HAIRY MAGIC
Capítulo 1: Huele a Nuevo Curso
En el instante en que Scott pone un pie en el Andén de la estación de Hogsmeade, algo en el aire le indica que ese año va a ser diferente. Algo hay en el ambiente, algo ajeno a los ruidos de los alumnos acarreando sus pesados baúles fuera del tren, algo que nada tiene que ver con las vociferaciones de su jefe de casa, Finstock, quien apresura a los de primer año para tomar el clásico desvío por el lago. No, es algo más. Sin embargo sus pensamientos quedan totalmente derrumbados en cuanto un pesado golpe en la espalda le quita el aliento, haciendo que gire para dar una mirada de reproche de Stiles, quien sonríe por completo despreocupado de haberle arrancado de su ensimismamiento.
—¡Amigo, Scott! No es por nada, pero no mires hacia atrás ¡no lo hagas! —pero Scott ya está mirando, poniendo una pequeña mueca de decepción al ver como Allison Argent ríe tomada de la mano de Isaac Lahey, que por la forma en que la mira, cualquiera creería que la Gryffindor es medio veela. No lo es, aunque su belleza si puede parecer sobrenatural a veces—. Yo te dije que no mirases. Ahora deja de poner esa cara de cachorrito apaleado y vámonos a coger un coche rápido ¡muero de hambre, maldición!
El brazo de Stiles rodeando su cuello le aleja de su compañera de casa y ese Hufflepuff afortunado, gracias a Merlín, porque seguramente cualquiera que le estuviese viendo habría notado que lo suyo es un corazón roto muy obvio. En parte es su culpa, quien sabe. Lo suyo con Allison apenas duró un par de meses, declaración en Navidad, un San Valentín celebrado juntos en Madame Tudepié, y antes de dar los TIMOS ya había acabado sin que Scott comprendiese de qué iba todo. O sea, eran perfectos el uno con el otro, se llevaban bien, "encajaban" adecuadamente, peleaban como cualquier pareja, claro, pero… al final no funcionó.
Stiles dice que la complicación de su "dulce y empalagosa" relación ha sido su problema peludo, pero Scott se niega a creerlo. Tenía que ser por otra razón, porque… bueno, su "condición" ya no es un pecado imperdonable en la sociedad mágica actual. Los Hale se han encargado de eso en las últimas décadas.
—¡Scott, Stiles!
Y hablando de los Hale.
Aún con el brazo de Stiles sobre los hombros, Scott se gira para ver venir hacia ellos casi corriendo a Cora Hale quien trae de la mano a una chica a la que nunca ha visto antes. Sus rasgos son asiáticos (¿Coreana? ¿Japonesa?) y parece muy cohibida por la forma en que es arrastrada por la menor de los Hale, mirando más al suelo que al rostro de los Gryffindor. Seguramente intimidada por la presencia de los tres leones. Scott se apiada de ella por ello y decide darle espacio para presentarse, sin embargo Stiles jamás ha tenido demasiado tacto y se lanza a bocajarro contra la chica sin dudar.
—Hey, Hale, ¿qué tal el verano? Tu amiga es muy guapa ¿por qué no la había visto? Juraría que para ahora tendría al cuerpo estudiantil perfectamente censado y catalogado en una escala de 10, aka Lydia Martin, a un 1, aka Erica Reyes —ríe Stiles antes de quejarse por el codazo que Scott le da, mirándose mutuamente con el ceño fruncido hasta que su amigo se encoge de hombros—. Vale, si es broma, sabes que para mí todas las chicas son guapas.
—Muere solo, Stiles —le gruñe Cora, antes de sonreír hacia la chica—. Ella es Kira Yukimura, su madre es amiga de la mía y este año hará clases en Hogwarts, así que Kira viene desde Corea a estudiar acá.
—Wow, seguro el cambio será un poco brusco, pero te acostumbrarás pronto. Bienvenida —Scott no puede evitar sonreírle a la chica, la cual parpadea varias veces, tragando saliva antes de sonreír de regreso—. ¿Hablas bien inglés? O quizás podríamos…
—Lo hablo muy bien. La verdad es que soy inglesa de nacimiento, aunque mi padre es coreano y mi madre japonesa —explica en tono apresurado la chica, sus mejillas coloreándose de golpe.
