruncía mas el entrecejo.
-Ya no eres una niña ¿Por qué corres como un ciervo asustado?- Le interrogo y ella rió.
-No, no soy una niña, y corro por diversión.- Le respondio y aunque para él su respuesta no era valida, la dejo pasar, la abrazo y planto un beso en los carnosos labios de la nativa.
Ephraim sabia que eso no era solo amor, no, eso iba mas allá del cariño. Era puramente necesidad, una necesidad agobiante, urgente. A tal punto la amaba, la deseaba e incluso adoraba que decidio emvejecer y morir con ella, porque no podia hacerce a la idea de un mundo sin Milenajsh. La contemplo de nuevo, se sabia de memoria casa onda de su pelo. Sus compañeros de manada no entendian lo que ellos llamaban obsecion por ella, un amor desenfrenado y puro. Puro porque lo que deseaba era protegerla de niña y tomarla al ser mujer, no era incesto ni pedofilico. No, tan increíble y profundo era que necesitaban otra palabra para referirse a el, asi que la llamaron "imprimación" Aunque a él le resultaba tonto ponerle un nombre a algo indescriptible.
