Esta serie de Drabbles intenta describir, desde mi punto de vista, la relación que tiene cada espíritu celestial con Lucy. Así que en cierta forma este mini fic es un tributo a los Espíritus Celestiales de Lucy que irán apareciendo, espero, por orden cronológico de cuando salen en el manga.

Aprovecho para dedicarle este fic a Miss Mantequilla, quién gracias a mi insistencia ha empezado a leerse Fairy Tail y es fan incondicional.

Ponte al día por fa plis.

Fairy Tail es obra del gran Hiro Mashima que me mata cada día más con cada cap del manga que publica.


Capítulo I: La dueña de los mares.

Aquarius siempre se acordaría de la primera vez que vio a Lucy Heartfilia.

La niña apenas tenía cuatro años y no era más grande que la punta de su cola. Su pelo rubio estaba atado por una pequeña coleta y su pequeña boca estaba abierta en una gran O.

— Tanto tiempo, Aquarius.

La sirena alzó su vista y se encontró con Layla Heartfilia sonriéndole ampliamente a un lado de la fuente.

Ella no contestó, al contrario, fulminó a su maestra con la mirada y clavó los ojos furibunda en la pequeña que no paraba de dar saltos con los brazos estirados y chillaba ¡Es una sirena! ¡Mira mami es una sirena!

Aquarius siempre había odiado la existencia de esa niña.

Porque la culpaba, la culpaba del retiro de Layla como maga, la culpaba de que ellas dos ya no pudieran vivir aventuras, la culpaba por haber relegado a su hermosa y fuerte maestra a no más que una esposa pasiva que se encarga del hogar.

Aquarius odiaba a Lucy y a Jude Heartfilia por haber atado a Layla y haberle cortado sus alas.

La espíritu estelar nunca le diría a Lucy que su perfecta y refinada madre nació en la calle, nunca le confesaría que había tenido que luchar, que robar, para sobrevivir. Nunca le mencionaría que ella llegó a sus manos porque le robó la bolsa al pirata que no debía. Lucy jamás sabría que sus padres se habían conocido porque Layla estaba intentando robar las mercancías que estaba transportando su padre.

Lucy nunca se enteraría de que su madre fue envenenada y su cuerpo quedó gravemente lastimado. Tampoco sabría que si Layla no hubiera tenido una hija hubiera vivido muchos, muchos, años más.

Es por eso, y mucho más, que Aquarius odia a esa pequeña.

Sabe que no debe, que en realidad es inocente y no tiene nada que ver con las decisiones de su madre.

Pero le duele, le duele ver los ojos marrones de ella, le duele ver su regia figura cada vez más definida en el cuerpo de esa niña. La mata lentamente ver su sonrisa y escuchar sus palabras de unos labios que no son los suyos.

Y es que Aquarius no pudo evitar acabar encariñándose de esa niña que le había robado a Layla.

Porque es imposible no encariñarse con Lucy Heratfilia, es imposible no amarla.

Y es por eso que Aquarius, en un momento de desesperación, en un momento de altruismo, en un momento de amor, le dice que rompa su llave.

Porque ella ama a esa pequeña niña y por Layla, por ella, no puede soportar que algo malo le pase.

Así que Aquarius, tan egoísta y mandona como siempre, hizo un sacrificio de amor por esa niña que odiaba y le había quitado a su persona más importante.

Aquarius amaba a Lucy Heartfilia.