Pequeño one-shoot acerca de los sentimientos de Tia. Esta es mi primera historia de Galactik Football, una serie que llevo años siguiendo. Está ubicada en la segunda temporada, cuando Rocket abandona el equipo para jugar al netherball. Espero que os guste.
Disclaimer: Ni Galactik Football ni sus personajes me pertenecen, son de Alphanim y France 2.
Cientos de personas la persiguen a diario por la calle, le piden autógrafos y fotografías. En el hotel, siempre acompañada por Micro-Ice, Thran o Mei, pasa las horas rodeada de sus compañeros. Ni siquiera en su habitación tiene una completa soledad, pues la comparte con Mei, y a menudo con D'Jock. No hay un solo momento del día en el que Tia no esté acompañada. Sin embargo se siente sola.
Todos la ayudan, lo puede ver. Micro-ice siempre está con sus bromas, y a veces consigue hacerla sonreír. Mark trata de ser su amigo, y se acerca a ella cuando esta sola. Yuki casi lo ha conseguido, con su buen humor y su carisma. Thran está ahí en todo momento, ya sea para hablar o para jugar a videojuegos. También sabe que si necesita un abrazo Ahito se acercará a ella para dárselo. Mei es su confidente, la saca de compras y la ayuda a superar los momentos más difíciles. Y D'Jock sabe como ayudarla a ser más fuerte. Son un equipo, dentro y fuera del campo.
Sin embargo, desde que el se marchó, nada consigue llenar los espacios vacíos que ha dejado. Los miles de momentos que pasaron juntos en la nieve, las tardes escondidos en Estadio Génesis, tratando de no ser vistos por sus amigos. Incluso los entrenamientos son diferentes cuando el no juega a su lado, siente su ausencia en el campo. Con su sonrisa tímida al marcar un gol, y sus ojos brillantes e ilusionados.
Se siente abandonada, solitaria y necesitada. Como si no supiera vivir sin el. Le añora cada noche que pasa sola, con la única compañía de su almohada húmeda por las lágrimas, cada día que se levanta y no tiene noticias de el. ¿De verdad no significa nada para el? Podía llegar a entender que se hubiera marchado, podía llegar a entender que quisiera dejar el football. Podría perdonarle todo eso. Lo que no tenía tan claro era si podía perdonarle su indiferencia o ese adiós definitivo tan impersonal.
Ella espera que vuelva. Cada día espera volver a verle entrar por la puerta de su habitación, pidiéndole perdón por el daño que le ha hecho, y susurrándole que aún la quiere. Sueña que todo ha sido un sueño, y que sigue a su lado como antes del día en que ella y su estúpida torpeza tropezaron para destrozar en pedazos los sueños de ambos. Pero cuando vuelve a la realidad, cuando pone los pies en la tierra, sabe que el no es así. Que ahora tiene otra vida, y que no volverá, ni siquiera por ella.
En ese momento se desploma, llora en su cama, mira sus vídeos y recuerda cuanto le quiere. Se tortura en silencio y soledad, hasta que alguien, Mei normalmente, aparece para sacarla de su miseria. Y así un día tras otro. Saca sus fuerzas de la ilusión de volver a verle, de que quizás todo vuelva a la normalidad alguna vez. Sin embargo, al verlo jugar al netherball, sabe que nunca volverá a ser igual. Porque el ya no es el mismo.
Y entonces es cuando toma la decisión. Sabe que tiene que ser fuerte. Ha pasado por cosas terribles esas últimas semanas, y ha aprendido que no puede depender de los demás para ser feliz. Y que si quiere que Rocket vuelva a su lado va a tener que pelear contra el. Contra esa parte de el que odia. Contra ese rencor y ese odio que le han llevado a lesionar a varios jugadores en un uno contra uno. Contra ese maldito orgullo de querer ser el mejor, y esa arrogancia de saberlo. Y lo más importante, si quiere volver a ver a Rocket, al de verdad, va a tener que vencer. Así que entra en la esfera y se prepara para enfrentarse a todos sus miedos.