Es el primer momento en que habla en voz alta en la conversación, sin embargo no puede agregar nada más, porque un gruñido fuerte se escucha y todos voltean hacia el origen, topándose con un alto y musculoso mago que les observa con el ceño fruncido. Kira parece haber sido intimidada por el sonido profundo, pero ninguno de los otros chicos da indicio de temor. Acostumbrados.
El hombre viste una túnica oscura abierta y arremangada hasta los codos, cruzado de brazos haciendo lucir aún más los músculos de sus antebrazos. Bajo la túnica luce ropa muggle, botas de cuero y jeans oscuros, los que junto con su barba de 10 diez le daban la apariencia ruda de motociclista que tenía suspirando a la mitad de las chicas de Hogwarts en las clases de Transformaciones.
—Hey, Derek. ¿Viajaste en el tren para recordar viejos tiempos? ¿o quizás viniste a cuidar que tu pequeña hermana no sea llevada al Bosque Prohibido por un lobo adolescente y sobre hormonado? —la sonrisa descarada de Stiles solo hace que Scott ruede los ojos, porque, en serio… otro año más que comienza castigado por culpa de su amigo ya no es novedad.
—Es "Profesor Hale" para ti, Stiles. Ahora, váyanse. Por quedarse charlando han perdido la mayoría de los coches ya y no pienso llamar otro de regreso porque a ustedes les dio la gana quedarse comadreando en la estación. Muévanse.
La voz del profesor de Transformaciones tiene mucha autoridad, sin embargo ellos no pueden acabar de tomarle en serio, principalmente porque es el hermano mayor de Cora, en parte porque la mezcla de él y Stiles siempre saca chispas y carcajadas a todos haciendo que uno olvide que es un profesor y tiene 24 años, pero sobre todo porque él es un hermano de manada para Scott.
Oh, ¿es que aún no ha quedado claro? Scott es un hombre lobo.
—Qué humor te gastas el primer día de regreso a Hogwarts, compañero —se queja Stiles mientras empuja a Scott hacia el carro más cercano, sin dejar de mirar hacia el maestro, sonriendo de medio lado burlón—. Cualquiera diría que estás bastante frustrado. ¿Acaso no conseguiste ninguna loba por allí con la cual desquitar tu mal genio en las vacaciones?
—No me hagas quitarle puntos a Gryffindor antes de que el curso comience, Stiles —le gruñe Derek entrecerrando los ojos, mientras Cora suelta una exclamación de molestia.
—¡Parad los dos! Qué bienvenida le estáis dando a Kira —la Gryffindor le da una mirada fulminante tanto a su hermano como a Stiles, antes de jalar de la mano de la asiática—. Vamos a subirnos a un carro antes de que nos dejen atrás con estos idiotas.
Subiéndose a un carro distinto al que Stiles ha escogido, Cora desaparece seguida de Kira, quien apenas alcanza a darle una mirada de disculpa a Scott, sin embargo este no dice nada, solo sonriendo. Bueno, quien sabe. Quizás este no sería un curso tan malo después de todo. Quizás esa sensación de cambio, de cosas diferentes no significa nada negativo. Si, tiene esperanza de que sea así.
—Oh, jodida suerte la mía —escucha Scott susurrar a Stiles a su espalda de forma inaudible (si no eres un hombre lobo), antes de que se sobreponga e intente bromear— ¡Hey, Lydia! Que suerte que nos toque ir en el mismo carro, ¿eh? — Scott entonces ve por sobre el hombro de su amigo que este ha abierto la puerta del último carro que queda, para toparse a lleno Lydia Martin, la Ravenclaw con la que ha estado encaprichado toda su estancia en Hogwarts, liándose con Jackson Whittemore, la estrella del equipo de Quidditch de Slytherin.
No necesita ser hombre lobo para notar la envidia y celos de su mejor amigo ante la imagen, pero es uno, y eso significa que siente el aroma de esas emociones fluyendo desde él a raudales. Scott busca con la mirada algún otro carro rezagado, pero ya no queda ninguno. El de Cora y Kira ya se ha perdido de vista, así que es o coger ese carro o andar el camino hasta el castillo y perderse más de la mitad de la cena, probablemente. No una opción, por la forma en que les gruñe el estómago a ambos.
—Súbanse de una vez al carro —la voz de Derek les llega desde atrás y aunque Scott no puede distinguir ninguna emoción en el rostro del hijo de la Alfa del Clan Hale, ha escuchado un retintín de complacencia en él al dar la orden.
