Advertencia: Posibilidad de OoC y excesiva dulzura. Sugar turu-tututu, oh honey honey~ (?
Musica de fondo: She will be loved- Maroon 5 (no me base en la letra, simplemente lo escuchaba mientras escribía esto).
Total de palabras (drabble): 393.
Espero que les guste.
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…*Adicto*…
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Suga se remueve sobre su cuerpo, con las manos apoyadas sobre su pecho y las piernas a cada lado de sus caderas, relamiendo sutilmente sus labios, hinchados, húmedos y exquisitamente enrojecidos, y pronuncia la palabra mágica lentamente, por lo bajo, como quien dice una promesa o cuenta un secreto, rozando efímeramente sus labios contra los de Daichi al soltar cada letra, porque el espacio es casi nulo y Suga no puede ni quiere alargar ni un solo centímetro más la pequeña distancia que hay entre sus rostros. Y Daichi siente una leve descarga eléctrica viajar desde su boca hasta el resto de su cuerpo al oírlo, incitándolo a apresar entre sus dientes el pliegue inferior del otro, jalando un poco y succionando con devoción de ese grueso trocito de carne, como si buscara extraer la dulzura que parece almacenar en su interior.
-Dilo de nuevo.
Lo ha pedido tantas veces en los últimos minutos que la palabra casi pierde el sentido, como si su significado ya no le perteneciera y sólo fuera una palabra más de las miles de millones que hay; rebajada a ser una simple combinación al azar que se dio entre esas dos sílabas. Pero Daichi necesita que Suga siga pronunciándola, como un adicto necesita que su traficante usual siga entregándole su adicción al final del día.
-Daichi.
Su nombre suena tan bien al brotar de sus labios, arrullador y azucarado en su justa medida, como si su voz fuera una anestesia para su devastado sistema, calmándolo e invitándolo a volar un rato entre las nubes.
-dilo otra vez.
Y otra y otra y otra y todas las veces que sean necesarias para que él este satisfecho. Pero ambos saben que eso nunca pasará, porque Daichi siempre necesitará de esas efímeras caricias que la boca de Suga le proporciona a la suya al cumplir su capricho, esos tímidos susurros embriagando sus sentidos y estremeciendo su pecho, como si cada dulce letra perforara su piel y bailoteara suavemente sobre su corazón, acelerando su respiración.
-Daichi.
Lo necesita como el enfermo necesita de su medicina o un fumador a su nicotina. Sin importar las veces que lo haga, ellos saben que nunca será suficiente y a ambos les gusta que sea así.
- Una vez más, Suga…
Es tan adicto a él. Y eso está bien.
-Daichi…
Porque a fin de cuentas, se trata de Sugawara. Él siempre le hará bien.
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Gracias por leer.
Espero nos leamos pronto. ¡Hasta la próxima!
Bel.
