La universidad es algo emocionante, la idea de hacer amigos, de poder escoger una carrera para el resto de tu vida y todas las cosas que podías aprender eran algo sumamente genial.

Pero para Peter Pevensie no todo era tan fantástico, le agradaban sus amigos y compañeros y también las materias que llevaba, era bueno en los estudios y en su clase, pero si había algo que no le gustaba para nada eran esos chicos galanes, esos que creían que por tener dinero o ser atractivos podían tener lo que quisieran o a la chica que quisieran, esos que prácticamente iban a la escuela a conquistar una que otra alumna, aquellos chicos sin cerebro que se metían en problemas para parecer geniales, esos que trataban de cortejar a su hermana, si así era él estaba enamorado de su hermana menor Susan pevensie y sentía que le daban una patada en el estómago y que le cortaban la garganta cada vez que la veía hablar con alguno de esos chicos.

las clases habían acabado ya y tenía que irse a casa, le tocaba hacer la cena para él y sus hermanos ya que su madre no llegaría a casa esa noche ya que tenía que quedarse hasta muy tarde en su trabajo, pero no encontraba a su hermana por ningún lado, la había buscado en cada salón e incluso en el patio de la escuela, estaba desesperándose hasta que en un pasillo la vio, y ahí estaba el contemplando como en el extremo del pasillo su hermana platicaba con el peor de los galanes de la escuela un tipo llamado Dan, lo reconocía ya que él iba en su grupo y a pesar de que no se hablaban le caía mal y fue aun peor cuando supo que estaba interesado en su hermana.

Ella estaba recargada en la pared sosteniendo unos libros, se veía tan bonita con el vestido veraniego que traía puesto y su cabello suelto cayendo por su espalda, obviamente él no era el único que lo había notado. El galán presumido se encontraba enfrente de ella con una mano apoyada en la pared justo alado de su cara y con una sonrisa seductora.

Como odiaba a ese chico, deseaba mostrarle por qué había sido un rey alguna vez y usar sus mejores tácticas de batalla en su cara y enseñarle que no le gustaba que pisaran su territorio.

Pero si había algo que le molestaba aún más era que su hermana no hacía nada por alejarse de él, ella sabía perfectamente el sentimiento asesino que tenía hacia ese chico y parecía que ella quisiese provocarlo, muchas veces le había confesado sus celos y ella solo le contestaba que exageraba.

Sabía que su hermana correspondía sus sentimientos, muchas veces se lo había demostrado, sin darse cuenta una sonrisa apareció en su rostro, el chico que le coqueteaba nunca había probado los besos de su hermana ni tocado cada parte de su cuerpo, él no había lamido cada uno de sus poros ni le había arrancado más de un gemido, como solo Peter lo había hecho.

Ja, pobre idiota, se creía mucho por tener un montón de chicas detrás de él, pero no podía tener a la única que quería, a Susan pevensie, porque ella le pertenecía a su hermano, por desgracia no podía restregárselo en la cara, pero tampoco dejaría que se la quitaran.

Se acercó discretamente a ellos, haciendo parecer que solo caminaba por ahí, y pudo escuchar mejor su conversación.

-¿entonces linda, iras conmigo a una cita?-

-No lo sé, pronto tendré un examen y tengo que estudiar-

-vamos linda, si no me equivoco tu examen será en dos días, además no nos demoraremos mucho, solo nos divertiremos un rato-

-lo pensare-

-no lo pienses, te prometo que hare que te diviertas mucho-

Peter estaba que le hervía la sangre al escuchar esa conversación, quería partirle la cara a golpes a ese chico, pero se limitó a seguir escuchando.

-y ¿a dónde me llevaras?-

-el lugar no importa, si no lo que pase en el-

-…-

El chico se acercó intentando besar a Susan y Peter solo quería matarlo, pero para no ser un criminal solo tomo a su hermana de la mano separándola del chico antes de que este pudiera hacer su movimiento.

-Susan, te eh buscado como loco, es hora de irnos a casa-

Y sin dejar que Dan dijera algo Peter arrastro a su hermana fuera de ahí, ya había aguantado suficiente ese día, pero para su mala suerte casi todos los días era así, pero una idea cruzo por su mente, si él tenía que soportar que los chicos trataran de ligarse a su hermana, ella tendría que soportar que él le demostrara que le pertenecía, una sonrisa traviesa se dibujó en su rostro, esa noche Susan no pararía de repetir su nombre.

.

.

.

Después de la cena sus hermanos menores se habían dormido y su madre había llamado diciendo que llegaría maña por la tarde, sabía que Susan se encontraba abajo estudiando exageradamente pronto para su examen, se acercó sigilosamente a ella y empezó a besar su cuello arrancándole un suspiro, siguió besando sus hombros y luego su boca.

-tengo que estudiar para mi examen-

-por supuesto que sí, tan pronto acabemos-

Definitivamente esa noche él se encargaría de demostrarle que no podía andar por ahí dejándose cortejar por cualquier galán.