—Vamos Stiles —Scott apoya una mano en la baja espalda de su amigo por encima de la túnica, empujándole para que suba porque este parece haber quedado un poco paralizado, sin saber si retroceder o seguir avanzando al no recibir respuesta de la chica. Para el momento en que Scott se sube también, Lydia y Jackson ya no están besándose, pero si luciendo molestos por la interrupción—. Buenas noches —les saluda mientras la puerta se cierra mágicamente tras él y el carro se pone en marcha.
No recibe respuesta ni del Slytherin ni de la Ravenclaw. La pelirroja simplemente pasa su largo cabello por sobre su hombro, como distraída, mientras el cazador de Slytherin sonríe con suficiencia. Tanto él como Scott juegan en la misma posición en los equipos de sus casas, siendo su responsabilidad el marcar los tantos mientras los buscadores gastaban su tiempo persiguiendo la esquiva snitch. Ambos respetan sus posiciones, pero la diferencia es que mientras Jackson ha sido la estrella indudable de Slytherin desde su tercer año, Scott jamás había destacado. No hasta el año anterior, al menos. Aunque eso tiene un poco de bastante que ver con una dolorosa mordida recibida cierta luna llena.
¿Era hacer trampa? Quizás un poco. Aunque también debería ser considerado trampa el tener un golpeador con sangre troll y uno de los de Slytherin definitivamente la tenía, al menos según la opinión de Stiles y del profesor Harris, de Pociones. Pobre Vernon Boyd.
—Si este es el último carro ¿cómo regresará Derek al castillo? —pregunta de pronto Stiles a Scott, sacándolo de sus pensamientos sobre la temporada de Quidditch que se viene encima. Al Gryffindor le cuesta un poco enfocarse en la pregunta, encogiéndose luego de hombros.
—¿Apareciéndose?
—Es imposible aparecerse en los terrenos del castillo, memo —la voz de Lydia sorprende a ambos Gryffindor, haciendo que Stiles sonría como siempre sonreía cuando la pelirroja se dignaba a dirigirle la palabra. Scott solo puede suspirar internamente. Al notar que incluso Jackson parece mirarla interesado, la Ravenclaw vuelve a jugar con su cabello, mirando al techo del carro, desinteresada—. Lo he leído por allí, no sé, escrito en alguna mesa.
—Quizás en Hogwarts: Una historia. Ese libro es la leche, todos deberíamos leerlo al menos una vez —Stiles sonríe más, antes de mirar hacia Scott—. ¿Qué? ¡Es cierto! Tiene un montón de cosas interesantes ¿acaso nunca te has preguntado porque hay cuatro casas? ¿O porque se mueven las escaleras? Seguramente te has preguntado porque el gramófono de la profesora Martin funciona y tu discman no…
—Las respuestas para esas cosas son fáciles —le interrumpió Whittemore sin dejar de sonreír burlón—; estamos separados en casas porque si no nos mataríamos los unos a los otros; las escaleras se mueven para hacernos llegar tarde a clases; y lo otro, porque las cosas muggles son una mierda —se cruza de brazos orgulloso el Slytherin, mientras a su lado Lydia solo aprieta los labios en censura. Scott puede sentir por su aroma que ella no comparte ninguna de las afirmaciones del chico. Seguramente ella sabe las respuestas a las preguntas de Stiles, pero no va a llevarle la contraria a su novio.
Stiles de pronto carraspea. Una enorme sonrisa en su rostro, mientras los ojos brillan con maldad. Scott observa hacia el interesante techo del carro esperando que se detenga pronto, antes de que su mejor amigo se enzarce en un duelo con la estrella de las serpientes.
—¿Eres consciente, querido Jackie-boy, que acabas de reconocer que sabes lo que un discman es? —pregunta con más malignidad de la que un Gryffindor debería hacer alarde.
Lydia observa con mucho interés sus uñas mientras el color sube por las mejillas cinceladas de Jackson al darse cuenta que reconocer su conocimiento en cosas muggles le hace quedar como uno de esos desquiciados amantes de los muggles, pero cualquier respuesta venenosa queda cortada por la brusca sacudida que significa la detención del carro, mientras las puertas se abren para permitir bajar a los cuatro ocupantes.
Stiles sigue sonriendo por el efecto de sus palabras en Mister Sangre Pura, algo no del todo justo, considera Scott, ya que en general Jackson alardea más por sus triunfos en el Quidditch que por su condición de sangre, pero en vista de que eso es obviamente una inocente venganza por el Slytherin conseguir a la chica que su amigo quiere, decide no involucrarse de forma activa.
