Este mes es el mes Ryosaku y la menda no tiene mucho tiempo para llevarlo al día. Pero haré el calendario a mi ritmo y como pueda. Además de escribir lo que pueda o que me apetezca porque no tengo tiempo en serio. Comenzaré con este capi que poco tiene que ver, pero que ahí esta.

Evento del mes Ryosaku: Créditos a la página Ponta Pair Love en castellano de Facebook.


Disclaimer: Pot no me pertenece, si no a su autor konomi.


Dia 15- Manta.

Ryoma frunció el ceño al verla llegar sonriente hacia él, cargando entre los brazos aquella enorme cosa que tenía pinta de ser condenadamente caliente. Como si la calefacción no fuera suficiente. Ya se había quitado el jersey y empezaba a pensar que si se metía bajo la manta iba a terminar desnudándose al completo.

Y aunque la idea no le pareciera absolutamente nada mal, tampoco podía ir por ahí como su madre lo trajo al mundo. Principalmente porque la madre de Sakuno estaba en el otro sofá, absorta en la película, sí, pero Ryoma juraba que de vez en cuando les miraba de reojo, como si quisiera asegurarse de que no estaban haciendo manitas o esperase algún gesto que delatara que él no le era infiel.

Había escuchado una conversación dudosa cuando llegó a casa y se anunció tras que nadie le diera la bienvenida. Se había acercado hasta la cocina, encontrándose a su esposa con las manos en la masa literalmente y a su suegra esparciendo mermelada por unas galletitas a medio hacer.

—¿Estás segura de que no te engaña? Mira que los hombres las prefieren fieras en la cama, cariño y tú siempre seguro que le haces hacer el trabajo.

Sakuno había soltado una sarta de protestas mientras sus mejillas se sonrojaban. Ryoma nunca había protestado, ni mucho menos, de que a Sakuno le costara arrancar en la cama, pero no encenderse. Su mujer era tímida, no manca.

Anunció su llegada para evitarle más disgustos a Sakuno y desde entonces no les había quitado ojo, como si esperase algún detalle.

Sakuno extendió la manta sobre ambos, sonriéndole. Le tocó la mejilla y luego se acurrucó en su costado para ver mejor la televisión.

Ryoma no tardó en comenzar a incomodarse. No por ella ni por la situación, si no de calor. La manta era de las gordas, de esas que te bastaba para pasar la noche y todavía sudabas. Miró el termostato de reojo y casi suplicó internamente porque la ruedecita se moviera hacia el lado del frio.

Pero no lo hizo. Y su mujer tampoco se movió.

—Iré al baño —susurró contra su oído.

Sakuno asintió y tiró de la manta para seguir acurrucada en ella y sin darle mucha importancia, lo dejó marchar.

Su suegra emitió una risita irónica mientras pasaba a su lado y casi subía las escaleras como un rayo.

Lo primero que hizo tras desnudarse fue darse una ducha. Al cuerno si pensaban que estaba haciendo otra cosa. Bajó al rato, en calzonas y camiseta de tirantas. Sakuno le sonrió en disculpa y su suegra casi le da un espasmo al verlo.

—Hace calor. ¿Eh, suegra?

Y se metió bajo la manta, sintiendo a Sakuno rodearle las caderas con una sonrisa divertida en los labios.

La manta los cobijó y cuando finalmente la mujer se fue, fue él mismo quien hizo que la manta quedara sobre sus cabezas y su boca, bien junta a la de su esposa, quien, como siempre, se calentaba rápido y actuaba adorablemente tarde.

¡Gracias por leer!