nOta iMpOrtAnTísImA: ok. Va. Me dije a mí misma ¿por qué demonios no? A todos los que ya habían leído este fic antes, por fuerzas de causa mayor desapareció de mi cuenta y por desgracia no tenía un borrador guardado (tonto de mi parte, cierto) Esto es la re-escritura modificada (xq mi memoria no es tan buena) y creo firmemente que podría salir para mejor. De cualquier modo planeo mantener la esencia del fic. Ojalá lo disfruten así. Y para los que no lo habían leído antes… denle la oportunidad. Estoy segura que va a gustarles :D
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"PLAN MACABRO"
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1. CAFÉ POR LA MAÑANA
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El café tenía una pinta bohemia clásica, se encontraba ridículamente cerca de su casa y el capuccino irlandés era una maravilla que sobrepasaba los estándares humanos (al menos los de ella) en cuanto a sabor se refería.
Por eso (y no por nada más) este lugar se había vuelto el santuario predilecto de Hermione Granger.
Y un santuario (como la gente supone y el mismo diccionario define) es un lugar de descanso, paz y meditación.
-Hola, preciosa-
Sin levantar la mirada del pesado libro frente a ella, Hermione Granger reconoció al individuo sin tener que verlo.
Esa voz, siseante, engreída, cargada de narcisismo y pretensión no podía ser de otro más que de…
-Malfoy- susurró molesta.
Sin esperar señal alguna (o invitación) Draco Malfoy tomó la silla enfrente del asiento de la castaña y se sentó.
Hermione no levantó la mirada. Decidió que si lo ignoraba, el rubio tal vez desaparecería (la magia si existía después de todo)
Mientras intentaba leer, dicho sujeto levantó la mano e hizo su pedido a la mesera.
-Y Granger- comenzó a hablar mientras ella seguía enfrascada en el libro -¿Hay alguna enfermedad en tu familia de la que debiera yo preocuparme?-
Le tomó un segundo a la castaña asimilar la oración del rubio y de inmediato despegó la mirada del libro y la clavó en él -¿Disculpa?-
-Tu familia- recalcó, mientras le entregaban una humeante taza de café -¿Tienen los Granger alguna enfermedad hereditaria de la que debiera yo preocuparme?-
Hermione frunció el ceño e hizo el libro a un lado –Malfoy, ¿te sientes bien?-
-Ya sabes, de las graves- continúo como si nada –Como diabetes o padecimientos cardiacos-
La castaña inclinó la cabeza a un lado –Pues mi abuela tenía hipertensión…- contestó confundida (por él y por ella, ¿qué tenía que andarle contestando al hurón?)
Draco Malfoy asintió, llevando la taza humeante a sus labios y dándole un sorbo –Y de enfermedades mentales, ¿nada?-
Hermione bufó impaciente –Malfoy, ¿es este algún nuevo jueguito tuyo de 'molestemos a Granger' hasta dejarla loca?-
El rubio sonrió –No- le contestó, agrandando la mueca –Pero si también está haciendo eso, pues bienvenido sea…-
-¡Malfoy!- gritó exasperada, atrayendo la mirada de varios otros clientes y unas cuantas meseras -¿Qué demonios quieres?-
Draco Malfoy tranquilamente regresó a su taza y le dio otros dos sorbos, mientras Hermione lo miraba entre incrédula y asesina.
-¿Y qué edad tienes?- le preguntó serio.
Ella prácticamente escupió el café que traía en la boca –Merlín que esto no está pasando…- tomó una servilleta y se limpió el mentón –Fuimos juntos a la escuela- siseó acalorada –La misma que tú, Malfoy-
Él sonrió –Te ves tan linda cuando escupes el café por las mañanas- le dijo mientras le guiñaba un ojo.
-Malfoy tu…-
-¿Y para cuando crees tú que te salgan arrugas?-
-¡¿Disculpa?!-
Draco Malfoy tomó la taza sin darle un sorbo –Una mujer segura de sí misma no teme contestar ese tipo de preguntas, Granger-
La castaña respiró hondo, intentado calmar al homicida que llevaba dentro (y que quería salir tan desesperadamente en estos momentos)
-¿Cuándo crees tú que me salgan arrugas a mí, Malfoy?- le preguntó entre perversa y desquiciada.
-Oh no- rió el susodicho, meneando la cabeza –Ni creas que voy a contestarte a eso, Granger-
-¿Miedo, Malfoy?-
Draco sonrió –No tienes ni idea-
Hermione se relajó un poco en el asiento -¿Qué es lo que realmente quieres?-
-¿En general?- contestó – ¿O contigo?- sonrió lascivo.
La castaña rodó los ojos –Así no vamos a llegar a ningún lado- alejó la taza de capuchino irlandés ya frío y se inclinó sobre la mesa -¿Qué mierda quieres, Malfoy?- siseó irritada.
Draco siguió sonriendo –Eso es lo que me encanta de ti, Granger- comentó, alejando la taza de café también e inclinándose sobre la mesa –Eres peligrosa y vulnerable al mismo tiempo- se acercó aún más y rozó la mano de ella con la suya –Y sexy- sonrió lascivo –Es parte de todo tu encanto. Sin tomar en cuenta, por supuesto, el hermoso sonido orgásmico que haces por las mañanas al tomar tu café-
Hermione abrió los ojos como plato.
¡Ella no hacía sonidos orgásmicos cuando se tomaba su café!
-Malfoy- gruñó roja del coraje (y la vergüenza) –Déjate de hacerle de Platón y dime ¿para qué demonios tantas preguntas?-
Draco Malfoy no contestó. La contempló desde el otro lado de la mesa.
Una mujer hermosa, con carácter, inteligente, apasionada y con una sonrisa que mataría a cualquiera…
Meneó la cabeza y se concentró –Tengo una propuesta para ti, Granger-
-¡Ya te dije que no te voy a enseñar a andar en bicicleta!- exclamó agobiada.
Si ni siquiera ella sabía andar en esas cosas tan peligrosas…
Draco sonrió con una mueca de 'ya veremos' y se acercó un poquito más –No es sobre eso, exactamente-
Hermione respiró hondo -¿Entonces de qué se trata?-
Draco Malfoy pareció meditarlo y Hermione pudo observar por un instante, un pequeño, mínimo y mísero instante el rastro de inseguridad en esa mirada gris.
Y que Draco Malfoy, el ser más confiado (y ególatra) del mundo mágico tuviera esa mirada (por muy efímera que fuera) precisamente ahora…
Esto no pintaba nada bueno.
-Malfoy, ¿qué es lo que quieres?-
El rubio por fin habló –Granger, hay que tener un hijo-
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¡Besitos y feliz (casi) año nuevo!
(y si… no sé andar en bicicleta ¬¬ je)
Sari