Jackson ya se ha puesto de pie bajando del carro después de Lydia, antes de detenerse y mirar directamente a los Gryffindor con los ojos fríos pero una sonrisa burlona en los labios.
—Para el registro, lo más seguro es que Hale se transformase a su versión peluda y corriese todo el camino hasta el castillo. Seguro es mucho más rápido como chucho que uno de estos carros —chasquea la lengua con reprobación—. Pero si no llega pronto no se preocupen por su profesor favorito, seguramente se topó con alguna perra en celo y se quede atrás para un rapidín.
—¡Jackson! Eso es asqueroso, eww —se queja Lydia empujando su hombro antes de caminar rápidamente hacia las escaleras del castillo, aún llenas de alumnos que ya habiendo bajado todos de los carros, se saludaban y entraban con lentitud exasperante para los profesores y prefectos que intentaban imponer orden.
Jackson solo les da una última sonrisa burlona, antes de apresurarse con pasos largos para alcanzar a su novia.
Scott puede sentir el enojo bullendo en él, el rugido en el pecho, las ganas de sacar las garras y cambiar los ojos para hacer que el Slytherin se retracte de sus palabras contra su "hermano de manada". Sin embargo ha podido contener a su lobo, sobre todo por la mano de Stiles en su muñeca. Los ojos de su amigo brillan con ira contenida, casi como si hubiese sido a él a quien hubiesen insultado. Si olfatease sentiría el aroma a enojo y rabia, los mismos deseos asesinos suyos. Sin embargo ninguno dice nada, porque de ello depende el poder seguir jugando Quidditch, el secreto bien guardado.
Porque es verdad que la sociedad mágica comprende y apoya mucho más que antes a los licántropos, tanto de nacimiento como de mordida, y también que Hogwarts ya no les veta la entrada a ninguno; sin embargo, excepto para los Hale (los que todos son hombres lobos reconocidos), en general los estudiantes de Hogwarts guardan su condición en secreto por discreción. Para evitar las miradas y los dedos apuntando. Los profesores lo saben, pero solo tú elegías que alumnos se enteraban, porque la responsabilidad del secreto es tuya. Scott solo se lo ha confesado a Stiles, prácticamente porque no había nada que pudiese ocultarle a su amigo, y el año anterior a Allison, quien lo había tomado mucho mejor de lo que podría haber esperado… al menos hasta que rompió con él.
—Vamos, hermano. Estoy muerto de hambre. Olvídate de ese idiota. Otro licanfóbico. ¿Por qué no me sorprende? —el empujón de Stiles es suficiente para hacerle bajar del carro, observando como la mayoría de los alumnos ya han entrado al castillo, solo habiendo una pequeña congestión en el Hall por alumnos que no se movían por charlar y profesores instándoles a avanzar hacia el Gran Comedor.
Otro año más que comienza en Hogwarts. Sexto ya, solo quedaría uno más y eso sería todo. Frotándose la frente con el puño, Scott deja escapar el aire de sus pulmones para luego tomar una bocanada profunda, absorbiendo el aroma a la magia, a las ansias y la felicidad de todos esos alumnos que vuelven al colegio otra vez. Un poco de añoranza por el hogar dejado atrás se puede sentir, pero en general es un aroma cálido y reconfortante. Con su madre siendo la enfermera del castillo, Scott nunca ha extrañado realmente su hogar, a excepción de cuando extraña los videojuegos en los que Stiles le pateaba el trasero y que no pueden traerse a Hogwarts. Aparte de eso, Hogwarts siempre ha sido su casa.
—¿Sabes que es lo peor? —dice de pronto Stiles mientras caminan por el Hall, saludando a un par de conocidos. Scott le da una mirada interrogante para instarle a continuar— Que fuera de eso del "rapidín", lo más probable es que el idiota de Jackson tuviese razón. A cuatro patas los de tu clase son mucho más rápidos.
El gesto con la cabeza de su amigo le hace girar el cuello para encontrarse con la ceja burlonamente alzada de Derek Hale, de pie a un lado de las puertas de entrada al Gran Comedor como si llevase allí toda la noche. Scott solo puede sonreír divertido. Ser un hombre lobo tiene muchos beneficios sin lugar a dudas.
NOX
